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Full text of "El Nuevo himnario evangélico : para el uso de las iglesias evangélicas de habla española en todo el mundo"

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EL NU 
HIMNARIO 

EVANGELICO 




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Digitized by the Internet Archive 
in2015 



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EL NUEVO 
HIMNAEIO 
EVANGÉLICO 

PARA EL USO 
DE LAS IGLESIAS EVANGÉLICAS 
DE HABLA ESPAÑOLA 
EN TODO EL MUNDO 



EDICIÓN 
SIN MÚSICA 



SOCIEDAD AMERICANA DE TRATADOS 

PARK AVENUE AND FORTIETH STREET, NEW YORK 



COPYRIGHT, 19 15, 
By AMERICAN TRACT SOCJETY 



Este Himnario se puede conseguir en todas las librerías evangélicas de los 
paises latino-americanos. 



PUBLISHER'S NOTE 



This hymnal has been prepared by tlie following Committee, 
wñose members represen! tlie Baptist, Congregational, Metlioclist 
Episcopal, and Presbyterian Churches : 

Eev. John W. Butlee, D.D. 

Eev. William W. Wallace, D.D. 

Mrs. J. P. Hauser 

Prof. L. R. Cámara 

Eev. V. Mendoza 

Eev. Epigmeniq Velasco 

Miss Eena Cathcart 

Eev. Arcadio Morales 

Miss H. L. Ayres 

Prof. E. C. Brown 

Eev. Julián Castro 

Eev. George H. Breweb 

Eev. Teófilo Barocio 

Eev. E. C. Elliott 

Eev. a. Portugal 

Tlie American Tract Society desires to express its liearty ap- 
preciation of the arduous and faitliful services rendered by the Com- 
mittee, and its gratitude to all, who liave in any manner assisted in 
the preparation of this hymnal. Grateful acknowledgment is also 
due those who have kindíy granted permission to use copyrighted 
hymns and tunes. 

iii 



CONTENIDO 



Prefacio 

Orden del Culto . , 

Indice Alfabético de las Lineas Primeras de los Himnos 

Lista de Asuntos 

Himnos 

Lecturas Antifonales 



iv 



PREFACIO 



. . .Hablando entre vosotros con Sal- 
mos e himnos y canciones espirituales, 
cantando y alabando en vuestros corazo- 
nes al Señor." — Efesios 5:19. 

EL CRISTIAXIS]\rO es la religión del gozo, y el canto es la 
expresión genuina de ese gozo. Si es cierto que el canto 
y la música existen en todas las religiones, también es cierto 
que el canto expresivo, inteligente e inspirado es el patrimonio 
solamente del pueblo cristiano. Todo esfuerzo, pues, que tienda a 
mejorar la calidad de las poesías y de la música destinadas al canto 
cristiano, no es perdido ni es de despreciarse. La Himnología de 
la Iglesia necesita más y más atención, para cumplir debidamente 
con la exhortación del Salmista cuando dijo: Cantad entendi- 
endo." 

La Comisión que tiene la honra de ofrecer este nuevo Himnario 
al público evangélico de los pueblos de habla castellana, recibió 
de la Sociedad Americana de Tratados el encargo de revisar el 
antiguo Himnario publicado por la referida Sociedad en 1893, 
con la recomendación de aprovecliar todo lo (|ue a su juicio tuviera 
de bueno dicho Himnario, y desechar lo que ya no se considerara 
apropiado para el canto, teniendo, además, el derecho de introducir 
todos los himnos nuevos que vinieran a enriquecer y mejorar nuestra 
himnología española. 

Esta Comisión, formada por un personal seleccionado de entre 
todas las denominaciones que trabajan en México, estuvo ocupada 



vi 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



por más de dos años en el trabajo de revisión, corrección, com- 
paración y consulta de los himnos sometidos a su consideración. 
Este trabajo se hizo en sesiones celebradas cada semana, en medio 
de las muchas atenciones que cada obrero tiene, ya en trabajos pas- 
torales, editoriales o de cátedra. 

La Comisión ha trabajado con tanta fidelidad y entusiasmo 
como le ha sido posible, revisando y estudiando cada himno, estrofa 
por estrofa, y verso por verso, comparando a veces dos, tres y hasta 
cinco distintas producciones de un himno, así, como las músicas que 
mejor se adaptaran a ellos ; revisando mas de diez diferentes colec- 
ciones de himnos de España, Sud América y México. No es aven- 
turado decir que revisó y estudió lo menos unos tres mil himnos de 
toda procedencia y carácter para llegar al resultado que ahora 
ofrece al pueblo evangélico. 

La Comisión sabe muy bien que no podrá dejar satisfechos los 
anhelos de todos los que piden una reforma grande de nuestra him- 
nología; su trabajo está muy lejos de ser perfecto, pero su deseo y 
su anhelo de producir un buen trabajo fueron grandes. Es su 
oración sincera y su anhelo más profundo, que esta colección de 
himnos, entre los cuales se encontrarán muchas melodías nuevas, 
sirva dignamente para su objeto, ayudando al cultivo de la vida 
espiritual del pueblo, y para hacer más inteligente y bella la ala- 
banza a nuestro Padre común, a cuyos pies humildemente deposita- 
mos el fruto de nuestros trabajos. 

LA COMISION. . 



ORDEN DEL CULTO 



1. Preludio de órgano. 

2. Himno de apertura. 

3. Invocación, terminando con la Oración Dominical: 

Padre Nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre; 
vénganos tu Reino ; hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo ; 
el pan nuestro de cada día dánosle hoy, y perdónanos nuestras deudas 
así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y nos no dejes 
caer en tentación, mas líbranos del mal, porque tuyo es el reino, y el 
poder, y la gloria, por todos los siglos de los siglos. Amén. 

4. Lectura de los Diez Mandamientos: 

Yo soy Jehová tu Dios que te saqué de la tierra de Egipto, de casa 
de siervos. 

No tendrás dioses ajenos delante de mí. 

No te harás imagen, ni ninguna semejanza de cosa que esté arriba 
en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. 

No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu 
Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos, 
sobre los terceros y sobre los cuartos, a los que me aborrecen, 

Y que hago misericordia a millares a los que aman, y guardan mis 
mandamientos. 

No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano ; porque no dará 
por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano. 
Acordarte has del día del reposo para santificarlo : 
Seis días trabajarás y harás toda tu obra ; 

Mas el séptimo día será reposo para Jehová tu Dios; no hagas en 
él obra ninguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criado, ni 
tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas : 

Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, la mar y todas 
las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día : por tanto Jehová 
bendijo el día del reposo y lo santificó. 

Honra a tu padre y a tu madre porque tus días se alarguen sobra 
la tierra que Jehová tu Dios te dá. 

No matarás. 

iSío cometerás adulterio. 

No hurtarás. 

vii 



viii 



EL NUEVO niMNAEIO EVANGELICO 



No hablarás contra tu prójimo falso testimonio. 

No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu 
prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna 
de tu prójimo. 

5. Lectura del Sumario de la Ley, según fue dado por nuestro Señor 

Jesu-cristo. 

Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma y 
de todas tus fuerzas, y de todo tu entendimiento; y a tu prójimo como 
a ti mismo. 

6. Himno de adoración o Acción de Gracias. 

7. Lectura Antifonal de las Sagradas Escrituras. 

8. Canto del ''Gloria Patri." 

Gloria sea al Padre, al Hijo, y al Santo Espíritu. Como era al 
principio es ahora y será eternamente. Amén. 

9. Recitación del Credo de los Apóstoles: 

Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, 
y en Jesucristo, su único Hijo, Señor nuestro; que fue concebido del 
Espñ'itu Santo, nació de la Virgen María, padeció bajo el poder de 
Poncio Pilato; fue crucificado, muerto y sepultado; al tercer día 
resucitó de entre los muertos ; subió al cielo, y está sentado a la diestra 
de Dios Padre Todopoderoso; y desde allí vendrá al fin del mundo a 
juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa 
Iglesia Universal, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, 
la resurrección del cuerpo y la vida perdurable. Amén. 

10. Lectura Bíblica. 

11. Oración intercesoria. 

12. Himno. 

13. Reunión de las Ofrendas, seguida de una breve oración de dedicación. 

14. Canto por el coro. 

15. Sermón. 

16. Oración. 

17. Himno. 

18. Benedición. 



INDICE ALFABETICO DE LAS LINEAS 
PRIMERAS DE LOS HIMNOS 



(Indice de los coro. 

II imno. 



A Cristo doy mi canto 08 

A Dios bondoso debí el nacer 337 

A Dios cantamos 50 

A Dios el Padre celestial 3 

A Dios obedecen el rayo y el viento ... 44 

A Jesús pertenecemos 78 

A Jesucristo ven sin tardar 156 

A la divina Trinidad 7 

A los montes elevo la vista 180 

A nuestro Padre Dios 52 

¡A su nombre glorkt ! 75 

A ti mi voz elevo 154 

A todos los cristianos 238 

f A tu eterna Deidad 43 

Abierta está la tumba 104 

Abismado en el pecado 103 

Agobiado sin descanso 252 

Al cansado peregrino 155 

Al contemplar la excelsa cruz 100 

Al orden sacro del ministerio 272 

Al Padre omnipotente 0 

Al pensar en el fin de esta vida fugaz 257 

Al que en busca de la luz 130 

Al trono excelso, do en inmensa gloria 200 

Al trono majestuoso 4Í) 

¡Aleluya! ¡Aleluya! 7 

Aleluya, Aleluya, Aleluya, Amén .... 176 

Aleluya, Aleluya, al Cordero de Dios 76 

Alguna vez ya no estaré 121 

Alma, doliente y llorosa 142 

Alma, escucha a tu Señor 174 

Alma mía, no delires h»3 

Alza tu canto, ¡Oh lengua mía! 307 

Alzad ¡Oh puertas! vuestras cabezas 346 



con letra cursiva) 

Himno. 



Amémonos, hermanos 283 

Amoroso nos convida 280 

Amoroso Salvador 102 

Aparte del mundo 9 

Aquel rosal lejano 93 

Aquí todos reunidos 20 

Arrolladas las neblinas 303 

Astro el más bello en la regia cohorte 88 

Aunque soy pequeñuelo 331 

Aviva tu obra, oh Dios! 222 

Bienvenidos, bienvenidos 270 

Brille o no el sol 226 

Buscamos la patria de justos 308 

Cada momento la vida me d<i 191 

Canciones nuevas alegremente 15 

Canta la celeste vos 92 

Cantad alegres al Señor 8 

Cantad, cantad, mortales 89 

Cuntan: "¡Gloria, gloria! 328 

Cantar nos gusta unidos 341 

Canto de triunfo 70 

¡Cara a cara espero verle 309 

Caridad, ¡cuan pura y santa 120 

¡Caridad, viitiid divina 119 

Cariñoso Salvador 183 

Castillo fuerte es nuestro Dios 56 

¡Cielo y tierra canten 338 

Co-mo nos conocerán 303 

Como ovejas celebramos 65 

Con cñnticos. Señor 58 

Con cariño sin igual 129 

on gozo cumplido diríjomc a ti .... 201 

Confío yo en Cristo 190 

¡Corazón, alienta ya 137 



X 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



Himno. 



Coronádle santos todos 107 

¡Cristianos! media noche, hora so- 
lemne 86 

Cristo bendito, yo, pobre niño 342 

¡Cristo! ¡Cristo! No me dejes 72 

¡Cristo! ¡Cristo! Oye tú mi voz 170 

Cristo dió por mi 145 

Cristo en el cielo, mirando está 192 

Cristo, guárdanos ahora 27 

Cristo me ayuda por él a vivir 191 

Cristo, mi piloto sé 235 

Cristo nos guia 243 

Cristo tu voluntad 195 

Cristo, ven más cerca 330 

Cristo vino al mundo 336 

¡Cristo vive! 106 

Cual canto materno 339 

Cual mirra fragante que exhala su olor 76 

¡Cuan amable es Sión! (solo y coro) 343 

; Cuán bella es esa historia ! 34 

Cuán bueno es 341 

¡Cuán dulce el nombre de Jesús 64 

Cuán firme cimiento se ha dado a la fe 55 

Cuando allá se pase lista . , . 320 

Cuando el dolor y la tristeza invaden 194 

Cuando la trompeta suene 320 

Cuando leo en la Biblia 332 

Cuando sea tentado 237 

¡Cuánta dicha la del hombre 167 

Cuanto soy y cuanto encierro 41 

Dad a Dios inmortal alabanza 61 

De celeste país he leído 319 

De Cristo los soldados 245 

De Jesús el nombre guaa'da 74 

De heladas cordilleras 290 

De la Iglesia el fundamento 267 

De la muerte el imperio vencimos .... 71 

De mil harpas y mil voces 110 

Débil, pobre, ciego soy 221 

Dejo el mundo y sigo a Cristo 233 

Del alma el sol, mi Salvador 25 

Del culto el tiempo llega 10 

Del sepulcro tenebroso . 104 

Del trono santo en derredor 328 

Del uno al otro polo 288 

Descargo mi "pecado 173 



Himno. 



Desciende, Espíritu de amior 111 

Desde los Himalayas 291 

Desechemos pueriles temores 255 

i Despertad, despertad, oh cristianos ! . . 248 

Despide hoy tu grey 23 

Despierta, triste pecador 139 

Despliegue el cristiano su santa bandera 243 

Después, Señor, de haber tenido aquí 24 

Díme la antigua historia 35 

Dios bendiga las almas unidas 281 

Dios clemente y justiciero 162 

Dios eterno, clemente, benigno 327 

¡Dios eterno! en tu presencia 325 

Dios, nuestro apoyo en los pasados 

siglos 196 

¡Dios Padre! tus decretos 185 

¡Dios santo y fuerte! tú por tu Amado 57 

Dios te bendiga, protección te dé 21 

Divina Luz, con tu esplendor benigno 218 

Díme la antigua historia 228 

Do tú necesitas que vaya iré 35 

Dominará Jesús el Rey 292 

Dulce comunión la que gozo ya 206 

¡Dulces momentos consoladores 97 

Dulcísimo, divino Amor 54 

El es Pastor, Enviado 95 

El nos redime; nada tememos 158 

El Señor resucitó; ¡Aleluya! 103 

En Cristo deposito mis pecados 169 

En el curso de este día 26 

En el mundo feliz 306 

En el mundo sin consuelo 129 

En el seno de mi alma 208 

En Jesucristo, mártir de paz 236 

En Jesús mi esperanza reposa 178 

En Jesús, mi Señor 121 

En Jesús, pues, confía 239 

En Jesús tengo paz 257 

En la cruz, en la cruz 171 

En la montaña podrá no ser 228 

En las regiones inmaculadas 316 

En mi maldad busqué a Jesús 148 

En otro tiempo el alma abandonada. . 123 

En presencia estar de Cristo 309 

En su cuerpo traspasado 279 

Ensalce nuestro canto 68 



INDICE ALFABETICO DE LAS LINEAS PRIMERAS xi 



Himno. 

Entonemos al Señor 16 

Es Jesucristo la vida, la luz 95 

Es solemne este momento 326 

Es tu ley, Señor 33 

Escucha, ¡Oh IMos! la oración 282 

Escuchad, Jesús nos dice 289 

Esperando, esperando 317 

Eternamente cantarán mis labios .... 42 

Firmes y adelante 268 

Firmes y adelante 268 

Fuente de la vida eterna 225 

Gloria a Dios en las alturas 79 

¡Gloria a Dios! porque su gracia 59 

¡Gloria a ti, Jesús Divino! 73 

Gloria al Padre y al Hijo 1 

Gloria al Señor del cielo 60 

Gloria cantémos al Redentor 236 

Gloria demos al Padre 2 

Gloria y alabanza 5 

Grato es contar la historia 34 

Guíame ¡oh! Salvador 72 

Hay un feliz Edén 322 

Hay un lugar do quiero estar 181 

Hay un mundo feliz más allá 306 

Hay una fuente, sin igual 149 

Héme aquí, Jesús Bendito 204 

Hijos del celeste Rey 284 

¡ Hosanna ! ¡ hosanna ! ¡ hosanna ! 347 

Hoy es día de reposo 31 

Hoy mismo el Salvador 138 

Hoy venimos cual hermanos 278 

Huestes redentoras 336 

Iglesia de Cristo, reanima el amor. . . . 108 

Imploramos tu presencia 19 

Invitación de dulce amor 133 

Jehová es mi Pastor 348 

Jerusalem celeste 310 

¡Jerusalem despierta! 98 

¡Jerusalem, hogar feliz! 323 

jerusalem la excelsa 305 

Jesucristo descendió 90 

Jesús de los cielos 333 

Jesús del hombre Hijo 260 

Jesús ha de reinar 293 

Jesús me dijo amante 140 

Jesús, mi Salvador, ¿será posible?.... 165 



Himno. 

Jesús mi tesoro, mi dicha y amor.... 214 

Jesús tu dulce nombre 217 

Jesús, yo he prometido 261 

Jubilosas nuestras voces 270 

Junto a la cruz do Jesús murió 75 

La palabra hoy sembrada 231 

La tierna voz del Salvador 128 

Las ovejas celebramos 285 

Lávame en la sangre del Set'ior 224 

Lejos de mi Padre Dios 122 

Levántate, cristiano 249 

Libre, Salvo 206 

Libres estamos. Dios nos absuelve .... 158 

Lindos ángeles cantores 91 

Loor a tí, mi Dios, en esta noche .... 29 

Loores dad a Cristo el Rey 105 

Los heraldos celestiales 84 

Los niños salvados 333 

Los santos de la tierra 286 

Luchad, luchad por Cristo 251 

Llegaremos al hogar 321 

¡Llena hoy, llena hoy 113 

Llenos de gozo que Cristo nos da .... 187 

Más allá, más allá 315 

Más cerca, ¡olí Dios! de ti 202 

Mas santidad dáme 220 

Más y más cual mi Jesús 265 

Me guía él, con cuánto amor 200 

Me guía él, me guía él 200 

Me hirió el pecado 171 

Meditad en que hay un hogar 315 

Mensajeros del Maestro 271 

¿Mi Círrona tendrá sus estrellas' allí.. 256 

Mi espíritu, alma y cuerpo 234 

]\Ii nijíino ten, Señor 188 

Mi todo a Dios consagro 234 

Miré con ansia al derredor 127 

Morir sólo es resucitar 296 

Muy cerca de mi Redentor 181 

Nada puede ya faltarme 189 

Ni en la tierra ni en el cielo 77 

No habré de glwiarme jamás 168 

No me dejes, no me olvides 170 

jN^o se ha dicho aún la mitad 319 

No te dé temor hablair por Cristo.... 247 
^0 te dé temor 247 



xii 



EL NUEVO riIMNAEIO EVANGALICO 



Himno. 



\ Noche de paz, noche de amor ! 83 

¿Xos veremos en el río 304 

Noventa y nueve ovejas son 146 

Nuestro sol se pone ya 28 

Nunca, Dios mío, cesará niji labio.... 177 

'Sunca los hombres cantarán 128 

Obedeciendo tu palabra dulce 275 

Obediente a tu mandato 277 

Objeto de mi fe 198 

¡ Oh ! cantádmelas otra vez 37 

Oh Cristo, lleno de bondad 200 

¡Oh Cristo! mi deseo 203 

¡ Oh Cristo mío ! 330 

¡Oh Cristo! tu ayuda 258 

¡Oh cuán grata nuestra reunión 156 

¡Oh cuánta alegría! 176 

¡Oh Dios, si a ti pudiese aproximarme 262 

¡Oh dulce, grata oración! 212 

¡Oh gran Dios, tres veces santo! 161 

¡Oh, Jesús, Pastor divino! 179 

¡Oh, Jesús, Señor divino! 159 

Oh jóvenes, niños, y ancianos marchad 335 

¡Oh! jóvenes, venid 329 

¡Oh Maestro y mi Señor 197 

¡ Oh nuestro Padre, nuestro Dios ! 324 

¡Oh Padre eterno! 160 

¡Oh Padre, eterno Dios! 47 

¡ Oh pan del cielo, dulce bien 276 

¡Oh! Pastor divino, escucha 17 

¡ Oh, qué amigo nos es Cristo ! 96 

¡Oh, qué gran misericordia- 233 

¡Oh! quién en ti morara 311 

¡Oh! quién pudiera andar con Dios.. 215 

¡Oh Redentor! tu voz 345 

¡Oh Salvador, mi fiel Jesús 67 

¡Oh, santísimo, felicísimo 80 

¡Oh Señor, a tus altares 118 

¡Oh Señor, clemente y santo ! 211 

¡Oh Señor! derrama en mi alma .... 264 

¡Oh Señor! procuro en vano 164 

¡Oh! sí, nos congregaremos 304 

¡Oh! ven. Espíritu de amor 116 

Oí la voz del Salvador 141 

Oíd un son en alta esfera 92 

Oye la voz, Señor 13 



Himno. 



Oye lo que la voz celeste dice 295 

¿Oyes cómo el Evangelio 157 

Padre nuestro 349 

Padre, ¿puede haber perdón 166 

Padre, tu palabra es 33 

Para todo viajero 94 

¡Paz! ¡dulce paz! 207 

¡Paz! ¡paz! ¡cuán dulce pas;! 208 

Pecador, ven al dulce Jesús 143 

Peregrinos en desierto 182 

¡Piedad, oh santo Dios, piedad! 152 

Por Cristo es nuestix) esfuerzo 242 

Pon el mañana y su pesar 230 

Por la fe te hemos visto 71 

Por la vía terrenal 219 

¿Por qué lamentamos 297 

Por veredas extraviadas 147 

¡Potente Dios para salvar! 45 

Precepto es del Señor 223 

Presentimos del mundo dichoso 312 

Preste oídos el humano 132 

Proclamen las naciones 40 

Pronto la noche viene 250 

Que mi vida entera esté 224 

¿Qué seráf ¿qué será? 312 

¿Qué significa ese rumor? 136 

¿Quién a Cristo quiere 334 

¿Quién seguirle quiere? 334 

Refugio de este pecador 150 

Regresa, regresa tranquilo al hogar. . . . 124 

Roca de la eternidad 172 

Rostro Divino, ensangrentado 99 

Sabia, justa y toda pura 36 

Sagrado es el amor 22 

Salvador, a ti me rindo 229 

Salvador, mi bien eterno 205 

Salvo en los tiernos brazos 210 

Santa Biblia, para mi 39 

Santo Espíritu, desciende 113 

¡ Santo, Santo, Santo, Señor Dios .... 4 
Santo, Santo, Santo, Señor ensalzado 344 
¡Santo, Santo, Santo, Señor Jehová!.. 28 
¡ Santo ! ¡ Santo ! ¡ Santo ! Señor Om- 
nipotente 53 

Sé, ¡oh Dios! que a iniquidad 216 



INDICE ALFABETICO DE LAS LINEAS PRIMERAS xiii 



Himno. 

Sean todos bienvenidos 340 

Según tu dicho al expirar 274 

Sembraré la simiente preciosa 313 

Sembraré, sembraré 313 

Señor, en ti yo creo 62 

Señor Jesús, eterno Rey 14 

Señor Jesús, la luz del día se fué. ... 30 

Señor, ¡tú eres santo! 46 

Señor, yo te conozco! 48 

Si aquí sufrimos tanto 246 

Si estás tú triste, débil, angustiado... 126 

Sí, sí, venid, Jesús refugio ofrece 126 

Sin cesar siempre pienso 256 

Sión del Cordero, santa y gloriosa .... 301 
Soldados de Cristo, tened precaución 253 
Soldados de Cristo que estáis en la lid 335 
Solemnes resuenen los férvidos cantos 70 

Sólo a ti, Dios y Señor 51 

Son tus designios. Padre, inescrutables 2ií8 

Suave hiz, manantial 74 

Tal como soy de pecador 184 

Tal como soy, sin una sola excusa 153 

Te loamos, te glorificamos 344 

Temerosos o cansados 252 

Tenebroso, mar undoso 240 

Tengo en Dios un grande amor 199 

Tentado, no cedas; ceder es pecar.... 239 

Tesoro incomparable 63 

Tiernas canciones alzad al Señor 338 

Tocad trompeta ya 287 

¡Trabajad! ¡trabajad! somos siervos de 

Dios 244 

¡Trabajad! ¡trabajad! 244 

Trabajando, trabajando 318 

Trabajar y orar 259 

Tn, de los fieles eternal Cabeza 273 

Tú dejaste tu trono y corona por mí.. 82 

Tu reino amo, ¡oh! Dios 2(i9 

Un amigo hay más que hern.ano .... 87 

Un fiel amigo hallé 175 

¡IJn hogar Dios nos da 321 

Un lábaro sigo: la Santa Escritura .... 254 
Un nombre existe que escucliar me. 

agrada 69 

Un raudal de bendiciones 232 



Himno. 

Unidos como hermanos 18 

Unidos en espíritu 66 

¡Valor! ya no me hiere 241 

Tamos a Jesús 329 

Ved al Cristo, Rey de gloria 107 

Ved del cielo descendiendo 109 

Ven a Cristo, ven ahora 131 

Ven a él, ven a él ; 143 

Ven a mi corazón, ¡oh Cristo! 82 

Ven a nuestras almas 115 

Ven ¡oh! Ci^eador, Espíritu amoroso.. 112 

Ven, oh Dueño de mi vida 213 

Ven, ¡oh! Santo Espíritu 114 

Ven, oh Todopoderoso 12 

Ven, Santo Espíritu de amor 117 

Venid a mí los tristes 135 

Venid, las que vagáis 134 

Venid, nuestras voces alegres unamos.. 11 

Venid, pastoreillos, venid a adorar.... 81 

Venid, pecadores, que Dios por su amor 300 

Venid, pequeñnelos, venid sin tardar.. 85 

Venid, venid a mí 135 

^'es no lejos los reflejos 240 

Volvéos, volvéos, porqué moriréis 144 

Volveremos a cantar 130 

Voy al cielo, soy peregrino 299 

Voy al Helo, soy peregrino 299 

Voz de amor y de clemencia 101 

Ya el fin se acerca de tu día santo. ... 32 

Ya la noche terrible ha pasado 294 

Ya ves que soy un ciego 38 

Yo busco sin cesar 151 

Yo confío en Jesús 145 

Yo consagro a ti mi vida 318 

Yo escuclio, buen Jesús 125 

Yo espero la mañana 317 

Yo guiaré al peregrino extraviado .... 314 

Yo guiaré, yo guiaré 314 

Yo le veré y en dulce amor 122 

Yo me rindo a ti 229 

Yo quiero ser cual mi Jesús 265 

Yo quiero trabajar ])or el Señor 259 

Yo sé que nada impuio 263 

Yo tengo que guardai- 227 

Yo voy viajando, sí 302 



LISTA DE ASUNTOS 



Himnos 



Culto Público 1-32 

Doxologías 1-7 

Albanza e Invocación .... 8-20 

Clausura de los Cultos. . . 21-26 

Himnos Vespertinos ..... 27-32 

Las Santas Escrituras 33-39 

La Santísima Trinidad 40-120 

Dios Padre 40-53 

El Amor y Protección de 

Dios 54-59 

Jesucristo 

Oración y Alabanza 60-78 

Navidad 79-93 

Carácter y Ministerio . . 94-96 

Pasión y Crucifixión.... 97-101 



Resurrección y Ascensión 102-105 
Reinado e intercesión ..106-108 



La Segunda Venida 109-110 

El Espíritu Santo 111-118 

Dones del Espíritu 119-120 

La Vida Cristiana 

La Gracia de Dios 121-123 

Invitación 124-144 

Salvación 145-149 



Himnos 

Confesión y Perdón 150-167 

Fe y Justificación 168-173 

Amor y Gratitud 174-178 

Confianza y Sumisión ..179-200 
Comunión con Dios .... 201-210 
Oración y Aspiración. . .211-219 
Consagración y Servicio 220-234 
Pruebas y Conñictos ...235-241 
Actividad, Celo y Valor 242-259 
Crecimiento Espiritual . . 260-265 

La Iglesia 266-269 

El Ministerio 270-273 

La Cena del Señor 274-280 

El Matrimonio 281-282 

La Comunión de los Santos 

283-286 

Las Misiones 287-294 

La Vida Venidera. 

La Muerte del Cristiano 295-298 
El Hogar Celestial 299-323 

Ocasiones Especiales. 

El Fin del Año 324-326 

Dedicación del Templo.. -327 

La Niñez y la Juventud .... 328-342 

Coros y Canto Llano 343-349 



xiv 



EL NUEVO HIMNARIO 
EVANGELICO 



1. Gloria al Padre. 

Gloria al Padre y al Hijo, y gloria al 

Santo Espíritu 
Raudal de todo bien ; 
Y por siglos sin fin suba este canto 
A los cielos. Amén. 

2. Gloria Patri. 

Gloria demos al Padre, 
Al Hijo y al Santo Espíritu : 
Como eran al principio, 
Son hoy y habrán de ser 
Eternamente. Amén. 

3. A Dios el Padre Celestial. 

A Dios el Padre celestial, 
Al Hijo, nuestro Redentor 
Y al eternal Consolador, 
Unidos todos alabad. Amén. 

4. ¡ Santo, Santo, Santo. 

¡ Santo, Santo, Santo, Señor Dios de 

los ejércitos ! 
Llenos están los cielos y la tierra de 

tu gloria : 

Gloria sea a ti, ¡ Oh Señor Altísimo ! 
Amén. 



5. Gloria y Alabanza. 

Gloria y alabanza 
Sean al Creador, 

Y al eterno Verbo, 

Y al Consolador: 
Sacrosanta Trinidad. 
Siempre agradecidos. 
De una en otra edad, 
Al Omnipotente 

Den los redimidos 

Gloria y alto honor, 

Al Omnipotente 

Gloria y alto honor: 

Al que vive eternamente, 

^lanantial de amor. 

Manantial de amor, 

Manantial de amor. Amén. 

6. Al Padre Omnipotente. 

Al Padre omnipotente 
A Cristo el Salvador, 

Y al Santo Paracleto 
Rendid gloria y honor. 

Y de su amor la inmensidad 
Humildes ensalzad. 

Por siglos de siglos 
Con himnos de triunfo 



2 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



Su gloria publicad. 

Con cánticos de triunfo 

Su gloria publicad: 

Su gloria publicad, 

Su gloria publicad, 

Su gloria, su gloria publicad. 

7. A LA Divina Trinidad. 

A la divina Trinidad 

Todos unidos alabad. 

Todos unidos alabad. 

Con gran amor, con gran amor. 

Con gran amor y gratitud ; 

Con gran amor, con gran amor. 

Con gran amor y gratitud, 

Su amor y gracia celebrad. 

Su amor y gracia celebrad. 

Su amor y gracia celebrad. 

Coro: 

Aleluya, Aleluya, Aleluya, Amén, 
Amén, 

Aleluya, Aleluya, Aleluya, Aleluya, 
Aleluya, Aleluya, Aleluya, Aleluya, 
Amén, Amén, Aleluya, Amén, Ale- 
luya, Amén. 

8. Cantad Alegres al Señor. 

Cantad alegres al Señor, 
]\Iortales todos por doquier ; 
Servidle siempre con fervor, 
Obedecedle con placer. 
2 

Con gratitud canción alzad 
Al Hacedor que el sér os dió: 



Al Dios excelso venerad, 
Que como Padre nos amó. 

3 

Su pueblo somos : salvará 
A sus ovejas el pastor; 
Ninguna de ellas faltará 
Si fueren fieles al Señor. 

Carvajal. 

9. Aparte del Mundo, Señor. 

Aparte del mundo. Señor, me retiro. 
De lucha y tumultos ansioso de huir. 
De escenas horribles, do el mal victo- 
rioso 

Extiende sus redes y se hace servir. 
2 

El sitio apartado, la sombra tranquila, 
Convienen al culto de ruego y loor; 
Tu mano divina los hizo sin duda, 
En bien del que humilde te sigue, 
Señor. 

3 

Allí, si tu aliento inspira a mi alma 

Y llega la gracia mi pecho a tocar, 
Con paz, con amor y con gozo podría 
A ti fervoroso tributo elevar. 

4 

Te debo tributos de amor y de gracias 
Por este abundante y glorioso festín ; 

Y cantos que puedan oirse en los cielos 
Por años sin cuento, por siglos sin fin. 

(Tr.) Mora. 

10. Del Culto el Tiempo Llega. 

Del culto el tiempo llega, 

Comienza la oración. 

El alma a Dios se entrega, 



EL NUEVO HIMXARIO EVANGELICO 



3 



¡ Silencio j atención ! 
Si al santo Dios la mente 
Queremos elevar, 
Silencio reverente 
Habremos de guardar. 
2 

Mil coros celestiales 
A Dios cantando están, 
A ellos los mortales 
Sus voces unirán. 
Alcemos pues el alma 
Con santa devoción, 
Gozando en dulce calma 
De Dios la comunión. 
3 

La Biblia bendecida, 
De Dios revelación, 
A meditar convida 
En nuestra condición. 
¡ Silencio ! que ha llegado 
Del culto la ocasión, 
Dios se halla á nuestro lado. 
Silencio y devoción. 

11. Loor al Cordero. 

Venid, nuestras voces alegres unamos 
Al coro celeste del trono alredor; 
Sus voces se cuentan por miles de 
miles. 

Mas todas se inflaman en un misino 
amor. 

2 

"Es digno el Cordero que ha muerto," 

proclaman, 
**De estar exaltado en los cielos así." 



''Es digno el Cordero," decimos 
nosotros. 

Pues él por salvarnos su vida dió 
aquí. ' ' 

3 

A ti que eres digno, se dan en los 
cielos 

Poderes divinos y gloria y honor; 

Y más bendiciones que darte podemos, 
Por siempre a tu trono se eleven. 

Señor. 

4 

Que todos los seres que pueblan las 
nubes. 

La tierra y el aire, el fuego y el mar, 
Unidos proclamen tus glorias eternas, 

Y dente alabanzas, Señor, sin cesar. 

5 

El nombre sagrado del Dios de los 
cielos 

A una bendiga la gran creación, 

Y lleve al Cordero, sentado en el 

trono, 

El dulce tributo de su adoración. 

(Tr.) Mora. 

12. Vex, oti Todopoderoso. 

Ven, oh ^ Todopoderoso, 
Adorable Creador; 
Padre santo, cariñoso, 
Manifiéstanos tu amor. 

2 

A tu trono de clemencia 
Levantamos nuestra voz, 
Tu presencia te pedimos. 
Nuestro Padre, nuestro Dios, 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



3 

Ven, oh Redentor divino, 
Dios de nuestra salvación. 
En nosotros haz morada, 
Vive en nuestro corazón. 
4 

Eres tú, Jesús, benigno. 
Eres infinito amor: 
Oyenos te suplicamos, 
Ven, bendícenos. Señor. 
5 

Ven, Espíritu divino, 
Del Señor precioso don; 
Dios consolador, inspira 
Paz en todo corazón. 
6 

De los santos la herencia 
Déjanos hallar en ti, 
Y la vida de los cielos 
Gozaremos desde aquí. 

H. G. Jackson. 

13. Oye la Voz, Señor. 

Oye la voz, Señor, 

Que el pueblo con fervor 

Eleva a ti; 

Clama con ansiedad, 

Pidiendo libertad 

Para echar la impiedad 

Lejos de sí. 

2 

Diste divina luz 

Al mundo, buen Jesús, 

Al fenecer; 

Y no permitirás, 



Dios de bondad y paz. 
Que siga el pueblo más 
Tu luz sin ver. 

3 

Libre quiere adorar 
Tu nombre sin cesar 
El pueblo, oh Dios 
Haz que todo poder 
Opuesto a tu querer, 
Te venga a obedecer 

Y oiga tu voz. 

4 

Del pueblo hoy el clamor 
Acoge, oh Redentor, 
En tu bondad. 

Y entonces, buen Jesús, 
Desde tu excelsa cruz 
Al pueblo da la luz 

De libertad. 

5 

Libra a tu pueblo aquí, — 
Que humilde viene a ti, — 
De esclavitud. 
Muéstrale dulce faz, 

Y en él abundar haz 
Consuelo, gozo, paz, 
Gracia y virtud. 

14. Señor Jesús, Eterno Rey. 

Señor Jesús, eterno Rey, 
Las alabanzas de tu grey 
Acepta hoy, que con fervor 
Te ofrece en prueba de su amor. 
2 

Que nuestro culto al ofrecer 
Un pacto nuevo pueda ser 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



5 



Del santo amor, que sólo a ti 
Debiera el alma darte aquí. 
3 

Y que tus gracias, buen Jesús, 
Que al alma llenan de tu luz, 
Jamás me lleguen a faltar, 

Y así no queda desmayar. 

4 

Que cada instante queda ver 
Un nuevo triunfo de mi ser, 
Creciendo en gozo, fe y amor. 
Hasta llegar a ti, Señor. 

Isaac Watts. (Tr.) E. Valasco. 

15. Canciones Nuevas Alegre- 
mente. 

Canciones nuevas alegremente 
Cantemos todos a nuestro Dios; 
Por él tenemos a Jesucristo, 
Al mundo dado por bendición. 
2 

Nosotros somos amado pueblo, 
Doradas mieses del Redentor; 
Tan alta gloria Jesús amante 
Con su martirio nos alcanzó. 
3 

Serán eternas sus maravillas, 
Inagotable su bendición, 
Y los que cantan sus alabanzas 
Benditos siempre por el Señor. 

16. Alabanza. 

Entonemos al Señor 
Alabanzas sin cesar, 
Entonemos con amor. 



Himnos mil á su bondad. 
El nos da la plenitud. 
De la gracia celestial. 
El es fuente de salud 
Para el mísero mortal. 
2 

El nos llama sin cesar 

Y nos da la salvación. 
El nos vino a libertar 
Del pecado abrumador. 
Ya podemos recorrer 
El camino terrenal 

Sin temor, hasta obtener 
Nuestra herencia celestial. 
3 

Y entre tanto que el Señor 
Nos recibe donde está. 
Entonemos el loor 

Que bondoso acogerá ; 
Mientras huella nuestro pie 
Este mundo pecador. 
Le entregamos nuestra fe, 
Nuestro canto, nuestro amor. 

(Tr.) G. A. SherweU. 

17. ¡Olí! Pastor Divino, Escucha. 

¡ Oh ! Pastor divino, escucha : 
Los que en este buen lugar 
Como ovejas, congregados 
Te venimos a buscar. 
II :Cristo, llega: II 
Tu rebaño a apacentar. 
2 

Al perdido en el pecado 
Su peligro harás sentir: 
Llama al pobre seducido, 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



Que tu voz hoy pueda oír; 
II :A1 enfermo: II 
Pronto dígnate acudir. 
3 

Guía al triste y fatigado 
Al aprisco del Señor; 
Cría al tierno corderito 
A tu lado, buen pastor, 
II :Con los pastos : II 
De celeste y dulce amor. 
4 

¡Oh, Jesús! esucha el ruego 

Y esta humilde petición ; 
Ven a henchir a tu rebaño 
De sincera devoción. 

II :Cantaremos :|| 

Tu benigna protección. 

18. Unidos como Hermanos. 

Unidos como hermanos, 
A Dios nuestro Hacedor, 
Alcemos nuestro canto. 
Tributo del amor. 
Su nombre veneremos 
Con santa devoción, 

Y en cuerpo y alma unidos 
Oremos con unción. 

2 

Al Dios Omnipotente 
Que inspira nuestro amor. 
Con grande reverencia 
Rindámosle loor. 
Pidamos su presencia 
En cada corazón, 

Y oremos reverentes. 
Oremos con unción. 



3 

Que acepte nuestro culto 
Pidamos hoy a Dios; 
Que escuche con agrado. 
Benigno nuestra voz. 
Lleguemos a su trono 

Y en santa devoción 
Alcemos nuestras preces, 
Oremos con unción. 

E. Martínez Garza. 

19. Imploramos Tu Presencia. 

Imploramos tu presencia, 
Santo Espíritu de Dios, 
Vivifique tu influencia 
Nuestra débil fe y amor. 
2 

Da a las mentes luz divina, 

Y tu gracia al corazón; 
Nuestro pecho a Dios inclina 
En sincera adoración. 

3 

Que del Dios bendito tenga 
Nuestro culto aceptación, 

Y sobre nosotros venga 
En raudales bendición. 

J. B. Cabrera. 

20. Aquí Todos Reunidos. 

Aquí todos reunidos 
Alabámoste, Señor: 
A tus hijos redimidos 
Nos concedes este honor. 
2 

Adorarte y alabarte 
Sea nuestra ocupación : 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



7 



Que podamos proclamarte 
Dios de nuestra salvación. 
3 

Tú, Señor, eres benigno, 
Tú perdonas con amor; 
De alabanzas eres digno, 
Infinito bienhechor. 

4 

Siempre seas alabado 
Por tu inmensa caridad, 
i Oh gran Dios ! y celebrado 
Seas en la eternidad. 

M. Cosido. 

21. Despedida. 

Dios te bendiga, protección te dé, 
Sea su gracia siempre tu sostén, 
Su ángel velando a tu redor esté 
Dándote abrigo por doquier. Amen. 

Velasco. 

22. Sagrado es el Amor. 

Sagrado es el amor 
Que nos ha unido aquí, 
A los que creemos del Señor 
La voz que llama a sí. 
2 

A nuestro Padre Dios 
Roguemos con fervor, 
Alúmbrenos la misma luz, 
Nos una el mismo amor. 
3 

Nos vamos a ausentar, 
]\Ias nuestra firme unión 
Jamás podráse quebrantar, 
Por la separación. 



4 

Un día en la eternidad 

Nos hemos de reunir. 

Que Dios nos lo conceda, hará, 

El férvido pedir. 

Juan Fawcett. 

23. Despide Hoy Tu Grey. 

Despide hoy tu grey 
En paz y bendición, 

Y las palabras de tu ley 
Conserve el corazón. 

2 

Enséñanos, Señor,- 
Tu ley a meditar. 
Vivir unidos en amor, 

Y en él por siempre andar. 

Ramón Bon. 

24. Al Terminar el Culto. 

Después, Señor, de haber tenido aquí 
De tu Palabra la bendita luz, 
A nuestro hogar condúcenos, y allí 
De todos cuida, i buen Pastor Jesús ! 
2 

En nuestras almas graba con poder 
Tu fiel palabra, cada exhortación ; 

Y que tu ley pudiendo comprender 
Contigo estemos en mayor unión. 

3 

Al terminar, Señor, mi vida aquí, 
Mis ojos pueda sin temor cerrar, 

Y en mi glorioso despertar, que en ti 
De paz eterna pueda disfrutar. 

Mendoza, 



8 EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



25. Mora Conmigo. 

Del alma el sol, mi Salvador, 
Jamás hay noche en donde estás ; 
Que no me impida aquí, Señor, 
Terrena nube ver tu faz. 
2 

Que yo mis ojos al cerrar 
En blando sueño arrobador, 
j Cuán dulce, — diga, — es descansar 
En tu regazo, mi Señor. 
3 

Conmigo sé al amanecer. 
No puedo yo sin ti vivir ; 
Conmigo sé al anochecer. 
No quiero yo sin ti morir. 
4 

Si alguno que hoy errante va. 
Oyó tu voz, tu voz de amor, 
Que deje el mal y encuentre ya 
Reposo en ti, su Salvador. 
5 

Riquezas dale al pobre, aquí. 
Tú nunca agotas tu caudal ; 

Y que halle el triste sólo en ti 
Un sueño dulce y celestial. 

6 

Y aquí la senda al continuar 
Con todos vé, Jesús, Señor, 
Hasta que al fin, allá en tu hogar 
Nos cubra ya tu eterno amor. 

J. Keble. (Tr.) V. Mendoza, 

26. En el Curso de este Día. 

En el curso de este día 
Nos cercó tu dulce amor ; 
Tu poder nos protegía, 



Y con cantos de loor 
II :Te adoramos 

¡Oh! divino Redentor. :|| 

2 

Danos plácido reposo, 
Vela tú nuestro dormir; 
Cuídanos, Señor bondoso. 
Nuestros males haz huir ; 
II :De peligros 
Tu nos puedes encubrir. :|| 

3 

Y al final de la existencia 
Cuando tú a llamarnos vás. 
Cólmanos de tu clemencia 

Y recíbenos en paz; 
II :Y de entonces 

No te ofenderemos más. :|l 



27. Cristo, Guárdanos. 

Cristo, guárdanos ahora 
Con tu santa protección; 
Nuestras faltas confesamos, 
Danos, Padre, tu perdón. 

2 

Si aguerridas nos atacan 
Las legiones de Satán. 
Cerca están tus mensajeros. 
Que socorro nos darán. 

3 

Aun el tiempo más obscuro 
Clara luz es para ti; 
Tú, Señor, jamás te cansas 
De cuidar tu pueblo aquí. 



EL NUEVO HIMNARIO EVxlNGELICO 



9 



4 

Si la muerte nos sorprende 
Por la noche, buen Señor, 
Haz que el alba nos encuentre 
Ya en el seno de tu amor. 

P. H. Goldsmith. 

28. Nuestro Sol Se Pone Ya. 

Nuestro sol se pone ya. 
Todo en calma quedará; 
La plegaria levantad 
Que bendiga la bondad 
De nuestro Dios. 

Coro. — ¡ Santo, Santo, Santo, 
Señor Jehová! 
Cielo y tierra, de tu amor 
Llenos hoy están, Señor; 
i Loor a ti ! 

2 

i Oh Señor ! tu protección 
Dale hoy al corazón; 
Dale aquella dulce paz 
Que a los tuyos siempre das. 
Con plenitud. — Coro. 
3 

¡ Oh Señor ! que al descansar 
Pueda en ti seguro estar, 
Y mañana, mi deber 
Pueda siempre fiel hacer 
En tu loor. — Coro. 

M. A. Lathbury. (Tr.) Mendoza, 

29. Loor a Dios. 

Loor a ti, mi Dios, en esta noche 
Por todas tus bondades de este día ; 



Oh, guárdame, y que tus potentes alas 
Sean por siempre la defensa mía. 
2 

De cuantas faltas hoy he cometido 
Perdóname, Señor, por tu Hijo 
amado ; 

Contigo, con el prójimo y conmigo 
Quede antes de dormir, reconciliado. 
3 

Enséñame a vivir, que no me espante 
La tumba más que el lecho del reposo ; 
Enséñame a morir, para que pueda 
El día del juicio, despertar glorioso. 
4 

¡ Oh ! logre reposar en ti mi alma, 
Mis párpados los cierre dulce sueño, 
Un sueño que vigor pueda prestarme 
Para servirte, al despertar, mi Dueño. 

(Tr.) J. B. Cabrera. 

30. Conmigo Sé. 

Señor Jesús, la luz del día se fué. 
La noche cierra ya, conmigo sé; 
Sin otro amparo, tú, por compasión, 
Al desvalido da consolación. 
2 

Veloz el día nuestro huyendo va. 
Su gloria, sus ensueños pasan ya : 
IMudanza y muerte miro en derredor. 
Conmigo sé, bendito Salvador. 
3 

Tu gracia en todo el día he menester. 
¿ Quién otro al tentador podrá vencer? 
¿Cuál otro amante guía encontraré? 
En sombra o sol. Señor, conmigo sé. 



10 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



4 

Y mire al fin en mi postrer visión 
De luz la senda que me lleve a Sión 
Do alegre cantaré al triunfar la fe: 
''Jesús conmigo en vida y muerte 
fué." 

L. F. Lyte. (Tr.) 

31. El Día del Señor. 

Hoy es día de reposo, 
El gran día de solaz; 
Es el día venturoso 
Que nos trae dulce paz. 
Es el día señalado 
Con el sello del amor, 
Nuestro Dios lo ha designado 
Como el día del Señor. 

2 ^ 

Celebremos a porfía 

Al Autor de tan buen don 

Que nos da el festivo día 

Y se goza en el perdón. 
Aceptemos hoy con gozo 
El descanso semanal, 
Esperando el día glorioso 
Del reposo celestial. 

3 

Trabajar es la sentencia 
De la antigua creación, 

Y morir la consecuencia 
De la prevaricación; 

Mas reposo y vida estable 
Dios nos da, quitando el mal, 

Y su amor inescrutable 
De la gracia es el raudal. 



4 

Los que a ti nos allegamos 
Por Jesús, Dios de verdad, 
Hoy alegres proclamamos 
Tu clemencia y tu bondad. 
En los fastos de la historia 
Siempre se celebrará, 
Y en los cielos su memoria 
Por los siglos durará. 

M. Cosido. 

32. Ya el Fin Se Acerca. 

Ya el fin se acerca de tu día santo : 
Benigno acoge la oración, Señor, 
Que te ofrecemos en humilde canto 
Cual sacrificio de süave olor. 

2 

Por las mercedes a tu amor debidas, 
Por el descanso y plácido solaz, 
Mil gracias sean sólo, a ti rendidas, 
Key de los reyes, Príncipe de paz. 
3 

De nuestro culto borra los defectos. 
Da a nuestras preces eficaz virtud; 
Tu amor tan sólo nos hará perfectos. 
Tu sola gracia nos dará salud. 
4 

Haz que del mundo la escabrosa senda 
Correr podamos con seguro pie, 

Y en los conflictos que la duda tienda 
Tu luz alumbre nuestra débil fe. 

5 

Y tus domingos de sagrada holgura. 
Que son del alma celestial festín, 
Nos anticipen la sin par ventura 
De aquel descanso que no tiene fin. 

J. B. Cabrera. 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 11 



33. La Palabra de Dios. 

Padre, tu palabra es 
Mi delicia y mi solaz: 
Guíe siempre aquí mis pies, 

Y a mi pecho traiga paz. 

Coro — Es tu ley. Señor, 
Faro celestial, 
Que en perenne resplandor 
Norte y guía da al mortal. 
2 

Si obediente oí tu voz. 
En tu gracia fuerza hallé, 

Y con firme pie y veloz 

Por tus sendas caminé. — Coro. 
3 

Tu verdad es mi sostén 
Contra duda y tentación, 

Y destila calma y bien 
Cuando asalta la aflicción. — Coro. 

4 

Son tus dichos para mí 
Prendas fieles de salud ; 
Dame pues que te oiga a tí 
Con filial solicitud. — Coro. 

J. B. Cabrera. 

34. Grato es Contar la ITistorlv. 

Grato es contar la historia 
Del celestial favor, 
De Cristo y de su gloria, 
De Cristo y de su amor. 
Me agrada referirla. 
Pues sé que es la verdad, 
Y nada satisface 
Cual ella mi ansiedad. 



Coro — ¡ Cuán bella es esa historia ! 
Mi tema allá en la gloria, 
Será ensalzar la historia 
De Cristo y de su amor. 
2 

Grato es contar la historia 
]\Iás bella que escuché, 
]\Iás áurea, más hermosa 
Que cuanto yo soñé. 
Decirla siempre anhelo, 
Pues hay quien nunca oyó 
Que para hacerle salvo 
Por él Jesús murió. — Coro. 
3 

Grato es contar la historia 
Que grata siempre es, 

Y es más, al repetirla. 
Preciosa cada vez. 

La historia que yo canto 
Oíd con atención, 
Pues es mensaje santo 
De eterna salvación. — Coro. 
4 

Crato es contar la historia 
De todas la mejor. 
Que cuanto más se escuche 
Se oirá con más amor ; 

Y cuando allá en la gloiia 
Entone mi cantar, 

Será la misma historia 

Que tanto supe amar. — Coro. 

(Srita.) Kate Hankey. 

35. DÍME la Antigua Historu. 

Díme la antigua historia 

Del celestial favor. 

De Cristo y de su gloria, 



12 EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



De Cristo y de su amor. 
Dímela con llaneza 
Propia de la niñez, 
Porque es mi mente flaca 

Y anhela sencillez. 

Coro — Díme la antigua historia 
Cuéntame la victoria, 
Háblame de la gloria 
De Cristo y de su amor. 

2 

Díme tan dulce historia 
Con tono claro y fiel : 
''Murió Jesús, y salvo 
Tú puedes ser por él. ' ' 
Díme esta historia siempre, 
Si en tiempo de aflicción 
Deseas a mi alma 
Traer consolación. — Coro. 
3 

Díme la misma historia, 
Cuando creas tal vez 
Que me ciega del mundo 
La falsa brillantez. 

Y cuando ya vislumbre 
De la gloria la luz, 
Repíteme la historia: 

'' Quien te salva es Jesús." — Coro. 

Kate Hankey. (Tr.) J. B. Cabrera. 

36. Sabia, Justa y Toda Pura. 

Sabia, justa y toda pura, 
Es la ley de mi Señor, 
Que hasta el alma, la más dura, 
Libra de fatal error. 



2 

Del Señor el testimonio. 
Lleno de fidelidad. 
Hace sabios á los niños, 

Y consejos buenos da. 

3 

Los consejos del Dios nuestro 
Rectos y benignos son; 
La alegría que despiertan 
Tengo yo en mi corazón. 

4 

Más que el sol resplandeciente, 
Los preceptos del Señor 
Iluminan nuestra mente 
Con divino resplandor. 

G. H. Rule. 

37. Bellas Palabras de Vida. 

¡ Oh ! cantádmelas otra vez. 
Bellas palabras de vida; 
Hallo en ellas mi gozo y luz. 
Bellas palabras de vida. 
Sí, de luz y vida 
Son sostén y guía, 
II :i Qué bellas son, qué bellas son ! 
Bellas palabras de vida. :|1 
2 

Jesucristo a todos da 
Bellas palabras de vida; 
Hoy escúchalas pecador. 
Bellas palabras de vida. 
Bondadoso te salva, 

Y al cielo te llama. 

||:¡Qué bellas son, qué bellas son! 
Bellas palabras de vida. :|| 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



13 



Grato el cántico sonará, 

Bellas palabras de ^ida; 

Tus pecados perdonará, 

Bellas palabras de vida. 

Sí, de luz y vida ; 

Son sostén y guía; 

II :¡Qué bellas son, qué bellas son! 

Bellas palabras de vida,:II 

(Tr.) J. A. B. 

38. Ya Yes que Soy ux Ciego. 

Ya ves que soy un ciego, un miserable, 
Extranjero, infeliz sobre la tierra ; 
Enséñame el camino de mi patria, 

Y ponme con tus manos en la senda. 

2 

Muéstrame tus caminos siempre rectos. 
Enséñame tus reglas y mandatos, 
Instrúyeme en tu ley y que ella sola 
Mueva mi voluntad, rija mis pasos. 

3 

Tan sólo tú, Señor, salvarme puedes 
De los riesgos continuos en que ando, 

Y tú me salvarás, porque tú eres 

El Salvador, de quien mi bien 
aguardo. 

4 

Pero ¿ qué puedo yo si no me ayudas ? 
¿Qué lograré si tu favor me niegas? 
¡ Oh Señor ! ten de mí misericordia, 

Y haz que tu luz en mi alma resplen- 

dezca. 

5 

La ley de Dios es pura y sin mancilla, 
Capaz de convertir todas las almas. 



Su testimonio es fiel y hasta a los 
niños 

Comunica su ciencia soberana. 
6 

Tus palabras, Señor, son tan seguras. 
Tan invariables son y duraderas. 
Como los cielos, que por su constancia 
Un ejemplo nos dan de su firmeza. 

P. Olavide. 

39. La Saxta Biblia. 

Santa Biblia, para mí 
Eres un tesoro aquí ; 
Tú contienes con verdad 
La divina voluntad; 
Tú me dices lo que soy, 
De quién vine y a quién voy. 
2 

Tú reprendes mi dudar, 
Tú me exhortas sin cesar, 
Eres faro que a mi pie 
Ya guiando por la fe 
A las fuentes del amor 
De mi tierno Salvador. 
3 

Eres infalible voz 
Del Espíritu de Dios, 
Que vigor al alma da 
Cuando en aflicción está; 
Tú me enseñas a triunfar 
De la muerte y del pecar. 
4 

Por tu santa letra sé 
Que con Cristo reinaré; 
Yo que tan indigno soy, 



14 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



Por tu luz al cielo voy. 
i Santa Biblia ! para mí 
Eres un tesoro aquí. 

40. Proclamen las Naciones. 

Proclamen las naciones, 
Divulguen cielo y tierra, 
Del Dios que adora mi alma 
La paternal clemencia. 
Levántense a su gloria, 
Con resonancia eterna. 
De bendición mil himnos 
Que llenen las esferas. 
2 

Tú eres. Dios, tú eres 
Misericordia inmensa, 
Poder inenarrable, 
Fidelidad suprema. 
En tanto ' ' ¡ Gloria ! ' ' entonen 
Los cielos y la tierra. 
De bendición mil himnos 
Llenando las esferas. 

41. Cuanto Soy y Cuanto Encierro. 

Cuanto soy y cuanto encierro 
jManifiesto es para ti. 
Pues tu vista escrutadora 
j Oh Señor ! penetra en mí. 
Si se agita mi conciencia. 
Tú percibes su emoción; 
Razonar ves a la mente, 
Meditar al corazón. 
^ 2 

Y hasta el íntimo deseo 
Que en mi pecho se abrigó, 



Sin que el labio lo expresara, 
En tu oído resonó. 
Ya despierto, ya dormido. 
Me circunda tu poder, 

Y es tu aliento que da vida 
El que aspiro por doquier. 

3 

¡ Oh gran Dios ! cuando contemplo 

Tu infinita perfección. 

El asombro llena mi alma. 

Se confunde mi razón, 

Y oigo un eco en mi conciencia 
Que me dice: ''Puro sé 

En deseos, lengua y obras. 
Porque siempre Dios te ve." 

J. B. Cabrera. 

42. Eternamente Cantarán ]\Iis 
Labios. 

Eternamente cantarán mis labios 
La gloria del Señor, sumo y excelso, 

Y su misericordia soberana 
Será de mis canciones el objeto. 

2 

También anunciará mi humilde boca 
A las generaciones y los pueblos 
El inefable don de sus promesas, 

Y cuánto son seguros sus efectos. 

3 

Porque nos dijo: "La misericordia 
Levantaré a la altura de los cielos 
Como edificio inmenso y majestuoso, 
Como edificio sólido y eterno." 
4 

Y lo fundaste tanto, que tú sólo 
Eres el Dios veraz, Dios verdadero ; 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



15 



Y antes que falte tu palabra santa, 
Faltará en un instante el universo. 
5 

La paz con la equidad y la justicia 
Son el apo3^o de tu justo imperio; 
]\Ias la verdad y la misericordia 
Siempre te van los pasos precediendo. 
6 

Feliz el pueblo que alabarte sabe, 
]Más feliz si te alaba con afecto. 
Pues marchará tranquilo y venturoso 
Con la brillante luz de tus destellos. 

P. Olavide. 

43. A LA Trinidad. 

A tu eterna Deidad, 
Soberana en tres personas, 
Clamamos, pues nos perdonas 
Nuestra iniquidad. 
Por esta benignidad. 
En su misterioso canto. 
Angeles y serafines dicen : 
¡ Santo ! ¡ Santo ! ¡ Santo ! 
Dios uno y trino, 
A quien tantos arcángeles. 
Querubines, ániieles y serafines 
Dicen : ¡ Santo ! i Santo ! ¡ Santo ! 
2 

Interminable bondad, 
Suma esencia soberana. 
De donde el bien nos dimana, 
i Divina Trinidad ! 
Con tu celestial piedad 
Pones fin a nuestro llanto, 
Angeles y serafines dicen : 
i Santo ! j Santo ! ¡ Santo ! 



Dios uno y trino, 
A quien tantos arcángeles, 
Querubines, ángeles y serafines 
Dicen : j Santo ! ¡ Santo ! j Santo ! 

44. La Omnipotencia Divina. 

A Dios obedecen el rayo y el viento. 
Lo anuncian los astros, proclámalo el 
mar. 

Con un leve sopólo pudiera su aliento 
Hacer de la tierra los ejes temblar. 
2 

j Cuán torpe aquel pueblo que insano 
se atreve 

A alzarse enemigo del pueblo de Dios ! 
Será como el tamo que el viento se 
lleve, 

Ni leve vestigio dejándole en pos. 
8 

¡ Cuán grande, glorioso y feliz se pre- 
senta 

El pueblo dichoso que a Cristo aceptó ! 
Lo escuda la mano que al orbe sus- 
tenta, 

Y al ángel de muerte su espada quitó. 

45. Para los Navegantes. 

j Potente Dios para salvar ! 
Tu mano crió el inmenso mar ; 
También sus términos le dió. 
Que humildemente respetó. 
Esciichanos, Dios, al orar 
Por los expuestos en el mar. 



16 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



2 

i Oh Cristo ! tu potente voz 
Calmó la tempestad feroz; 
Paseaste en el profundo mar, 
Dormiste quieto en su bramar. 
Escúchanos, Dios, al orar 
Por los expuestos en el mar. 

3 

¡Oh Santo Espíritu, que dió 
Al caos vida, y se movió 
De rudas aguas por la faz. 
Trocando confusión en paz! 
Escúchanos, Dios, al orar 
Por los expuestos en el mar. 

4 

¡ Oh Trino Dios de inmenso amor. 
Tus hijos guarda de temor; 
De rocas, fuego, tempestad. 
Del enemigo en tu bondad ! 
Por ello a ti se han de elevar 
Himnos de loor en tierra y mar. 



46. Señor, ¡Tu eres Santo! 

Señor, ¡tú eres santo! Yo adoro, yo 
creo: 

Tu cielo es un libro de páginas bellas. 
Do en noches tranquilas mi símbolo 
leo, 

II :Que escribe tu mano con signos de 
estrellas. :|| 

2 

Plegadas de espanto las trémulas alas, 
Delante del trono tus ángeles ves. 



I Quién sabe tus glorias ? ¿ quién cuenta 

tus galas 

II :Si el sol es el polvo que pisan tus 

pies?:|| 

3 

El mar a la tierra pregunta tu nombre. 
La tierra a las aves que tienden su 
vuelo ; 

Las aves lo ignoran, pregúntanlo al 
hombre ; 

II :E1 hombre lo ignora, pregúntalo al 
cielo. :1| 

4 

Señor, tú eres santo! yo te amo, en 

ti espero: 
Tus dulces bondades cautivan el alma ; 
Mi pecho gastaron con diente de acero 
II :Los gustos del mundo vacíos de 

calma. :|| 

5 

Son gustos falaces que pasan cual 
flores. 

Efímeras dichas, verdura en las eras. 
¡ Ah ! dame la vida de días mejores, 
¡I :Sin hoy, sin mañana, sin horas 
ligeras. :|| 

6 

Concede a mis penas la luz de bo- 
nanza. 

La paz a mis noches, la paz a mis 
días. 

Tu amor a mi pecho, tu fe y tu espe- 
ranza, 

II :Que es bálsamo puro que al ánima 
envías. :|| 

J. Arólas. 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



17 



47. Invocación a la Trinidad. 

¡ Oh Padre, eterno Dios ! 
Alzamos nuestra voz 
En gratitud 
De cuanto tú nos das 
Con sin igual amor, 
Hallando nuestra paz 
En ti, Señor. 

2 

¡ Bendito Salvador ! 
Te damos con amor 
El corazón, 

Y aquí nos puedes ver 
Que humildes a tu altar 
Venimos a ofrecer 
Precioso don. 

3 

¡Espíritu de Dios! 
Escucha nuestra voz, 

Y tu bondad 
Derrame en nuestro ser 
Divina claridad, 

Para poder vivir 
En santidad. 

V. Mendoza. 

48. ¡ Señor, Yo Te Conozco. 



Te acercas, sí ; conozco las orlas de tu 
manto 

En esa ardiente nube con que ceñido 
estás ; 

El resplandor conozco de tu semblante 
santo, 

Cuando al cruzar el éter, relampague- 
ando vas. 

3 

Conozco de tus pasos las invisibles 
huellas 

Del repentino trueno en el crujiente 
són ; 

Las chispas de tu carro conozco en las 
centellas. 

Tu aliento en el rugido del rápido 
aquilón. 

4 

l Quién ante ti parece ? ¿ Quién es en 
tu presencia 

Más que un arista seca, que el aire va 
a romper? 

Tus ojos son el día, tu soplo la exist- 
encia ; 

Tu alfombra el firmamento, la eterni- 
dad tu ser. 



Señor, yo te conozco ! La noclie azul, ¡ Señor, yo te conozco ! IMi corazón te 

serena, adora ; 

Me dice desde lejos: "Tu Dios se Mi espíritu de hinojos ante tus pies 

esconde allí;" está; 

Pero la noche obscura, la de nublados Pero mi lengua calla, porque mi 

llena, lengua ignora 

Me dice más pujante: "Tu Dios se Los cánticos que llegan al grande Je- 

acerca a ti." hová. zorriUa. 



EL NUEVO TITMNAKTO EVANGELICO 



49. Solemne Adoración. 

Al trono majestuoso 
Del Dios omnipotente, 
Humildes vuestra frente, 
Naciones, inclinad. 
El es el Ser supremo, 
Señor de cuanto existe, 

Y nada al fin resiste 
Al grande Jehová. 

2 

Del polvo de la tierra 
Formónos complacida 
Su mano, y diónos vida 
Su aliento creador. 

Y al vernos después ciegos. 
En la maldad sumidos, 
Cual padre a hijos queridos 
Salud nos proveyó. 

3 

La gratitud sincera 
Nos dictará canciones, 

Y en coro dulces sones 
Al cielo subirán: 

Con los celestes himnos 
Armónica alianza 
Formando, su alabanza 
Doquier resonará. 

4 

Señor, a tu palabra 
Los mundos obedecen, 

Y del mortal perecen 
La ciencia y altivez. 
Tu amor y verdad solos 

En nada habrán menguado. 
Después que hayan cesado 
Los siglos de correr. 

J. B. Cabrera. 



50. Invocación. 

A Dios cantamos: de él sólo es el 
canto ; 

De Dios cantamos las grandes acciones. 
El Padre, el Hijo, el Espíritu Santo, 
Dios, es el tema de nuestras canciones. 
A ti, Dios invocamos: 
Henos Señor, sobre el polvo, postra- 
dos ; 

Hoy tu gloria cantamos. 
Tus atributos incomensurados. 
Rasgado el denso velo de separación, 
Al cielo dirigimos nuestra invocación ; 
Sea Señor, tuyo el loor, ¡ Amén ! 
¡ Amén ! 



51. SÓLO A Ti, Dios y Señor. 

Sólo a ti, Dios y Señor, 
Adoramos, 

Y la gloria y el honor 

Tributamos. 
Sólo a Cristo, nuestra Luz, 

Acudimos ; 
Por su muerte en la cruz 

Revivimos. 

2 

Un Espíritu, no más. 
Nos gobierna, 

Y con él. Señor, nos das 

Paz eterna; 
El es fuego celestial, 

Cuya llama 
En amor angelical 

Nos inflama. 



EL NUEVO HIMXARIO EVANGELICO 



19 



Disfrutamos tu favor 

Solamente 
Por Jesús, fueute de amor 

Permanente ; 
Sólo él nos libertó 

De la muerte, 
Sólo él se declaró 

Nuestro Fuerte. 

4: 

Sólo tú, oh Creador, 

Dios Eterno, 
Nos libraste del furor 

Del infierno ; 

Y por esto con placer 

Proclamamos 
Que tan sólo en tu poder 
Confiamos. 

P. Castro. 

52. Gloria a la Trinidad. 

A nuestro Padre Dios 
Alcemos nuestra voz, 

¡Gloria a él! 
Tal fué su amor que dio 
Al Hijo que murió. 
En quien confío yo ; 

¡ Gloria a él! 
2 

A nuestro Salvador 
Demos con fe loor; 

¡ Gloria -a él ! 
Su sangre derramó; 
Con ella me lavó, 

Y el cielo me abrió; 

¡Gloria a él! 



Espíritu de Dios, 
Elevo a ti mi voz; 

¡ Gloria a ti ! 
Con celestial fulgor 
Me muestras el amor 
De Cristo, mi Señor; 

¡ Gloria a ti ! 

4 

Con gozo y amor 
Cantemos con fervor 

Al Trino Dios. 
En la eternidad 
Mora la Trinidad; 
¡ Por siempre alabad 

Al Trino Dios! 

Estrella de Belén. 



53. ¡ Santo ! ¡ Santo ! i Santo ! Señor 
Omnipotente. 

¡ Santo ! ¡ Santo ! ¡ Santo ! Señor Omni- 
potente, 

Siempre el labio mío loores te dará; 

¡ Santo ! ¡ Santo ! ¡ Santo ! te adoro 
reverente. 

Dios en tres personas, bendita Trini- 
dad. 



¡ Santo ! ¡ Santo ! ¡ Santo ! en numeroso 
coro 

Santos escogidos te adoran con fervor, 
De alegría llenos, y sus coronas de oro 
Rinden ante el trono glorioso del 
Señor. 



20 EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



3 

¡ Santo ! ¡ Santo ! ¡ Santo ! la inmensa 

muchedumbre 
De ángeles que cumplen tu santa 

voluntad, 

Ante ti se postra bañada con tu lum- 
bre, 

Ante ti que lias sido, que eres y serás. 
'4 

¡ Santo ! i Santo ! i Santo ! por más que 

estés velado 
E imposible sea tu gloria contemplar, 
Santo tú eres sólo, y nada hay a tu 

lado 

En poder perfecto, pureza y caridad. 
5 

¡ Santo ! \ Santo ! \ Santo ! la gloria de 

tu nombre 
Vemos en tus obras, en cielo, tierra y 

mar. 

i Santo ! ¡ Santo ! ¡ Santo ! te adorará 
todo hombre. 

Dios en tres personas, bendita Trini- 
dad. Amén. 

Reginald Heber, 1827. (Tr.) J. B. Cabrera. 

54. Dulcísimo, Divino Amor. 

Dulcísimo, divino Amor, 
¿En mi alma cuándo morarás 
Con plena posesión? 
Sed tiene intensa del raudal 
Que surte el solio celestial, 
II :Mi eterna redención. :|| 
2 

Venciste al Hades y a Satán 
En opulencia del amor 



Que excede en comprensión; 
El pueblo guiado por tu luz 
No alcanzará a medir jamás 
II :Su pródiga extensión. :|| 
3 

Dios sólo puede comprender 
Su propio amor, y consolar 
Con él al pecador; 
El me lo dé, no pido más; 
Excelso don, satisfará 
11 ;Mi agradecido amor. :|| 



55. Cimiento Eterno de la Pe. 
i Cuán firme cimiento se ha dado a la 

De Dios en su eterna Palabra de amor ! 
¿Qué más él pudiera en su libro 
añadir 

II :Si todo a sus hijos lo ha dicho el 
Señor? :|| 

2 

*'Ya te halles enfermo o en plena 
salud, 

Ya rico, ya pobre se encuentre tu ser. 
En casa o viajando por tierra o por 
mar, 

II ¡Conforme a tus años será tu 
poder." :|| 

3 

''No temas por nada, contigo yo soy; 
Tu Dios yo soy sólo, tu ayuda seré ; 
Tu fuerza y firmeza en mi diestra 
estarán, 

II :Y en ella sostén y poder te daré.":|| 



EL NUEVO HIMXAEIO EVANGELICO 



4 

"No habrán de anegarte las ondas del 
mar 

Si en aguas profundas te ordeno salir ; 
Pues siempre contigo seré en tus an- 
gustias 

|¡ :Y todas tus penas podré bende- 
cir.":|| 

5 

*'La llama no puede dañarte jamás 
Si en medio del fuego te ordeno pasar ; 
El oro de tu alma más puro será, 
II :Pues sólo la escoria se habrá de 
quemar." :|| 

6 

*'Mi amor siempre tierno, invariable, 
eternal, 

Constante a mi pueblo mostrarle 
podré, 

Si nivea corona ya ciñe su sien, 
II :Cual tiernos corderos aun cui- 
daré." :i| 

7 

"Al alma que anhele la paz que hay 
en mí, 

Jamás en sus luchas la habré de 
dejar ; 

Si todo el infierno la (luiere perder, 
IhiTo nunca, no, nunca, la puedo 
olvidar !":|| 

G. Keith. (Tr.) V. Mendoza. 

56. Castillo Fuerte. 

Castillo fuerte es nuestro Dios, 
Defensa y buen escudo. 
Con su poder nos librará 



En este trance agudo. 
Con furia y con afán 
Acósanos Satán; 
Por armas deja ver 
Astucia Y gran poder. 
Cual él no hay en la tierra. 

Nuestro valor es nada aquí. 
Con él todo es perdido ; 
]\Ias por nosotros pugnará 
De Dios el Escogido. 
¿ Sabéis quién es ? Jesús, 
El que venció en la cruz. 
Señor de Sabaoth, 
Y pues él sólo es Dios, 
El triunfa en la batalla. 
3 

Aun si están demonios mil 
Prontos a devorarnos, 
No temeremos, porque Dios 
Sabrá aún prosperarnos. 
Que muestre su vigor 
Satán y su furor. 
Dañarnos no podrá, 
Pues condenado es ya 
Por su Palabra Santa. 
4 

Sin destruirla dejarán, 
Aún mal de su grado. 
Esta Palabra del Señor ; 
El lucha a nuestro lado. 
Que lleven con furor 
Los bienes, vida, honor, 
Los hijos, la mujer. . . . 
Todo ha de perecer. . . . 
De Dios el reino queda 

Martín Lutero. (Tr.) por J. B. Cabrera. 



22 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



57. El Amor de Dios. 

¡ Dios santo y fuerte ! tú por tu 
Amado, 

De horrible muerte, ¡ Padre y Señor ! 
Nos has librado; con él la suerte 
Nos has legado, tal es tu amor. 

2 

De ti alcanzamos todos los bienes 
De que gozamos, ¡ Padre y Señor ! 
Tú nos detienes si tropezamos, 

Y nos mantienes, tal es tu amor. 

3 

Siempre fecundo tú nos prodigas 
Tu amor profundo, \ Padre y Señor ! 

Y tú mitigas en este mundo 
Nuestras fatigas, tal es tu amor. 

4 

Tú nos preservas de todos male's 

Y nos conservas, ¡ Padre y Señor ! 
De tus caudales tú nos reservas 
Los celestiales, tal es tu amor. 

5 

La gran victoria que nos destinas, 
Será en memoria, ¡ Padre y Señor ! 
Por tus doctrinas, hacia la gloria 
Nos encaminas, tal es tu amor. 

M. Cosido. 

58. Con Cánticos, Señor. 

Con cánticos. Señor, 
]\Ii corazón y voz 
Te adoran con fervor, 
¡ Oh ! Trino, Santo Dios. 
En tu mansión yo te veré, 
Y galardón feliz tendré. 



2 

Tu mano paternal 
Trazó mi senda aquí; 
Mis pasos cada cual, 
Velados son por ti. 
En tu mansión yo te veré, 

Y galardón feliz tendré. 

3 

Innumerables son 

Tus bienes, y sin par, 

Que por tu compasión 

Recibo sin cesar. 

En tu mansión yo te veré, 

Y galardón feliz tendré. 

4 

Tú eres, i Oh Señor ! 
Mi sumo, todo bien; 
Mil lenguas, tu amor, 
Cantando siempre estén. 
En tu mansión yo te veré, 

Y galardón feliz tendré. 

M. N. B. 

59. ¡Gloria a Dios! 

i Gloria a Dios ! porque su gracia 
En nosotros abundó, 
Y su fiel misericordia 
En nosotros se mostró. 

2 

i Gloria a Dios ! porque no mira 
Nuestra vieja iniquidad, 
IMas bondoso nos reviste 
De justicia y santidad. 

3 

i Gloria a Dios ! que de fe pura 
Llena nuestro corazón, 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



23 



Y del Hijo que ama tanto 
Nos concede el sumo don. 

4 

j Gloria a Dios ! que aquí nos une 
En perfecta y dulce paz, 
Por su diestra protegidos, 
Alumbrados por su faz. 

5 

¡ Gloria a Dios ! a quien complace 
Recibir nuestra oración, 
Nuestros cantos de alabanza, 
Nuestra pura adoración. 

6 

¡ Gloria a Dios ! que en abundancia 
Bendiciones hoy nos da ; 

Y si esto es en la tierra, 
En los cielos ¿qué será? 

J. B. Cabrera. 

60. Gloria al Señor del Cielo. 

Gloria al Señor del cielo, 
Gloria por sus bondades, 
Gloria, por sus piedades 
Que interminables son. 
2 

Cante el mortal ahora 
Himnos a sus bondades, 
Cante que sus piedades 
Interminables son. 

3 

Sus siervos hoy devotos 
Digan que en las edades 
Sus múltiples piedades 
Interminables son. 

Carvajal 



L. Dad á Dios Inmortal Alabanza. 

Dad a Dios immortal alabanza ; 
Su merced, su verdad nos inunda : 
Es su gracia en prodigios fecunda, 
Sus mercedes, humildes cantad. 
¡ Al Señor de señores dad gloria, 
Rey de reyes, poder sin segundo ! 
Morirán los señores del juundo. 
Mas su reino no acaba jamás. 
2 

Las naciones vió en vicios sumidas 

Y sintió compasión en su seno: 
De prodigios de gracia está lleno ; 
Sus mercedes, humildes cantad. 
A su pueblo llevó por la mano 
A la tierra por él prometida; 
Por los siglos sin fin le da vida 

Y el pecado y la muerte caerán. 

3 

A su Hijo envió por salvarnos 
Del pecado y la muerte inherente ; 
De prodigios de gracia es torrente, 
Sus mercedes, humildes cantad. 
Por el mundo su mano nos lleva, 

Y al celeste descanso nos guía : 
Su l)ondad vivirá eterno día, 
Cuando el mundo no exista ya más. 

J. Mora. 

62. Señor, en Ti Yo Creo. 

Señor, en ti yo creo, 
Y siempre creeré; 
Que brilla dentro el alma 
La antorcha de la fe. 
Al cielo ¡cuántas veces 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



La vista en mi aflicción 
Alcé, y dulce consuelo 
Bajaba al corazón! 

2 

Es grato, si sufrimos 

En horas de ansiedad, 

Saber que desde el cielo 

Nos miras con piedad ; 

Que cuentas nuestras penas, 

Que ves nuestro dolor, 

Que escuchas nuestros ayes, 

Y envías tu favor. 

3 

¡Señor, bendito seas, 
Bendito veces mil! 
Porque si artero el mundo 
Su red nos arma hostil, 
En nuestro pecho enciendes 
La llama de la fe, 

Y mundo y red podemos 
Hollar con nuestro pie. 

4 

La fe que al hombre anima, 
Tu más precioso don. 
Es luz en las tinieblas. 
Alivio en la aflicción ; 
Amparo al desvalido, 
Al náufrago salud. 
Tesoro de alegrías. 
Cimiento a la virtud. 
5 

Por eso yo te adoro, 
Por eso creo en ti. 
De quien dádiva tanta 
Sin precio recibí. 
Confirma y acrecienta, 



Señor, mi humilde fe; 
Y cual soy tuyo ahora. 
Por siempre lo seré. 

J. B, Cabrera. 

63. Tesoro Incomparable. 

Tesoro incomparable, 
Jesús, amigo fiel, 
Kefugio del que huye 
Del adversario cruel ; 
Sujeta compasivo 
A tí mis corazón. 
Ya que para salvarme 
Sufriste la pasión. 
2 

Delicias de mi alma. 
Pan de la eternidad. 
Del cual yo me alimento 
En mi necesidad; 
En mi flaqueza extrema 
Se cumple tu virtud, 
Y en medio de mis males 
Ser quieres mi salud. 
3 

Dirige a mí tu rostro, 
Jesús, lleno de amor, 
Sol puro de justicia. 
Grato consolador. 
Sin tu influencia santa 
La vida es un morir ; 
Gozar de tu presencia, 
Esto sólo es vivir. 
4 

Jesús, riqueza mía, 
Mi amante Salvador, 
Eres en mis flaquezas 
Mi fuerte protector. 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



25 



Mi paz el enemigo 
Turbar podrá jamás; 
Por más que lo intentare, 
No lo permitirás. 
5 

Al mundo de falacias 
No pertenezco ya; 
El cielo es mi morada, 
Allí mi Amado está. 
A donde Cristo habita 
Con ansia quiero ir ; 
En sempiterno gozo 
Con él quiero vivir. 

Fuster. 

64. ¡ Cuan Dulce el Nombre de 
Jesús ! 

¡ Cuán dulce el nombre de Jesús 
Es para el hombre fiel! 
II ¡Consuelo, paz, vigor, salud. 
Encuentra siempre en él. :l| 
2 

Al pecho herido fuerzas da, 

Y calma al corazón; 

II :Del alma hambrienta es cual maná, 

Y alivia su aflicción. :|| 

3 

Tan dulce nombre es para mí, 
De dones plenitud ; 
II rRaudal que nunca exhausto vi 
De gracia y de salud. :|| 
4 

Jesús, mi amigo y mi sostén. 
Bendito Salvador! 
II :Mi vida y luz, mi eterno bien, 
Acepta mi loor. :|| 



5 

Si es pobre ahora mi cantar. 
Cuando en la gloria esté 
II :Y allá te pueda contemplar. 
Mejor te alabaré. :|| 

(Tr.) Juan Newton. 

65. El Buen Pastor. 

Como ovejas celebramos 
¡ Oh ! J esús tu grande amor. 
Ya que locas, descarriadas. 
Anduvimos sin tu amor. 
De tus pastos abundantes 
Alejadas, buen Pastor. 
2 

Por los montes afanado 
Nos buscaste con amor, 

Y al buen prado en que pacemos 
Nos conduces con tu amor ; 
Para ser de tu rebaño. 

Nos tomaste, buen Pastor. 
3 

La voz tuya conocemos. 

Si nos llamas, ¡ oh ! Pastor ; 

Tú nos das el pasto sano 

Y nos guardas con amor : 
En tu seno reclinadas 
Reposamos, buen Pastor. 

4 

Las ovejas en tu mano 
Nada temen, buen Pastor; 
En tu aprisco reunidas 
Nos contemplas con amor; 
Sólo en ti nos refugiamos, 
i Oh Jesús, oh buen Pastor ! 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



66. Unidos en Espíritu. 

Unidos en espíritu 
Al coro celestial, 
Cantemos con los ángeles 
Un cántico triunfal: 

Y si vertimos lágrimas 
Al frente de la cruz, 
Rebose hoy el júbilo. 
Pues vive el buen Jesiis. 

2 

Lo que en el triste Gólgota 
Derrota pareció. 
En el sellado túmulo 
En triunfo se cambió; 
Vencido está el báratro, 
Menguado su poder; 

Y no el mortal su súbdito 
De hoy más habrá de ser. 

3 

Del ]\Ioria allá en la cúspide 
Se obró la salvación, 
Allí se ostenta el lábaro 
De nuestra redención ; 

Y sueltos ya los vínculos 
De la mortalidad. 

La tumba abierta es símbolo 
De nuestra libertad. 
4 

Jesús, de gloria Príncipe, 
Autor de nuestra paz, 
Diríjenos benévola 
Tu esplendorosa faz ; 

Y acepta el dulce cántico 
De nuestra gratitud 
Por tu valiosa dádiva 
De la eternal salud. 

J. B. Cabrera. 



67. ]\ri Salvador. 

¡ Oh Salvador, mi fiel Jesús, 
Del mundo tú la clara luz ! 
Dame perdón, dame sostén; 
Auxilíame con todo bien. 

2 

No cambiará ¡oh Salvador! 
Tocante a mí tu fiel amor ; 
Tu sangre diste tú por mí, 

Y ya salvado soy por ti. 

3 

Yo gozaré felicidad 
Por toda la eternidad ; 
Pues viviré con mi Jesús, 

Y le veré en clara luz. 

68. A Cristo Doy :Mi Canto. 

A Cristo doy mi canto: 
El salva el alma mía ; 
Me libra del quebranto 

Y con amor me guía. 

Coro. — Ensalce nuestro canto 
Tu sacrosanta historia ; 
Es nuestro anhelo santo 
Mirar, Jesús, tu gloria. 
2 

Jamás dolor ni agravios 
Enlutarán la mente, 
Si a Cristo nuestros labios 
Bendicen dulcemente. — Coro. 

3 

Tu nombre bendecido 
Alegra el alma mía ; 
Tu nombre es en mi oído 
Dulcísima armonía. — Coro, 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 27 

4 Nombre tan dulce, referir podría 
Viviendo he de ensalzarte : Sobre la tierra ? • 

Y si abandono el suelo, (t^" ) ^- Cabrera. 

Veránme ir a adorarte 70. Alabanza. 

Los ángeles del cielo. — Coro. ^ , n' . 

¡Solemnes resuenen los lerv^idos can- 
tos; 

69. No Hay Otro Nombee. Unámonos todos en voces de amor : 

Un nombre existe que escuchar me Los ángeles puros, los fieles y santos, 
agrada, -^^^^ Cordero tributen loor. 

Y hablar me place del valor que en- Coro. — 1| : Canto de triunfo, canto de 

cierra, triunfo 

No hay otro nombre que en dulzura Levántese inmenso al gran Salvador :|| 

iguale^ 2 

Sobre la tierra. . j.^ ^^.^^^ Cordero ! los justos ex- 

2 claman ; 

El testifica del amor sublime ¡ Es digno el Cordero de eterno loor ! 

Del que muriendo libertad me ha dado. Repiten constantes aquellos que le 
Siendo su sangre redención perfecta aman, 

Por el pecado. Al ver que su sangre vertió en su 

3 favor. — Coro. 
Que hay un amante corazón, me dice, 3 

Que sentir puede mi dolor profundo; Postrados de hinojos, Jesús, te adora- 
Cual él quien pueda compartir mis mos, 

penas. Pues nos rescataste de eterno dolor: 

No hay en el mundo. La muerte sufriste, por que no mura- 

-1 mos ; 

El regocija mi doliente peclio. Dignísimo eres del más alto honor. 
El de mis ojos desvanece el llanto, — Coro. 

Y dice al alma que confíe siempr(í 4 

Libre de espanto. Los cielos triunfantes, la tierra sal- 

5 vada, 

¡Jesús! el nombre que escuchar me Su júbilo muestren; y al santo Señor 

agrada ! El oro, el incienso, la mirra preciada 

¿ Cuál de los santos, el valor que en- Le ofrezcan con puro, con férvido 
cierra amor. — Coro. 



28 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



71. Nuestro Guk. 

De la muerte el imperio vencimos 
Por el Rey que nos dió la victoria, 
Al poder de este mundo servimos, 
Mas ahora, al Señor de la gloria. 

Coro. — Por la fé te liemos visto, ¡oh 

Jesús, nuestra luz ! 
Por nosotros, ¡ oh ! Cristo, espiraste en 

la cruz. 

Tú eres nuestro guía, divino Salvador, 
Al Cielo de alegría, al célico esplendor. 
2 

Por la sangre que fué derramada. 
Redimidos, al cielo marchamos ; 
Ya la mancha en nosotros lavada. 
Todo es nuevo en la vida en que esta- 
mos. — Coro. 

3 

Ya el error y la duda han huido ; 
La verdad refulgente ya luce : 
Desde el cielo nos ha esclarecido, 
Y a la gloria Jesús nos conduce. — 
Coro. 

72. GuliME i Oh ! Salvador. 

Guíame ¡ oh ! Salvador 
Por la vía de salud ; 
A tu lado no hay temor, 
Sólo hay gozo, paz, quietud. 

Coro. — ¡ Cristo ! ¡ Cristo ! 
No me dejes ¡ oh Señor ! 
Siendo tú mi guía fiel. 
Seré más que vencedor. 



2 

No me dejes \ oh Señor ! 
jMientras en el mundo esté, 

Y haz que arribe sin temor 
Do feliz por fin seré. — Coro. 

3 

Tú de mi alma salvación, 

En la ruda tempestad, 

Al venir la tentación 

Dame ayuda por piedad. — Coro. 

F. M. D. (Tr.) Pedro Grado. 

¡ Gloria a Ti, Jesús Divino ! 
i Gloria a ti, Jesús Divino ! 
¡ Gloria a ti por tus bondades ! 
¡ Gloria eterna a tus piedades. 
Querido Salvador! 

2 

Tú me amaste con ternura 

Y por mí en la cruz moriste ; 
Con ternura me quisiste, 
Querido Salvador. 

3 

Tengo fe sólo en tu muerte, 
Pues con ella me salvaste ; 
Vida eterna me compraste, 
Querido Salvador. 

4 

Te veremos en el cielo: 
A vivir contigo iremos ; 
Tu presencia gozaremos, 
Querido Salvador. 

5 

Ten valor, valor cristiano, 
Cristo es tu mejor amigo: 
Él te llevará consigo; 
Jesús es tu Señor. 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 29 



74. De Jesús el Nombre Guarda. 

De Jesús el nombre guarda, 
Heredero del afán; 
Dulce hará tu copa amarga, 
Tus afanes cesarán. 

Coro. — Suave luz, manantial 
De esperanza, fe y amor ; 
Sumo bien celestial 
Es Jesús el Salvador. 
2 

De Jesús el nombre estima; 
Que te sirva de broquel: 
Alma débil, combatida. 
Hallarás asilo en él. — Coro. 
3 

De Jesús el nombre ensalza. 
Cuyo sin igual poder 
Del sepulcro nos levanta. 
Kenovando nuestro sér. — Coro. 

Lidia Baxter. (Tr.) 

75. A Su Nombre Gloria. 

Junto a la cruz do Jesús murió, 
Junto a la cruz do salud pedí, 
Ya mis maldades él perdonó, 
¡ A su nombre gloria ! 

Coro. — ¡A su nombre gloria!, 
¡ A su nombre gloria ! 
Ya mis maldades él perdonó, 
¡ A su nombre gloria ! 

2 

Junto a la cruz donde le busqué 
¡ Cuán admirable perdón me dió! 
Ya con Jesús siempre, viviré, 
¡ A su nombre gloria ! — Coro. 



3 

Fuente preciosa de Salvación, 
Qué grande gozo yo pude hallar 
Al encontrar en Jesús perdón, 
¡A su nombre gloria! — Coro. 
4 

Tú, pecador, que perdido estás. 
Hoy esta fuente ven a buscar, 
Paz y perdón encontrar podrás, 
¡ A su nombre gloria ! — Coro. 

(Tr.) Vicente Mendoza. 

76. Cual ]\Iirra Fragante. 

Cual mirra fragante que exhala su 
olor 

Y ricos perfumes esparce al redor. 
Tu nombre ¡ Oh Amado ! a. mi corazón 
Lo llena de gozo, transpórtalo a Sión. 

Coro. — Aleluya, Aleluya al Cordero 
de Dios: 

Aleluya al Amado, al bendito Jesús. 
2 

Cual voz amigable que al triste viador 
En bosque perdido le inspira valor, 
Tu nombre me anima y me hace saber 
Que ofreces piadoso, rescate a mi ser. 
— Coro. 

3 

Cual luz que brillando del alto fanal, 
Al nauta en la noche señala el canal. 
Tu nombre esparciendo benéfica luz. 
Al cielo me lleva, bendito Jesús. — 
Coro. 

H. M. 



30 EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



77. El Nombre de Jesús. 

Ni en la tierra ni en el cielo 
' Hay un nombre cual Jesús ; 
Sobre todo, él solo reina, 
Él es sólo eterna luz. 
2 

Es Jesús mi gran riqueza. 
Hallo en él mi sólo bien; 
Valen más que todo el oro 
Los tesoros de su Edén. 
3 

Es Jesús mi gran sustento, 
Mi pan suave y celestial; 
De mis dichas y mi gozo 
Es el rico manantial. 
4 

Infinita es su ternura, 
¿Quién la puede sondear? 
Con los ángeles hoy quiero 
Su grandeza pregonar. 

78. A Jesús Pertenecemos. 

A Jesús pertenecemos, 
Nos debemos alegrar; 
Que el buen Dios de cielo y tierra, 
Nos formó y nos ha de guiar. 
A Jesús pertenecemos. 
Por nosotros él murió; 
II :Con el precio de su sangre 
De la muerte nos libró. :|| 
2 

A Jesús pertenecemos, 
Y confiamos sólo en él ; 
Pues su Espíritu nos lleva 
Por su senda, siempre fiel. 



A Jesús pertenecemos. 
Redimidos por su. amor ; 
II :Y a Dios Trino y Uno damos 
Alabanza, prez y honor. :|| 

79. Gloria a Dios en las Alturas. 

Gloria a Dios en las alturas. 
Que mostró su gran amor. 
Dando a humanas criaturas 
Un potente Salvador. 
Con los himnos de los santos 
Hagan coro nuestros cantos 
De alabanza y gratitud. 
Por la divinal salud; 

Y digamos a una voz : 

j En los cielos gloria a Dios ! 
2 

Gloria a Dios la tierra cante 
Al gozar de su bondad, 
Pues le brinda paz constante 
En su buena voluntad. 
Toda tribu y lenguas todas 
Al Excelso eleven odas, 
Por el rey Emmanuel 
Que les vino de Israel; 

Y prorrumpan a una voz : 
¡En los cielos gloria a Dios! 

3 

Gloria a Dios la Iglesia entona, 
Rota al ver su esclavitud 
Por Jesús, que es su corona. 
Su Cabeza y plenitud. 
Vigilante siempre vive 

Y a la lucha se apercibe. 
Mientras llega su solaz 
En la gloria y plena paz ; 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



31 



Donde exclama a una voz : 
¡ En los cielos gloria a Dios ! 

J. B. Cabrera. 

80. La Navidad. 

¡ Oh santísimo, felicísimo, 
Grato tiempo de Navidad! 
Cristo el prometido. 
Ha por fin venido: 
¡Alegría! ¡Alegría! 
Cristiandad. 

2 

¡ Oh santísimo, felicísimo, 
Grato tiempo de Navidad ! 
Al mortal perdido. 
Cristo le ha nacido : 
¡ Alegría ! ¡ Alegría ! 
Cristiandad. 

3 

¡ Oh santísimo, felicísimo. 
Grato tiempo de Navidad ! 
Coros celestiales. 
Cantan los mortales : 
¡ Alegría ! ¡ Alegría ! 
Cristiandad. 

4 

j Oh santísimo, felicísimo. 
Grato tiempo de Navidad! 
Cántanle loores 
Magos y pastores : 
¡ Alegría ! ¡ Alegría ! 
Cristiandad. 

5 

j Oh santísimo, felicísimo, 
Grato tiempo de Navidad ! 
Tan dichosa nueva, 



Al mortal conmueva: 
¡Alegría! ¡Alegría! 
Cristiandad. 

6 

¡ Oh santísimo, felicísimo. 
Grato tiempo de Navidad ! 
Principe del cielo, 
Dános tu consuelo : 
¡ Alegría ! ¡ Alegría ! 
Cristiandad. 

81. Venid, Pastorcillos. 

Venid, pastorcillos, venid a adorar 
Al Rey de los cielos que nace en Judá. 
Sin ricas ofrendas podemos llegar, 
Que el niño prefiere la fe y la bondad. 
2 

Un rústico techo abrigo le da. 
Por cuna un pesebre, por templo un 
portál ; 

En lecho de pajas incógnito está. 
Quien quiso a los astros su gloria 
prestar. 

3 

Hermoso lucero le vino a anunciar, 

Y magos de Oriente buscándole van: 
Delante se postran del Rey de Judá, 
De incienso, oro y mirra tributo le dan. 

F. Martínez de la Rosa. 

82. Tú Dejaste Tu Trono. 

Tú dejaste tu trono y corona por mí, 
Al venir a Belén a nacer; 
Mas a ti no fué dado el entrar al 
mesón, 

Y en pesebre te hicieron nacer. 



32 



EL NUEVO IIIMNAEIO EVANGELICO 



Coro. — A^en a mi corazón, ¡ oh Cristo ! 
Pues en él hay lugar para ti. 
Ven a mi corazón, j oh Cristo ! ven ; 
Pues en él hay lugar para ti. 
2 

Alabanzas celestes los ángeles dan 
En que rinden al Verbo loor; 
Mas humilde viniste a la tierra, Señor, 
A dar vida al más vil pecador. — Coro. 

3 

Siempre pueden las zorras sus cuevas 
tener, 

Y las aves sus nidos también, 

Mas el Hijo del Hombre no tuvo un 
lugar 

En el cual reclinara su sién. — Coro. 
■A 

Til viniste. Señor, con tu gran bendi- 
ción 

Para dar libertad y salud, 
Mas con odio y desprecio te hicieron 
morir. 

Aunque vieron tu amor y virtud. — 
Coro. 

5 

Alabanzas sublimes los cielos darán 
Cuando vengas glorioso de allí, 

Y tu voz entre nubes dirá: "Ven a 

mí. 

Que hay lugar junto a mí para ti." — 
Coro. 

Emily E. S. Elliott, 1864. (Tr.) 

83. i Noche de Paz, Noche de Amor ! 

¡Noche de paz, noche de amor! 
Todo duerme en derredor. 



Entre los astros que esparcen su luz, 
Bella anunciando al niñito Jesús, 
11 iBrilla la estrella de paz. :11 
2 

¡Noche de paz, noche de amor! 
Oye humilde el fiel pastor. 
Coros celestes que anuncian salud, 
Gracias y glorias en gran plenitud, 
11 :Por nuestro buen Redentor. :|1 

3 

¡Noche de paz, noche de amor! 
Ved qué bello resplandor 
Luce en el rostro del niño Jesús 
En el pesebre, del mundo la Luz, 
11 Astro de eterno fulgor. :11 

84. Los Heraldos Celestiales. 

Los heraldos celestiales 
Cantan con sonora voz : 
¡ Gloria al Rey recién nacido, 
Que del cielo descendió! 
Paz, misericordia plena, 
Franca reconciliación 
Entre Dios, tan agraviado, 

Y el mortal que le ofendió. 

2 

La Divinidad sublime 
En la carne se veló ; 
Ved a Dios morando en carne, 

Y adorad al Hombre-Dios. 
Emmanuel, Dios con nosotros, 
A la tierra descendió; 

Y hecho hombre, con los hombres 
Tiene ya su habitación. 



EL NUEVO HIMXARIO EVANGELICO 



33 



3 

Salve, Príncipe glorioso 
De la paz y del perdón ; 
Salve a ti que de justicia 
j Eres el divino Sol ! 
Luz y vida resplandecen 
A tu grata aparición, 

Y en tus blancas alas traes 
La salud al pecador. 

Nace manso, despojado 
De su gloria y esplendor, 
Porque no muramos todos 
En fatal condenación, 
Nace, sí, para que el hombre 
Tenga en él resurreción. 
Nace para que renazca 
A la vida el pecador. 
5 

Ven, oh tú, de las naciones 
Deseado con ardor; 
Ven, simiente vencedora 
Que Moisés profetizó; 
Ven, aplasta la cabeza 
Ponzoñosa del dragón. 
Que el veneno del pecado 
En nosotros infiltró. 
6 

Borra tú la semejanza 

Que el primer Adam nos dió; 

Y a la tuya, Adam perfecto, 
Forma nuestro corazón. 
Desde el trono do te sientas 
Como Hombre y como Dios, 

j Oh Jesús ! pon en nosotros 
Tu maravilloso amor. 

Carlos Wesley, (Tr.) T. Castro. 



85. Venid Pequeñuelos. 

Venid, pequeñuelos, venid sin tardar. 
Venid al pesebre, venid a admirar 
Del Padre en los cielos el don sin 
igual ; 

¡ A él sea la gloria, la paz al mortal ! 
2 

]\lirad en pesebre de pobre portal 
Lindísimo niño en un blanco pañal. 
Un rayo ilumina su rostro infantil ; 
En vez de la púrpura sirve heno vil. 
3 

Mirad en su cuna, niñitos, la paz; 
José con María contemplan la faz; 
Hay píos pastores orando alredor; 
En lo alto mil ángeles cantan loor. 

Vosotros con ellos, oh niños, cantad ; 
Con ellos dad gracias, las manos alzad : 
Al coro celeste las voces unid, 
Del Padre y del Hijo el amor bendecid. 

86. El Nacimiento de Jesús. 

¡ Cristianos ! media noche, hora 
solemne 

En que Dios bajó en hombre trans- 
formado 

Para borrar las manchas del pecado, 

Y del Padre aplacar así el furor. 

2 

Se agita lleno de esperanza el mundo 
Porque esta noche un Salvador le 
diera ; 

Y libertad arrodillado espera ; 

i Páscuas ! que vino el Santo Redentor. 



34 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



3 

Que de la fe, la luz ardiente sea 
A la cuna del Niño, nuestro guía, 
Como a los ]\Iagos del Oriente un día 
Condujo de la estrella el resplandor. 
4 

El Rey de reyes nace en pobre cuna, 
Desde allí a vuestro orgullo un Dios 
os dice: 

Poderosos que encumbra la fortuna. 
Doblad la frente humilde al Redentor. 
5 

Quebró nuestras cadenas con sus 
manos ; 

La tierra libre, el cielo abierto vemos ; 
No tiranos, ni esclavos, sólo hermanos ; 
Lo que el hierro ligaba, una el amor. 
6 

Si por nosotros nace, sufre y muere. 
Que nuestra gratitud a Dios mostre- 
mos. 

De libertad el cántico entonemos 
i Pascuas ! cantad al Santo Redentor. 

De Palma. 

87. Un Amigo Hay Más que 
Hermano. 

Un amigo hay más que hermano. 
Cristo el Señor, 

Quien llevó en su cuerpo humano 
Nuestro dolor. 
Este amigo moribundo, 
Padeciendo por el mundo. 
Demostró su amor profundo ; 
¡Dadle loor! 



2 

Conocerle es vida eterna, 

Cristo el Señor; 

Todo aquel que quiera, venga 

Al Redentor. 

Por nosotros él derrama 

Vida suya, pues nos ama; 

Y a su lado a todos llama : 

¡ Dadle loor ! 

3 

Hoy, ayer, y por los siglos 

Cristo el Señor 

Es el mismo fiel amigo; 

Ven, pecador. 

Es maná en el desierto. 

Nuestro guía, nuestro puerto, 

Es su amor el mismo cielo, 

i Dadle loor ! 

H. c. E. 

88. Astro el más Bello. 

Astro el más bello en la regia cohorte, 
Suave, argentina, miramos tu luz; 
Haznos visible el lejano horizonte; 
Guíanos al lecho del niño Jesús. 
2 

Vedlo dormido, por cuna un pesebre; 
Quiso entre pobres, humilde nacer ; 
Angeles ven en aquel niño endeble, 
Al que dispone de todo poder. 
3 

¿Qué le traeremos? ¿La mirra más 
fina? 

¿Ricas aromas del último mar? 
¿Oro sacado de todas las minas? 
¿Cómo la fe en él podemos mostrar? 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



4 

Vanos serían tan ricos- presentes : 
Ellos no pueden su gracia alcanzar : 
Muévenle aquellos que llevan fervien- 
tes 

Preces del alma, que puede aceptar. 

Reginaldo Heber. (Tr.) 

89. Cantad ]\Iortales. 

Cantad, cantad, mortales, 
Que Cristo ya nació; 
Y por salvar las almas, 
Humilde se encarnó; 
Por su bondad tan pura, 
El en la cruz murió; 
Ya libres él nos hizo, 
De ruina nos sacó. 

2 

Cantad, cantad, mortales. 
Que Cristo os redimió. 
De par en par las puertas 
Del cielo nos abrió. 
La plenitud de gloria. 
Cantad, que nos legó ; 
Nos hizo ya libertos. 
De ruina nos sacó. 

90. Jesucristo Descendió. 

Jesucristo descendió 
De los cielos a Belén; 
Nuestra paz allí nació. 
Nuestra dicha, luz y bien : 
Ha nacido en un mesón 
El Ungido celestial, 
En humilde condición, 
Hecho mísero mortal. 



2 

Por venir a padecer 
A los ángeles dejó, 
Y nacido de mujer, 
Con los hombres habitó. 
En patíbulo cruel 
Dió su vida con amor 
Por que tenga paz en él 
Todo pobre pecador. 

3 

Pues en él tendrá perdón 
Quien lo busque con afán: 
Que Jesús de salvación 
Es el milagroso pan. 
Himnos mil á Dios cantad 
Por Jesús, el Salvador, 
Alabando su bondad ; 
Sí, cantad su grande amor. 



91. Lindos Angeles Cantores. 

Lindos ángeles cantores. 
De salud anunciadores, 

Y zagales y pastores 
Salve" claman al Señor. 

]\Iientras canta alegre el coró, 
Vienen magos, y un tesoro 
Dan de mirra, incienso y oro 
Al bendito Rey de amor. 

2 

Clara noche, santo día," 
Claman todos a porfía, 

Y "alegría, alegría!" 
Dice el eco sin cesar. 

Lo divino se ha humanado : 



36 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



¡ Cristo, tú, Dios encarnado, 
Sean a ti por siempre dados 
Gloria, reino y potestad. 

92. OÍD UN Son en Alta Esfera. 

Oíd un son en alta esfera : 
''En los cielos gloria a Dios, 

Y al mortal paz en la tierra!" 
Canta la celeste voz. 

Con los cielos alabemos 

Al eterno Rey ; cantemos 

A Jesús que es nuestro bien. 

Con el coro de Belén; 

Canta la celeste voz: 

' ' ¡ En los cielos gloria a Dios ! " 

2 

El Señor de los señores, 
El Ungido celestial, 
A salvar los pecadores 
Vino al seno virginal. 
Gloria al Verbo encarnado, 
En humanidad velado; 
Gloria al Santo de Israel 
Cuyo nombre es Emmanuel: 
Canta la celeste voz: 
' ' ¡ En los cielos gloria a Dios ! ' ' 

3 

Príncipe de paz eterna, 
Gloria a ti Señor Jesús, 
Entregando el alma tierna. 
Tú nos traes vida y luz. 
Has tu majestad dejado, 

Y buscarnos te has dignado; 
Para darnos el vivir, 



A la muerte quieres ir. 

Canta la celeste voz: 

' ' i En los cielos gloria a Dios ! ' ' 

93. Aquel Rosal Lejano. 

Aquel rosal lejano 
Al fin la rosa dio. 
Que un amoroso arcano 
Al hombre prometió. 
Venid a ver, venid. 
La flor del soberano 
Linaje de David. 
2 

Con júbilo el pasado 
Predijo el sin igual 
Portento al hombre dado 
Por madre virginal. 
Cantemos hoy también 
Al niño deseado. 
Sonrisa de Belén. 
3 

Gentil botón que asoma 
Tan lisonjero ya. 
Abierto, i cuánta aroma 
Al mundo exhalará ! 
Oh buen Jesús, en Tí 
j Qué olor de vida toma 
La humanidad feliz ! 

94. El Bendito Salvador. 

Para todo viajero 
Que camina con tesón 
Por la senda que conduce 
A los brazos de su Dios, 
Hay un faro luminoso 



EL NUEVO HIMXARIO EVANGELICO 



37 



Que le presta su fulgor ; 
Es el santo Jesucristo, 
El bendito Salvador. 
2 

Para aquel a quien el mundo 
Desgarró su corazón, 
Deshojó sus ilusiones, 

Y su alma marchitó, 
Hay un bálsamo divino 
Que le da consolación: 
Es el santo Jesucristo, 
El bendito Salvador. 

3 

Para aquel que ya perdido 
Por el mal que practicó, 
De su suerte desespera. 
Pereciendo de dolor, 
Hay un protector divino 
Que le mira con amor : 
Es el santo Jesucristo, 
El bendito Salvador. 
4 

Para el huérfano que sólo 
En la tierra se quedó, 

Y suspira por un alma 
Que le cuide con amor, 
Hay un padre cariñoso, 
Pe infinita compasión : 
Es el santo Jesucristo, 
El bendito Salvador. 

Es Jesucristo la Vida, la Luz. 

Es Jesucristo la vida, la luz; 
El nos anuncia la eterna verdad, 
I\Iártir divino que muere en la cruz 
Por darnos libertad. 



Coro. — El es Pastor, enviado, 
Divino Emmanuel; 
El me conduce por sendas de paz 
Como a su oveja fiel. 

2 

Quita del alma la negra maldad. 
Limpia benigno el infiel corazón ; 
Es su carácter de suma bondad, 
La misma compasión. — Coro. 

3 

Fuente preciosa de gracia y salud. 
Agua que limpia de toda maldad ; 
Quiere llenarnos de su plenitud 
Y de su santidad. — Coro. 

Pedro Grado. 



96. ¡ Oh, Qué Amigo Nos es Cristo ! 

i Oh, qué amigo nos es Cristo ! 
El llevó nuestro dolor, 
Y nos manda que llevemos 
Todo a Dios en oración. 
¿Vive el hombre desprovisto 
De paz, gozo y santo amor ? 
Esto es porque no llevamos 
Todo a Dios en oración. 

2 

¿Vives débil y cargado 

De cuidados y temor? 

A Jesús, refugio eterno, 

Díle todo en oración. 

(• Te desprecian tus amigos ? 

Cuéntaselo en oración ; 

En sus brazos de amor tierno 

Paz tendrá tu corazón. 



38 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



3 

Jesucristo es nuestro amigo: 
De esto pruebas él nos dió 
Al sufrir el cruel castigo 
Que el culpable mereció. 

Y su pueblo redimido 
Hallará seguridad 

Fiando en este Amigo eterno 

Y esperando en su bondad. 

Dr. H. Bonar. (Tr.) L. Garza Mora. 

97. Dulces Momentos. 

i Dulces momentos, consoladores, 
Los que me paso junto a la cruz ! 
Allí sufriendo crueles dolores 
Miro al Cordero, Cristo Jesús. 
2 

Miro sus brazos de amor abiertos 
Que me convidan a ir a él ; 

Y haciendo suyos mis desaciertos, 
Por mí sus labios gustan la hiél. 

3 

De sus heridas la viva fuente 
De pura sangre veo manar; 

Y salpicando mi impura frente, 
La infame culpa logra borrar. 

4 

Miro su angustia ya terminada 
Hecha la ofrenda de la expiación, 
Su noble frente mustia, inclinada, 

Y consumada mi redención. 

5 

¡ Dulces momentos, ricos en dones 
De paz y gracia, de vida y luz ! 
Sólo hay consuelos y bendiciones 
Cerca de Cristo, junto a la Cruz. 

(Tr.) J. B. Cabrera. 



98. La Entrada Triunfal. 

¡ J erusalem, despierta ! 
Tu Salvador ya vino; 
Avanza en su camino. 
Tocando está a tu puerta, 
i Despierta ! en alegría 
Conviértanse tus penas; 
Arroja tus cadenas; 
Sión, éste es tu día. 

2 

Que el júbilo en rumores 
Se eleve raudo al cielo : 
Y cubran campo y suelo 
La púrpura y las flores. 
Agítense las palmas, 
La música resuene. 
Que libres a hacer viene 
El Redentor las almas. 

Carlos Wesley. (Tr.) 

99. Rostro Divino. 

Rostro Divino, ensangrentado. 
Cuerpo llagado por nuestro bien : 
Calma benigno justos enojos, 
Lloren los ojos que así te ven. 

■ ^ 2 
Manos preciosas, tan lastimadas. 
Por mí clavadas en una cruz ; 
En este valle sean mi guía 
Y mi alegría, mi norte y luz. 
3 

Bello costado, en cuya herida 
Halla su vida la humanidad. 
Fuente amorosa de un Dios clem- 
ente. 

Voz elocuente de caridad. 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



39 



4 

Tus pies heridos, Cristo paciente, 
Yo indiferente los taladré; 
Y arrepentido, hoy que te adoro. 
Tu gracia imploro : Señor, pequé. 
5 

Crucificado en un madero. 
Manso Cordero, mueres por mí; 
Por eso el alma triste y llorosa. 
Suspira ansiosa. Señor, por Ti. 

M. Mavillard. 

100. La Cruz de Cristo. 

Al contemplar la excelsa cruz 
Do el rey del cielo sucumbió. 
Cuantos tesoros ven la luz 
Con gran desdén contemplo yo. 
2 

No me permitas, Dios, gloriar 
Más que en la muerte del Señor, 
Lo que más pueda ambicionar 
Lo doy gozoso por su amor. 
3 

Desde su faz hasta sus pies, 
Unidos ved amor, pesar; 
¿ Qué unión tan fiel como esta es 
En otro sér podéis mirar? 
4 

Con las espinas, diga, i quién 
Formó corona rica así? 
Mas la corona del gran bien 
Posible él hizo para mí. 
5 

Si la riqueza terrenal 
Pudiera yo a mis plantas ver, 
Pequeña ofrenda mundanal, 
Sería el írsela a ofrecer. 



6 

Aquel dolor tan grande y cruel 
Que sufre así mi salvador 
Exige en cambio para él 
Una alma llena del amor ! 

Isaac Watts. (Tr.) 

101. Consumado Es. 

Voz de amor y de clemencia 
En el Gólgota sonó; 

Y al oiría, con violencia 
El Calvario retembló. 
''Consumado es," 

Fué la voz que Cristo dió. 
2 

Voz de escarnio y de ironía 
Yil pronuncia el hombre audaz, 
^Mientras Cristo en su agonía 
Hace al sol nublar su faz. 
''Consumado es," 
Fué la voz del Dios veraz. 
3 

Entre angustias y dolores 
Sin amparo se encontró 
El Señor de los señores. 
El que al débil amparó. 
' ' Consumado es " ; 

Y su espíritu entregó. 

4 

Ya el infierno está vencido, 

Y la muerte es sin horror 
Para el hombre redimido 
Que confía en su Señor. 
"Consumado es" 

El rescate del amor. 

(Tr.) J. B. Cabrera. 



40 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



102. Amoroso Salvador. 

Amoroso Salvador, 
Sin igual es tu bondad, 
Eres tú mi mediador, 
Mi perfecta Santidad. 
2 

Mi contrito corazón 
Te confiesa su maldad, 
Pide al Padre mi perdón 
Por tu santa caridad. 
3 

Te contemplo sin cesar 
En tu trono desde aquí; 
¡ Oh ! cuán grato es meditar 
Que intercedes tú por mí ! 
4 

¡ Fuente tú de compasión ! 
Siempre a ti te doy loor: 
Siendo grato al corazón 
Ensalzarte ¡ mi Señor! 

103. El Señor Resucitó. 

El Señor resucitó, ¡Aleluya! 
IMuerte y tumba ya venció, ¡ Aleluya ! 
Con su fuerza y su virtud, i Aleluya ! 
Cautivó la esclavitud. ¡ Aleluya ! 
2 

Él que al polvo se humilló, ¡ Aleluya ! 
Con poder se levantó; ¡Aleluya! 

Y en eterna majestad, ¡Aleluya! 
Cantará la cristiandad: ¡Aleluya! 

3 

Y él que tanto así sufrió, ¡ Aleluya ! 

Y en desolación se vió, ¡Aleluya! 



Hoy en gloria celestial, ¡Aleluya! 
Reina vivo e inmortal. ¡Aleluya! 
4 

Quien así su vida dió, ¡Aleluya! 
Quien así nos redimió, ¡Aleluya! 
Es la víctima pascual, ¡Aleluya! 
Que remedia nuestro mal. ¡Aleluya! 
5 

Jesús, nuestro Salvador, ¡ Aleluya ! 
De la muerte vencedor, ¡ Aleluya ! 
En ti haznos esperar, ¡Aleluya! 
Y cantemos sin cesar: ¡Aleluya! 

104. Del Sepulcro Tenebroso. 

Del sepulcro tenebroso 
El Señor se levantó, 

Y las ligas de la muerte 
Poderoso destrozó. 

No temáis, que nuestro Maestro 
Ha tornado a vivir, 

Y no sólo él, mas todos 

Los que le hayan de seguir. 

Coro. — Abierta está la tumba, 
Vacío el lugar 
En donde amigos fieles 
Le hicieron descansar. 
2 

Como el grano de semilla 
En la tierra debe entrar. 
Nuestros cuerpos igualmente 
En la tumba habrán de estar, 
Esperando el grande día 
En las nubes la señal. 
Cuando la final trompeta 
Llame a todos por igual— Coro. 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



41 



3 

A los fieles Cristo llama 
A su lado siempre a estar, 

Y con él por las edades 
En los cielos a morar. 

No temáis, que el buen Maestro 
A la vida retornó, 

Y no sólo él; mas todos. 

Los que aquí su amor salvó. — 
Coro. 

Germán Lüders. 

105. Cristo el Rey. 

Loores dad a Cristo el Rey, 
Suprema potestad ; 
II :De su divino amor la ley. 
Postrados aceptad. :|| 
2 

Vosotros, hijos de Israel, 

Residuo de la grey; 

II :Loores dad a Emmanuel 

Y proclamadle Rey. :|| 

3 

Gentiles que por gracia de él 
Gozáis de libertad, 
II :A1 que de vuestro ajenjo y hiél 
Os libra, hoy load. :|| 
^ 4 

Naciones todas, escuchad 

Y obedeced su ley 

II :De gracia y de santidad, 

Y proclamadle Rey. :|| 

5 

Dios quiera que con los que están 
Del trono en derredor, 



II ¡Cantemos por la eternidad 
A Cristo el Salvador. :|| 

Eduardo Perronet. (Tr.) 

106. ¡Cristo Vrt:! 

¡ Cristo vive I ya no más 
Causará la muerte pena. 
¡ Cristo vive ! desde aquí 
Ya el sepulcro no encadena. 
¡ Aleluya ! 
2 

¡ Cristo vive ! ya el morir 
Es volar .al alto cielo : 
Esto nos alentará 
Al abandonar el suelo. 
¡ Aleluya ! 

3 

¡ Cristo vive ! aunque murió. 
Alcanzó triunfal victoria ; 
Parte en ella él nos da. 
Demos, pues, a Cristo gloria. 
¡ Aleluya ! 

4 

i Cristo vive ! el corazón 
Sabe bien que él es su suerte : 
Jamás nos separarán 
De su amor, vida ni muerte, 
i Aleluya ! 

5 

¡ Cristo vive ! de esplendor 
En trono eternal sentado; 
Y a sus pies por escabel 
Dios el mundo ha colocado. 
¡ Aleluya ! 



42 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



6 

¡ Cristo vive ! si para él 
Vivimos en este suelo, 
Con él podremos reinar 
Para siempre allá en el cielo. 
¡ Aleluya ! 

J. B. Cabrera. 



107. Cristo el Rey de Gloria. 

Ved al Cristo, Rey de gloria, 
Es del mundo el vencedor; 
De la guerra vuelve invicto, 
Todos démosle loor: 

Coro. — Coronadle, santos todos, 
Coronadle Rey de reyes, 
Coronadle, santos todos. 
Coronad al Salvador. 

2 

Exaltadlo, sí, exaltadlo, 
Ricos triunfos trae Jesús; 
Entronadle allá en los cielos 
En la refulgente luz. — Coro. 

3 

Si los malos se burlaron, 
Coronando al Salvador, 
Hoy los ángeles y santos 
Lo proclaman su Señor. — Coro. 

4 

Escuchad sus alabanzas. 
Que se elevan hacia él. 
Victorioso reina el Cristo, 
Adorad a Emmanuel. — Coro. 



108. Iglesia de Cristo. 

Iglesia de Cristo, reanima tu amor, 
Y espera velando a tu augusto Señor ; 
Jesús el esposo, vestido de honor, 
Viniendo se anuncia con fuerte clamor. 
2 

Si falta en algunos el santo fervor. 
La fe sea de todos el despertador. 
Velad, compañeros, velad sin temor, 
Que está con nosotros el Consolador. 
3 

Quien sigue la senda del vil pecador. 
Se entrega en los brazos de un sueño 
traidor ; 

I\Ias para los siervos del buen Sal- 
vador, 

Velar esperando es su anhelo mejor. 

M. Cosido. 

109. La Segunda Venida. 

Ved del cielo descendiendo 
Al triunfante Redentor; 
En su majestad, tremendo 
Aparece el Salvador. 
II :Su justicia en la tierra reinará. :|| 
2 

Vedle todos, revestido 
De terrible autoridad, 
Los que le habéis vendido, 
Los que con temeridad 
II :Y escarnio, le llamasteis malhe- 
chor. :|| 

3 

Contemplemos las heridas 
Que le hicieran en la cruz. 
Las señales recibidas 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



43 



En su cuerpo, que, a la luz 
¡I :De la gloria, encarecen su pie- 
dad. :|| 

4 

Cristo, Rey, te adoramos 
En tu augusto tribunal; 
- Nuestras frentes inclinamos 
A ti que eres eternal; 
II : Juez divino, ¿quiénes no te tem- 
erán ? : 1 1 

Carlos Weslfcy. (Tr.) G. H. Rule. 

110. De Arpas y Mil Voces* 

De mil arpas y mil voces 
Se alcen notas de loor; 
Cristo reina, el cielo goza, 
Cristo reina, el Dios de amor. 
Ved, su trono ocupa ya ; 
Solo el mundo regirá. 
¡Aleluya, aleluya, aleluya, amén! 
2 

Rey de gloria, reine siempre 
Tu divina potestad; - 
Nadie arranque de tu mano 
Los que 'son tu propiedad. 
Dicha tiene aquel que está 
Destinado a ver tu faz. 
¡ Aleluya, aleluva, aleluya, amén ! 
S 

Apresura tu venida 
En las nubes, ¡ oh ! Señor, 
Nuevos cielos, nueva vida. 
Danos Cristo por tu amor. 
Aureas arpas de tu grey, 
"Gloria" entonen al gran Rey. 
¡Aleluya, aleluya, aleluya, amén! 



111. Desciende, Espíritu de Amor- 

Desciende, Espíritu de amor, 
Paloma celestial, 
Promesa fiel del Salvador, 
De gracia manantial. 
2 

Aviva nuestra escasa fe, 

Y danos la salud; 
Benigno guía nuestro pie 
Por sendas de virtud. 

3 

Consuela nuestro corazón 

Y habita siempre en él ; 
Concédele el precioso don 
De serte siempre fiel. 

4 

Derrama en pródigo raudal 
La vida, gracia y luz; 

Y aplícanos el eternal 
Rescate de la cruz. 

5 

Tus frutos da de suave olor 
Al corazón : solaz. 
Benignidad, paciencia, amor, 
Bondad, templanza y paz. 
6 

Al Padre sea todo honor, 

Y al Hijo sea también, 

Y al celestial Consolador, 
Eternamente. Amén. 

J. B. Cabrera. 

112. Invocación. 

Ven, ¡ oh ! ( .'reador. Espíritu amoroso. 
Ven y visita el pecho que a ti clama, 



44 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



Y con tu soberana gracia inflama 
El corazón que espera fervoroso. 

2 

Tú que Abogado fiel eres llamado, 
Del Altísimo don, perenne fuente 
De vida eterna, caridad ferviente, 
Espiritual unción, fuego sagrado. 
3 

Tú te infundes al alma en siete dones, 
Promesa fiel del Padre Soberano: 
Tú eres el dedo de su diestra mano. 
Tú nos dictas palabras y razones. 
4 

Ilustra con tu luz nuestros sentidos, 
Del corazón ahuyenta la tibieza ; 
Haznos vencer la corporal flaqueza, 
Con tu eternal virtud fortalecidos. 
5 

Por ti nuestro enemigo desterrado, 
Gocemos de paz santa, duradera ; 

Y siendo nuestro gúia en la carrera, 
Todo daño evitemos y pecado. 

6 

Por ti al Eterno Padre conozcamos 

Y al Hijo excelso, santo, omnipotente; 
Espíritu, de ambos procedente. 

Que siempre con fervor en ti creamos. 

113. Santo Espíritu, Desciende. 

Santo Espíritu, desciende 
A mi pobre corazón, 
Llénalo de tu presencia, 
Haz en él tu habitación. 

Coro. — ¡Llena hoy, llena hoy, 
Llena hoy mi corazón ! 



i Santo Espíritu, desciende 

Y haz en él tu habitación! 

2 

De tu gracia puedes darme 
Inundando el corazón. 
Ven, que mucho necesito. 
Dame hoy tu bendición. — Coro. 
3 

Débil soy, ¡oh! sí, muy débil 

Y a tus pies postrado estoy. 
Esperando que tu gracia 

Con poder me. llene hoy. — Coro. 
4 

Dame paz, consuelo y gozo. 
Cúbreme hoy con tu perdón. 
Tú confortas y redimes. 
Tú das grande salvación. — Coro. 

Mendoza. (Tr.) 

114. Ven, ¡ Oh ! Santo Espíritu. 

Ven, ¡ oh ! Santo Espíritu, 
Raudal de agua viva. 
De amor llama activa, 
Fuente de verdad. 
2 

Ven, ¡ oh ! gran Parácleto ! 
De inefables dones 
Nuestros corazones 
Colme tu bondad. 

3^ 

Su impureza íntima 
Tu crisol depure; 
Sus heridas cure 
Tu divina unción. 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



45 



4 

Con tu luz benéfica 
Vista el ciego cobre; 

Y enriquezca al pobre 
De tu gracia el don. 

o 

Fertiliza lo árido, 
¡ Celestial rocío ! 
Haz arder al frío, 
¡Fuego abrasador! 
6 

Ven, i oh ! ser vivífico. 
Corazón no exista 
Que al poder resista 
De tu inmenso amor. 
7 

Y del orbe en ámbitos 
Que tu soplo llene, 
Sin cesar resuene 
Con feliz clamor: 

8 

i Gloria al Padre Altísimo ! 
¡Gloria al Hijo Eterno! 
¡ Gloria a ti, oh Supremo 
Santificador ! 

115. El Espíritu Santo. 

Ven a nuestras almas 
¡ Parácleto Santo ! 
Tráenos desde el cielo 
De tu luz un rayo. 
2 

Fuente de consuelo, 
Dulce y soberano 
Huésped de las almas, 
Celestial regalo. 



3 

Ven, divina llama, 
Prende en el cristiano, 

Y su pecho llena 
Del amor sagrado. 

4 

Con tus aguas puras 
Limpia lo manchado, 
Eiega lo que es seco, 
Haz lo enfermo sano. 
5 

A tus fieles todos 
Sólo en ti confiados. 
Dales paz que abunde 

Y el reposo ansiado. 

6 

Dales de tu gracia 
El favor preclaro, 
La salud eterna, 
Gozo continuado. 

Roberto II de Francia. (Tr.) 

116. ¡ Oh ! Ven, Espíritu de Amor. 

¡ Oh ! ven. Espíritu de amor, 
Paloma celestial; 
Infúndenos un santo ardor 
Del vivo manantial. 
2 

Eleva nuestro corazón 
Del mundo tan crüel; 
Concédele la petición 
De serte siempre fiel. 
3 

Enciende nuestra tibia fe, 
Y limpíanos del mal; 



46 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



Enséñanos tu santa ley, 
Doctrina celestial. 

4 

¡ Oh ven, Espíritu de amor ! 
Paloma celestial; 
Infúndenos un santo ardor 
Del vivo manantial. 

Isaac Watts. (Tr.) 

117. Ven, Santo Espíritu de Amor. 

Ven, Santo Espíritu de amor, 
Promesa celestial, 
De influjo vivificador. 
Precioso manantial. 

2 

Remedia tú mi ceguedad. 
Pues quiero conocer 
Que grande es la fragilidad 
De mi caído sér. 

3 

El fuego de consagración, 
i Oh, dígnate encender 
En mi helado corazón, 
Y renovar mi sér ! 

4 

Desciende presto al corazón. 
Consolador y Luz; 
Desciende a mí, precioso Don 
Legado por Jesús. 

Isaac Watts. (Ti-, y adap. ) 

118. ¡ Oh Señor ! a Tus Altares. 

j Oh Señor ! a tus altares 
Acudimos con fervor, 
A rogarte nos depares 
Los tesoros de tu amor. 



2 

De tu Espíritu pedimos 
La divina inspiración, 

Y en la senda que seguimos 
Su gloriosa protección. 

3 

Imploramos su presencia 
. Que la fuerza nos dará, 
Pues su santa y noble influencia 
De caer nos librará. 

4 

Tú de Cristo la Promesa, 
Celestial Consolador, 
Ven y cambia la tibieza 
En un fuego abrasador. 
5 

Débil es nuestra esperanza, 
Muy pequeña nuestra fe, 
¡Ven, infunde la confianza. 
Que a la vida gozo dé ! 

V. Mendoza. 

119. Caridad, Virtud Divina. 

¡ Caridad, virtud divina. 
Hija excelsa del buen Dios! 
Ven, las almas ilumina, 

Y que vayan de ti en pos. 

2 

Funde razas, clases, nombres. 
Que engendró interés rival ; 
Haz hermanos a los hombres. 
Con un Padre celestial. 
3 

Sé tú el ángel de consuelo, 
Mensajero grato y fiel : 
Trae contigo paz del cielo, 
Ya que tú procedes de él. 



EL NUEVO PIIMNAEIO EVANGELICO 



47 



4 

Halle el huérfano en ti abrigo 

Y sostén la senectud; 

El socorro da al mendigo, 

Y al enfermo la salud. 

5 

Al dolor del que padece 
Da eficaz consolación, 

Y a la mano que la ofrece 
Sempiterna bendición. 

6 

En bondades don fecundo, 
Como tú no existen dos. . . . 
Ven, y el alma sé del mundo, 
Hiia excelsa del buen Dios. 

J. B. Cabrera. 

120. Caridad ¡ Cuan Pura y Santa ! 

Caridad ¡ cuan pura y santa ! 
De las tres la principal ; 
Aunque mansa, siempre alcanza 
La victoria sobre el mal. 
La que el lloro va enjugando 
Del doliente corazón, 
Las ofensas olvidando 
Con divina compasión. 
2 

Todo espera, con sincera 
Voluntad de proteger; 
Todo sufre cariñosa. 
Bondadosa en socorrer. 
Siendo fuerte, no se irrita. 
Su consejo al prodigar. 
¡ Caridad, tú eres bendita. 
Te debemos siempre amar! 

(Tr.) P. M. 



121. Alguna Vez Ya No Estaré. 

Alguna vez ya no estaré 
En mi lugar en esta grey, 
Mas ¡ Cuán feliz despertaré 
En el palacio de mi Rey! 

Coro. — Yo le veré y en dulce amor, 
Iré a vivir con él allí, 

Y le diré: "Mi buen Señor, 
Por gracia vo salvado fui." 

2 

Alguna vez la muerte atroz 
Vendrá, mas cuándo, no lo sé, 
Pero ésto sé: con mi buen Dios 
Un sitio yo feliz tendré. — Coro. 
3 

Alguna vez yo como el sol. 
Mi ocaso y fin tendré también: 
]\ras me dirá mi buen Señor: 
'']\Ii siervo fiel, conmigo ven. — Coro. 
4 

En día feliz que espero yo. 
Con mi candil ardiendo ya. 
Las puertas me abrirá el Señor; 

Y mi alma a él con gozo irá. — Coro. 

Fanny J. Crosby. (Tr.) Tomas García. 

122. Jesús, mi Salvador. 

Lejos de mi Padre Dios 
Por Jesús fui hallado. 
Por su gracia y por su amor 
Sólo fui salvado. 

Coro. — En Jesús, mi Señor, 
Es mi gloria eterna ; 
Él me amó y me salvó 
En su gracia tierna. 



48 



EL NUEVO HIMNAKIO EVANGELICO 



2. 

En Jesús, mi Salvador, 
Pongo mi confianza; 
Toda mi necesidad 
Suple en abundancia. — Coro, 
3 

Cerca de mi buen Pastor 
Vivo cada día; 
Toda gracia en su Señor 
Halla el alma mía. — Ooro. 
4 

Guárdame, Señor, Jesús, 
Para que no caiga; 
Cual sarmiento en una vid, 
Vida de ti traiga. — Coro. 

123. Dios, el Padre de Todos. 

En otro tiempo el alma abandonada 
Vagaba por senderos inseguros; 
Mas hoy, arrepentida y amparada, 
El alma se reposa en bienes puros. 
2 

El Padre por Jesús, su Hijo querido, 
Nos dió la paz y vino a nuestro en- 
cuentro ; 

Y habiéndose en Jesús la ley cumplido, 
Nos hace penetrar del velo adentro. 
3 

¡ Gran Dios ! tú que has querido por 

tu gracia 
Ser Padre de infelices peregrinos. 
Librándonos de la común desgracia. 
Del cielo nos enseñas los caminos. 
4 

A seres cuales somos, miserables. 
Ofreces tu raudal de eternos dones; 



Y con el fin de hallarnos aceptables, 
A Cristo entre nosotros interpones. 

5 

Por gracia cancelaste la sentencia 
Que pesa sobre el hombre condenado. 
Por gracia nos darás la eterna herencia 
Que en Cristo el Salvador nos has 
legado. 

L. S. 

124. Regresa, Regresa Tranquilo 
AL Hogar. 

Regresa, regresa tranquilo al hogar 

Y acepta el abrazo de amor paternal. 

Coro. — ¡ Oh ! pródigo hijo, regresa al 
hogar. 

Ven, ven, para tu bien. 

2 

Regresa, regresa, no sufras ya más, 
Desnudo y hambriento, crüel soledad. 
— Coro. 

3 

Regresa, regresa, y sin vacilar 
Desecha el pecado con noble ansiedad. 
— Coro. 

4 

Regresa, regresa, que el Padre al 
umbral 

Te aguarda y te brinda perdón, gracia 
y paz. — Coro. 

5 

Regresa, regresa, y aquí gozarás 
De amigos y hermanos cariño sin par. 
— Coro. 

(Tr.) J. B. Cabrera. 



EL NUEVO HIMNAKIO EVANGELICO 



49 



125. La Voz de Jesús. 

Yo escucho, buen Jesús, 

Tu dulce voz de amor, 

Que, desde el árbol de la cruz, 

Invita al pecador. 

Yo soy pecador. 

Nada hay bueno en mí; 

Ser objeto de tu amor 

Deseo, y vengo a ti. 

2 

Tú ofreces el perdón 

De toda iniquidad, 

Si el llanto inunda el corazón 

Que acude a tu piedad. 

Yo soy pecador. 

Ten de mí piedad, 

Dame llanto de dolor 

Y borra mi maldad. 



Tú ofreces aumentar 
La fe del que creyó, 
Y gracia sobre gracia dar 
A quien en ti esperó. 
Creo en ti, Señor, 
Sólo espero en ti; 
Dame tu infinito amor, 
Pues basta para mí. 

(Tr.) J. B. Cabrera. 

126. Si Estás Tú Triste. 

Si estás tú triste, débil, angustiado: 
Si estás cansado ya de tu pecar. 
Oye a Jesús que dice hoy a tu lado : 
* ' Ven pecador, te haré yo descansar. ' 



Coro. — Sí, sí venid, Jesús refugio 
ofrece 

Al pecador, cansado de pecar, 
Oye su voz, no temas te desprecie: 
"Ven pecador, te haré yo descansar." 
2 

¿Eres muy malo? ¿Tienes mil peca- 
dos / 

Cristo perdona, oye su llamar; 
Vino a salvar a tristes, a malvados, 
"Ven pecador, te haré yo descansar." 
— Coro. 

3 

Si aquí este mundo malo te aborrece, 
Pe ama Jesús, ¿ por qué ya más desear? 
Amor eterno y puro ho}' te ofrece : 
' ' Ven pecador, te haré yo descansar. ' ' 
— Coro. 

4 

Sólo Jesús, sólo él puede salvarte, 
No hay otro nombre a quien puedas 
clamar. 

Tranquilidad, paz, gozo quiere darte: 
"Ven pecador, te haré yo descansar." 
— Coro. 

5 

Jesús te ofrece hogar donde él existe, 
Pues mil moradas fué se a preparar, 
No le desprecies, óyele, él insiste : 
"Ven pecador, te haré yo descansar." 
— Coro. 

Modesto González. 

127. ]MiRÉ CON Ansia al Derredor. 

]\Iiré con ansia al derredor, 
^lar tí^mpestuoso, negro, vi; 



50 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



I\Ias vino son consolador: 
Jesús me dijo: "Ven a mí." 
2 

Me dijo: ''Yo te salvaré, 
Si crees que yo te redimí." 
i Cuán dulce fiar en Cristo fué ! 
Cuando él me dijo: "Ven a mí." 
3 

Si me estremezco por dejar 
Mundano amor que conocí, 
El frío mortal sintiendo ya, 
Su voz escucho: "Ven a mí." 
4 

"Ven, porque todo morirá; 
"No puedes ya quedarte aquí; 
"Tu patria, el cielo, arriba está; 
"Yo soy la puerta, ven a mí." 
5 

Tu voz, Jesús, tu dulce amor, 
Me fiarán en pos de ti; 
Olvido penas y dolor. 
Pues tú me dices: "Ven a mí." 

Charlotte EUiot. (Tr. y adaptado.) 



128. La Voz del Salvador. 

La tierna voz del Salvador 
Nos dice conmovida: 
"Oíd al Médico de amor^ 
Que da a los muertos vida." 

Coro. — Nunca los hombres cantarán, 
Nunca los ángeles de luz 
Nota más dulce entonarán, 
Que el nombre de Jesús. 



2 

Cordero manso, ¡gloria a ti! 
Por Salvador te aclamo. 
Tu dulce nombre es para mí 
La joya que más amo. — Coro. 
3 

La amarga copa del dolor, 
Jesús, fué tu bebida; 

Y en cambio has dado al pecador 
El agua de la vida. — Coro. 

4 

Borradas ya tus culpas son, 
Su voz hoy te pregona; 
Acepta, pues, la salvación, 

Y espera la corona. — Coro. 

5 

Y cuando al cielo del Señor 
Con él nos elevemos, 
Arrebatados en amor. 

Su gloria cantaremos. — Coro. 

(Tr.) Hunter. 

129. En el Mundo sin Consuelo. 

En el mundo sin consuelo 
Vagas, pobre pecador, 
Pero Cristo, Rey del cielo, 
Hoy te invita con amor. 

Coro. — Con cariño sin igual 
Hoy te invita el Salvador; 
Tan cordial invitación. 
Pecador, pecador, 
No desprecies, pecador. 
2 

Ven, cansado peregrino, 
Que tu tierno Salvador 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



51 



Te trazó veraz camino 
Por do andes sin temor. — Coro, 
3 

Ya la vía del pecado 
Deja, triste pecador, 
Que Jesús, el Rey amado, 
Te recibe con amor. — Coro, 
4 

En su seno cariñoso, 

Del descanso gozarás, 

Las delicias, el reposo 

Y la dicha encontrarás. — Coro. 

Julián Castro. 



Al Que en Busca de la Luz. 

Al que en busca de la luz 
Vague ciego y con temor. 
Lo recibe el buen Jesús 
En los brazos de su amor. 

Coro. — Volveremos a cantar, 
Cristo acoge al pecador; 
Claro hacedlo resonar: 
Cristo acoge al pecador. 
2 

A sus pies descansarás; 

Ejercita en él tu fe; 

De tus males sanarás; 

A Jesús tu amigo ve. — Coro. 

Hazlo, pues así dirás: 

De la pena yo escapé; 

Ya la ley no exige más; 

En Jesús perdón hallé. — Coro, 



4 

Acogerte prometió; 

Date prisa en acudir; 

Necesitas como yo. 

Vida que él te hará vivir. — Coro. 

Arr. de Neumaster, 1671. (Tr.) 

131. Ven a Cristo. 

Ven a Cristo, ven ahora. 
Ven así cual estás; 

Y de él sin demora 
El perdón obtendrás. 

2 

Cree y fija tu confianza 
En su muerte por ti: 
El gozo alcanza 
Quien lo hiciere así. 
3 

Ven a Cristo con fe viva. 
Piensa mucho en su amor ; 
No dudes reciba 
Al más vil pecador. 
4 

Él anhela recibirte 

Y hacerte merced : 
Las puertas abrirte 
Al eterno placer. 

P. Castro. 

132. Preste Oídos el Humano. 

Preste oídos el humano 
A la voz del Salvador; 
Regocíjese el que siente 
El pecado abrumador: 
Ya resuena el Evangelio 



52 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



De la tierra en la ancha faz, 

Y de gracia ofrece al hombre 
El perdón, consuelo y paz. 

2 

Vengan todos los que sufran, 
Los que sientan hambre o sed, 
Los que débiles se encuentren 
De este mundo a la merced : 
En Jesús hay pronto auxilio, 
Hay hartura y bienestar, 
Hay salud y fortaleza. 
Cual ninguno puede dar. 
3 

Vengan cuantos se acongojan 
Por lograr con que vestir, 

Y a su afán tan sólo rinden 
Servidumbre hasta el morir: 
Un vestido hay más precioso, 
Blanco, puro y eternal; 

Es Jesús quien da a las almas 
Ese manto celestial. 
4 

¿Por qué en rumbo siempre in- 
cierto 

Vuestra vida recorréis ? 
A Jesús venid, mortales. 
Que muy cerca le tenéis: 
Él es vida en tierra y cielo, 

Y el exceso de su amor 
Os mejora la presente 

Y os reserva otra mejor. 

J. B. Cabrera. 

133. Invitación de Dulce Amor. 

Invitación de dulce amor 
Ofreces al mortal 



Nos das en Cristo ¡ oh Dios de 

amor ! 
II :La vida celestial. :|| 
2 

La gloria por la eternidad 
Será feliz mansión 
Del alma que, de la maldad, 
II :Anhele salvación. :|| 
3 

Dulcísima promesa es 
Vivir en ese hogar 
Si en ti, divino y recto juez, 
II Confiamos sin cesar. :|| 
4 

La patria excelsa y eternal 
Vislumbra ya. la grey. 
Do alumbra fúlgido el fanal 
II :De Cristo, nuestro Rey. :|| 

V.'d. Baez. 

134. Venid, Las Que Vagáis. 

Venid, las que vagáis 
Temblando y anhelantes. 
Ovejas ¡ ay ! errantes 
Tan lejos del redil ; 
Por acogerlas todas 
En mi amoroso aprisco, 
Iré de risco en risco 
Entre peligros mil. 

2 

Venid, que ya la noche 
Su obscuridad derrama; 
¿No oís mi voz que os llama? 
I El grito de mi amor ? 
Del monte bajad antes 
Que la tormenta estalle; 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



53 



Venid conmigo al valle, 
Yo soy el buen Pastor. 
3 

Los que en el mundo andáis 
Perdidos y sin tino, 
Venid; soy el Camino, 
La Vida soy, la Luz. 
Venid, ¡olí pecadores! 
No huyáis de vuestro Amigo, 
Yo os redimí — el castigo 
Yo lo sufrí en la cruz. 

J. de Palma. 

135. Venid a Mí los Tristes. 

Venid a mí los tristes, 
Cansados de pecar, 
Yo soy vuestro refugio, 
Venid a descansar. 

Coro. — Venid, venid a mí, 
Cansados de pecar; 
Venid, venid a mí. 
Venid a descansar. 

2 

Venid a mí, cansados. 
Mi voz hoy escuchad, 
Y así seréis librados 
De toda iniquidad. — Coro. 
3 

Venid a mí, cansados, 
Os dice el Salvador, 
Por valles y montañas 
Os busca el buen Pastor. — Coro. 
4 

Venid a mí, cansados, 
¿]*or qué queréis vagar? 



A vuestro Padre amante 
Venid sin esperar. — Coro. 

Fannie J. Crosby. 

136. Pasa Jesús de Nazaret. 

¿Qué significa ese rumor? 
¿Qué significa ese tropel? 
¿ Quién puede un día y otro así 
La muchedumbre conmover? 
II ¡Responde el pueblo en alta voz: 
Pasa Jesús de Nazaret. :|| 
^ 2 

¿Quién es, decid, ese Jesús 
Que manifiesta tal poder? 
¿Por qué a su paso, la ciudad 
Se agolpa ansiosa en torno de él? 
II :Lo dice el pueblo, oíd su voz: 
Pasa Jesús de Nazaret. :|| 
3 

i Jesús ! quien vino acá a sufrir 
Angustia, afán, cansancio y sed ; 

Y dió consuelo, paz, salud 
A cuantos viera padecer. 

II :Por eso alegre el ciego oyó: 
Pasa Jesús de Nazaret. :|1 
4 

Aun hoy viene el buen Jesús 
Dispuesto a hacernos mucho bien, 

Y amante llama a nuestro hogar 

Y quiere en él permanecer. 

II :Se acerca ya, ¿no oís la voz? 
Pasa Jesús de Nazaret. :|| 
5 

Los que sufrís tribulaci(5n 
Venid, descanso y paz tendréis ; 
Los que alejados camináis 



54 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



De Dios, su gracia poseeréis; 
II :Si sois tentados, he aquí, 
Pasa Jesús de Nazaret. :|| 

6 

Mas si su gracia rechazáis, 
Su' amor mirando con desdén. 
Entristecido marchará, 
Y en vano luego clamaréis. 
||:iEs tarde ya! — dirá la voz — 
¡Pasó Jesús de Nazaret !:|| 

J. B. Cabrera. 



137. ¡Corazón, Alienta Ya! 

¡ Corazón, alienta ya ! 
Deja el llanto y el dolor. 
Que a tus puertas hoy está 
II :E1 querido Salvador. :|| 

2 

Prontamente corre a él, 
Que te espera con amor; 
Quiere ser tu amigo fiel 
II :E1 querido Salvador. :|| 

3 

Él te quiere redimir, 
Ven sin pena, ni temor, 
Que por ti bajó a morir 
II :E1 querido Salvador. :|| 

4 

Ven y póstrate a sus pies; 
Sólo en él tendrás vigor. 
Que tu vida eterna es 
II :E1 querido Salvador. :|| 

Ramón Bon. 



138. Hoy Mismo el Salvador. 

Hoy mismo el Salvador 
Diciendo está: 
''Ven, triste pecador. 
No yerres ya." 
2 

Hoy pide el Salvador 
Tu corazón; 
¿Despreciarás su amor, 
Y compasión? 

3 

Hoy protección te da, 
Si quieres ir; 
Te amaga tempestad, 
Vas a morir. 

4 

Hoy cede a su poder. 
Sin contristar 
Su Espíritu y merced. 
Con tu maldad. 

(Tr.) Rev. B. F. Smith. 

139. Despierta, Triste Pecador. 

Despierta, triste pecador. 
Oye, sí; oye, sí; 
Jesús te dice con amor: 
"Ven a mí; ven a mí; 
A tu incesante trabajar 
Preparo dulce bienestar. 
En donde puedas descansar. 
Oye, sí; ven a mí." 
2 

"Yo soy la fuente del perdón, 
Oye sí ; oye, sí ; 

En mí tan sólo hay salvación 



EL NUEVO HIMXARIO EVANGELICO 



55 



Ven a mí; ven a mí; 

Si de miseria huyendo vas, 

En mí riqueza encontrarás, 

Y vida eterna gozarás, 
Oye, sí; ven a mí." 

3 

''Si anhelas la felicidad, 

Oye sí; oye, sí; 

Si a Dios buscares en verdad, 

Ven a mí; ven a mí; 

Tus lágrimas enjugaré, 

Y tus heridas sanaré. 
La vida eterna te daré. 
Oye, sí; ven a mí." 

140. Jesús ]Me Dijo Amaxte. 

Jesús me dijo amante: 
Si estás cansado, ven, 
Reposa aquí en mi pecho 
Tu fatigada sién. 
2 

Cansado, enfermo, triste, 
A Cristo me acerqué, 

Y en él hallé descanso, 
Consuelo en él hallé. 

3 

El dulce dueño mío 
Me guía con amor 

Y aparta de mi mente 
Las manchas del error. 

4 

Su bálsamo divino 
Desciende al corazón. 
Me ha dado gran consuelo. 
La gracia y el perdón. 

J. de Palma. 



141. Oí LA Voz DEL Salvador. 

Oí la voz del Salvador 

Decir con tierno amor: 

" ¡ Oh ! ven a mí, descansarás 

Cargado pecador." 

Tal como fui, a mi Jesús, 

Cansado 3^0 acudí; 

Y luego, dulce alivio y paz 
Por fe de él recibí. 

2 

Oí la voz del Salvador 

Decir, "Venid, bebed. 

Yo soy la fuente de salud. 

Que apaga toda sed." 

Con sed de Dios, del vivo Dios, 

Busqué a mi Emmanuel ; 

Lo hallé, mi sed él apagó, 

Y ahora vivo en él. 

3 

Oí su dulce voz decir: 
"Del mundo soy la luz; 
Miradme a mí y salvos sed, 
Hay vida por mi cruz." 
]\Iirando a Cristo, luego en él 
Mi norte y sol hallé, 

Y en esa luz de vida, yo 
Por siempre viviré. 

Horatio Bonar. (Tr.) 

142. Alma Doliente y Llorosa. 

Alma doliente y llorosa. 
Que paz anhelas tener. 
Que quieres, triste y ansiosa, 
Tu suerte eterna saber, 
Deja tus males pasados, 



56 



EL NUEVO ITIMNAEIO EVANGELICO 



Y oye una voz resonar, 
Que dice: "Venid, cansados 
Que yo os haré descansar." 

2 ■ 

Alma, de culpas cargada, 
Que cerca estás de morir, 
Luchas, y en vano angustiada, 
Del mal intentas salir; 
¡ Oye ! retén la esperanza. 
Cristo te quiere salvar 

Y si le tienes confianza. 
En él podrás descansar. 

3 

Alma, la noche se acerca, 

Y tú no encuentras mansión; 
La sombra te estrecha y cerca. 
Te asalta la perdición. 
Busca en Jesús un asilo; 

Su amor te puede salvar, 

Y hallarás liogar tranquilo 
Donde él te hará descansar. 

Adela Palacios. 

143. Ven a Jesús. 

Pecador, ven al dulce Jesús, 

Y feliz para siempre serás, 

Si en verdad le quisieres tener, 
Al divino Señor hallarás. 

Coro. — 1| :Ven a él (pecador), ven a 
él (pecador). 
Que te espera tu buen Salvador. :|| 
2 

Si cual hijo que necio pecó, 

Vas buscando a sus pies compasión, 

Tierno Padre en Jesús hallarás 

Y tendrás en sus brazos perdón. 



3 

Ovejuela que huyó del redil, 

¡ He aquí tu benigno Señor ! 

En los hombros llevada serás 

De tan dulce y amante Pastor. 

p, c. 

144. Volveos. 

Volvéos, volveos, ¿por qué moriréis? 
Pues Dios ya se acerca con gracia y 
amor ; 

Jesús os convida, ¿por qué no ven- 
dréis ? 

Su Espíritu lucha en vuestro favor. 
2 

Rendios, rendios, de Dios a la voz, 
El bien ofrecido anhelantes buscad ; 
La sangre preciosa que Cristo vertió 
Perdón nos ofrece, consuelos y paz. 
3 

La vida se pa^ cual humo sutil, 
Jesús pronto viene y no tardará; 
A todos los suyos conduce al redil, 
En tanto que el malo arrojado será. 
4 

Venid, pues, ahora, que es día de 
salud, 

Venid a la patria del Dios de Israel ; 
]\Iarchemos, marchemos en pos de su 
luz, 

Y al fin llegaremos al cielo por él. 
145. Yo Confío en Jesús. 

Yo confío en Jesús 
Y salvado soy; 
Por su muerte en la criiz 
A la gloria voy. 



EL NUEVO HIMNAKIO EVANGELICO 



57 



Coro. — Cristo dio por mí 
Sangre carmesí, 
Y por su muerte en la cruz 
La vida me dió Jesús. 
2 

Todo fué pagado ya, 
Nada debo yo ; 
Salvación perfecta da 
Quien por mí murió. — Coro. 
3 

Todo hizo mi Señor, 
Me salvó ya él; 
Con ternura y amor 
Él me o'uarda fiel. — Coro. 
4 

Mi perfecta salvación 
Eres, ¡oh Jesús! 
Mi completa redención. 
Mi gloriosa luz. — Coro. 

Estrella de Belén. 

146. La Oveja Perdida. 

Noventa y nueve ovejas son 
Las que en el prado están, 
]\Ias una sola, sin pastor. 
Por la montaña va; 
La puerta de oro traspasó, 
II :Y vaga en triste soledad. :|| 
2 

''Señor, ¿no bastan i)ara ti 

Las que mirando estás'" 

"¡Oh, no! no bastan," el Pastor 

Responde con afán, 

''Y al tenebroso bosque voy 

|¡ :Mi pobre oveja a rescatar." :|| 



3 

No sabe el redimido, no, 
Qué amargo y hondo mar 
Atravesó su buen Pastor, 
Llorando de ansiedad 
Por su ovejuela, a quien halló 
II :A punto casi de expirar. :|| 
4 

* ' ¿ De quién, Señor, la sangre es 
Que señalando va 
Al indeciso viador 
La senda celestial?" 
''Por una oveja la vertí 
II ¡Hasta poderla recobrar." :|| 
5 

"]\Iis manos hoy el bosque hirió 
Con negra crüeldad, 
]\Ias yo, mi pobre oveja en él 
Busqué sin descansar; 
Oveja que hoy estás aquí, 
II :Ven a mis hombros sin tar- 
dar. :|| 

6 

La tierra toda en una voz 

El eco alegre da : 

"Mi cara oveja al fin hallé, 

i\Ii gozo celebrad." 

Y en tanto el cielo dice así. 

II :"Lo suyo Dios restaura ya.":|| 

(Tr.) P. Castro. 

147. Por Veredas Extraviadas. 

Por veredas extraviadas, 
¡ Dulce Salvador ! 
Mi alma en busca de reposo 
Encontró dolor. 



58 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



2 

En mis fuerzas confiado 
La verdad busqué, 
Y tan sólo error y fraude 
Por mi mal hallé. 

3 

Tengo sed de vida eterna, 
Quiero en ti beber; 
Lejos yo de tu presencia, 
Voy a perecer. 

4 

A los pies de • Jesu-Cristo 
Yo me siento hoy; 
Habla, Cristo, a mi alma, 
Que escuchando estoy. 

Ramón Bon. 

148. Perdón, Luz y Vida. 

En mi maldad busqué a Jesús 
Y él me aceptó con grande amor; 
Me dió perdón allá en la cruz, 
Salud hallé por su dolor. 
Cristo me dijo: ''Ven a mí, 
Que ya mi vida di por ti." 
2 

Muy densa fué la obscuridad 
Que en mi pecado me cercó. 
Mas el Señor en su bondad. 
Viniendo a mí así me habló: 
"Yo soy la luz, yo te guiaré. 
Yo tu camino alumbraré." 
3 

"¿Quieres la vida sin igual 

Que en abundancia a todos doy? 

De vida el pan, soy al mortal. 



¡Ven sin tardar, tu vida soy!" 
¡Ya vengo a ti. Señor Jesús! 
Dame perdón y vida y luz. 

Mendoza. 

149. La Fuente sin Igual. 

Hay una fuente sin igual 
De sangre de Emmanuel, 
En donde lava cada cual 
II :Las manchas que hay en él. :|| 
2 

El malhechor se convirtió 
Muriendo en una cruz, 
Al ver la fuente en que lavó 
II :Sus culpas por Jesús. :|| 
3 

Y yo también, cuan malo soy, 
Lavarme allí podré; 

Y en tanto que en el mundo estoy 
II :Su gloria cantaré. :|| 

4 

Tu sangre nunca perderá 
¡ Oh Cristo ! su poder, 

Y sólo en ella así podrá 
II :Tu Iglesia salva ser. :|| 

5 

Desde que aquella fuente vi. 
Mi tema sólo fué 
Tu redentor amor, y así 
II :Cantando moriré. :|| 
6 

Después, cuando en la tumba ya 
Mi lengua muda esté. 
Canción más dulce y noble habrá 
II :Que en gloria cantaré. :1| 



EL NUEVO HIMXAEIO EVANGELICO 



59 



150. Refugio de Este Pecador. 

Refugio de este pecador, 
Iré, Jesús, a ti. 
En las riquezas de tu amor, 
Acuérdate de mi. 

2 

Confieso que culpable soy, 
Confieso que soy vil. 
Empero por ti salvo estoy, 
Seguro en tu redil. 

3 

Auxilíame, Señor Jesús, 
Libértame del mal. 
En mí derrama de tu luz. 
Bellísimo raudal. 

4 

En toda mi necesidad, 
Escucha mi clamor, 
Revísteme de santidad, 
Y cólmame de amor. 

T. M. W. 

151. Buscando Paz. 

Yo busco sin cesar 
Tus atrios, ¡oh Jehová! 
Do quier la paz traté de hallar, 
I\Ias nunca en donde está. 
2 

Mi vista vuelvo a ti; 
Sé tú mi ayudador; 
Aunque antes yo rebelde fui 
Ya no lo .sov. Señor. 
' 3 

Si pides contrición, 
Propicio me serás 



Al escuchar mi confesión, 

Y me recibirás. 

4 

Concédeme perdón, 

En nombre de Jesús, 

En mis peligros protección, 

Y en mis tinieblas luz. 

152. ¡Piedad, Oh Santo Dios, 
Piedad ! 

¡Piedad, oh santo Dios, piedad! 
Piedad te implora el corazón, 
Oh, lávame de mi maldad 

Y dame gozo, paz, perdón. 

2 

]\Iis rebeliones graves son; 
Son todas sólo contra ti; 
i\ras crea un nuevo corazón 

Y un nuevo espíritu en mí. 

3 

No quieres sacrificio más 
Que al humillado corazón, 
]\Ii ofrenda no despreciarás. 
Ya que eres todo compasión. 
4 

Sálvame, Dios, con tu poder: 
Que mi esperanza es sólo en ti ; 
Temblando, aguardo tu querer. 
Sé compasivo hacia mí. 

Isaac Watts. (Tr.) 

153. Tal Como Soy. 

Tal como soy, sin una sola excusa. 
Porque tu sangre diste en mi provecho. 
Porque me mandas que a tu seno vuele, 
¡ Oh Cordero de Dios ! acudo, vengo. 



60 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



Tal como soy, sin esperar siquiera 
A borrar ni una mancha de mi pecho, 
A ti que todas borras con tu sangre, 
¡Oh Cordero de Dios! acudo, vengo. 

3 

Tal como soy, de penas combatido. 
De torpes dudas, de conflictos lleno, 
De luchas y temores rodeado, 
¡Oh Cordero de Dios! acudo, vengo. 

4 

Tal como soy, tan pobre, ciego y débil. 
Vista, riquezas y salud encuentro, 

Y cuanto necesito, si a tus plantas, 
¡Oh Cordero de Dios! acudo, vengo. 

5 

Tal como soy, Jesús, recibe mi alma 
Con dulce amor, alivio y gran con- 

Y porque 'en tu promesa he confiado, 
¡Oh Cordero de Dios! acudo, vengo. 

6 

Tal como soy, tu amor desconocido 
Rompió toda barrera en mi provecho; 
Para ser tuyo siempre, y tuyo solo, 
¡ Oh Cordero de Dios ! acudo, vengo. 

7 

Tal como soy, para gozar la gloria 
De ese profundo amor, gratuito, in- 
menso. 

Por poco tiempo aquí, después arriba, 
I Oh Cordero de Dios ! acudo, vengo. 

* (Ti-.) Mora, 



154. A Ti Voz Elevo. 

A ti mi voz elevo, 
De penas rodeado; 
Señor, benigno escucha 
La voz de mi quebranto. 
2 

Del pecador enfermo 
Que tiene en ti su amparo 
Escucha los clamores, 
Consuelo da a su llanto. 
3 

Yo estoy de culpas lleno; 
En mí creció el pecado ; 
Mas tu bondad inmensa 
Perdonará mi agravio. 
4 

Pues como tú tan sólo 
Perdonas al culpado, 
En ti tan sólo espero 
Y vivo confiado. 

5 

Desde la luz primera 
Del sol, hasta el ocaso. 
En Cristo esté su pueblo 
Seguro y confiado. 

6 

Porque Jesús prodiga 
Con dadivosa mano 
Su gracia, que destruye 
La mancha del pecado. 

155. Al Cansado Peregrino. 

Al cansado peregrino 
Que en el pecho siente fe, 



EL NTKVO IIIMNAKK) K\' A N( ¡ I ILICO 



61 



El Sofior lia i)roiiH>ti(lo : 
"Con mi brazo te ^uiaró, 
C'OU mi brazo, cgii mi brazo, 
Con mi brazo te guiaré, " 
VA Señor lia prometido : 
"Con mi brazo te guiaré." 

2 

Cuando eriiel su lazo el mundo 
Arrojare ante tu pie, 
Te dirá Dios, ta refugio: 
"Con mi brazo te guiaré, 
Con mi brazo, con mi brazo, 
Con mi brazo te guiaré," 
Te dirá Dios, tu refugio: 
''Con mi brazo te guiaré." 

3 

Si perdiste la esperanza 
Como sombra que se fué, 
Oye atento su palabra : 
"Con mi brazo te guiaré. 
Con mi brazo, con mi brazo, 
Con mi brazo te guiaré," 
Ove atento la promesa : 
"Con mi brazo te guiaré." 

Cuando mires que a tu estancia 
Ya la muerte entrando esté. 
Ten consuelo en las palabras: 
' ' Con mi brazo te guiaré, 
Con mi brazo, con mi brazo, 
Con mi brazo te giiiaré," 
Ten consuelo en las palabras: 
"Con mi brazo te sfuiaré." 

(Tr.) c. B. 



156. A Jksixkisto \'kn' sin Takdaií. 
A Jesucristo ven sin tardar 
Que entre nosotros lioy él está, 

Y te convida con dulce afán, 
Tierno diciendo: "Ven." 

Coro. — ¡Olí cuan grata nuestra re- 
unión. 

Cuando allá. Señor, en tu mansión. 
Contigo estemos en comunión 
Gozando eterno bien ! 

2 

Piensa que él sólo puede colmar 
Tu triste pecho de gozo y paz; 

Y porque anhela tu bienestar. 
Vuelve a decirte "Ven." — Coro. 

3 

Su voz escucha sin vacilar, 

Y grato acepta lo que hoy te da, 
Tal vez mañana no habrá lugar. 
No te detengas, ven. — Coro. 

(Tr.) J. B. Cabrera. 

157. ¿ Oyes Cómo el Evangelio ? 

l Oyes cómo el Evangelio 
Al cansado ofrece paz 
Pues segura, oh alma mía. 
La promesa a ti se da. 
Bien alguno en mí no veo. 
Corrupción tan sólo hay ; 
Yo cansado y afligido 
Busco alivio con afán. 

2 

En el arca la paloma 
Encontró do reposar : 
Para mi alma atribulada 



62 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



El Señor arca será. 
Combatido vengo, y crece 
El diluvio sin cesar ; 
Abreme, Jesús, y en vano 
Rugirá la tempestad. 

3 

Amparada ya en tu seno, 

Puede el alma respirar; 

El reposo que prometes 

Siempre da segura paz. 

¡ Oh ! cuan dulce en mis oídos 

Fué tu acento celestial: 

* * Ven a mí, ven ; que el descanso 

Sólo en mí podrás hallar." 

J. B. Cabrera. 

158. Libres Estamos. 

Libres estamos. Dios nos absuelve; 
El nos proteje; paz nos devuelve; 
Viónos perdidos; nos socorrió; 
Aunque enemigos, nos amó. 

Coro. — El nos redime ; nada tememos ; 
Verdad sublime ! no la dudemos. 
Nuestra cadena Cristo rompió; 
Libres de pena nos dejó. 

2 

Ciegos, cautivos, faltos de calma, 
En cuerpo vivos, en alma muertos. 
Siempre violando contra el Señor 
Todas sus leyes, sin temor. — Coro. 
3 

Hoy libertados, ya no pequemos; 
Ya rescatados, suyos seremos; 
Sangre preciosa Cristo vertió; 
Bellas lecciones nos dejó. — Coro. 



159. ¡ Oh Jesús, Señor Divino ! 

j Oh Jesús, Señor divino ! 
Dame tu perdón y paz ; 
Oye mi ferviente ruego 
En la gloria donde estás 
Eres tú la luz del mundo: 
Guíame, ¡oh! buen Jesús, 
II :Por mí, con amor profundo. 
Expiraste en una cruz. :|| 
2 

Dulce paz y gozo eterno 
Voy al cielo a disfrutar; 
Pues de Cristo la ternura 
Me convida sin cesar. 
A mi patria yo, cristiano, 
Me dirijo con fervor ; 
II :Con certeza que salvado 
Soy por tí, mi buen Señor. :|| 
3 

Por tu muerte de cariño 
]\Ie abriste ¡ oh Salvador ! 
Libre y vínico camino 
Al divino resplandor. 
En la gloria felizmente 
Al estar con mi Jesús, 
II :Dé dolor y pena ausente 
Viviré en su dulce luz.:|| 

Estrella de Belén. 

160. ¡ Oh Padre Eterno ! 

¡Oh Padre Eterno! ¡Oh Padre 
amado ! 

Perdón te pido por mis pecados. 

¿ De qué ha servido que me hayas dado 

Hoy este tiempo, si te he faltado? 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



63 



2 

Sé que merezco tu desagrado, 

Y que al infierno un paso he dado ; 
Mas ¡oh Dios mío! ve que soy barro: 
Ten de mis culpas piedad, Dios santo. 

3 

Tú no permitas, Dios adorado. 
Que en adelante more en pecado. 
Ve que conozco lo mal que he obrado ; 
Sálvame, Cristo, dame tu amparo. 
4 

Arrepentido y a ti humillado 
Perdón te pido, perdón, Dios santo; 
De hoy te prometo dejar lo malo, 

Y en tu camino fijar mis pasos. 

161. Oh Gran Dios, Tres Veces 
Santo ! 

i Oh gran Dios, tres veces Santo ! 
Tú que miras desde el cielo 
Las miserias que en el suelo 
Sufre el pobre pecador. 
Muévate a piedad su duelo. 
Da consuelo a su quebranto, 

Y cambiando en gozo el llanto 
Muéstrate su bienhechor. 

2 

Yo, Señor, arrepentido, 
Ante ti me hallo postrado, 
Confesando mi pecado, 

Y pidiéndote perdón: 
Sácame de tal estado, 

Y al hallarme redimido, 
Haz, Señor, que confundido 
Reconozca mi baldón. 



3 

Sea mi único destino 

De Jesús seguir la huella, 

Y una vez entrado en ella, 
Continuarla con ardor: 

Y en el mundo, cual la estrella 
En el polo es del marino, 

Ser el norte y el camino 
De algún pobre pecador. 

162. Dios Clemente y Justiciero. 

Dios clemente y justiciero, 
Luz de luz, Dios eternal, 

Y Dios de Dios verdadero. 
Tu misericordia espero 
Para mi alma criminal. 

2 

Tu preciosa sangre diste 

Y expiraste en una cruz; 
A los hombres redimiste; 
Mas i cuánto, Señor, sufriste 
Para mostrarnos la luz! 

3 

Fué un misterio tu agonía, 
Pues fuiste hombre siendo Dios: 
El hombre en la cruz moría. 
Mas siempre Dios existía 

Y de ese hombre no iba en pos. 

4 

Tú existías expirando 
En tu inmenso padecer, 
Tu sangre estaba brotando, 

Y moriste allí pensando 
En la redención del sér. 



64 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



163. Abismado en el Pecado. 

Abismado en el pecado 
Clamaré a tí, Señor ; 
Mira el llanto y el quebranto 
De este pobre pecador. 
Dios clemente e indulgente, 
Líbrame de todo mal, 
Para amarte y alabarte 
En la patria celestial. 

2 

Cada día gozaría 
A tu lado, buen J esús ; 
Adorando y ensalzando 
Al autor de toda luz. 
Mas cargado de pecado 
¿Quién me librará, Señor? 
Del contrito, los delitos 
Borra Cristo el Redentor. 
3 

Dios piadoso y amoroso, 
Padre eterno de verdad. 
Anhelamos y esperamos 
Redención por tu bondad. 
Rey del cielo, mi consuelo. 
Mi esperanza y mi sostén. 
Sé mi guía y alegría 
En la senda del Edén. 

Ramón Bon. 

164. i Oh Señor ! Procuro en Vano. 

j Oh Señor ! procuro en vano 
Mi conducta reformar. 
Pues ningún poder humano 
Santidad me puede dar. 
Es mi vida de pecado 



Diaria ofensa para ti; 
Pero mi alma se ha confiado 
A tu sangre carmesí. 
2 

En tu reino está el contento. 
Nada impuro allí entrará; 
Sin el nuevo nacimiento 
Ninguna alma lo verá. 
Mira, pues, mi insuficiencia. 
Muestra en mí tu gran poder. 
Manifiesta tu clemencia 
Y de nuevo hazme nacer. 
3 

Ven, Espíritu divino. 
Ven y escucha mi oración ; 
Ante ti mi frente inclino 
Por mi regeneración. 
De este modo mi esperanza 
No vacila y llego a creer. 
Que la bienaventuranza 
En el cielo he de tener. 

Isabel P. Balderas. 

165. Avergonzarme de Jesús. 

Jesús mi Salvador, ¿será possible 
Que se avergüence algún mortal de tí '¡ 
¿ Y que, olvidando tus sublimes hechos, 
Niegue lo que tú has sido para si ? 
2 

¿ Avergonzarme de J esús ? más pronto 
Repudiaría el firmamento el sol ; 
Antes se avergonzara la mañana. 
Del fresco, puro y nítido arrebol. 
3 

i Avergonzarme del querido amigo, 
Mi apoyo, mi esperanza, mi sostén! 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



65 



No, mi vergüenza es que, aunque le 

amo tanto. 
No le amo siempre como al sumo bien. 
4 

¡Avergonzarme de Jesús! Sí, cuando 
No tenga culpa alguna por lavar, 
Ni bienes por pedir, ni miedo oculto. 
Ni lágrimas, ni aún alma por salvar. 
5 

Hasta ese día he de confesarte ; 
Para salvarme espero sólo en ti; 
Y mi gloria será que Jesucristo 
No se avergüence, no, jamás de mi. 

(Tr.) J. M. Mora. 

166. ¿Hay PerdÓxN Aún? 

Padre, ¿puede haber perdón 
Para mí tan pecador ? 
¿Puede hallar mi corazón 
Los consuelos de tu amor? 
2 

¡ Sólo miro en derredor 
En mi negra soledad 
El abismo aterrador 
Do me arroja mi maldad ! 
3 

]\Iucho tiempo resistí 
Y tu gracia deprecié, 
¿Puedo hallar ahora en ti, 
Esa paz que rechacé? 
4 

^lientras pueda aquí vivir. 
Es mi fiel resolución 
Sólo a ti, Señor, servir 
Con sincero corazón. 

Mendoza. 



167. ¡ Cuánta Dicha La del Hombre 
Perdonado. 

¡ Cuánta dicha la del hombre 
Perdonado por Jesús, 
Que por fe lavó su alma 
En la sangre de la cruz! 
El que es bienaventurado, 
Al que Dios no contará 
Ni el engaño ni el pecado. 
Mas su gracia le dará. 
2 

Triste, envuelto en el silencio 
Mis pecados escondí; 
¡ Qué pesares de conciencia. 
Qué miserias padecí! 
]\Ias, por fin desesperado, 
Descubríle mi añicción ; 
]\Iis pecados confesando. 
En Jesús busqué perdón. 
3 

El, oyendo mis clamores. 
Mis pecados perdonó, 
Y de todas mis angustias 
Compasivo me libró. 
¡ Gloria a ti, Señor eterno. 
Adorable Salvador! 
¡Gloria a ti por las edades, 
Dios de vida. Dios de amor ! 

Wm. F. Rice. 

168. No Habré de Gloriarme 
Jamás. 

No habré de gloriarme jamás ¡ Oh Dios 
mío ! 

De aquellos deberes que un día 
cumplí ; 



66 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



Mi gloria era vana ; tan sólo confío 
En Cristo y su sangre vertida por mí. 
2 

Por fe conociendo su amor que redime, 
Hoy llamo tinieblas lo que antes mi 
luz ; 

Mi propia justicia se torna en oprobio, 

Y pongo mis glorias al pie de la cruz. 

3 

Sí, todo lo estimo cual pérdida vana, 

Y acepto las obras del buen Salvador ; 
¡ Oh ! pueda anidarse mi alma en su 

seno, 

Vivir de su vida, gozar de su amor! 
4 

Por más que a tus leyes viviera sumiso, 
No pude. Dios mío, llegar hasta ti ; 
Mas sé que en tu gracia la fe me 
habilita, 

Si alego las obras de tu Hijo por mí. 

Mora. 

169. En Cristo Deposito IMis 
Pecados. 

En Cristo deposito mis pecados. 
En Cristo, que de Dios es el Cordero : 
Con ellos él se carga bondadoso. 
Quitándome su peso. 

2 

A Cristo que mis manchas purifica, 
JMis graves culpas con valor le llevo, 

Y nada queda de ellas, pues las lava 
La sangre de su cuerpo. 

3 

A Cristo sólo mi flaqueza fío. 
De toda plenitud él es el centro, 



De la condenación que me persigue 
El sólo es el remedio. 

4 

A Cristo mis pesares le declaro. 
Mis males, agonías y tormento, 

Y Cristo de su peso me descarga 

Y es todo mi consuelo. 

170. No Me Dejes. 
No me dejes, no me olvides. 
Tierno Salvador, 
Muchos gozan tus mercedes, 
Oye mi clamor. 

Coro. — Cristo, Cristo, 
Oye tú mi voz. 
Salvador, tu gracia dame. 
Oye mi clamor. 

2 

Ante el trono de tu gracia 
Hallo dulce paz. 
Nada aquí mi alma sacia ; 
Tú eres mi solaz. — Coro. 
3 

Sólo fío en tus bondades, 
Guíame en tu luz, 
Y a mi alma no deseches. 
Sálvame, Jesús. — Coro. 
4 

Fuente viva de consuelo 
Tu eres para mí. 
¿A quién tengo en este suelo 
Sino sólo a ti? — oro. 

171. Me Hirío el Pecado. 
Me hirió el pecado, fui a Jesús, 
Mostréle mi dolor; 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 67 



Perdido, errante, vi su luz, 
Bendíjome en su amor. 

Coro. — En la cruz, en la cruz, 
Do primero vi la luz, 

Y las manchas de mi alma yo lavé ; 
Fué alli por la fe do vi a Jesús 

Y feliz para siempre seré. 

2 

En una cruz, mi buen Señor 
Su sangre derramó 
Por este pobre pecador 
A quién asi salvo. — Coro. 
3 

Venció la muerte ¡ qué placer ! 

Y el Padre lo exaltó ; 
Espero sólo en su poder. 
Morir no temo yo. — Coro. 

4 

Aunque él se fué, conmigo está 
El gran Consolador, 
Por él entrada tengo ya 
Al reino del Señor. — Coro. 
5 

Vivir en Cristo trae la paz. 
Con él habitaré ; 

Ya suyo soy y de hoy en más 
A nadie temeré. — Coro. 

I, Watts. (Tr.) Pedro Grado. 

172. Roca de la Eternidad. 

Roca de la eternidad. 
Fuiste abierta para mi, 
Sé mi escondedero fiel; 
Sólo encuentro paz en ti. 
Rico, limpio manantial. 
En el cual lavado fui. 



2 

Aunque fuese siempre fiel, 
Y llorare sin cesar. 
Del pecado no podré 
Justificación lograr. 
Sólo en ti teniendo fe. 
Deuda tal podré pagar. 

3 

Mientras deba aqui vivir. 
Mi postrer suspiro al dar, 
Cuando vaya a responder 
Ante tu alto tribunal. 
Sé mi escondedero fiel. 
Roca de la eternidad. 

A. M. Toplady, 1776. 



173. Descargo Mi Pecado. 

Descargo mi pecado 

En Cristo mi Señor, 

Cordero inmolado 

De Dios, el Dios de amor. 

Acepta él su peso 

Por darme salvación, 

Mi corazón ileso 

Está en su redención, 

2 

Mi deuda, felizmente, 
Jesús pagó por mí: 
El quita de mi frente 
La mancha carmesi: 
Con sangre tan preciosa 
Mi alma ha de limpiar; 
Su voz tan amorosa. 
Me invita a descansar. 



68 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



3 

El en mis aflicciones 
^luy cerca está de mí, 
Y con sus bendiciones, 
Me lleva en pos de sí. 
¡Loor al Dios clemente! 
Al que me da salud : 
El sólo es la fuente 
De toda plenitud. 

Horatio Bonar. (Tr.) 

174. Alma, Escucha a Tu Señor. 

Alma, escucha a tu Señoj, 
A Jesús, el Salvador; 
El te dice con amor: 
''¿Me amas tú, ¡oh! pecador? 
2 

*'Vine al mundo por tu amor: 
Preso estabas, te libré; 
Moribundo, te salvé; 
¿Me amas tú, ¡oh! pecador? 
3 

''Vives tú por mi dolor. 
De mi gracia gozarás; 
Vida eterna así tendrás; 
¿Me amas tú, ¡oh! pecador?" 

175. Un Fiel Amigo Hallé. 

Un fiel amigo hallé: 
]\Ii buen Jesús, 
Su amor no perderé; 
Mi buen Jesús. 
Si amigos y solaz 
Aquí no encuentro más, 
Me ofrece eterna paz 
Mi buen Jesús. 



2 

Dichoso 5^0 seré, 
]\Ii buen Jesús. 
El sostendrá mi fe, 
]\Ii buen Jesús. 
El me socorrerá, . 
Su brazo cerca está, 
Y gracia me dará 
Mi buen Jesús. 

3 

El mundo pasará, 

Mi buen Jesús. 

El día final vendrá, 

]\Ii buen Jesús. 

¡ Oh, qué placer sin par 

Allí, mi Rey mirar. 

Su gloria celebrar. 

Mi buen Jesús. 

176. ¡ Oh, Cuánta Alegría 

i Oh, cuánta alegría, 
Qué plácida calma 
Recibe aquella alma 
Que cree en el Señor ! 

Coro. — ¡ Aleluya ! ¡ Aleluya ! 
¡Aleluya ¡Amén! 
i Aleluya ! ¡ Aleluya ! 
Por siempre ¡ Amén ! 

2 

La noche y el día, 

La lluvia y el viento, 

Le prestan aliento 

Le dan nuevo ardor. — Coro 



i 

EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 69 



3 

El sueño tranquilo 
Le pinta animado, 
La dicha, el agrado, 
La paz celestial. — Coro. 
En Cristo halla asilo; 
En él se serena, 
Y siempre la llena 
De un gozo real. — Coro. 

Barbero. 

177. Nunca, Dios Mío, Cesará Mi 
Labio. 

Nunca, Dios mío, cesará mi labio 
De bendecirte, de cantar tu gloria. 
Porque conservo de tu amor inmenso 
Grata memoria. 

2 

Cuando perdido en mundanal sendero, 
No me cercaba sino niebla obscura, 
Tú me miraste, y alumbróme un rayo 
De tu luz pura. 

Q 

Cuando inclinal)a mi abatida frente 
Del mal obrar el oneroso yugo, 
Dulce reposo y eficaz alivio 
Darme te plugo. 

4 

Cuando los dones malgasté a porfía. 
Con que a mi alma pródigo adornaste, 
"Padre, he pecado," con dolor te dije, 
Y me abrazaste. 

5 

Cuando en sus propios méritos fiaba. 
Nunca mi pecho con amor latía; 



Hoy de amor late, porque en tus bond- 
ades 
Sólo confía. 

6 

Y cuando exhale mi postrer aliento 
Para volar a tu eternal presencia, 
Habré de hallar con tu justicia unida 
Dulce clemencia. 

7 

i Oh ! nunca, nunca cesará mi labio 
De bendecirte, de cantar tu gloria: 
Porque conservo de tu amor inmenso 
Grata memoria. 

J. B. Cabrera. 



178. Jesús 'Mi Esperanza. 

En Jesús mi esperanza reposa, 
]\li consuelo es tan sólo Jesús, 

Y mi vida por él es gloriosa 

Cual gloriosa es su muerte de cruz. 
Alma triste que al cielo se eleva 

Y palpita en suspiros de amor, 
En Jesús su esperanza renueva 
Porque en él se templó su dolor. 

2 

Yo sufrí mil pesares del mundo, 
Yo las dichas del alma perdí: 
Era acíbar mi llanto profundo 
Era iinnenso el dolor que sentí. 
Pero luego en Jesús la mirada 
Con amor entrañable fijé 

Y así el alma quedó consolada 
l^orque en él mis venturas hallé. 



70 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



179. ¡Oh Jesús, Pastor Divino! 

¡ Oh Jesús, Pastor divino ! 
Acudímoste a rogar. 
Que desciendas amoroso 
Tus corderos a buscar; 
i Oh Pastor ! ven, tu rebaño 
II :Te reclama sin cesar. :|| 
2 

Al herido del pecado 
No le dejes sucumbir; 
Al que va por otra senda 
Déjale tu voz oír ; 
¡ Ven, Pastor ! el lobo llega, 
II :Y nos quiere destruir. :|l 
3 

Guíanos por tus senderos 
Al aprisco del amor, 
Llévanos como corderos 
En tu seno bienhechor; 
Guía, sí, tus corderinos, 
II :j Oh dulcísimo Pastor ! :|| 
4 

Oye, Cristo, nuestro ruego, 
Oye nuestra petición ; 
Ven, ampara tu rebaño 
Con tu saiita protección; 
Te lo piden tus corderos 
II :Con humilde corazón. :1| 

180. Los Montes Eternos. 

A los montes elevo la vista, 
A los montes eternos del cielo; 
Allí encuentra mi alma consuelo. 
Allí vive mi eterno Señor. 



Israel por su mano bendita. 
Allí encuentra descanso constante, 
Pues el santo y el fiel vigilante 
No desmaya en su celo y su amor. 
2 

Si en tu mal se conjura el infierno, 
Has de ir y volver puro y sano. 
Pues te lleva tu Dios de la mano, 

Y estás salvo con tal defensor. 
Contra ti nada puede el maligno : 

Y al perder de esta vida la prenda, 
Querubines diránte la senda 

Por do al trono has de ir al Señor. 

Carlos Wesley. 

181. Hay un Lugar Do Quiero 
Estar. 

Hay un lugar do quiero estar 
Muy cerca de mi Redentor, 
Allí podré yo descansar 
Al fiel amparo de su amor. 

Coro. — Muy cerca de mi Redentor 
Seguro asilo encontraré; 
Me guardará del tentador 
Y ya de nada temeré. 

2 

Quitarme el mundo no podrá 
La paz que halló mi corazón : 
Jesús amante me dará 
La más segura protección. — Coro. 
3 

Ni dudas ni temor tendré 
Estando cerca de Jesús; 
Rodeado siempre me veré 
Con los fulgores de su luz. — Coro. 

Vicente Mendoza. 



EL NUEVO HIMXAKIO EVANGELICO 



71 



182. Peregrinos ex Desierto. 

Peregrinos en desierto, 
Guíanos, Señor J eliová ! 
Somos débiles ; tu fuerte 
Diestra nos apoyará. 
; :Pan del cielo, 
A tu errante pueblo da. :!| 
2 

Tú, la fuente misma, danos 
Agua viva espiritual ; 
Nuestra, suerte está en tus manos 
Y la herencia del mortal. 
II :Dios benigno, 
Líbranos de todo mal.ji 
3 

Desvanece los terrores 
De la orilla del Jordán ; 
Por ti más que vencedores 
Haz que entremos a Canaán. 
I'i :Tus bondades, 
Tema eterno nos darán. :il 

(Tr.) Guillermo Williams. 

183. Cariñoso Salvador. 

Cariñoso Salvador, 
Huyo de la tempestad 
A tu seno protector, 
Fiándome de tu bondad : 
Cúbreme, Señor Jesús 
De las olas del turbión ; 
Hasta el puerto de salud. 
Guía mi pobre embarcación. 
2 

Otro asilo ninguno hay: 
Indefenso acudo a ti ; 



Mi necesidad me trae, 
Porque mi peligro vi. 
Solamente en ti. Señor, 
Creo tener consuelo y luz; 
Vengo lleno de temor 
A los pies de mi Jesús. 
3 

Cristo, encuentro todo en ti: 
Y no necesito más ; 
Caído, me pusiste en pie, 
Débil, ánimo me das ; 
Al enfermo das salud. 
Tierno guías al que no ve; 
Con amor y gratitud, 
Tu bondad ensalzaré. 

Carlos Wesley. (Tr.) T. M. W. 

184. Tal Como Soy de Pecador. 

Tal como soy de pecador, 
Sin otra fianza que tu amor, 
A tu llamado vengo a ti 
Cordero de Dios, héme aquí. 
2 

Tal como soy, buscando paz, 
En mi desgracia y mal tenaz: 
Combate rudo siento en mí: 
Cordero de Dios, héme aquí. 
3 

Tal como soy, con mi maldad, 
]\Iiseria, pena y ceguedad, 
Pues hay remedio pleno en ti; 
Cordero de Dios, héme aquí. 
4 

Tal como soy me acojerás: 
Perdón y alivio me darás; 



72 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



Pues tu promesa ya creí ; 
Cordero de Dios, héine aquí. 
5 

Tal como soy, tu compasión 
Quitado ha toda oposición. 
Ya pertenezco todo a tí : 
Cordero de Dios, heme aquí. 

Charlotte Elliot, 1836. (Tr.) 

185. ¡Dios Padre! Tus Decretos 
Venero. 

¡Dios Padre! tus decretos 
Venero a cada hora; 
]\li voluntad adora 
Tu santa voluntad. 
Anhelo complacerte 
Tan sólo a ti. Dios Santo; 
Si lloro, con mi llanto. 
Si río, con mi paz. 

Mi cuerpo, vida y alma, 
Mis lágrimas, mi duelo. 
Son del autor del cielo, 
Del mar y de la luz. 
Son suyos mis cuidados, 
Y son en cambio mías 
Las dulces alegrías 
De mi Señor Jesús. 

3 

En los amantes brazos 
Del Dios que me perdona. 
Mi alma se abandona 
Con fe, esperanza, amor. 
Por ello el nombre augusto 
De Dios bendito sea 



Por cuanto el mar rodea, 
Por cuanto alumbra el sol. 

Medina. 

186. Un Ancla Tenemos. 

Un ancla tenemos que el túmido mar 
Por mucho que ruja no puede que- 
brar: 

La dulce esperanza que infunde Jesús 
II ¡Legada en su muerte de angustia 
en la cruz. :|| 

2 

Allá en las alturas do reina el Señor 
Rodeado de seres que ensalzan su 
amor 

Esta ancla tenemos que fija estará, 
II :Pues Dios a su dicho jamás fal- 
tará :|| 

3 

Y cuanto más bravo el piélago esté 
Más firmes cojamos el cable de fe. 
Que furia de vientos, ni embates del 
mar, 

II :No pueden del puerto la entrada 
vedar. :|| 

187. Llenos de Gozo. 

Llenos de gozo que Cristo nos da. 
Siempre cantando a Sión vamos ya; 
Dice Jesús compasivo: ''Venid," 
Llenos de gozo y confianza partid. 
2 

Aunque la marcha penosa será. 
Pronto veremos la faz de Jehová; 



EL NUEVO IIIMNAEIO EVANGELICO 



73 



Si hoy le cedemos con fe nuestro ser, 
Nos colmará de inñnito placer. 

3 

Innumerables amados están 
Viendo la marcha de allende el Jor- 
dán, 

Y nos animan con santa canción, 
''Apresuráos, viajeros, a Sión." 
4 

Oyense coros de son celestial. 
Arpas que tañé la banda inmortal; 
Llena Jesús de inefable placer 
A los que llegan sus glorias a ver. 
5 

Dentro de poco guadaña mortal. 
Ha de trozarnos el hilo vital ; 
Mas la veremos venir sin temor, 
Porque confiamos en ti, Salvador. 

6 

Esplendorosa la aurora será. 
Que de la muerte la ruina verá, 
Cuando resuene la santa canción ; 
''Gozo perfecto en la Eterna IMan- 
sión." 

G. Ilunter. (Tr.) 

188. Mi Mano Ten. 

Mi mano ten, Señor, pues flaco y 
débil ; 

Sin ti no puedo riesgos afrontar; 
Tenia, Señor; mi vida el gozo llene 
Al verme libre así de todo azar. 
2 

Mi mano ten ; permite que me animen 
Mi regocijo y mi esperanza en ti ; 



Ténla, Señor, y compasivo impide 
Que caiga en mal cual otra vez caí. 
3 

Mi mano ten; mi senda es tenebrosa 
Si no la alumbra tu radiante faz; 
Por fe si alcanzo a percibir tu gloria, 
¡ Cuán grande gozo ! ¡ Cuán profunda 
paz ! 

189. Nada Puede Ya Faltarme. 

Nada puede ya faltarme 
Porque Dios mis pasos guía 
A la tierra saludable 
En divinos frutos rica. 
Dulce néctar de reposo 
Son sus aguas cristalinas, 
Ellas dan salud al alma 

Y la llenan de delicias. 
2 

Por la senda me conduce 
De su ley con mano pía. 
En amor á su gran nombre 
Fuente viva de justicia; 
Cuando el tenebroso valle 
Cruce de la nuierte fría. 
No tendré temor alguno 
Siendo Dios el que me guía. 
3 

Con su vara y su cayado 
Me dará consuelo y vida, 

Y ante los que me persiguen 
]\Iesa me pondrá surtida. 
Con el bálsamo divino 
Mi cabeza aromatiza, 

Y rebosa ya la copa 
Que me colma de alegría. 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



4 

La misericordia santa 
Seguirá la senda mía, 
Y de Dios en las mansiones 
Moraré por largos días. 
Nada puede ya faltarme 
Porque Dios mis pasos guía 
A la tierra saludable, 
En divinos frutos rica. 

190. Confío Yo en Cristo. 

Confío yo en Cristo 
Quien en la cruz murió, 
Por esa muerte listo 
Al cielo viajo yo ; 
Con sangre tan valiosa 
INIis culpas lava él, 
La derramó copiosa 
Por mi ya Emmanuel. 
2 

Me cubre tu justicia 
De plena perfección: 
Tú eres mi delicia, 
Mi eterna salvación. 
Jesús en ti descanso, 
Keposo tú me das, 
Con calma yo avanzo 
Al cielo do estás. 
3 

A disfrutar invitas 
Cerca de ti. Señor, 
Delicias infinitas 
Y celestial amor; 
Espero yo mirarte, 
Oir tu dulce voz : 



Espero yo cantarte, 

¡ Lli Salvador, mi Dios ! 

191. Cada ]\Iomento la Vida Me Da. 

Cristo me ayuda por él a vivir, 
Cristo me ayuda por él a morir; 
Hasta que llegue su gloria a ver, 
Cada momento le entrego mi sér. 

Coro. — Cada momento la vida me da, 
Cada momento conmigo él está; 
Hasta que llegue su gloria a ver. 
Cada momento le entrego mi sér. — 
Coro. 

2 

Siento pesares, muy cerca él está. 
Siento dolores, alivio me da; 
Tengo aflicciones, me muestra su 
amor; 

Cada momento me cuidas. Señor. — 
Coro. 

3 

Tengo amarguras o tengo temor. 
Tengo tristezas, me inspiras valor; 
Tengo conflictos o penas aqui. 
Cada momento te acuerdas de mi. — 
Coro. 

4 

Tengo flaquezas o débil estoy. 
Cristo me dice: ''Tu amparo yo soy"; 
Cada momento, en tinieblas o en luz, 
Siempre conmigo está mi Jesús. — 
Coro. 

D. W. Whittle. (Tr.) M. González. 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 75 



192. Cristo en el Cielo. 

Cristo en el cielo, mirando está 
Los pasos trémulos que empiezo a dar 
Por el camino tan desigual 
Del mundo lleno de obscuridad. 
2 

Cristo, Dios mío, sostén mi andar, 
Que tu amor brille como un fanal, 
Y estas tinieblas disipará 
Mi alma inundando de claridad. 
3 

Cuando la muerte venga a cambiar 
En vida eterna esta fugaz. 
Blancos sendales me cubrirán, 
Corona fúlgida me ceñirá. 

193. Alma Mía, No Delires. 

Alma mía, no delires, 
Ni suspires de dolor; 
Que posees en el cielo 
Tu consuelo, tu Señor. 
Tu Señor, tu Señor, 
Tu consuelo, tu Señor. 
2 

Jesucristo del pecado 
Te ha librado en la cruz; 
El derrama sobre el alma 
Gozo, calma, paz y luz. 
Paz y luz, paz y luz, 
Gozo, calma, paz y luz. 
3 

El conoce tu conciencia, 
Tu dolencia sabe, sí, 

Y su gracia te bendice, 

Y te dice: ''Ven a mí." 



''Ven a mí, ven a mí," 

Y te dice: "ven a mí." 

4 

No más llanto, no más penas, 
Tus cadenas romperás; 

Y en el seno de tu Dueño 
Por los siglos gozarás, 
Gozarás, gozarás. 

Por los siglos gozarás. 
5 

Alma mía, no delires 
Ni suspires de dolor, 
Sigue humilde hasta el cielo 
Las pisadas del Señor. 
Del Señor, del Señor. 
Las pisadas del Señor. 

P. Castro. 

194. Cuando el Dolor y la 
Tristeza. 

Cuando el dolor y la tristeza, invaden 
Esta de polvo terrenal prisión, 
Dulce es tender la vista entre las 
rejas, 

Y desear huir a otra región. 

2 ^ 

Dulce es volver los ojos hasta adentro, 

Y escuchar los consejos de su amor; 
Dulce miror arriba, y ver a Cristo 
Interceder, pedir nuestro perdón. 

3 

Dulce es mirar atrás y ver mi nombre 
Inscrito en el registro salvador; 
Dulce mirar al frente, y ver que 
heredo 

Goces celestes que él me aseguró. 



76 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



4 

Dulce es saber que la divina gracia 
En Cristo mis pecados descargó; 

Y dulce recordar que con su sangre 
Pagó mis deudas todas de dolor. 

.5 

Dulce es sentirse firme en su justicia, 
Que de segunda muerte nos libró ; 
Dulce es también sentir dia tras día 
De su Espíritu aliento animador. 
6 

Dulce en su fiel promesa bailar des- 
canso, 

Y reposar en su constante amor ; 
Dulce en su pacto de celeste gracia 
Buscar en todo apoyo y dirección. 

J. Mora. 

195. Cristo, Tu Voluntad. 

Cristo, tu voluntad 
Sea hecha siempre en mí; 
Confiado en tu bondad 
Ya resitínado estoy. 
En medio del dolor, 
O en medio de la paz, 
Me cercará tu amor 

Y nada temeré. 

2 

Cristo, tu voluntad 
Haré sin vacilar : 
Líbrame de maldad, 

Y dame sumisión. 
Lloraste tú también. 
Por eso a ti vendré: 

¡ Oh Salvador ! mi bien. 
Sé mi Consolador. 



3 

Cristo, tu voluntad, 
Gustoso acataré; 
Guardarla con lealtad 
Hasta el fin desearé. 
No quiero yo trazar 
Mi senda, sino en ti 
Sin cuitas descansar, 
Y hacer tu voluntad. 



196. Dios, Nuestro Apoyo. 

Dios, nuestro apoyo en los pasados 
siglos, 

Nuestra esperanza en años venideros. 
Nuestro refugio en hórrida tormenta, 

Y nuestro hogar eterno. 

2 

Bajo la sombra de tu excelso trono 
En dulce paz tus santos residieron. 
Tu brazo sólo a defendemos basta, 

Y nuestro amparo es cierto. 

3 

En nuestra vida toda y en la muerte 
En tu promesa nuestra fe ponemos; 

Y nuestros hijos cantarán gozosos. 
Cuando hayamos ya muerto. 

4 

Dios, nuestro apoj^o en los pasados 
siglos, 

Nuestra esperanza en años venideros, 
Sé tú nuestra defensa en esta vida, 

Y nuestro hogar eterno. 

Isaac Watts. (Tr.) J. Mora. 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



77 



197. ¡Oh ]\Iaestro y Mi Señor! 

¡Oh Maestro y mi Señor! 
Yo no quiero desmayar; 
En tu gracia y en tu amor 
Sólo quiero yo confiar. 
2 

Eres mi Profeta y Rey, 
Mi divino Conductor; 
Soy oveja de tu grey, 
Eres tú mi buen Pastor. 
3 

Flaco y débil sé que soy, 
Lo confieso, ¡oh! mi Señor; 
A tus pies rendido estoy, 
Dame fuerzas y valor. 
4 

Dime tú lo que he de ser. 
Las palabras que he de hablar ; 
Lo que siempre debo hacer, 
Cómo debo yo pensar. 
5 

Sólo así feliz seré 
En mi vida espiritual ; 
Sólo asi morar podré 
En la patria celestial. 

H. B. Someillan. 

198. Objeto de :Mi Fe. 

Objeto de mi fe. 
Divino Salvador, 
Propicio sé. 

Cordero de mi Dios, 
Libre por tu bondad. 
Libre de mi maldad, 
]\Ie quiero ver. 



2 

Consagra el corazón 
Que ansia pertenecer 
A ti no más. 
Calmar, fortalecer, 
Gracia comunicar. 
Mi celo acrecentar 
Te dignarás. 

3 

La senda al recorrer 
Oscura y de dolor. 
Tú me guiarás. 
Así tendré valor. 
Así podré vivir. 
Así podré morir. 
En dulce paz. 

4 

Pues el camino sé 
De celestial mansión, 
Luz y solaz ; 
Bendito Salvador, 
Tú eres la verdad. 
Vida, confianza, amor. 
Mi eterna paz. 

199. Nunca Desmayar. 

Tengo en Dios un ízrande amor, 
Quiero en él tan solo fiar; 
Pues así mi corazón 
Nunca puede desmayar. 
2 

Aunípie brame en derredor 
La furiosa tempestad, 
Siempre fiando en el Señor, 
Nunca debo desmayar. 



78 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



3 

Lleva mi alma buen Pastor 
Rectamente, con verdad, 
Que al abrigo de tu amor 
Nunca debo desmayar. 
4 

¡ Olí querido Redentor ! 
No me dejes extraviar; 
Aunque viva en el dolor, 
Nunca quiero desmayar. 

200. Me Guía El. 

Me guía él, con cuánto amor 
Me guía siempre mi Señor; 
Al ver mi esfuerzo en serle fiel, 
Con cuánto amor me guía él. 

Coro. — ^le guía él, me guía él. 
Con cuánto amor me guía él; 
No abrigo dudas ni temor, 
Pues me conduce el buen Pastor. 
2 

En el abismo del dolor 
O en donde brille el sol mejor, 
En dulce paz o en lucha cruel, 
Con gran bondad me guía él. — Cori 
3 

Tu mano quiero yo tomar 
Jesús, y nunca vacilar, 
Pues sólo a quien te sigue fiel 
Se oyó decir: me guía él. — Coro. 
4 

Y mi carrera al terminar 

Y así mi triunfo al realizar 



No habré ni dudas ni temor 
Pues me guiará mi buen Pastor. — 
Coro. 

Epigmenio Velasco. 

201. DiRÍjOME A Ti. 

Con gozo cumplido diríjome a ti 
Pues has padecido, salvándome así; 
Tu sangre preciosa vertida por mí. 
Me dió bondadosa morada ya en ti. 
2 

La fe que en ti tengo me salva, mi 
Dios ; 

En ti yo confío, de ti voy en pos; 
La duda me hacía vivir en el mal ; 
Mas hoy es cambiada por fe espiritual. 
3 

Tú eres mi amparo, benigno Señor, 
Me guías cual faro al puerto de amor ; 
j Afán infinito ! tuviste por mí ; 
Por esto, Dios santo, diríjome a ti. 

Tito Rodríguez. 

202. ]\Ias Cerca, ¡Oh! Dios, de Ti. 

Más cerca, ¡ oh ! Dios, de ti, 
Yo quiero estar 
Aunque sobre una cruz 
]\Ie haya de alzar. 
Mi canto aun así 
Constante habrá de ser: 
Más cerca, ¡ oh ! Dios, de ti. 
Más cerca, sí. 

2 

Si caminando voy 
Y de ansiedad 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



79 



Me lleno al presentir 
La oscuridad, 
Aun mi sueño así 
Me mostrará que estoy 
Más cerca, ¡ oh ! Dios, de ti, 
Más cerca, sí. 

3 

Que encuentre senda aquí 
Que al cielo va, 

Y en ella tu bondad 
Me sostendrá. 

Y ángeles habrá 
Que me conducirán 

]\Iás cerca, ¡ oh ! Dios, de ti, 
Más cerca, sí. 

4 

Después, al despertar. 
Elevaré 

Un nuevo y santo altar 

De gratitud. 

Así mis penas mil 

Me harán sentir que estoy 

]\Iás cerca, ¡ oh ! Dios, de ti, 

Más cerca, sí. 

5 

Si en vuelo celestial 
Al cielo voy, 

Y sol y luna atrás 
Dejando estoy. 
Alegre entonaré 
Mi canto sin igual: 

^rás cerca, ¡ oh ! Dios, de ti, 
Más cerca, sí. 

(Tr.) V. Mendoza. 



203. ¡Oh Cristo! Mi Deseo. 

i Oh Cristo ! mi deseo 
A ti volando va ; 
Mi fe y mi confíanza, 
Sustenta sin cesar, 
II :¡ Oh dulce Dueño mío, 
Amparo del mortal !:|| 
2 

Yo sé que tú sufriste 
La muerte por lavar 
La culpa de los hombres, 
Dejándoles tu paz; 
II :Por eso en tí confio, 
Cordero celestial. :|| 
3 

¡ Oh cristalina fuente ! 
¡ Oh limpio manantial ! 
Bendito tú que brotas 
Consuelo sin cesar; 
II :Que sanas las lieridas 
Y quitas la maldad. :|| 
4 

Jesús, i oh Dueño mío ! 
Desciende, baja ya 
En busca de los tuyos. 
Que claman con afán 
II :Por su Pastor divino, 
Eterno, celestial. :|| 

P. Castro. 

204. Heme aquí, Jesús Bendito. 

Héme aqué, Jesiis bendito, 
Agobiado vengo a ti, 
Y en mis males necesito 
Que te apiades tú de mí. 



80 



EL NUEVO niMNAEIO EVANGELICO 



Ya no puedo con la carga 
Que me oprime sin cesar: 
¡Es mi vida tan amarga, 
Tan intenso mi penar! 

2 

Por auxilio clamé en vano, 
Aunque lo busqué doquier; 
Ni el amigo, ni el hermano 
Me han podido socorrer. 
Pero tú, Jesús, me invitas 
Con cordial solicitud. 
Simpatizas en mis cuitas, 

Y me ofreces la salud. 

3 

Heme, pues, en tu presencia ; 
Líbrame de mi ansiedad : 
Que es tan grande tu potencia 
Como es grande tu piedad. 

Y jamás han recurrido 
Sin buen éxito a tu amor, 
Por consuelo el afligido. 
Por perdón el pecador. 

J. B. Cabrera. 

205. Salvador, Bien Eterno. 

Salvador, mi bien eterno, 
]\Iás que vida para mí, 
En mi fatigosa senda 
Cerca siempre te halle a ti. 
II : Junto a ti, junto a ti:|| 
En mi fatigosa senda 
Cerca siempre te halle a ti. 
2 

No los bienes, no placeres, 
Ni renombre busco aquí. 



En las pruebas, en desdenes, 
Cerca siempre te halle a ti; 
II :Junto a ti, junto a ti:|| 
En las pruebas, en desdenes, 
Cerca siempre te halle a ti. 
3 

Yendo por sombrío valle, 
En rugiente mar hostil. 
Antes y después del trance. 
Cerca siempre te halle a ti; 
II : Junto a ti, junto a ti:l| 
Antes y después del trance, 
Cerca siempre te halle a ti. 

206. Dulce Comunión la Que Gozo 
Ya. 

Dulce comunión la que gozo ya 
En los brazos de mi Salvador, 
i Qué gran bendición en su paz me da ! 
¡ Oh ! yo siento en mí su tierno amor. 

Coro. — Libre, Salvo 
De cuidados y temor. 
Libre, Salvo, 

En los brazos de mi Salvador. 
2 

¡ Cuán dulce es vivir, cuán dulce es 
gozar, 

En los brazos de mi Salvador! 
Quiero ir allí, siempre allí morar. 
Siendo objeto de su tierno amor. — 
Coro. 

3 

No habré de temer ni aun desconfiar 
En los brazos de mi Salvador! 



EL NUEVO HIMN^ 

En él puedo yo bien seguro estar 
De los lazos del vil tentador. — Coro. 

(Tr.) Pedro Grado. 

207. ¡ Paz ! ¡ Dulce Paz ! 

¡Paz! ¡dulce paz! que brota de la 
cruz : 

Nos trae paz la sangre de Jesús. 
2 

¡Paz! ¡dulce paz! hacer la voluntad 
De Cristo, en nuestra vida, da la paz. 
3 

¡ Paz ! ¡ dulce paz ! esclavos del dolor ; 
Descanso y paz tenéis en el Señor. 
4 

¡ Paz ! ¡ dulce paz ! en toda condición 
La paz de Cristo da consolación. 
5 

¡ Paz ! ¡ dulce paz ! si hay muerte en 
derredor 

Jesús venció la muerte y su terror. 
6 

¡ Paz ! ¡ dulce paz ! mirando al por- 
venir : 

En calina esperaremos el morir. 

208. ¡Paz! ¡Paz! Cuan Dulce Paz. 

En el seno de mi alma una dulce 
quietud 

Se difunde embargando mi sér, 
Una calma infinita que sólo podrán 
Los amados de Dios comprender. 

Coro. — ¡ Paz ! ¡ paz ! cuán dulce paz 
Es aquella que el Padre me da, 



EIO EVANGELICO 81 

Yo le ruego que inunde por siempre 
mi sér 

En sus ondas de amor celestial. 
2 

Qué tesoro yo tengo en la paz que me 
dió. 

Que en el fondo del alma ha de estar 
Tan segura que nadie quitarla podrá 
Mientras miro los años pasar. — Coro. 
3 

Esta paz inefable consuelo me da 
Descansando tan sólo en Jesús, 

Y ningunos peligros mi vida tendrá 
Si me siento inundado en su luz ! — 

Coro. 

4 

Sin cesar yo medito en aquella ciudad 
Do al autor de la paz he de ver, 

Y en que el himno más dulce que alli 

he de cantar 
Al estar con Jesús ha de ser. — Coro. 
5 

Alma triste que en rudo conflicto te 
ves. 

Sola y débil tu senda al seguir, 
Haz de Cristo el amigo, que fiel siem- 
pre es, 

Y su paz tú podrás recibir! — Coro. 

W. D. Cornell. (Tr.) V. Mendoza. 

209. Oh Cristo, Lleno de Bondad. 

Oh Cristo, lleno de bondad. 
Dirijo a ti mi petición; 
Perdona toda mi maldad, 
Y dáme plena salvación. 



82 



EL NUEVO IIIMNARIO EVANGELICO 



Indigno soy, mas tú Señor, 
Tú eres infinito amor. 
2 

¿ A quién, Jesús, si no es a ti. 
Por salvación acudiré? 
Moriste tú en la cruz por mí, 

Y por tu muerte viviré. 
Tú salvarás al pecador, 
Pues eres infinito amor. 

3 

Ya tú respondes a mi fe, 
]\Ie das, aquí, felicidad, 

Y tu presencia gozaré 
Por una larga eternidad. 

Mi Dios, mi eterno Salvador, 
Tu nombre es infinito amor. 

210. Salvo en los Tiernos Brazos. 

Salvo en los tiernos brazos 
De mi Jesús seré; 

Y en su amoroso pecho 
Siempre reposaré. 
Este es sm duda el eco 
De celestial canción. 
Que de inefable gozo 
Llena mi corazón. 

Coro. — Salvo en los tiernos brazos 
De mi Jesús seré, 
En su amoroso pecho 
Siempre reposaré. 

2 

De sus amantes brazos 
La gran solicitud. 
Me libra de tristeza^ 



Me libra de inquietud. 

Y si tal vez hay pruebas, 
Fáciles pasarán; 
Lágrimas si vertiere. 
Pronto se enjugarán. — Coro. 

3 

Y cruzaré la noche 
Lóbrega, sin temor, 
Hasta que venga el día 
De perennal fulgor. 

¡ Cuán placentero entonces 
Con él será morar, 

Y en la mansión de gloria 
Siempre con él reinar ! — Coro. 

Fannie J. Crosby. (Tr.) 

211. ¡ Oh Señor Clemente y Santo ! 

¡ Oh Señor clemente y santo ! 
Que en el cielo donde moras. 
De Jesús a todas horas 
Oyes tú la intercesión: 
Til las lágrimas recibes 
Del contrito y humillado 
, Que en él vive confiado, 
Esperando tu perdón. 
2 

Vuelve tus amantes ojos 

Y tus brazos paternales 
A tus hijos, cuyos males 
Puedes, Padre, socorrer. 

Y con tu divina gracia 
El camino seguiremos, 
Ciertos de que en ti podemos 
Sus escollos precaver. 

Mavillard. 



EL NUEVO HIMÑARIO EVANGELICO 83 



212. ¡ Oh Dulce, Grata Oración ! 

¡ Oh dulce, grata oración ! 
Que del contacto mundanal 
Me llevas hasta la mansión 
De mi buen Padre celestial. 
Huyendo yo la tentación 
Y toda influencia mundánal. 
Por Cristo, quien murió por mí, 
Oído siempre soy allí. 
2 

¡ Oh dulce, grata oración ! 
A quien escucha con bondad 
Eleva tú mi corazón, 
Al que nos ama con verdad. 
Espero yo su bendición, 
Perfecta paz y santidad. 
Por Cristo que murió por mí. 
Por él que me ha salvado aquí. 
3 

¡ Oh Padre mío. Dios de amor ! 
Escucha tú mi oración. 
¡ Oh buen Jesús, mi Salvador ! 
Escucha tú mi oración, 
j Espíritu Consolador ! 
Escucha tú mi oración. 
Bendíceme ¡ oh Trinidad, 
Que moras en la eternidad ! 

Estrella de Belén. 

213. Ven, Oh Dueño de Mi Vida. 

Ven, oh Dueño de mi vida. 
Generoso bienhechor ; 
Que mi alma dolorida 
Clama ya por su Pastor; 
No te tardes, te suplico, 



No te tardes, oh Señor; 
Ven, oh Dueño de mi vida, 
II :Mi Jesús, mi Salvador. :I1 
2 

A mi corazón, oh Dueño, 
Ven y llena de tu amor. 
Dale todo tu consuelo, 
No perezca de dolor. 
Cantaré yo cuando vuelva 
A buscarme el Redentor: 
"Ven, oh Dueño de mi vida, 
II :Mi Jesús, mi Salvador." :|| 

214. Jesús Mi Tesoro. 

Jesús mi tesoro, mi dicha y amor, 
Tú sólo el consuelo me mandas a mí: 
Si alegre me encuentro, si tengo dolor, 
^li tierna plegaria dirijo hacia ti. 
2 

Por eso en el mundo a ti mi Señor, 
La paz y el consuelo te debo pedir. 
Cantando mil himnos con santo fer- 
vor. 

Que lleno de gracia sabrás recibir. 
3 

Pues tú me sustentas, mi Rey y mi 
Dios, 

]\Iiseria y pecado retiras de mí, 
Y me has prometido tu gracia y per- 
dón. 

Si vengo contrito y confiado hacia tí. 
4 

Por eso humillado, tu célica voz. 
Tus tiernas promesas escucho yo aquí. 
Constante esperando tu gracia y amor. 
Para ir luego al cielo contigo a vivir. 

Elias Amador. 



84 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



215. ¡Oh! Quién Pudiera Andar 

CON Dios. 

i Oh ! quién pudiera andar con Dios, 
Su dulce paz gozar, 
Volviendo a ver de nuevo el Sol 
De amor y santidad. 

2 

¡ Oh ! tiempo aquel en que lo vi, 
¡ Beatífica visión ! 
Pudiendo entonces discernir 
Su acento fiel de amor. 

3 

Aquellas horas de solaz 
i Cuán caras aún me son ! 
Del mundo halagos no podrán 
Suplir su falta; no! 

4 

Paloma Santa, vuelve a mí ; 
Gran Paracleto, ven ; 
Pues odio ya el pecado vil 
Con que te contrarié. 

W. Cowper. (Tr. y adaptado.) 

216. SÉ, i Oh Dios ! Que a Iniquidad. 

' Sé, i oh Dios ! que a iniquidad 
Se halla expuesto el ser mortal, 
Y la ciencia al anhelar. 
Como un ciego puede errar. 

2 

Se confunde mi razón, 
Siento mi perplejidad. 
Recelando en mi maldad 
Elegir por bien el mal. 



3 

Infalible eres, ¡oh Dios! 
Sólo tú eres la verdad : 
Ven a dirigirme, pues. 
Por tu amor y fiel bondad. 
4 

Mía» sea tu voluntad : 
Guárdame de todo mal; 
Haz que nunca caiga más 
En error e iniquidad. 

217. Jesús Tu Dulce Nombre. 

Jesús tu dulce nombre 
Recrea el alma mía, 
Y suena en mis oidos 
Cual célica armonía. 
Con tal vigor quisiera 
Poderlo proclamar. 
Que todo el Universo 
Lo oyera resonar. 
2 

Riquezas mi deseo 
Fuera de ti no alcanza ; 
Tú sólo mi delicia, 
Tú sólo mi esperanza. 
Las joyas tan buscadas 
Con ansiedad febril. 
Son falsos dijes, vanos 
Tesoros junto a tí. 
3 

Cuanto de bello y grande 
Codicia mi deseo, 
En tu bondad divina 
De sobra lo poseo; 
No es cara ante mis ojos 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



85 



Del sol la claridad, 
Como es tu faz sonriente 
De plácida bondad. 
4 

Tu gracia bienhechora 
Hizo en mi pecho estancia, 

Y en él copiosamente 
Esparce su fragancia; 
El bálsamo más noble 
A todo su dolor, 

Y a todos sus cuidados 
Es el cordial mejor. 

5 

Las glorias de tu nombre 
Proclamaré contento. 
Mientras el suelo habite 
Hasta exhalar mi aliento. 
Entonces en tus brazos 
Tendré vida eternal, 
Pues eres de la muerte 
Antídoto inmortal. 

J. B. Cabrera. 

218. Divina Luz, Guarda Pie. 

Divina Luz, con tu esplendor benigno 
Guarda mi pie; 

Densa es la noche y áspero el camino ; 
Mi guía sé. 

Harto distante de mi hogar estoy; 
Que al dulce hogar de las alturas voy. 
2 

Amargos tiempos hubo en que tu 

gracia 
No supliqué; 

De mi valor fiando en la eficacia, 
No tuve fe. 



Mas hoy deploro aquella ceguedad: 
Préstame i Oh Luz ! tu grata claridad. 
3 

Guiando tú, la noche es esplendente, 

Y cruzaré 

El valle, el monte, el risco y el tor- 
rente, 
Con firma pie ; 

Hasta que empiece el día a despuntar, 

Y entre al abrigo de mi dulce hogar. 

J. B. Cabrera. (Tr.) 

219. Por la VLi Terrenal. 

Por la vía terrenal 
Guíeme tu clara luz 
A la patria celestial, 
j Oh ! santísimo Jesús 
El Espíritu de Dios 
Amoroso infunde en mí, 
Y diré con grata voz. 
Que salvado soy por ti. 
2 

Salvador mi fiel Jesús 
Cerca quiero estar de ti, 
Ya que distes en la cruz 
Sangre de expiación por mí. 
Yo te pido tu sostén 
Poderoso Salvador; 
Dáme tu precioso bien. 
Te suplico mi Señor. 

Estrella de Belén. 

220. ]\IÁs Santidad Dame. 

Más santidad dame, 
IMás odio al mal, 
]\[ás calma en las penas. 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



Más alto ideal; 
^lás fe en ini IMaestro, 
Más consagración, 
Más celo en servirle, 
Más grata oración. 
2 

Más prudente hazme, 
]\Iás sabio en él, 
Más firme en su causa, 
Más fuerte y más fiel; 
]\Iás recto en la vida, 
IMás triste al pecar. 
Más humilde hijo, 
Más pronto en amar. 
3 

Más pureza dame, 
Más fuerza en Jesús, 
Más de su dominio, 
Más paz en la cruz; 
Más rica esperanza. 
Más obras aquí, 
Más ansia del cielo. 
Más gozo allí. 



221. Buscando a Jesús. 

Débil, pobre, ciego soy, 
Nada puede en mí valer, 

Y a tu cruz ansioso voy 
Do salud podré tener. 

2 

Mucho tiempo el mal en mí 
Ha reinado sin cesar, 

Y hoy, Señor, acudo a ti 
Ya deseando descansar. 



3 

j Toma tú mi entero sér. 
Alma y cuerpo tuyos son; 
No los vaya a retener 
En su red la tentación! 

4 

¡ Cristo, ven al corazón 

A morar por siempre en él, 

Y obtenido tu perdón 
Haz que pueda serte fiel ! 

(Tr.) Mendoza. 

222. Aviva Tu Obra, ¡Oh Dios 

Aviva tu obra, ¡ oh Dios ! 
Ejerce tu poder; 
Los muertos han de oir la voz 
Que hoy hemos menester. 

2 

A tu obra vida da; 
Las almas tienen sed; 
Hambrientas de tu buen maná. 
Aguardan tu merced. 

3 

Aviva tu labor; 
Glorioso fruto dé; 
Mediante el gran Consolador 
Abunde nuestra fe. 

4 

La fuente espiritual. 
Avive nuestro amor ; 
Será tu gloria sin igual 

Y nuestro el bien. Señor. 

Alberto Midlane. (Tr.) 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



87 



223. Precepto es del Señor. 

Precepto es del Señor 
Que gloria yo le dé, 
Cuidando el alma que me dió, 
Viviendo por la fe. 
2 

Ejemplo debo dar, 
Mi vocación cumplir, 
Y las potencias mías emplear 
Por Cristo hasta el morir. 
3 

Celoso debo ser, 
Pues a su vista estoy; 
Su rostro llegue así a ver, 
Contento a donde \oy. 
4 

En oración velar. 

Confiando sólo en él; 

Si de él me hubiere de olividar. 

Perdido me veré. 

Carlos Wesley. 

224. LÁVAME EX LA Sangre del 
Señor. 

Que mi vida entera esté 
Consagrada a ti, Señor; 
Que a mis manos pueda guiar 
El impulso de tu amor. 

Coro. — Lávame en la sangre del 
Señor, 

Limpíame de toda mi maldad; 
Traigo a ti mi vida para ser. Señor, 
Tuya por la eternidad. 



2 

Que mis pies tan sólo en pos 
De lo santo puedan ir, 

Y que a ti. Señor, mi voz 

Se complazca en bendecir. — Coro. 
3 

Que mis labios al hablar 
Hablen sólo de tu amor; 
Que mis bienes ocultar 
No los pueda a ti. Señor. — Coro. 
4 

Que mi tiempo todo esté 
Consagrado a tu loor, 

Y mi mente y su poder 

Sean usados en tu honor. — Coro. 
5 

Toma i oh Dios ! mi voluntad, 

Y hazla tuya nada más; 
Toma, sí, mi corazón 

Y tu trono en él tendrás. — Coro. 

F. R. Havergal. (Tr.) V. M. 

225. Fuenta de la Vida Eterna. 

Fuente de la vida eterna 
Y de toda bendición. 
Ensalzar tu gracia tierna 
Debe cada corazón. 
Tu piedad inagotable, 
• Abundante en perdonar; 
Unico Sér adorable, 
Gloria a ti debemos dar. 
2 

De los cánticos celestes 
Te quisiéramos cantar. 
Entonados por las huestes 
Que lograste rescatar; 



88 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



Almas que a buscar viniste, 
Por que les tuviste amor ; 
De ellas te compadeciste 
Con tiernísimo favor. 
3 

Toma nuestros corazones 
Llénalos de tu verdad, 
De tu Espíritu los dones 
Y de toda santidad. 
Guíanos en obediencia, 
Humildad, amor y fe ; 
Nos ampare tu clemencia ; 
Salvador, propicio, sé. 

226. El Sembrador. 

Brille o no el sol, verano o invierno 
sea. 

Recorre la montaña, el soto, el llano ; 
Cual Cristo la Palabra en Galilea, 
Sembrar es tu misión, si eres cristiano. 
2 

Siembra doquiera la verdad divina, 
Siémbrala con afanes, con dolores; 
Que al soplo del Espíritu germina 
Planta que al cielo da frutos y flores. 
3 

Quizás alguna vez tu planta herida 
Sientas por las espinas del sendero; 
¿No ves con ellas de Jesús ceñida 
La frente augusta en el fatal madero ? 
4 

Siembra, no temas, en la peña dura. 
Deja en la roca estéril caer el grano. 
Que suele hallar la gracia una hendi- 
dura 

En el granito del orgullo humano. 



5 

En las arenas siembra del desierto. 
Donde el rocío suave no descienda ; 
Tú animarás el corazón ya muerto 
Con esa vida que tu amor encienda. 
6 

En la región de dudas y de penas 
Donde del Sol jamás llegó la llama, 

Y esparce la semilla a manos llenas: 

Y fe y virtud y caridad derjama. 

7 

Siembra, que no te arredre el egoísmo, 
Siembra do la impiedad blasfemias 
lanza. 

En el camino, el fango, en el abismo, 
Harás brotar la flor de la esperanza. 
8 

No importa, no, que el labrador su- 
cumba, 

Antes que la simiente rompa el suelo, 
Que al despertar del sueño de la 
tumba 

Su mies guardada encontrará en el 
cielo. 

J. De Palma. 

227. Yo Tengo Que Guardar. 

Yo tengo que guardar 
Una alma inmortal 
Y prepararla para entrar 
Al reino celestial. 

2 

Para este gran deber 
Mi Dios, poder llenar, 
A tu servicio, hoy mi ser 
Te quiero consagrar. 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



89 



3 

Tu hijo quiero ser 
De todo corazón, 
Y para siempre poseer 
Tu eterna bendición. 
4 

Ayúdame a velar, 
Confírmame en la fe, 
Que si en ti puedo siempre fiar 
Por siempre viviré. 

Epigmenio Velasco. (Tr.) 

228. Do Tú Necesites Que Vaya, 
Iré. 

En la montaña podrá no ser. 
Ni sobre rugiente mar; 
Podrá no ser en la ruda lid 
Do Cristo me quiere emplear. 
Mas si él me ordenare seguir aquí 
Senderos que yo ignoré. 
Confiando en él le diré: "Señor, 
Do tú quieras que vaya, iré." 

Coro. — Do tú necesites que vaya, iré ; 
A los valles, los montes o el mar. 
Decir lo que quieras. Señor, podré. 
¡Lo que quieras que sea, seré! 
2 

Quizá hay palabras de santo amor 
Que Cristo me ordena hablar, 

Y en los caminos do reina el mal 
Algún pecador salvar. 

Señor, si quisieres mi guía ser. 

Mi obscura senda andaré; 

Tu fiel mensaje podré anunciar 

Y así lo que quieras, diré. — Coro. 



3 

El vasto mundo lugar tendrá, 
Do pueda con noble ardor. 
Gastar la vida que Dios me dá, 
Por Cristo mi Salvador. 

Y siempre confiando en su gran 

bondad 
Tus dones todos tendré; 

Y alegre haciendo tu voluntad. 
Lo que quieras que sea, seré. — Coro. 

Mary Brown. (Tr.) V. Mendoza. 

229. Salvador a Ti Me Rindo. 

Salvador a ti me rindo 

Y obedezco sólo a ti, 

]\Ii Guiador, mi Fortaleza 
Todo encuentra mi alma en ti. 

Coro. — Yx) me rindo a ti. 
Yo me rindo a ti. 
Mi flaqueza y mi pecado 
Todo traigo a tí. 

2 

Te confiesa mi delito 
El contrito corazón. 
Oye, i oh Cristo mi plegaria ! 
Quiero en ti tener perdón. — Coro. 
3 

A tus pies yo deposito 
j\Iis riquezas, mi placer, 
Que tu espíritu me llene 

Y de ti sienta el poder. — Coro. 

4 

Tu bondad será la historia 
Que predique por doquier, 

Y tu amor inagotable 

Será siempre mi querer. — Coro. 



90 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



5 

i Oh, qué gozo encuentro en 

Cristo ! 
Cuánta paz a mi alma da. 
Yo a su causa me consagro 
Y su amor, mi amor será. — Coro. 

A. R. Salas. (Tr.) 



230. Por el Mañana y Su Pesar. 

Por el mañana y su pesar no ruego 
yo; 

Guárdame i oh Dios ! del fiero mal sólo 
por hoy ; 

Hazme anheloso trabajar, dame fer- 
vor, 

Palabras y obras de bondad dame por 
hoy. 

2 

Quítame el frivolo decir y el torpe 
error ; 

]\Iis labios con prudente fin sella por 
hoy; 

Para lo serio y el placer, dame oca- 
sión ; 

Haz que a tu gracia viva fiel por hoy 
¡oh Dios! 

3 

Y si mi vida a declinar llegare hoy, 
Tu sacramento celestial dame. Señor. 
Por el mañana, pues, a orar no voy, 
mi Dios, 

Dame tu amor, tu guía, tu paz, mas 
para hoy. 

(Tr.) J. Palacios. 



231. La Palabra Hoy Sembrada. 

La palabra hoy sembrada 
Hazla, Cristo, en mí nacer 
Para darle crecimiento 
Sólo tienes tú poder. 
II :Ricos frutos, tú nos puedes con- 
ceder. :|| 

2 

La semilla que tu siervo 
Ha sembrado con saber 
No permitas que las aves 
Se la vengan a comer. 
II :Ricos frutos, tú nos puedes con- 
ceder. :|| 

3 

Haz que crezca con tu gracia 
Y tu rica bendición. 
No la ahoguen las espinas 
De congojas y aflicción. 
II :Ricos frutos, tú nos puedes con- 
ceder. :|1 

4 

Que su efecto muy profundo 
En la mente y corazón, 
Convencer consiga al mundo 
Que le das la salvación. 
II :Ricos frutos, tú nos puedes con^ 
ceder. :|| 

5 

Sembraremos la palabra 
Con amor y profusión. 
Esperando la cosecha 
En la célica mansión. 
II :Ricos frutos, tú nos puedes con- 
ceder. :|| 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



91 



232. Un Raudal de Bendiciones. 

Un raudal de bendiciones, 
Sed en tanto que viváis, 
Animad los corazones 
Por doquiera que vayáis. 
Sed un sol para las vidas 
Que en la duda y el temor, 
Yagan tristes y afligidas 
Por los mundos del dolor. 
2 

Un raudal de bendiciones 
Sed al débil, al desear 
De su vida las acciones 
Hacia el bien encaminar. 
Al sediento en su agonía 
Fatigado en su labor. 
Dadle el vaso de agua fría 
Que mitigue su dolor. 
3 

Sed raudal de bendiciones 
Por doquiera que paséis. 
Impartiendo de los dones 
Que por Cristo ya tenéis. 
De la copa bendecida 
Que apuráis, al mundo dad, 
Que es Jesús para la vida. 
El raudal de la verdad. 
4 

¡Un raudal de bendiciones 
Ser al mundo pecador! 
i Conducir los corazones 
A Jesús el Salvador! 
¡ De qué honor ¡ oh ! Dios i 
vistes ! 

i Ser cual Cristo mi Señor ! 



¡ De las pobres almas tristes, 
Ser un bálsamo de amor ! 

Epigmenio Velasco. 

233. Dejo el Mundo y Sigo a 
Cristo. 

Dejo el mundo y sigo a Cristo 
Porque el mundo pasará, 
Mas su amor, amor bendito 
Por los siglos durará. 

Coro.— ¡Oh, qué gran misericordia! 
¡ Oh, de amor sublime don ! 
Plenitud de vida eterna, 
Prenda viva de perdón! — Coro. 
2 

Dejo el mundo y sigo a Cristo, 
Paz y gozo en él tendré, 

Y al mirar que va conmigo 
Siempre salvo cantaré. — Coro. 

3 

Dejo el mundo y sigo a Cristo, 
Su sonrisa quiero ver ^ 
Como luz que mi camino 
Haga aquí resplandecer. — Coro. 
4 

Dejo el nmndo y sigo a Cristo 
Acojiéndome a su cruz. 

Y después ir a mirarle 

Cara a cara en plena luz !— Coro. 

V. M. (Tr.) 

234. ]\Ii Todo a Dios Consagro. 

]\Ii espíritu, alma y cuerpo, 
]\Ii sér, mi vida entera. 
Cual viva, santa ofrenda, 
Entrego a ti, mi Dios. 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



3. — Mi todo a Dios consagro 
En Cristo, el vivo altar: 
¡Descienda el fuego santo, 
Su sello celestial! 

2 

Soy tuyo, Jesucristo, 
Comprado con tu sangre; 
Contigo haz que ande 
En plena comunión. — Coro. 

3 

Espíritu Divino, 

Del Padre la promesa; 

Sedienta, mi alma anhela 

De ti la santa unción. — Coro. 

H. c. E 



235. Cristo, Mi Piloto Sé. 

Cristo, mi piloto sé 
En el tempestuoso mar; 
Fieras ondas mi bajel 
Van a hacerlo zozobrar, 
Mas si tú conmigo vas 
Pronto al puerto llegaré; 
Carta y brújula hallo en ti, 
i Cristo, mi piloto sé ! 
2 

Todo agita el huracán 

Con indómito furor, 

Mas los vientos cesarán 

Al mandato de tu voz ; 

Y al decir: ''que sea la paz" 

Cederá sumiso el mar. 

De las aguas, tú el Señor, 

¡ Guíame cual piloto fiel ! 



3 

Cuando al fin cercano esté 
De la playa celestial, 
Si el abismo ruge aún 
Entre el puerto y mi bajel, 
En tu pecho al descansar 
Quiero oírte a ti decir: 
"Nada temas ya del mar, 
Tu piloto siempre soy ! ' ' 

Edward Hopper. (Tr.) V. Mendoza, 

236. Ex Jesucristo, Mártir de Paz. 

En Jesucristo, mártir de paz, 
En horas negras de tempestad. 
Hallan las almas dulce solaz, 
Grato consuelo, felicidad. 

Coro. — Gloria cantemos al Redentor 
Que por nosotros quiso morir, 

Y que la gracia del Salvador 
Siempre dirija nuestro vivir. 

2 

En nuestras luchas, en el dolor. 
En tristes horas de tentación. 
Calma le infunde, santo vigor. 
Nuevos alientos al corazón. — Coro. 
3 

Cuando en la lucha falta la fe 

Y el alma vése desfallecer. 
Cristo nos dice: ''Siempje os daré 
Gracia divina, santo poder. ' ' — Coro. 

E. A. Monfort Diaz. 

237. Cuando Sea Tentado. 

Cuando sea tentado, Cristo, ven a mí. 
Que no ceda nunca a la tentación 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



93 



Y con sus halagos yo te deje a ti, 
Al abismo yendo de la confusión. 

2 

Al cruzar el mundo, me fascinará 
Con riquezas vanas y falaz placer, 
]\Ias entonces, Cristo, mi alma a ti 
vendrá 

A buscar ayuda, gracia, luz, poder. 
3 

Si la prueba enviares a mi vida aquí, 
El dolor, la pena, luto y aflicción. 
Haz que nunca dude que vendrás a mí, 

Y que tú lo cambias todo en ben- 

dición. 

4 

Cuando el fin de todo ya cercano esté 

Y acabados mire lucha, afán, dolor; 
Cuando al polvo vuelva lo que polvo 

fué. 

En tu paz eterna guárdame, Señor ! 

V. Mendoza^. 

238. A Todos los Cristianos. 

A todos los cristianos 
Ofrece el Salvador 
Descanso en sus mansiones 
De gloria, paz y amor; 
Corramos presurosos 
La oferta a disfrutar, 
Y pronto viviremos 
Sin cuitas ni pesar. 
2 

Jesús, el Rey del cielo. 
Nos llama con afán. 
Allá donde los santos 
Con Dios el Padre están; 



Mas hoy debemos todos 
Luchar hasta vencer. 
Quitando al enemigo 
Su cetro y su poder. 
3 

Jesús en esta lucha 
"Nos fortalecerá, 
Su Espíritu potente 
El triunfo nos dará; 
Clamemos con fe viva. 
Pidamos sin cesar, 
Que Cristo victoriosos 
Nos lleve a descansar. 
4 

Eterna gloria al Padre 
Que tanto bien nos dió, 
Loor a Jesucristo 
Que ya nos rescató, 
Y gloria al Paracleto 
Que inflama nuestro amor, 
Al Trino Dios, amigo 
Del pobre pecador. 

239. Tentado, No Cedas. 

Tentado, no cedas; ceder es pecar; 
]\Iás fácil sería luchando triunfar; 
¡ Valor ! pues, resuelto, domina tu mal ; 
Dios puede lil)rarte de asalto mortal, 

Coro. — En Jesús pues confía, 
En sus brazos tu alma 
Hallará dulce calma; 
Él te hará vencedor. 
2 

Evita el pecado, procura agradar 
A Dios á quien debes por siempre en- 
salzar ; 



94 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



No manche tus labios impúdica voz, 
Preserva tu vida de ofensas a Dios. 
— Coro. 

Amante, benigno y enérgico sé; 
En Cristo tu amigo pon toda tu fe ; 
Veraz sea tu dicho, de Dios es tu sér ; 
Corona te espera, y vas a vencer. — 
Coro. 

240. Tenebroso, Mar Undoso. 

Tenebroso, mar undoso 
Vas surcando, pecador; 

Y el presagio del naufragio, 
Acrecienta tu temor. 

¿Ves no léjos los reflejos 
De una amiga y blanca luz? 
Ese bello, fiel destello, 
Es el faro de la Cruz. 

2 

Anhelado, puerto amado, 

Fuente viva de salud; 

En ti el alma, dulce calma 

Gozará sin inquietud. 

l Qué es el mundo ? foco inmundo : 

De él me quiero retirar, 

Y el tranquilo, grato asilo 
De los justos, disfrutar. 



¡ Oh ! yo ansio, Jesús mío, 
Revestirme de tu amor. 
Adorarte y acatarte 
Cual humilde seryidor. 



Roca fuerte, que la muerte 
Ni los siglos destruirán; 
De los fieles los laureles, 
En tu cumbre lucirán. 



241. Valor Cristiano. 

¡ Valor ! ya no me hiere 
La más grande aflicción, 
Ni en tormentosa duda 
Flaquea mi razón. 
No temo al mundo airado 
Ni al padecer atroz 
Si en todo me dirige 
La voluntad de Dios. 



Ya en aguas tempestuosas 

0 en mar tranquilo aquí. 
Yo cifro mi esperanza 
Señor, tan sólo en ti. 
El ánimo contempla 
Con gran felicidad 
Anticipadamente 

La eterna claridad. 

3 

1 Quién teme las falanges 
Que manda el tentador ? 
Ya hiere nuestra vista 
Del cielo el resplandor; 
Sus vividos perfumes 
Hablando están de Dios. 
¡Valor! seguid hermanos 
De Jesucristo en pos. 



Medina. 



EL XUEVO HIMXARIO EVANGELICO 95 

¡ Soldados valientes I el triunfo os es- 



242. Por Cristo es Nuestro 
Esfuerzo. 

Por Cristo es nuestro esfuerzo, 
El es nuestro Señor, 
Su rostro nos anima, 
Gozamos de su amor. 
Estemos a su lado. 
Sumisos a su voz 
Cifrando nuestra gloria 
En ir por él a Dios. 
2 

Fundados en su gracia 
Podemos trabajar; 
Su nombre confesando. 
Luchando sin cesar; 
Jamás nos abandona, 
El es nuestro sostén, 
Nos lleva a su morada, 
Nos guarda el sumo bien. 
3 

Gozozos y entusiastas 
Formemos su legión 
Siguiendo su bandera 
Con todo el corazón. 
Por él es nuestro esfuerzo, 
Le damos nuestro sér, 
Y vamos adelante 
Seguros de vencer. 

243. Despliegue el Cristiano Su 
Santa Bandera. 

Despliegue el cristiano su santa ban- 
dera, 

Y muéstrela ufano del nuindo a la 
faz : 



pera ; 

Seguid vuestra lucha constante y 
tenaz. 

Coro. — Cristo nos guía, es nuestro 
Jefe, 

Y con nosotros siempre estará 
Nada temamos, él nos alienta 

Y a la victoria llevarnos podrá. 



Despliegue el cristiano su santa ban- 
dera. 

Domine baluartes y almenas a mil ; 
La Biblia bendita conquiste doquiera, 
Y ante ella se incline la turba gentil. 
— Coro. 



Despliegue el cristiano su santa ban- 
dera, 

Y luzca en el frente de audaz torreón : 
El monte y la villa, la hermosa 
pradera. 

Contemplen ondeando tan bello pen- 
dón. — Coro. 



Despliegue el cristiano su santa ban- 
dera. 

Predique a los pueblos el Libro in- 
mortal, 

Presente a los hombres hi luz verda- 
dera 

Que vierte ese claro, luciente fanal. 
— Coro. . 



96 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



5 

Despliegue el cristiano su santa ban- 
dera, 

Y muéstrese bravo, batiéndose fiel; 
Para él no habrá fosos, para él no hay 
barrera : 

Que lucha a su lado el divino Em- 
manuel. — Coro. 

J. B. Cabrera. 

244. ; Trabajad ! 

¡Trabajad! ¡Trabajad! somos siervos 
de Dios; 

Seguiremos la senda que el Maestro 
trazó ; 

Renovando las fuerzas con bienes que 
da, 

El deber que nos toca cumplido será. 

Coro. — ¡ Trabajad ! ¡ Trabajad ! 
¡ Esperad ! ¡ y velad ! 
¡ Confiad ! ¡ siempre orad ! 
Que el Maestro pronto volverá. 
2 

¡ Trabajad ! i Trabajad ! Hay que dar 
de comer 

Al que pan de la vida quisiere tener ; 
Hay enfermos que irán a los pies del 
Señor, 

Al saber que de balde los sana su 
amor. — Coro. 

3 

¡Trabajad! ¡Trabajad! Fortaleza pe- 
did; 

El reinado del mal con valor com- 
batid, 



Conducidlos cautivos al Libertador, 
Y decid que de balde redime su amor. 
— Coro. 

(Tr.) T. M. Westrup. 

245. De Cristo los Soldados. 

De Cristo los soldados 
Levántense gloriosos: 
Valientes y gozosos 
Su enseña hoy seguid. 
2 

El que en Jesús confía 
Será, sin duda, fuerte, 
Retando a la muerte, 
Triunfando en la lid. 
3 

Qué importan del demonio 
Las iras espantosas, 
Son almas victoriosas 
Las que con Cristo van. 
4 

Velemos, y oremos. 
Hasta que al fin nos diga : 
Ya cese la fatiga 
Del fuerte lidiador. 

246. Si Aquí Sufrimos Tanto. 

Si aquí sufrimos tanto. 
Nos brinda el Salvador 
Descanso en sus mansiones 
De gloria, paz y amor. 
Corramos presurosos 
La oferta a disfrutar, 
II :Y pronto nos veremos 
Sin cuitas ni pesar. :|| 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



97 



2 

Jesús, el Rey del cielo, 
Nos llama con afán 
Allá donde los santos 
Con Dios el Padre están. 
]\Ias hoy debemos todos 
Luchar hasta vencer, 
II Quitando al enemigo 
Su cetro y su poder. :|| 

3 

Jesús en esta lucha 

Nos fortalecerá, 

Su Espíritu potente 

El triunfo nos dará; 

Clamemos con fe viva, 

Pidamos sin cesar 

II :Que Cristo victoriosos 

Nos lleve a descansar. :|| 

247. No Te Dé Temor. 

No te dé temor hablar por Cristo, 
Haz que brille en ti su luz; 
Al que te salvó confiesa siempre, 
Todo debes a Jesús. 

Coro. — No te dé temor, no te dé temor, 
Nunca, nunca, nunca; 
Es tu amante Salvador, 
Nunca, pues, te dé temor. 

2 

No te dé temor hacer por Cristo 
Cuanto de tu parte está; 
Obra con amor, con fe y constancia : 
Tus trabajos premiará. — Coro, 



3 

No te dé temor sufrir por Cristo 
Los reproches, o el dolor; 
Sufre con amor tus pruebas todas. 
Cual sufrió tu Salvador. — Coro, 
4 

No te dé temor vivir por Cristo, 
Esa vida que te da; 
Si tan sólo en él por siempre fiares, 
El con bien te sacará. — Coro. 
5 

No te dé temor morir por Cristo, 
Vía, verdad y vida es él ; 
El te llevará con su ternura 
A su célico vergel. — Coro. 

248. ¡Despertad, Despertad, Oh 
Cristianos ! 

¡ Despertad, despertad, oh cristianos ! 
Vuestro sueño funesto dejad. 
Que el cruel enemigo os acecha, 

Y cautivos os quiere llevar. 
Despertad, las tinieblas pasaron, 
De la noche no sois hijos ya. 
Que lo sois de la luz y del día, 

Y tenéis el deber de luchar. 

2 

Despertad y bruñid vuestras armas, 
Vuestros lomos ceñid de verdad, 

Y calzad vuestros pies, aprestados 
Con el grato Evangelio de paz. 
Basta ya de profundas tinieblas, 
Basta ya de pereza mortal. 
Revestid, revestid vuestro pecho 
Con la cota de fe y caridad. 



98 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



3 

La gloriosa armadura de Cristo 
Acudid con anhelo a tomar, 
Confiando que el dardo enemigo 
No la puede romper ni pasar. 
Oh cristianos, antorcha del mundo! 
De esperanza el yelmo tomad. 
Embrazad de la fe el escudo 
Y sin miedo corred a luchar. 

4 

No temáis, pues de Dios revestidos, 
¿ Qué enemigo venceros podrá. 
Si tomáis por espada la Biblia, 
La palabra del Dios de verdad? 
En la cruz hallaréis la bandera. 
En Jesús hallaréis Capitán, 
En el cielo obtendréis la corona : 
¡A luchar, a luchar, a luchar! 

P. Castro. 

249. Levántate, Cristiano. 

Levántate, cristiano. 
Levántate y trabaja, 
No dejes que tu vida 
Se pase en la inacción. 
El que en el ocio vive 
Al Hacedor ultraja; 
No llena sus deberes 
Ni cumple su misión. 
2 

Si quieres que la vida 
Te ofrezca mil encantos, 
Si quieres que la dicha 
Te inspire paz y amor. 
Trabaja tú por Cristo, 



Sin miedo ni quebrantos, 

Y un cielo de ventura 
Verás en tu redor. 

3 

Trabaja para el mundo, 
Trabaja para el cielo, 
Sembrando buenas obras, 
Sembrando en profusión. 
Virtud es el trabajo, 
Alivio y fiel consuelo, 

Y siempre en él se encuentra 
De Dios la bendición. 

D. M. H. 

250. Pronto la Noche Viene. 

Pronto la noche viene, 
Tiempo es de trabajar; 
Los que lucháis por Cristo, 
No hay que descansar 
Cuando la vida es sueño, 
Gozo, vigor, salud, 
Y es la mañana hermosa 
De la juventud. 

2 

Pronto la noche viene. 
Tiempo es de trabajar; 
Para salvar al mundo 
Hay que batallar, 
Cuando la vida alcanza 
Toda su esplendidez. 
Cuando es el medio día 
De la madurez. 

3 

Pronto la noche viene, 
Tiempo es de trabajar; 
Si el pecador perece, 



EL NUEVO HIMXARIO EVANGELICO 



99 



Idlo a rescatar, 
Aun á la edad provecta, 
Débil y siii salud, 
Aun a la misma tarde 
De la senectud. 

4 

Pronto la noche viene, 
¡Listos! a trabajar. 
¡Listos! que muchas almas 
Hay que rescatar. 
¿ Quién de la vida el día 
Puede desperdiciar ? 
"Viene la noche cuando 
Nadie puede obrar." 

Epigmenio Velasco. 

251. Luchad, Luchad por Cristo. 

¡ Luchad, luchad por Cristo, 
Soldados de la cruz! 
¡Alzad triunfal bandera, 
Enhiesta por Jesús! 
De triunfo en triunfo siempre. 
Sed guardas de su honor, 

Y haced que el enemigo 
Se humille ante el Señor. 

2 

¡Luchad, luchad por Cristo! 
La trompa obedeced; 
No huyáis ante el combate, 
Que es hora de vencer, 
i Soldados, siempre firmes, 
Con mil, uno, luchad; 

Y bravos, el peligro, 
Valientes, rechazad. 



3 

i Luchad luchad por Cristo ! 

En su poder fiad ; 

Que vuestro brazo es débil, 

Y desfallecerá. 
Vestios la armadura. 
Velando en oración, 

Y do el pedigro os llame. 
No os falte, no, el valor. 

4 

¡ Luchad, luchad por Cristo ! 
La lid va a comenzar, 
Al ruido del combate. 
El triunfo seguirá. 
Corona el esforzado. 
De vida y luz tendrá, 

Y con el Rey de gloria. 
Por siempre reinará. 

G. Calamita. 

252. Agobiado sin Descanso. 

Agobiado sin descanso, 
Mucho llanto derramé. 
De la paz dorada aurora 
Tras mis velas esperé; 
Hubo día que llegara 
Suave acento de amistad; 
"¡Animo!" decía, "no temas, 
Sigue orando con lealtad." 

Coro. — Temerosos o cansados, 
Fríos, flacos o tentados. 
Nunca seamos desconfiados ; 
"Sigue orando, sigue orando," 
Aconseja la verdad. 



100 EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



2 

Tú que buscas santos goces 
Deplorando tu maldad, 
Sigue orando, porque logres 
Y conserves tu heredad; 
Lucha con tu Dios orando ; 
A sus pies tus penas pon; 
Funda en el gran sacrificio 
De la cruz tu petición. — Coro. 

253. Soldados de Cristo, Tened 
Precaución. 

Soldados de Cristo, tened precaución, 
Que tiende la noche su negro crespón, 

Y el enemigo se avista ya. 
¡Alerta, centinela! — ¡Alerta está! 

2 

Velad, que si alguno llegase a dormir. 
En vil servidumbre tendrá que sufrir, 

Y acaso nunca despertará. 
¡Alerta, centinela! — ¡Alerta está! 

3 

La lóbrega noche no os cause pavor, 
Alcemos los ojos a Cristo el Señor, 

Y él nuestras frentes alumbrará. 
¡Alerta, centinela! — ¡Alerta está! 

4 

El día de gloria va pronto a brillar; 
En tanto, cristianos, debemos velar, 

Y el enemigo no vencerá. 
¡Alerta, centinela! — ¡Alerta está! 

254. Luchando por Cristo. 

Un lábaro sigo : la Santa Escritura ; 
Me entrego a mi Jefe, mi Jefe Jesús! 



Lo escucho en los prados, lo busco en 
la altura. 

Le grito en la noche, lo miro en la 
luz. 

2 

¡ Cristianos leales ! os llama el Cau- 
dillo : 

Responda a sus voces la santa oración. 
¿Tenéis su armadura? Que luzca su 
brillo 

Al rayo fulgente del vivido sol. 
3 

¡ Soldados de Cristo ! Sigamos sus 
huellas ; 

Libremos batallas, podemos vencer ; 
Las armas de Cristo son armas muy 
bellas ; 

Ganemos luchando glorioso laurel. 
4 

Jesús nos anima, ¡miradle radiante! 
Sus labios nos dicen: ''¡cristianos, 
valor!" 

Intrépidas huestes, seguid adelante, 
Jesús es un noble, preclaro campeón. 
5 

Busquémosle adictos que adoren su 
nombre ; 

El triunfo nos toca, luchemos doquier : 
Contemos su historia y el mundo se 
asombre 

Al ver que ha sabido la muerte vencer. 

255. Desechemos Pueriles Tenores. 

Desechemos pueriles temores. 
Olvidemos antiguo terror; 
Recorred la carrera celeste, 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 101 



Eevestidos de noble valor. 

En verdad es estrecho el camino, 

Y muy débil y flaco el mortal; 
Mas se olvida que el Dios poderoso 
Puede darnos vigor perennal. 

2 

i Oh mi Dios ! tu poder infinito 
Siempre dura constante en su sér. 
Mientras ves a millones los siglos 
Su carrera sin fin recorrer. 
En tu fuente que nunca se agota, 
Nuestras almas su fe beberán; 
Mas aquellos que en sí sólo fían, 
Agotados sin fe, morirán. 

3 

Como el ave veloz subiremos, 

Y en tu trono te habremos de ver; 
Con las alas de amor, sin cansancio, 
El camino podremos correr. 
Desechemos pueriles temores, 
Olvidemos antiguo terror; 
Recorred la carrera celeste. 
Revestidos de noble valor. 

J. Mora. 



256. ¿Mi Corona Tendrá Sus Es- 
trellas Allí? 

Sin cesar siempre pienso en la tierra 
mejor 

Do al ponerse mi sol llegaré; 

Y al hallarme en los cielos con Cristo 

el Señor, 
¿Mi corona de estrellas tendré? 



Coro. — ¿Mi corona tendrá sus es- 
trellas allí 

En las almas que yo rescaté? 

Cuando el sol ya decline y me encuen- 
tre yo en ti 

¿Mi corona de estrellas tendré? 

2 

De la fuerza de Dios esperando el 
poder, 

Trabajar quiero siempre y salvar 
A las almas, y al fin, cual estrellas 
saber 

Que en mis sienes irán a brillar. — 
Coro, 

3 

¡ Oh ! qué gozo en los cielos será para 
mí 

Vivas gemas poner a sus pies, 

Y tener en mi frente corona que allí 

Ornen joyas de tal brillantez ! — Coro. 

(Tr.) V. Mendoza. 

257. Esperanza. 

Al pensar en el fin de esta vida fugaz. 
Me consuela pensar que Jesús 
Ya me dió salvación y con ella la paz, 
Ye se cambian mis dudas en luz. 

Coro. — En Jesús tengo paz y no debo 
temer 

Que se' acerque la muerte fatal, 
Porque al fin de esta vida fugaz yo 
tendré 

Libre acceso al Edén Celestial. 



102 



EL NUEVO HBINAEIO EVANGELICO 



2 

Esto me liace sentirme gozoso y feliz 
Porque sé que he de ver a Jesús, 
Cuando deje esta vida de luchas 3' al 
fin 

Me traslade al país de la luz. — Coro. 
3 

Es mi dicha, mi gloria, pensar en el 
fin 

De esta vida de pena y dolor. 

Pues así acabarán mis confiictos aquí 

Y estaré con Jesús mi Señor. — Coro. 

Gumesindo Balderas. 

258. ¡Oh Cristo! Tu Ayuda Yo 
Quiero Tener. 

i Oh Cristo ! tu ayuda yo quiero tener ; 
En todas las luchas cjue agitan mi ser 
Tan sólo tú puedes la vida salvar, 
Tú sólo la fuerza le puedes prestar. 

2 

¡ Oh Cristo ! la gloria del mundo 
busqué 

Y ansioso mi vida y afán le entregué. 

Y en cambio mi pecho tan sólo encon- 

tró 

Torturas sin cuento cpie el alma apuró. 
3 

i Oh Cristo ! ya quiero llegar a vivir 
De aquellos alientos que tú haces 
sentir 

Al alma que huyendo del mal tentador 
Se vuelve anhelante, se vuelve a tu 
amor ! 



4 

¡ Oh Cristo ! ya quiero tus huellas 
seguir 

Y gracia constante de ti recibir; 
Hallar en mis noches contigo la luz, 

Y alivio a mis penas al pie de la 

Cruz ! 

Vicente Mend «a. 



259. Yo Quiero Trabajar por el 
Señor. 

Yo quiero trabajar por el Señor, 
Confiando en su palabra y en su amor, 
Quiero yo cantar y orar, 

Y ocupado siempre estar 
En la viña del Señor. 

Coro. — Trabajar y orar. 

En la viña, en la viña del Señor; 

Sí; mi anhelo es orar, 

Y ocupado siempre estar 
En la viña del Señor. 

2 

Yo quiero día por día trabajar 

Y esclavos del pecado libertar, 
Conducirlos a Jesús, 
Nuestro Guía y nuestra Luz, 
En la viña del Señor. — Coro. 

3 

Yo quiero ser obrero de valor, 
Confiando en el poder del Salvador ; 

Y el que cpiera trabajar 
Hallará también lugar 

En la viña del Señor. — Coro. 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



103 



260. Jesús del Hombre Hijo. 

Jesús del hombre Hijo, 
Del hombre Redentor, 
Amigo del que sufre, 
¡Bendito Salvador! 
Permite que te exponga 
Mi triste condición, 
Y ve lo que me falta, 
Sabiendo lo que soy. 
2 

Altivo y asediado 
De propia estimación. 
Con paso vacilante 
Por tus senderos voy. 
Me falta ser humilde. 
Me falta abnegación, 
Me falta ardiente celo: 
¿Me los darás. Señor? 
3 

Yo leo tu palabra, 
La estudio con ardor, 
Ilustro así mi mente, 
Pero ¿, y mi corazón ? 
Me falta aquella ciencia 
Que da tan sólo Dios, 
Me faltan luz y gracia : 
¿Me las darás, Señor? 

J. B. Cabrera. 

261. Jesús, Yo He Prometido. 

Jesús, yo he prometido 
Servirte con amor ; 
Concédeme tu .uracia, 
Mi amigo y Salvador. 
No temeré la lucha 



Si til a mi lado estás. 
Ni perderé el camino 
Si tú guiando vas. 
2 

El mundo está muy cerca, 

Y abunda tentación; 
Süave es el engaño 

Y es necia la pasión: 
Ven tú, Jesús, más cerca 
Mostrando tu piedad, 

Y escuda al alma mía 
De toda iniquidad. 

3 

Cuando mi mente vague 
Ya incierta, ya veloz. 
Concédeme que escuche, 
Jesús, tu clara voz : 
Anímame si paro; 
Inspírame también : 
Repréndeme, si temo 
En todo hacer el bien. 
4 

Jesús tú has prometido 
A todo aquel que va 
Siguiendo tus pisadas. 
Que al cielo llegará. 
Sostenme en el camino, 

Y al fin con dulce amor 
Trasládame a tu gloria, 
]\Ii amigo y Salvador. 

J. B. Cabreríi. 

262. i Olí Dios, Si a Ti Pudiese 
Aproximarme. 

i Oh Dios, si a ti pudiese aproxi- 
marme 

Tranquila el alma en celestial recreo, 



104 EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



Y si una luz tuviese en el camino 
II :Que me llevara al celestial Cor- 
dero :|| 

2 

¿ Dó aquella paz está que conocía 
Cuando al Señor llevé mi amor pri- 
mero? 

¿ Dó aquel reposo está cuando buscaba 
II :En la palabra de Jesús consuelo ?:|| 

3 

¡ Cuán dulces horas disfrutaba en- 
tonces ! 

¡ Cuán grato y dulce aún es su re- 
cuerdo ! 

Mas hoy encuentro un árido vacío 
II :Que sólo Dios me quitará del seno. :|1 

4 

Paloma santa, dulce mensajera, 
La paz devuelve a mi agitado pecho, 
Que ya el pecado impuro y vergonzoso 
II :Que de mi hogar te desechó, de- 
testo. :|j 

5 

El ídolo más grato a mis sentidos. 
Aquel que me postró con embeleso, 
Del trono bajará que sólo es tuyo 
II :Y a ti tan sólo adoraré contento. :|1 

6 

Y así podré hasta Dios aproximarme. 
Tranquila el alma en celestial recreo; 

Y luz divina alumbrará el camino 

II ;Que me conduce al celestial Cor- 
dero. :|| 

(Tr. ) Guillermo Cowper. 



263. Yo SÉ Que Nada Impuro. 

Yo sé que nada impuro 
Tendrá tu aprobación, 
Y sé que en tu presencia 
Continuamente estoy. 
2 

Me falta hacia el pecado 
Sentir honda aversión 
Me falta ser perfecto; 
¿Me lo darás, Señor? 
3 

Jesús, del hombre Hijo, 
¡Bendito Salvador! 
Ya ves cuanto me falta, 
Ya ves cuan pobre soy. 
4 

A tu piedad me entrego, 
De mí ten compasión. 
Tú puedes darme todo: 
Pues dámelo. Señor. 

J. B. Cabrera. 

264. ¡ Oh Señor ! Derrama en 
Alma. 

¡ Oh Señor ! derrama en mi alma 
Tu poder espiritual, 
Y alcanzar podré la palma 
En mis luchas con el mal. 
Pongo toda mi confianza 
En Jesús mi Redentor, 
Eres toda mi esperanza, 
No me dejes ¡oh! Señor. 
2 

Buen Pastor, tu oveja libra 
De las garras de Satán. 



EL NUEVO HBIXARIO EVANGELICO 



105 



Has que ya el camino siga 
De la luz y la verdad. 
Ven, Señor, con tu potencia 
A prestarme protección, 
Ven y salve tu clemencia 
Este grande pecador. 

3 

Y la hora de la lucha 
Con la vida mundanal 
¡ Oh ! J esús benigno escucha 
Mi plegaria que a ti va. 
Quita todas las maldades 
De este pobre corazón, 
Llegue yo por tus bondades 
A la célica mansión. 

A. M. Avellano. 

265. Yo Quiero Ser Cual Jesús. 

Yo quiero ser cual mi Jesús, 
Sirviéndole con lealtad; 
Sincero y fíel yo quiero ser, 
Cumpliendo su voluntad. 

Coro. — ]\Iás y más cual mi Jesús 
En mi vida quiero ser; 
Más y más cual mi Señor 
Seré por su gran poder. 
2 

Humilde quiero siempre ser 
Cual fuera mi Salvador, 
No quiero glorias ni poder 
Indignos de mi Señor. — Coro. 

3 

En todo quiero yo seguir 
Las huellas de mi Señor, 



Y por doquier hacer sentir 

Qué hizo en mí su amor. — Coro. 

V. Mendoza. 



266. VexXGa Tu Reino. 

Al trono excelso, do en inmensa gloria, 
Supremo Dios, tu magestad reside, 
Suban las voces puras del ferviente 
Pueblo que pide. 

2 

Sobre la tierra, que por patria amada 
Te plugo darnos, libertades brillen; 

Y no consientas que se forjen nunca 
Yugos que Immillen. 

3 

Pío derrama la esplendente lumbre 
De tu evangelio que ilumine al mundo ; 
De tu evangelio, manantial de bienes 
Siempre fecundo. 

4 

Tu reino sea nuestra amada patria, 
Tu voluntad la ley que veneremos, 

Y tu Palabra la gloriosa enseña 
Que tremolemos. 

5 

Danos tu gracia y bendición constan- 
tes, 

^Mientras tengamos por mansión el 
suelo, 

Hasta el momento en que nos des la 

nueva 
Patria en el cielo. 

J. B. Cabrera. 



106 EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



267. De la Iglesia el Fundamento. 

De la Iglesia el fundamento 
Es Jesús el Salvador; 
Por la obra de su gracia 
Le dió vida su Señor; 
Para hacerla esposa quiso 
De los cielos descender, 

Y su sangre por limpiarla 
En la horrible cruz verter. 

2 

Aunque el mundo, combatida 
Del error por el vaivén, 

Y de cismas desgarrada 
La contemple con desdén; 
En vigilia están los santos 

Y jamás cesan de orar; 

Lo que es hoy tristeza, pronto 
Será júbilo y cantar. 
3 

Al través de sufrimientos 

Y fatigas y dolor. 

El glorioso día espera 
En que vuelva su Señor; 
Consumada su carrera 

Y perfecta su salud, 
Entrará libre y triunfante 
En la eterna beatitud. 

(Ti-.) J. B. Cabrera. 

268. Firmes y Adelante. 

Firmes y adelante. 
Huestes de la fe. 
Sin temor alguno, 
Que Jesús nos ve. 
Jefe soberano, 



Cristo al frente va, 

Y la regia enseña 
Tremolando está; 

Coro. — Firmes y adelante, 
Huestes de la fe. 
Sin temor alguno, 
Que Jesús nos ve. 
2 

Al sagrado nombre 
De nuestro adalid. 
Tiembla el enemigo 

Y huye de la lid. 
Nuestra es la victoria, 
Dad a Dios loor, 

Y óigalo el averno 
Lleno de pavor. — Coro. 

3 

Muévese potente 
La Iglesia de Dios; 
De los ya gloriosos 
Marchamos en pos; 
Somos sólo un cuerpo, 

Y uno es el Señor, 
Una la esperanza, 

Y uno nuestro amor. — Coro. 

4 

Tronos y coronas 
Pueden perecer; 
De Jesús la Iglesia 
Fiel habrá de ser; 
Nada en contra suya 
Prevalecerá, 
Porque la promesa 
Nunca faltara. — Coro. 

J. B. Cabrera,. 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 107 



269. Tu Reino Amo, ¡ Oh ! Dios. 

Tu reino amo, ¡ oh ! Dios, 
Tu casa de oración, 
y al pueblo que en Jesús halló 
Completa redención. 
2 

Tu Iglesia, mi Señor; 
Su templo, su ritual ; 
La Iglesia que guiando vas 
Con mano paternal. 
3 

Por ella mi oración, 
Mis lágrimas de amor, 

Y mis cuidados y mi afán 
Por ella son. Señor. 

4 

Un gozo sin igual 
Me causa en ella estar ; 
Por siempre allí tu comunión 
Anhelo disfrutar. 

5 

Yo sé que durará, 

Mi Dios, cual tu verdad ; 

Y victoriosa llegará 
Hasta la eternidad. 

F. Dwight. (Tr.) E. Velasco. 

270. Jubilosas Nuestras Voces. 

Jubilosas nuestras voces 
Elevamos con fervor. 
Para dar la bienvenida 
A los siervos del Señor. 

Coro. — Bienvenidos, bienvenidos, 
Adalides de Jehová; 
Parabienes no fingidos 
La congregación os dá. 



2 

Bienvenidos los campeones 
De la fe y de la verdad, 
A quien nuestros corazones 
Hoy les brindan su amistad. — Coro. 
3 

Bienvenidos los soldados 
De las huestes de Jesús, 
Los que luchan denodados 
Por el triunfo de la luz. — Coro, 
4 

Uno solo es nuestro anhelo. 
Trabajamos con tesón 
Por hacer que el Rey del cielo 
Reine en cada corazón. — Coro. 

F. S. Moutelongo. 

271. Mensajeros del IMaestro. 

Mensajeros del ]\Iaestro 
Anunciad al corazón, 
De Jesús la Buena Nueva 
De su grande salvación. 

Coro. — IMensajeros del Maestro, 
Vuestra voz haced oir, 

Y los hombres que la escuchen 
Vida pueden recibir. 

2 

De los montes en la cima, 
En los valles y en el mar. 
Que doquier el Evangelio 
Hoy se pueda proclamar. — Coro. 
3 

En los antros del pecado 

Y en los sitios de aflicción, 
Las alegres nuevas vayan 

A llevar consolación — Coro. 



108 EL NUEVO HIMNAKIO EVANGELICO 



4 

Anunciad a los cautivos 
Su gloriosa libertad, 
Al cansado y al caído 
Buenas Nuevas proclamad. — 
Coro. 

V. Mendoza. 

272. Al Orden Sacro del Minis- 
terio. 

Al orden sacro del ministerio 
Son recibidos, Dios soberano, 
Los que capaces en tu servicio, 
Guíen y guarden tu fiel rebaño. 

2 

Úngelos, Padre, desde los cielos; 
De ciencia y gracia sean colmados, 

Y con palabra, virtud y ejemplo. 
Hagan amable tu nombre santo. 

3 

Alerta velen cual atalayas, 

Y las bocinas al aire dando 
Las emboscadas al pueblo avisen 

Y las astucias del adversario. 

4 

Con las divinas piezas de guerra 
De Jesucristo sean armados, 

Y en la primera fila combatan. 
Nunca vencidos, jamás esclavos. 

5 

Divino fuego arda en sus frentes. 
El evangelio pon en sus labios, 
Haz que rebosen. Dios bondadoso. 
Sus corazones amor sagrado. 



6 

Guarden gozosos la oveja dócil, 
Las extraviadas busquen llorando ; 
Y el mismo Obispo de nuestras al- 
mas 

El premio sea de su trabajo. 



273. Tú DE LOS Fieles Eternal 
Cabeza. 

Tú de los fieles eternal Cabeza, 
De tierra y cielos divinal Señor, 
Sobre tus siervos abre con largueza 
Raudales puros de tu inmenso amor. 
2 

Ellos al mundo tus preciados dones 
Enseñarán; proclamarán salud: 
Dales tu gracia, da a sus corazones 
Por ornamento, santa rectitud. 
3 

Cuando a los hombres con amor en- 
señen 

De tu Evangelio celestial verdad ; 
Su ministerio santo desempeñen 
Ardiendo el pecho en férvida piedad. 
4 

Sabiduría, mansedumbre y celo 
De ti reciban, y sagrada unción. 
De salvar almas incansable anhelo 
Y el estimable don de la oración. 
5 

Al pecador con caridad corrijan, 
Del flaco sean eficaz sostén, 
A los cansados con amor dirijan 
Por los caminos de verdad y bien. 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



109 



6 

Brillen cual astros en tu diestra mano 
Mientra en el mundo moren del do- 
lor ; 

Y al poseer tu reino soberano, 
Coronas ciñan de inmortal fulgor. 

J. B. Cabrera. 



274. Según Tu Dicho al Expirar. 

Según tu dicho al expirar 
Que en gratitud oí, 
Me acordaré, mi Redentor, 
Me acordaré de ti. 

2 

Tu cuerpo herido a mi alma es 
Divino pan aquí, 

Y con la copa de tu amor 
Me acordaré de ti. 

3 

¿La angustia cruel podré olvidar 
Que en el Getsemaní 
Sufriste tú, mi Redentor? 
¿Podré olvidarte así? 

4 

Y cuando el Gólgota al mirar 
La cruz contemple allí. 
De Dios Cordero, Redentor, 
Me acordaré de ti. 

5 

Me acordaré de tu dolor, 

Y de tu amor por mí; 

Y mientras viva ¡oh! Señor, 
Me acordaré de ti. 



6 

Y cuando desfallezca al fin 

Y llegue a sucumbir, 

Jesús, que en gloria eterna estás, 
Acuérdate de mí. 

J. B, Cabrera. 

275. Obedeciendo Tu Palabra 
Dulce. 

Obedeciendo tu palabra dulce, 

Que en humildad oí, 

Así lo haré, mi dueño moribundo: 

Me accordaré de ti. 

Por mí tu cuerpo ajado, pan del cielo 

Yo sé que es para mí: 

Tu sangre beberé y de esta manera 

Me acordaré de ti. 

2 

¿ Habré yo de olvidarme del Calvario ? 

¿Tu lucha ver allí. 

Tu angustia y tus dolores sin que al 

punto 
Me acuerde yo de ti? 
Al contemplar la cruz en que tu 

cuerpo 
Clavado fué por mí, 
Cordero del Señor, entonces puedo 
Memoria hacer de ti. 

3 

Recuerdo tus dolores, tus bondades 
De las que objeto fui ; 
Por eso mientras viva en este mundo 
Me acordaré de ti. 

Y cuando desfallezca y llegue el día 
En que haya de morir, 

Y venga ya tu reino, ¡ oh Cristo mío ! 
Acuérdate de mí. 



110 EL NUEVO HIMNAKIO EVANGELICO 



276. ¡Oh, Pan del Cielo! 

¡ Oh, pan del cielo, dulce bien 
Más excelente que el maná ! 
Si el alma busca tu sostén, 
Eternamente vivirá. 
2 

i Oh nuevo pacto del Señor, 
En santa copa de salud! 
Keconciliado el pecador, 
Se acerca a Dios por tu virtud. 
3 

Hambrienta el alma, vengo a tí, 
Mi buen Jesús, con viva fe ; 
Tu mesa es franca para mí, 

Y en humildad me acercaré. 

4 

Sé tú mi pan consubstancial 
Que al alma nutra y dé vigor ; 

Y en vida y júbilo inmprtal 
Diré las glorias de tu amor. 

J. B. Cabrera. 

277. Obediente a Tu Mandato. 

Obediente a tu mandato 
Participa hoy tu grey 
De tu cena; y con gozo 
Acercámonos con fe; 
Lo que hiciste en el Calvario 
■ Por el pobre pecador, 
Anunciamos en tu nombre, 
Recordando tu amor. 
2 

Recordamos tus angustias 
j Oh divino Redentor ! 

Y la copa de amargura 
Que por todo pecador 



En el Gólgota apuraste, 
Despreciando tu dolor; 
Te pedimos que constantes 
Te sigamos con valor. 
3 

Gracias, ¡ oh ! J esús, te damos, 
Los unidos en tu amor, 
Gracias mil, pues disfrutamos 
Tu clemencia y tu favor. 
Tuya fué la cruz, mas nuestra 
Es la dicha y es la paz 
Tuya sea la gloria toda 
Tuya por siempre jamás. 

M. N. H. 

278. Hoy Venimos, Cual Hermanos, 

Hoy venimos, cual hermanos, 
A la Cena del Señor, 
Acerquémonos, cristianos. 
Respirando tierno amor. 
2 

En memoria de su muerte, 

Y la sangre que vertió. 
Celebremos el banquete 
Que en su amor nos ordenó. 

3 

Recordando las angustias 
Que sufriera el Redentor, 
Dividida está nuestra alma 
Entre el gozo y el dolor. 
4 

Invoquemos la presencia 

Del Divino Redentor, 

Que nos mire con clemencia 

Y nos llene de su amor. 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



111 



279. En Su Cuerpo Traspasado. 

En su cuerpo traspasado 
Meditemos con piedad; 
Eu banquete tan sagrado 
Su memoria renovad. 
2 

Ya la sangre que a torrentes 
Derramara el Salvador, 
Recordemos reverentes 
En la Cena del Señor. 
3 

Invocamos tu presencia, 
Compasivo Redentor, 
Que nos cubra tu clemencia 
Concediéndonos tu amor, 

280. La Santa Cena. 

Amoroso nos convida 
Cristo a su comnmnión, 

Y nos da el pan de vida 

Y el cáliz de redención. 

2 

A tu dulce llamamiento 
Acudimos, oh Señor ; 
Que en tu comunión aumento 
Tengan nuestra fe y amor. 
3 

En lugar de tantos dones 
¿Qué podemos ofrecer? 
Toma nuestros corazones, 
Nuestras almas, nuestro ser. 
4 

En tu mesa, prometemos 
En tu santa ley vivir. 



Y que fieles te seremos. 
Buen Jesús, hasta el morir. 

J. B. Cabrera. 



281. Dios Bendiga las Almas 
Unidas. 

Dios bendiga las almas unidas 
Por los lazos de amor sacrosanto, 

Y las guarde de todo quebranto 
En el mundo, de espinas erial. 

Que el hogar que a formarse comienza 
Con la unión de estos dos corazones. 
Goce siempre de mil bendiciones 
Al amparo del Dios de Israel. 

2 

Que el Señor, con su dulce presencia, 
Cariñoso estas bodas presida, 

Y conduzca por sendas de vida 

A los que hoy se han jurado lealtad. 
Les recuerde c^ue nada en el mundo 
Es eterno, que todo termina, 

Y por tanto con gracia divina, 
Cifrar deben la dicha en su Dios. 

3 

Que los dos que al altar se aproximan 
A jurarse su fe mutuamente, 
Busquen siempre de Dios en la fuente 
El secreto de dicha inmortal. 

Y si acaso de duelo y tristeza 

Se empanasen sus sendas un dia, 
En Jesús hallarán dulce guía 
Que otra senda les muestre mejor. 

Daniel ITall. 



112 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



282. EsucHA, i Oh Dios ! la Oración. 

Escucha, i oh Dios ! la oración 
Que se dirige a tí 
Por los que en perdurable unión. 
Se enlazan hoy aquí. 
2 

Una mirada de bondad 

Otórgales Jesús, 

Infunde en ellos la piedad, 

Y dales pura luz. 

3 

Su amor bendice. Dios de paz ; 
Haz que se amen bien, 

Y que sin entibiarse, más 
Unidos siempre estén. 

4 

Sobre ellos haz, Señor, bajar 
Tu santa bendición, 
Para que puedan alcanzar 
La eterna salvación. 

283. Amémonos, Hermanos. 

Amémonos, hermanos, 
Con tierno y puro amor ; 
Que un solo cuerpo somos, 
II : Y nuestro Padre es Dios. :|| 
2 

Amémonos, hermanos; 
Lo quiere el Salvador, 
Que su preciosa sangre 
II :Por todos derramó. :|| 
3 

Amémonos, hermanos; 
En dulce comunión; 

Y paz y afecto y gracia 
II :Dará el Consolador. :|| 



4 

Amémonos, hermanos; 

Y en nuestra santa unión 
No existan asperezas 

II :Ni discordante voz:|| 

5 

Amémonos, hermanos; 

Y al mundo pecador 
Mostremos cómo viven 

II :Los que salvados son. :|| 

6 

Amémonos, hermanos; 
Con todo el corazón: 
Lo ordena el Dios y Padre, 
II :Su ley es ley de amor. :|| 

J. B. Cabrera. 

284. Hijos del Celeste Rey. 

Hijos del celeste Rey, 
Dulces cánticos alzad 
Al Pastor de nuestra grey, 

Y alabanzas entonad. 
Sólo del benigno Dios 
Viene la felicidad; 

Si marchamos de él en pos, 
Mostrarános su bondad. 

2 

Si temimos con razón 
Algún tiempo al tentador,. 
Hoy alienta al corazón 
Cristo el gran libertador. 
Lejos, pues huya el temor: 
Cierta es ya la redención. 
Mas pensemos con temblor 
En la eterna salvación. 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



113 



3 

Con Jesús podremos ir 
Por la senda celestial; 
No nos dejará morir 
Abismados en el mal. 
El es sólo el Sumo Bien ; 
En él siempre confiad. 
Pues comprónos un Edén 
Por toda una eternidad. 

(Tr.) J. B. Cabrera. 

285. Las 0\'ejas Celebramos. 

Las ovejas celebramos 
Del Pastor el grande amor; 
Sólo en ti nos reposamos, 
¡ Oh Jesús, nuestro Pastor ! 
Cual ovejas claudicantes 
Anduvimos sin tu amor, 
De los pastos abundantes 
Alejadas, ¡buen Pastor! 
2 

Por los montes afanoso 
Nos buscaste con amor; 
Para darnos el repo.so 
En tu seno, ¡ buen Pastor ! 
Al buen prado en que pacemos 
Nos conduces con amor; 
La voz tuya conocemos 
Si nos llamas, j buen Pastor ! 
3 

Tú nos das el pasto sano 
Y nos guardas con amor; 
Las ovejas en tu mano 
Nada temen, ¡buen Pastor! 
En tu aprisco reunidas 
Nos contemplas con amor; 



Y en tu seno adormecidas 
Reposamos, ¡buen Pastor! 
4 

Sólo en pos de tus pisadas, 
Conducidas por tu amor, 
Marchan todas las manadas 
Al redil del buen Pastor. 
Las ovejas celebramos 
Del Pastor el grande amor. 
Sólo en tí nos reposamos, 
¡ Oh Jesús, nuestro Pastor ! 

286. Los Santos de la Tierra. 

Los santos de la tierra y los del cielo 
Componen una sola comunión; 
Todos la gracia del Señor reci})en 
Unidos por loz lazos del amor. 
2 

Como un ejército del Dios viviente. 
Su voz nos es forzoso obedecer; 
Una parte ha cruzado ya el torrente 
Y la otra parte cruzará después. 
3 

¡ Vedlo ! millares su inmortal morada 
Van cada día alegres a buscar; 
Nosotros ya llegamos a la orilla ; 
Pronto tras ellos hemos de pasar. 
4 

i Señor Jesús ! sé siempre nuestro guía, 
Aplaca de las olas el furor 
Haznos al fin anclar allá en el cielo 
Como en el puerto de la salvación. 

287. Tocad Trompeta Ya. 

Tocad trompeta ya, 
Alegres en Sión; 



114 EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



Al mundo publicad 
Eterna redención. 
II :''Este es el año de bondad, :|| 
Volved a vuestra libertad. ' ' 
2 

A Cristo proclamad, 
Decid que ya murió, 
Y con su potestad 
La muerte destruyó: 
II :''Este es el año de bondad, :|| 
Volved a vuestra libertad. ' ' 
3 

Vosotros que al favor 
Del cielo despreciáis. 
Ved que por el amor 
De Cristo lo alcanzáis. 
II :"Este es el año de bondad, :|| 
Volved a vuestra libertad." 
4 

Llamadles con amor, 

Decidles que en verdad 

En Cristo el Salvador 

Hay plena libertad. 

II :"Este es el año de bondad, :|| 

Volved a vuestra libertad. ' ' 

Carlos Wesley. (Tr.) G. H. Rule. 

288. Del Uno al Otro Polo. 

Del uno al otro polo. 
Los pueblos y naciones. 
Con plácidas canciones 
A Dios glorificad; 
Pues su bondad inmensa 
Revela a cada instante 
Para que el hombre cante 
Eterna su verdad. 



2 

De un siglo en otro siglo 
Pasando las edades. 
Eternas sus bondades 
Innúmeras serán; 
Y sin cambiar en nada. 
Nuestros hijos y nietos. 
De su verdad completos 
Los dones gozarán. 

Carvajal. 

289. EsuCHAD, Jesús Nos Dice. 

Escuchad, Jesús nos dice : 
''¿Quiénes van a trabajar? 
Campos blancos hoy aguardan 
Que los vayan a segar. ' ' 
El nos llama cariñoso, 
Nos constriñe con su amor ; 
¿ Quién responde a su llamada : 
' ' Heme aquí, yo iré, Señor ? ' ' 
2 

Si por tierras o por mares 
No pudieres transitar. 
Puedes encontrar hambrien.tos 
En tu puerta que auxiliar; 
Si careces de riquezas. 
Lo que dió la viuda da; 
Si por el Señor lo dieres, 
El te recompensará. 

3 

Si como elocuente apóstol 
No pudieres predicar. 
Puedes de Jesús decirles 
Cuánto al hombre supo amar; 
Si no logras que sus culpas 
Reconozca el pecador, 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



115 



Conducir los niños puedes 
Al benigno Salvador. 

Daniel March. 

290. De Heladas Cordilleras. 

De heladas cordilleras, 
De playas de coral, 
De etiópicas riberas 
Del mar meridional, 
Nos llaman afligidas 
A darles libertad, 
Naciones sumergidas 
En densa obscuridad. 
2 

Nosotros, alumbrados 
De celestial saber, 
¿A tantos desgraciados 
Veremos perecer? 
A las naciones demos 
De Dios la salvación; 
El nombre proclamemos 
Que obró la redención. 
3 

Llevada por los vientos 
La historia de la cruz, 
Despierte sentimientos 
De amor hacia Jesús : 
Prepare corazones. 
Enseñe su verdad 
En todas las naciones 
Según su voluntad. 

Reginald Heber. 

291. Desde los Himalayas. 

Desde los Himalayas 
Al frígido Pirene, 



Del Africa los ríos 
Al más lejano mar, 
Del Evangelio Santo 
La dulce voz resuene ; 
De paz y gozo llene 
Las almas sin cesar. 

2 

Las sombras disipando 
De todos los errores, 
Esparza sus fulgores 
Cual esplendente luz; 

Y anuncie a los mortales, 
Que borra su pecado, 

El que menospreciado 
Murió sobre la cruz. 

3 

No más profanos ritos, 

No más supersticiones; 

A Dios los corazones, 

Pues suyos son, se dén. 

Del Hijo sacrosanto 

Venere el dulce nombre; 

Que en él encuentra el hombre 

Salud, reposo y bien. 

4 

¡ Señor ! la mies es mucha. 
Son pocos los obreros; 
Levanta misioneros 
En esta gran nación : 
Hasta que tu Evangelio 
Resuene por do quiera, 

Y obtenga el mundo entero 
De ti la salvación. 

Reginald Heber. (Tr.) 



116 EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



292. Dominará Jesús el Rey. 

Dominará Jesús el Rey 

En todo país que alumbra el sol, 

Regido por su santa ley, 

Y puesto a prueba en su crisol. 

2 

Le ensalzarán en la canción 
Que eternamente elevarán; 
En nombre de él cada oración, 
Cual un perfume suave harán. 

3 

Paganos mil traerán su don. 
Delante de él se postrarán : 

Y los que aun rebeldes son 
La tierra, tristes, lamerán. 

4 

Propicio en tonces bajará 
Rocío fertilizador ; 
Del poderoso librará 
Al que no tiene ayudador. 

5 

El grano que en la cima cae. 
Cual Líbano en su conmoción, 
Admiración su miés atrae, 

Y todo en El es bendición. 

Isaac Watts. 



2 

Por él se harán plegarias incesantes. 
Que habrán de ser corona a su cabeza ; 
Su nombre subirá como un perfume 
A la mansión donde por siempre reina. 
3 

Relatará su amor en dulce canto 
Toda nación en toda humana lengua; 
Será alabar sus pródigas mercedes 
Primer esfuerzo de la infancia tierna. 
4 

Donde él está, la bendición abunda; 
El preso rompe su crüel cadena, 
Come el hambriento, duerme el afli- 
gido, 

Descanso eterno el fatigado encuentra. 
5 

La maldición, la muerte desaparecen 
Donde él sus medios de curar de- 
spliega, 

Y las tribus de Adam por él recobran 
Bienes mayores que los que él perdiera. 

6 

Que toda criatura se levante, 

Y al pie del Rey con su tributo venga ; 
Del cielo baje célica armonía, 

Y un largo ¡ Amén ! repetirá la tierra. 

Mora. 



293. Jesús Ha de Reinar Mientras 
AL Mundo. 

Jesús ha de reinar mientras al mundo 
Alumbre el sol en su eternal carrera; 
Se extenderá su imperio a toda orilla, 
Y abarcará por fin toda la tierra. 



294. Ya la Noche Terrible Ha 
Pasado. 

Ya la noche terrible ha pasado, 
Nuestra suerte funesta cambió. 
Porque Cristo ha borrado el pecado 
Con su sangre que amanta vertió. 



EL NUEVO HBÍXAEIO EVANGELICO 



117 



Que los cielos y tierra se alegren 
Porque Dios nos sacó del error, 

Y los hombres sus almas entreguen 
Al servicio del gran Redentor. 

2 

Ya la aurora y el día esclarecen 
De su santa palabra y verdad, 

Y las falsas doctrinas perecen 
Porque Dios nos miró con piedad. 
Que de Dios la palabra infalible 
Pura, santa, sin mancha ni error, 
Se predique con gozo indecible 
De la tierra en su gran derredor. 

Arcadio Morales, 



295. Oye Lo que la Voz Celeste 
Dice. 

Oye lo que la voz celeste dice 
De los que en paz con el Señor mu- 
rieron : 

Su nombre exhala aromas y perfumes, 
II :Blando es su lecho y su dormir di- 
choso. :|| 

2 

Murieron en Jesús, y son benditos. 
Su espíritu acaricia gratos sueños; 

Y de las asechanzas de este mundo 
II lincólumes y Cándidos salieron. :|1 

3 

Purificados de terrena mancha, 
Dios los acoge en su benigno seno, 

Y en aquel buen hogar de santa gloria 
II ¡Gozan felices galardón eterno. :|| 

Mora. 



296. IMoRiR SÓLO ES Resucitar. 

Morir sólo es resucitar 
En la eternal mansión de amor, 
Donde el mortal, del Salvador 
Los ricos dones va a gozar. 
La vida entera sólo es 
Ligera sombra ante la luz 
De la que ofrece el buen Jesús 
A quien le sirve sin doblez. 
2 

Morir sólo es resucitar 
Para el discípulo, que fiel 
Sus huellas sigue fiando en él 
Su porvenir, sin vacilar. 
Sus obras no pudieran, no, 
Salvarlo, nunca, o su virtud. 
Pues sólo da eternal salud 
Quien en la cruz por nos murió. 
3 

Morir sólo es resucitar 
Para el que en ti creyó. Señor ; 

Y es tal la gracia de tu amor 
Que quien creyó, se ha de salvar. 
Acoge el alma que de aquí 
De eterna dicha vuela en pos ; 
Tu seno puro, abre ¡ oh ! Dios, 

Y eternamente viva en ti. 

297. ¿ Por Qué Lamentamos ? 

¿Por qué lamentamos si marcha el 
hermano, 

Por qué ante su tumba temblamos de 
horror, 

Si todos creemos que vive su alma, 
Y Cristo la estrecha en sus brazos de 
amor? 



118 EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



2 

¿No estamos nosotros viajando liácia 
arriba 

También, y siguiendo del tiempo el 
volar ? 

Jamás anhelemos retraso en las horas 
Que al Dios bondadoso nos han de 
acercar. 

3 

Medrosos temblamos llevando a la 
tumba 

El cuerpo que yerto dejamos allí; 
Mas hoy recordamos que Cristo muri- 
endo, 

Eterno perfume dejó tras de sí. 
4 

De todos los suyos bendijo el sepulcro, 

Y el lecho de todos su gracia ablandó. 
Los cuerpos que mueren ¿ dó harán su 

descanso 

Si no donde el mismo J esús descansó ? 
5 

De allí levantóse subiendo a los cielos, 

Y al hombre el camino dignóse ense- 

ñar, 

También al Señor volarán nuestros 
cuerpos 

El día tremendo del gran despertar. 
6 

Resuene del ángel la aguda trompeta ; 
''Hermanos, el sueño letal sacudid. 
Alzaos, naciones, que estáis bajo tierra, 
¡Oh, justos, benditos al cielo subid!" 

Mora. 



298. Son Tus Designios, Padre. 

Son tus designios Padre, inescrutables. 
Nunca la mente pudo comprenderlos. 
Pues la existencia que sin ñn parece. 
Es pasajera. 

2 

¿Dónde el hermano está que ayer 
podía 

Lleno de vida levantar la frente? 
Quieto reposa el sueño de la muerte : 
Así es la vida. 

3 

Tuyos los cielos son, y tuyo el mundo. 
Tuya la misma vida que alentamos 
Y puedes tú, por tanto, recogerla 
Cuando lo quieres. 

4 

Enséñanos, Señor, bajo tu sombra 
A descansar confiados, y permite 
Que estemos siempre listos al llamado 
Que tú nos hagas. 

5 

Porque son tus designios ignorados, 
Nunca la mente pudo comprenderlos. 
Pues la existencia que sin fin parece, 
Es pasajera. 

Epigmenio Velasco. 

299. Voy al Cielo, Soy Peregrino. 

Voy al cielo, soy peregrino, 

A vivir eternamente con Jesús; 

El me abrió ya veraz camino 

Al expirar por nosotros en la cruz. 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



119 



Coro. — Voy al cielo, soy peregrino, 
A vivir eternamente con J esús. 

2 

Duelo, muerte, amarga pena 

Nunca, nunca habremos de sufrir alia ; 

Gloriosa vida de gozo llena 

El alma mía sin fin disfrutará. — Coro. 

3 

Patria santa, hermosa y pura; 
Entraré a ti, salvado por Jesús ; 
Y gozaré siempre la ventura 
Con él viviendo en refulgente luz. — 
Coro. 

Estrella de Belén. 

300. Venid, Pecadores. 

Venid, pecadores, que Dios por su 
amor 

Al cielo nos llama, que es patria me- 
jor; 

Do nunca la aurora perdió su fulgor; 
Do brilla la gloria del Dios Creador. 
¡ Oh sí, venid, venid ! 
Al cielo nos llama, que es patria me- 
jor. 

2 

Dejemos, hermanos, aparte el dolor; 
Que arriba en los cielos el mundo 
cantor 

De espíritus puros, proclama Señor 
A Cristo Dios hombre, el gran Re- 
dentor, 
i Oh sí, venid, venid ! 
Allí son eternos la paz y el amor. 



3 

Trabajas y sufres aquí pecador; 
El pan que tú comes tendrás con su- 
dor : 

Mas Dios te reserva por suerte mejor 
Primicias celestes de eterno valor. 
¡ Oh sí, venid, venid ! 
El cielo es del alma la patria mejor. 

301. SiÓN DEL Cordero. 

Sión del Cordero, santa y gloriosa 
Virgen esposa de nuestro Dios; 
Eterna gloria tu vestidura, 
Cuya hemosura es sin igual. 
Hermosas perlas tus puertas son, 
Son luz fulgente del Dios de Amor, 
Jaspe tus muros ¡ oh Sión eterna ! 
Eres la reina de mi Señor. 

2 

De pedrerías tu construcción, 
Tu templo santo el Dios de amor, 
Tu lumbre jaspe cristalizante, 
Cual gloria eterna del Santo Dios. 
Soy del Cordero, soy del Señor, 
Aladre benigna de hijos soy. 
Son incontables los redimidos 
Que con su sangre Cristo compró. 
3 

Es oro puro tu plaza \ oh ! Sión, 
Tu luz eterna, el Salvador. 
En cada puerta de tu mansión 
Se encuentra un ángel fiel del Señor. 
Allí está el trono del Dios de amor, 
También sus siervos que a él llamó 
Por siempre viven en perfección 
Y escrito tienen, "Santos de Dios.'* 



120 EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



4 

¡ Olí ! santa Iglesia, eterna Sión, 
Tu esposo es Cristo, bendito Dios; 
Tus hijos santos tu gloria son 
Gloria del Padre, del Dios de Amor, 
j Oh ! dicha eterna, ¡ oh ! Buen Señor, 
Eterno, inmenso, ¡ cuán bueno sois ! 
Gloria al gran nombre del Salvador 
Canten tus santos de corazón. 

302. Yo Voy Viajando, Sí. 

Yo voy viajando, sí, 
II :A1 cielo voy ; :|| 
Y voy cantando así : 
II Al cielo voy. :|| 
Tu muerte en la cruz 
Me lleva a la luz, 
Do te veré, Jesús ; 
II Al cielo voy. :|| 
2 

Si penas hay aquí, 
II Al cielo voy ; :|| 
No las veré allí, 
II Al cielo voy. :|| 
Contigo, mi Señor, 
En gloria y amor. 
No sentiré dolor: 
II Al cielo voy. :|| 
3 

Del mundo de dolor 
II Al cielo voy, :|| 
Con calma y valor, 
II Al cielo voy. :|| 
¡ Qué gusto me dará 
A Cristo ver allá! 



El es mi gozo ya; 
II :A1 cielo voy. :|| 

Estrella de Belén. 

303. Arrolladas las Neblinas. 

Arrolladas las neblinas, 
A la vista el esplendor 
De las sierras y las rías, 
A la luz y amor del sol; 
Del Señor el arco viendo. 
De promesas la señal. 
Con amigos verdaderos. 
Gozaremos claridad. 

Coro. — Como nos conocerán. 
Llegaremos a tener 
Pleno y recto entendimiento, 
Paz, tranquilidad, placer; 
Juzgaremos justamente 
Sin las nieblas del ayer. 
2 

Caminar atribulados 
Contemplando el porvenir ; 
Es sombrío, duro y largo 
En la soledad sufrir. 
Mas la voz, ' ' Venid, benditos, ' ' 
A las penas fin pondrá; 
En la aurora allá reunidos. 
Gozaremos claridad. — Coro. 
3 

Todos dicha rebozando. 
Del gran soldio en derredor. 
Entre amantes, entre amados. 
Recta y santa comprensión. 
Do los redimidos cantan 



EL NUEVO HIMNAKIO EVANGELICO 



121 



Su rescate sin cesar, 
Una vez rasgado el velo 
Gozaremos claridad.— Coro 

(Tr.) Anuie Herbert. 



304. 



Nos Veremos en el Río. 



¿ Nos veremos en el río 
Cuyas aguas argentinas 
Nacen puras, cristalinas 
Bajo el trono del Señor? 

Coro.— ¡Oh, sí, nos congregaremos 
De ese río a la ribera, 
De la vida verdadera 
Que nace del trono de Dios ! 

En las márgenes del no 
Que frecuentan serafines. 
Y embellecen querubines. 
Da la dicha eterna Dios.— Coro. 
3 

El vergel que riega el río 
De Jesús es la morada; 
El mal nunca tiene entrada ; 
Allí sólo reina DiOs. — Coro. 
4 

Antes de llegar al río 
Nuestra carga dejaremos: 
Libres todos entraremos 
Por la gracia del Señor.— Coro. 
5 

Tiene faz risueña el río: 
Pues la de Jesús refleja. 
La que de su grey aU'ja 
Todo mal, todo dolor.— Coro. 



Nos veremos en el río ; 
Nuestro viaje concluyendo. 
Suaves melodías oyendo, 
Alabando al Dios de amor.— Coro. 

Robert Lowry- (Tr.) 



305. Jerusalem la Excelsa. 

Jerusalem la excelsa, 
Gloriámonos en tí, 
Perpetuo, caro ensueño. 
De la grey tuya aquí; 
La grey que ya tus glorias 
En lontananza vé; 

Y al verlas, sus afanes 
Redobla por la fe. 

2 

Jesús te está alumbrando 

Y tú tributas loor 

A aquel que fué inmolado. 
Tu esposo y Redentor, 
j Qué gozo me es, tranquila. 
Eterna habitación. 
Saber que en ti termina 
;Mí peregrinación! 

3 

:\Ii dulce patria amada. 
Mi gozo tú serás; 
Feliz patria deseada, 
¿ Contemplaré tu faz ? 
¡Ten gozo, tú que gimes 
Y en polvo siempre vas. 
Pues con quien te redime 
Por siempre reinarás ! 

Beruardo de Cluny. (Ar. y Tr.) 



122 EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



306. Hay un Mundo Feliz Más 
Allá. 

Hay un mundo feliz más allá, 
Donde cantan los santos en luz, 
Tributando su eterno loor 
Al invicto, glorioso Jesús. 

Coro. — 1| :En el mundo feliz, :|| 
Reinaremos con nuestro Señor; 
II :En el mundo feliz, :|| 
Reinaremos con nuestro Señor. 
2 

Cantaremos con gozo a Jesús, 
Al Cordero que nos rescató, 
Y con sangre vertida en la cruz 
Los pecados del mundo quitó. — Coro. 
3 

Para siempre en el mundo feliz. 

Con los santos daremos honor 

Al invicto, glorioso Jesús; 

A Jesús, nuestro Rey y Señor. — Coro. 

H. G. Jackson. 

307. Alza Tu Canto, Oh Lengua 
Mía! 

Alza tu canto, ¡ oh lengua mía ! 
Alza tu canto, mi corazón. 
Llénese al alma de alegría, 
Con alegría de devoción. 
2 

Vuelen al cielo los ecos santos 
Que arranco alegre de mi laúd ; 
Vuelen al cielo mis dulces cantos. 
Mis dulces cantos de gratitud. 



3 

Ya siento el fuego de los amores, 
De los amores del grato Edén; 
Ya no me acosan crudos dolores 
Porque contemplo a Jerusalém. 

4 

Padre, en tu regia, santa morada, 
Donde la dicha no tiene fin ; 
Allí mi patria miro esmaltada 
De bellas flores de tu jardín. 

5 

Llévame, oh Padre, para consuelo; 
Nada en la tierra yo espero ya; 
Llévame al cielo, llévame al cielo. 
Que allí tan sólo mi dicha está. 

308. Buscamos la Patria' de Justos 
Y Santos. 

Buscamos la patria de justos y santos 
Do mora la dicha, do reina el amor ; 
Dejad, pecadores, fugaces encantos, 
Que ciegan y llevan a eterno dolor. 

2 

Felices viajeros, alegres marchemos. 

Allí Dios delicias eternas dará : 

Que sobre collados de gloria andaremos 

Y herencia el paraíso de todos será. 

3 

Deseamos, hermano, en camino lle- 
varte. 

Por ti detenidos estamos, ¡ oh vén ! 
En Cristo confía que anhela salvarte 

Y fiel te promete su célico Edén. 



EL NUEVO HBIXAEIO EVANGELICO 



4 

Tal vez desconfiado te estás pregun- 
tando, 

¿Quién puede mi negra conciencia 
limpiar ? 

Jesús es el único: vén, pues, orando: 
"Señor, haz que pueda al paraíso lle- 
gar." 

M. Cosido. 

309. Ex Presencia Estar de Cristo. 

En presencia estar de Cristo, 
Ver su rostro, ¿ Qué será 
Cuando al fin en pleno gozo 
Mi alma le contemplará ? 

Coro. — ¡ Cara a cara espero verle 
Más allá del cielo azul 
Cara a cara en plena gloria 
He de ver a mi J esús ! 

2 

Sólo tras obscuro velo 
Hoy lo puedo aquí mirar, 
^las ya pronto viene el día 
Que su gloria ha de mostrar. — Coro. 
3 

Cuánto gozo habrá con Cristo 
Cuando no haya más dolor. 
Cuando cesen los peligros 
Y va estemos en su amor. — Coro. 

Cara a cara, ¡ cuán glorioso 
Ha de ser así vivir ! 
Ver el rostro de quien quiso 
Nuestras almas redimir ! — Coro. 

V. Mendoza. (Tr.) 



310. Jerusalem Celeste. 
Jerusalem celeste 
Visión de paz dichosa, 
De Cristo santa esposa. 
Radiante de esplendor ; 
Tu fábrica es divina. 
Son vivos tus sillares, 

Y de ángeles millares 
Te ciñen en redor. 

2 

Ciudad del Rey eterno, 
De perlas son tus puertas, 
Continuamente abiertas 
Al mísero mortal ; 

Y en tu recinto moran 
Los que por fe se elevan 

Y el sello augusto llevan 
Del Verbo celestial. 

3 

Felices moradores 
En ti perenne canto 
Profieren al Dios santo. 
Que de ellos se apiadó; 

Y honor y gloria entonan 
Al ínclito Cordero, 

Que amante en el madero 
l*or ellos se inmoló. 

4 

Al mismo Cristo amamos, 

Y al mismo Dios servimos, 
Los que por fe vivimos, 
Ansiando a tí volar; 

Y pronto gozaremos, 
Pasando tus umbrales, 
Las dichas eternales 
Del suspirado hogar. 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



.. ¡ Oh ! Quien en Ti Morara. 

i Oh ! quién en ti morara, 
La celestial Sión, 
Del redimido patria 

Y alcázar de mi Dios! 
Allí sin inquietudes, 
Sería mi canción 

Un Aleluya eterno 
Al Rey mi Salvador. 
2 

¡ Oh ! quién allá morara ! 
Tu pronta aparición 
Estrella matutina 
Espero con ardor; 
Tráeme alegres nuevas 
Del día que en Sión 
Veré en su plena gloria 
Al Rey mi Salvador. 
3 

¡Oh! quién allá morara! 
Prodúceme aflicción 
Pensar que aún al mundo 
Tan apegado estoy. 
Las cuerdas que te atan 
Quebranta, corazón, 

Y sube a la presencia 
Del Rey, mi Salvador. 

4 

¡ Oh ! quién allá morara ! 
Mi agradecida voz 
Alegre cantaría 
Los himnos de Sión; 

Y allá do resplandece 
En día eterno el sol, 
Vería en su hermosura 
Al Rey, mi Salvador. 



5 

¡ Oh ! quién allá morara ! 
Si yo en su derredor 
Tuviera ya tendido 
Mi blanco pabellón; 
A su agradable sombra 
Disfrutaría yo 
La gloria de la gracia 
Del Rey, mi Salvador. 

P. Castro. 

312. ¿Que Será? ¿Que Será? 

Presentimos del mundo dichoso 
Los placeres que Dios nos dará. 
El país lo creemos hermoso ; 
Mas hallarnos allí ¿qué será? 

Coro. — ¿ Qué será ? ¿ Qué será ? 
Mas hallarnos allí ¿ qué será ? 
¿Qué será? ¿Qué será? 
Mas hallarnos allí ¿ qué será ? 
2 

Esperamos el gozo, la gloria. 
La grandeza sin fin que tendrá 
El mortal que ganó la victoria ; 
Mas hallarnos allí ¿ qué será? — Coro. 
3 

Anhelamos el día esplendente 
Que en el santo país brillará. 
Por Jesús el Cordero inocente; 
Mas hallarnos allí ¿ qué será ? — Coro, 
4 

Bien sabemos que llanto, ni duelo. 
Ni pecados ni males habrá 
En la casa de Dios en el cielo ; 
Mas hallarnos allí ¿ qué será ? — Coro, 

H. M. 



EL XUEYO HBIXARIO EVANGELICO 



125 



313. La Siembra. 

Sembraré la simiente preciosa 
Del glorioso Evangelio de amor, 
Sembraré, sembraré mientras viva, 
Dejaré el resultado al Señor. 

Coro. — Sembraré, sembraré 
Mientras viva, simiente de amor. 
Segaré, segaré 

Al hallarme en la casa de Dios. 
2 

Sembraré en corazones sensibles 
La doctrina del Dios de perdón. 
Sembraré sembraré mientras viva ; 
Dejaré el resultado al Señor. — Coro. 
3 

Sembraré en corazones de mármol 
La bendita palabra de Dios. 
Sembraré sembraré mientras viva, 
Dejaré el resultado al Señor. — Coro. 

A. Fernandez. 

314. Yo Guiaré. 

Yo guiaré al peregrino extraviado 
Bondadoso hasta el pie de la cruz ; 
Yo diré al corazón angustiado: 
Hallarás tu consuelo en Jesús. 

Coro. — Yo guiaré, yo guiaré 
Al sediento de vida y de luz. 
Yo guiaré, yo guiaré 
Al perdido a los pies de Jesús. 
2 

Yo diré al que buscare la calma 
Que se llegue al amante Jesús ; 



Yo diré con placer a aquella alma : 
Que te inunden sus ondas de luz. — 
Coro. 

3 

Al que vague buscando una fuente 
Do apagar de su sed el ardor. 
Lo guiaré con amor diligente 
A Jesús, la gran fuente de amor. — 
Coro. 

4 

Al cansado que busque reposo 
Sin hallarlo en su duro penar, 
Le diré que reciba el bondoso : 
"Ven a mí, yo te haré descansar.'' — 
Coro. 

A. Fernandez. 

315. ]\Ieditad en Que Hay ux 
Hogar. 

Meditad en que hay un hogar 
En la márgen del río de luz, 
Donde van para siempre a gozar 
Los creyentes en Cristo Jesús. 

Coro. — ^Slás- allá, más allá, 
^Meditad en que hay un hogar, 
^lás allá, más allá, más allá, 
En la márgen del río de luz. 

2 

^Meditad en que amigos tenéis 
De los cuales merchamos en pos, 
Y pensad en que al fin los veréis 
En el alto palacio de Dios. — Coro. 



126 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



3 

En que mora Jesús meditad 
Donde seres que amamos están, 

Y a la patria bendita volad 

Sin angustias, temores ni afán. — Coro. 
•1 

Reunido a los míos, seré 
Mi carrera a su fin toca ya ; 
En mi hogar celestial entraré 
Do mi alma reposo tendrá. — Coro. 

316. Ex LAS Regiones Inmaculadas. 

En las regiones inmaculadas, 
Ricas mansiones que Dios nos da; 
Hay muchas cosas grandes y amadas 

Y muv preciosas: Cristo allí está. 

2 

Cielo provisto de las delicias 
De Jesucristo, cielo de amor; 
Los convidados cantan albricias, 
Siendo llamados por el Señor. 
3 

Sitio sagrado do la ventura 
Se ha conservado sitio del bien; 
Gloria inefable siempre segura 

Y perdurable, gloria de Edén. 

4 

Los que aquí esperan, ¡ Dios santo y 
bueno ! 

Y te veneran, creen en ti 

Los que tú llamas, hacia tu seno. 
Porque los amas, gozan allí. 

5 

Nueva existencia, goces del alma, 
Por tu presencia, tienen la paz ; 



Y allí en tu gloria llevan la palma 
De la victoria, viendo tu faz. 

M. Cosido. 

317. Yo Espero la ^Líxaxa. 

Yo espero la mañana 
De aquel día sin igual, 
De donde la dicha emana 

Y do el goce es eternal. 

Coro. — Esperando, esperando 
Otra vida sin dolor. 
Do me den la bienvenida 
De Jesús mi Salvador. 
2 

Yo espero la victoria, — 

De la muerte al fin triunfar, — 

Recibir la eterna gloria 

Y mis sienes coronar. — Coro. 

3 

Yo espero ir al cielo 
Donde reina eterno amor; 
Peregrino soy, y anhelo 
Las moradas del Señor. — Coro. 
4 

Pronto espero unir mi canto 
Al triunfante y celestial, 

Y poder cambiar mi llanto 
Por un canto angelical. — Coro. 

Pedro Grado. 

318. Yo Consagro a Ti Mi Vida. 

Yo consagro a ti mi vida 
i Oh ! querido y buen Jesús, 
Y tu mano bendecida 
Llevaráme en clara luz. 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



127 



Coro. — Trabajando, trabajando, 
Viviré por mi Señor, 
Buenas nuevas anunciando 
Al perdido pecador. 

2 

Mil temores y mil dudas 
Por doquier me asediarán ; 
Pero tú, Jesús, me ayudas 

Y arredrarme no podrán. — Coro. 

3 

Con placer y amor me alisto 
En las huestes de la fe, 
Fortaleza me da Cristo 

Y sin duda venceré. — Coro. 

Obtendré feliz victoria : 

Los soldados del Señor 

Se verán llenos de gloria 

De este mundo en derredor. — Coro. 

Isabel P. Balderas. 

319. De Celeste País He Leído. 

De celeste país he leído, 

Do se encuentra una hermosa ciudad 

Cuyas calles benditas son de oro 

Y de jaspe su muro eternal. 

Al través de sus calles deslumhra 
De sus aguas de vida el cristal ; 

Y aunque se habla de tanta excelencia 
No se ha dicho aún la mitad. 

Coro. — No se ha dicho aún la mitad. 
No se ha dicho aún la mitad. 
De aquella ciudad tan gloriosa 
No se ha dicho aún la mitad. 



2 

He léido de aquellas mansiones 
Que el Maestro nos fué a preparar, 

Y los santos que aquí han sido fieles 
Allí van para siempre a gozar ; 
Donde muerte, dolor ni el pecado 
Ya no pueden hacer ningún mal : 

Y aunque hablamos de tanta belleza 
No se ha dicho aún la mitad. — Coro. 

3 

He léido de niveos vestidos 

Y coronas que han de ostentar, 

Los que han sido llamados del Padre 

A gozar de su gloria eternal. 

De los justos, por siempre benditos, 

En sus calles de oro andarán. 

De esta historia gloriosa y sublime 

No se ha dicho aún la mitad. — Coro. 

4 

He leído de un Cristo benigno 
Que al más vil pecador limpiará, 

Y que paz y perdón le confiere 
Al que humilde y sincero a él va. 
He leído que él nos proteje 

Si seguros queremos estar; 

Y aunque tanta bondad se pregona, 
No se ha dicho aún la mitad. — Coro. 

320. Cuando Allá Se Pase Lista. 

Cuando la trompeta suene 
En aquel día final, 

Y que el alba eterna rompa en clari- 

dad ; 

Cuando las naciones salvas 



128 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



A su patria lleguen ya, 

Y que sea pasada lista, allí he de 

estar. 

Coro. — Cuando allá se pase lista, 
Cuando allá se pase lista, 
Cuando allá se pase lista, 
Cuando allá se pase lista, allí he de 
estar. 

2 

En aquel día sin nieblas 
En que muerte ya no habrá, 

Y su gloria el Salvador impartirá; 
Cuando los llamados entren 

A su celestial hogar, 

Y que sea pasada lista, allí he de 

estar. — Coro. 

3 

Trabajemos por el Maestro 
Desde el alba al vislumbrar ; 
Siempre hablemos de su amor y fiel 

bondad, 
Cuando todo aquí fenezca 

Y nuestra obra cese ya, 

Y que sea pasada lista, allí he de 

estar. — Coro. 

(Tr.) J. J. Mercado. 

321. Llegaremos al Hogar. 

Llegaremos al hogar 
Que Jesús preparó, 
Donde irán a descansar 
Los que aquí redimió. 
Llamaremos sin temor 
Y a la puerta él estará; 
Con ternura y con amor 
Bienvenida dará. 



3R0. — ¡Un hogar Dios nos da, 

Y en su seno el alma fiel 
Sin temor vivirá! 

2 

Vuestro hogar aquí no está, 
Cuanto veis en redor, 
A la nada volverá 
A la voz del Señor. 
Este mundo de maldad 
Con su fausto y su placer. 
Con su orgullo y vanidad. 
Lo veréis perecer. — Coro. 
3 

No lloréis por el que fué 
Con Jesús a vivir, 
Esperad teniendo fe. 
Pronto a él vais a ir. 
Junto al trono de Jesús 
A los vuestros hallaréis, 

Y viviendo en gracia y luz 
Nunca "adiós" les diréis! — Coro. 

(Tr.) Vicente Mendoza. 

322. Hay un Feliz Edén. 

Hay un feliz Edén 
Lejos de aquí, 
Y goza sumo bien 
El justo allí. 
El canta con fervor: 
' ' Digno eres ¡ oh ! Señor, 
De gloria y de honor: 
Loor a ti." 

2 

Marchad a aquel lugar. 

Partid de aquí ; 

Un bello y dulce hogar 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 129 



Tendréis allí. 
¡ Oh cuán feliz seré 
Cuando a tii lado esté, 
Bendito viviré 
Morando en ti. 

3 

Eterno resplandor 
Fulgura allí: 
Eterno es el amor 
Del Padre a mí. 
Corramos pues allá ; 
Bello es aquel hogar, 
Eterna luz sin par 
Se mira allí. 

323. ¡ Jerusalem, Hogar Feliz I 

¡ Jerusalem, hogar feliz! 
Sagrado para mí; 
]\Iis penas ¿cuándo cambiaré 
Por gozo V paz, en ti ? 
2 

Y ¿cuándo, ¡oh casa de mi Dios! 
Tus atrios pisaré? 

Y ¿cuándo allí ¡oh Salvador! 
Tu gloria cantaré? 

3 

Allí prcfetas miles hay 
Que adoran a Jesús; 
Apóstoles y justos, ya 
Disfrutan de su luz. 
■i 

Y yo también muy pronto iré 
]\Ii arpa allí a tocar; 

La gracia de mi amado Rey 
Con ellos a alabar. 



5 

Jerusalem, hogar feliz 
Morada para mí, 
]\lis penas todas cambiarán 
En gozo V paz en ti. 

(Tr.) S. Pascoe. 

324. ¡Oh Nuestro Padre, Nuestro 

Dios! 

¡ Oh nuestro Padre, nuestro Dios ! 

Que guías al mortal, 

El año nuevo nuestra voz 

Te viene a consagrar. 

2 

El cielo, el orbe, el hombre están 
Diciendo tu poder: 
La vida, el tiempo pasarán 
Según sea tu placer. 

3 

Venímoste hoy a prometer 
En tu servicio ardor, 
Un nuevo corazón, y un sér 
Celoso de tu amor. 

•i 

Demuéstranos la vanidad 
De cuanto existe aquí; 
Grandezas, bienes, potestad, 
Perecerán al fin. 

325. ¡Dios Eterno! en Tu Presen- 

CiA. 

i Dios eterno I en tu presencia 
Nuestros siglos horas son, 
Y un segundo la existencia 
De la actual generación. 



130 



EL NUEVO HIMNAKIO EVANGELICO 



^las el hombre que a tu lado 
Quiere ya volar con fe, 
En su curso prolongado 
Lento el tiempo siempre ve. 

2 

Otro año lia fenecido 
Que la vida ya acortó. 

Y el descanso apetecido 
Poco más se aproximó. 
Gracias mil por tus mercedes 
Hoy tu Iglesia, Dios, te da, 

Y pues todo tú lo puedes, 
Tu poder nos sostendrá. 

3 

Tú proteges las familias 

Visitando cada hogar. 

¡ Oh Señor ! si nos auxilias 

l Qué nos puede aquí faltar ? 

Por doquier que te ame el hombre 

Y te sirva haciendo el bien, 
Haz que sea tu santo nombre 
Ensalzado siempre ¡Amén! 

J, B, Cabrera. 



326. Fin del Año. 

Es solemne este momento; 
Ya espirando el año está: 
11 :Raudo como el pensamiento 
Lo que resta pasará. :|| 

2 

Débil soplo es la existencia, 
Breve, efímera cual flor; 
II :Y tan sólo tiene ciencia 
Quien da al tiempo su valor. :1| 



3 

Nombre, fama, imperio, gloria. . . . 
Nada humano queda en pie: 
II :Sólo dura la victoria 
Que se alcanza po^r la fe. :¡1 
4 

¡ Necio el hombre que hallar quiere 
Paz y bien del mundo en pos ! 
II :iHay del mísero que muere 
Sin hallar su paz en Dios!:|| 
5 

Por Jesús es bienvenida 
La insondable eternidad. 
II ¡Sólo allí la vida es vida. 
Esperad, velad y orad. :¡| 

J. B, Cabrera. 

327. Dios Eterno, Clemente, 
Benigno. 

Dios eterno, clemente, benigno; 
Sér Supremo, divino Hacedor : 
Tú que al mundo has amado al ex- 
tremo 

De mandar a Jesús Eedentor; 
A tu trono glorioso acudimos 
Esperando nos quieras oir, 
A pedirte bendigas las obras 
Que en tu nombre se hicieren aquí. 
2 

Que esta casa, que a ti te ofrecemos 
Con ferviente cariño filial. 
La destines por siempre al trabajo 
De enseñar tu infinita verdad. 
Que la santa y divina Escritura 
Reverbere su espléndida luz, 



EL NUEVO HIMNAKIO EVANGELICO 



131 



En las vidas de los que acudieren 
A esta casa a aprender la virtud. 
3 

Que el que sufre dolencias del alma 
Halle bálsamo en ella; tu amor, 

Y al que llore y no encuentre con- 

suelo 

Torne en gozo su grande aflicción. 
Que podamos ver fruto en la obra 
En millares que acudan a ti, 

Y con ello este pueblo contemple 
Paz, justicia, y progreso sin fin. 

328. Del Trono Santo en 
Derredor. 

Del trono santo en derredor 
Niñitos mil están. 
Que rescatados del Señor 
Las gracias ya le dan, 

Coro. — Cantan: ''¡Gloria, gloria, 
Aleluva al Santo Dios!" 

2 

. ¿ Cómo es que al mundo superior, 
A aquella Sión sin par, 
En donde todo es paz y amor. 
Pudieron va llegar? — Coro. 
3 

Es que el Señor su sangre dio, 
En precio de expiación; 
Con ella los purificó 
Por grande compasión. — Coro. 
4 

Buscaron ellos a Jesús, 
Su nombre amando aquí; 



Mas hoy están en clara luz, 
Su rostro viendo allí. — Coro. 
5 

Ropaje blanco de esplendor 
Reviste cada cual; 
Están allí con el Señor, 
En dicha sin igual. — Coro. 

(Tr.) Sra. A. H. Shepherd. 

329. . . ¡ Oh ! Jóvenes, Venid. 

¡ Oh ! jóvenes, venid, su brillante pa- 
bellón 

Cristo ha desplegado ante la nación. 
A todos en sus filas os quiere recibir, 
Y con él a la pelea os hará salir. 

Coro. — ¡Vamos a Jesús, alistados sin 
temor. 

Vamos a la lid, inflamados de valor ! 
Jóvenes, luchemos todos contra el 
mal : 

En Jesús llevamos nuestro General. 
2 

¡Oh! jóvenes, venid, el Caudillo Sal- 
vador, 

Quiere recibiros en su derredor; 
Con él a la batalla salid sin vacilar. 
Vamos pronto, compañeros, vamos a 
luchar. — Coro. 

3 

Las armas invencibles del Jefe guia- 
dor. 

Son el evangelio y su grande amor; 
Con ellas revestidos, y llenos de poder. 
Compañeros, acudamos, vamos a ven- 
cer. — Coro. 



132 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



4 

Los fieros enemigos, engendros de 
Satán, 

Se hallan sostenidos por su capitán; 
i Oh ! jóvenes, vosotros poneos sin 
temor 

A la diestra del Caudillo, nuestro Sal- 
vador. — Coro. 

5 

Quien venga a la pelea, su voz escu- 
chará ; 

Cristo la victoria le concederá; 
Salgamos, compañeros, luchemos bien 
por él; 

Con Jesús conquistaremos inmortal 
laurel. — Coro. 

330. i Oh Cristo Mío ! 

¡ Oh Cristo mío ! 
Eres tú mi amigo fiel, 
Seguro amparo 
Sólo en ti tendré. 
En mis aflicciones, 
Buen Jesús, iré a ti 
Y consuelo y dicha 
Me darás a mí. 

Coro. — Cristo, ven más cerca, 
Dame gozo, paz, perdón, 
Cerca, sí, más cerca 
De mi corazón. 

2 

Cuando en la noche 
Vea yo estrellas mil 
Tu voz divina 



Pueda mi alma oir. 
Haz que yo medite 
En tu tierno y dulce amor 

Y que así te alabe 
Lleno de fervor. — Coro. 

3 

Cuando esta vida 
Tenga yo que abandonar. 
Corona hermosa 
Tú me ceñirás; 

Y con dulce canto 
Tu bondad alabaré 

Y en tu santa gloria 
Siempre moraré. — Coro. 

(Tr.) Isabel P. Balderas. 

331. Dios Me :\Iira. 

Aunque soy pequeñuelo, 
Me mira el santo Dios, 
El oye desde el cielo 
Mi humilde y tierna voz. 
2 

]\Ie vé de su alto asiento, 
Mi nombre sabe, sí, 

Y cuanto pienso y siento 
Conoce desde allí. 

3 

El mira a cada instante 
Lo que hago, bien o mal. 
Pues todo está delante 
De su ojo paternal. 

332. Cuando Leo en la Biblia. 

Cuando leo en la Biblia, cómo llama 
Jesús, 

Y bendice a los niños con amor. 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 133 



Yo también quisiera estar, 

Y con ellos descansar 

En los brazos del tierno Salvador. 
2 

Yer quisiera sus manos sobre mí re- 
posar, 

Cariñosos abrazos de él sentir, 
Sus miradas disfrutar, 
Las palabras escuchar: 
"A los niños dejad a mi venir." 
3 

Mas aún a su estrado en oración puedo 

Y también de su amor participar; 
Pues si aquí buscarle sé, 

Le veré y le escucharé 
En el reino que él fué a preparar. 
4 

Los que son redimidos y salvados por 

él, 

Al Cordero celebran inmortal. 
Allí voces mil y mil 
Se oyen del coro infantil. 
Porque es de ellos el reino celestial. 
5 

¡ Cuántos hay que no saben de esa 
bella mansión, 

Y no quieren a Cristo recibir! 
Les quisiera yo mostrar 

Que para ellos hay lugar 

En el cielo do los convida a ir. 

6 

Yo espero aquel día venturoso sin 
fin, 

El más grande, el más lúcido, el 
mejor, 



Cuando de cualquier nación 

Niños mil sin distinción 

A los brazos acudan del Señor. 

S. Cruellas. (Tr.) 

333. Jesús de los Cielos. 

Jesiis de los cielos 
Al mundo bajó. 
En busca de joyas 
Que amante compró. 

Coro. — Los niños salvados 
Serán como el sol, 
Brillando en la gloria 
Del Rey Salvador. 
2 

Angustias y muerte, 
Y horrible aflicción 
Costaron las joyas 
Que amante compró. — Coro. 
3 

Su hermosa diadema 
De eterno esplendor, 
La adornan las joyas 
Que amante compró. — Coro. 
4 

Los niños y niñas 
Que van al Señor, 
Son todos, las joyas 
Que amante compró. — Coro. 
5 

Venid, pues, alegres 
Al buen Redentor; 
El quiere las joyas 
Que amante compró. — Coro. 

.1. B. Cal)rera. 



134 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



334. ¿Quién Seguirle Quiere? 

¿Quién a Cristo quiere 
De hoy en más seguir, 
Su pendón alzando, 
Yendo a combatir? 
¿ Quién la quiere humilde 
Siempre aquí servir, 
Siempre obedecerle, 
Darle su existir? 

Coro. — ¿Quién seguirle quiere? 
¿Quién responderá 
Al buen Redentor: 
"Heme aquí, yo iré?" 
¿Quién doquier que fuere 
Tras su huella irá? 
¿Quién dirá al Señor: 
*'Yo te seguiré?" 
2 

¿Quién seguirle quiere 
Con profundo amor, 
Dándole la gloria. 
Dándole el honor. 
De su noble causa 
Siendo defensor, 

Y en su santa viña 
Fiel trabajador? — Coro. 

3 

¿Quién seg-uirle quiere 
Sin vacilación, 
A su seno huyendo 
De la tentación, 
Sin dudar confiando 
En su protección, 

Y gozando siempre 

De su bendición? — Coro. 

(Tr.) J. S. Paz. 



335. Soldados de Cristo. 

Soldados de Cristo que estáis en la 
lid. 

Luchad sin desmayo, pelead con 
valor, 

Seguid adelante y luchando decid: 
¡ Rendios a Cristo, él es el Señor ! 

Coro. — Oh jóvenes, niños, y ancianos 
marchad. 

Llevando en las manos las armas de 
luz; 

Las almas perdidas con celo buscad 
Y presto llevadlas a Cristo Jesús. 
2 

Pelead ¡ oh Cristianos ! la causa es de 
Dios, 

Seguid adelante, luchad por Jesús, 
Sed siempre valientes y alzad vuestra 
voz 

Diciendo, que Cristo murió en una 
cruz. — Coro. 

3 

La aurora se acerca del día final 
En que han de premiarse la fe y el 
valor. 

Entonces Jesús galardón celestial 
Dará a los que al mundo anunciaron 
su amor. — Coro. 

E. Martínez Garza. 

336. Huestes Redentoras. 

Huestes redentoras. 
Nunca desmayéis. 
Si marcháis resueltas 
Triunfos hallaréis. 
Vuestra causa es noble, 



EL NUEVO HIMNAKIO EVANGELICO 



135 



Vuestro Rey es Dios, 
¡Animo, soldados! 
Oigase la voz: 

Coro. — ''Cristo vino al mundo 
Sólo a redimir 
A los que en pecado 
Iban a morir." 
2 

Huestes de cristianos 
Hoy debéis salir, 
En las filas santas 
Id a combatir: 
Si la lucha es ruda. 
No hay por qué temer, 

Y peleando siempre 
Oigase doquier : — Coro. 

3 

Huestes victoriosas, 
Cristo os vé luchar. 
No debéis por tanto 
Vuestra lid dejar; 
Renovad la lucha. 
Triunfos adquirid, 

Y con vuestro Jefe 
Victoriosos id. — Coro. 

E. Martínez Garza. 

337. A Dios Debí el Nacer. 

A Dios bondoso debí el nacer, 
El me dio padres para mi bien; 
Me da alimento, templa mi sed, 
¡Buenos seamos! que Dios nos ve. 
2 

Dios hizo el cielo con su poder. 
Hizo la tierra y el mar también ; 



Los astros todos brillan por El, 
¡ Buenos seamos ! que Dios nos ve. 
3 

Si el desvalido pide merced, 
Si al triste aflige suerte cruel. 
Ese que llora tu hermano es, 
¡ Buenos seamos ! que Dios nos ve. 
4 

No al malo envidies, aunque tal vez, 
Impune ostente gloria y poder. 
Que allá en los cielos vive otro juez, 
¡ Buenos seamos ! que Dios nos ve. 

338. Tiernas Canciones Alzad al 
Señor. 

Tiernas canciones alzad al Señor, 
Himnos que lleven del alma la fe 

Y hablen muy alto del férvido amor 
Que hay en el pecho del hombre que 

cree. 

Vengan trayendo ferviente canción 
Niños y ancianos de Dios al altar. 
Traigan a él su corazón, 
Unico don que podrá aceptar. 

Coro. — ¡ Cielo y tierra canten al 

Señor de las naciones, 
Cielo y tierra canten al Señor de las 

naciones, 

Y los hombres todos, con alegres cora- 

zones, 

Sirvan al Señor que vida y paz 
siempre les da! 

2 

El es la fuente de toda bondad. 
Es de la vida la luz y el calor. 



136 EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



Sólo él nos libra de cruel ansiedad 
Sólo él aleja del alma el dolor; 
Digno es, por tanto, que el hombre le 
dé 

Gloria y honor que resuenen doquier. 
Vamos a él llenos de fe, 
Nos salvará con su gran poder. — 
Coro. 

Vicente Mendoza. 

339. Anhelo. 

Cual canto materno, 
¡ Oh buen Salvador ! 
Que sume a los niños 
En dulce sopor. 
Tu voz amorosa 
Arrulle Señor, 
]\Ii tímida alma 
Con himnos de amor. 
2 

Cual vela marina 
Que asoma en el mar, 
Y al náufrago triste 
Acude a salvar, 
Así, Dueño mió, 
Vén tu sin tardar, 
De muerte y pecado 
Mi alma a librar. 
3 

Postrado te adoro. 
Mi Dios y Señor, 
Al ver que me llamas 
Henchido de amor; 
Por mí padeciste 
La muerte de cruz, 



Por mí derramaste 
Tu sangre, Jesús. 
4 

Sedienta mi alma 
Suspira por ti. 
Pues sólo contigo 
Desea vivir; 
Invoco en la muerte 
Tu ayuda y sostén, 
Y espero en la gloria 
Vivir a tus pies. 

340. Sed Bienvenidos. 

Sean todos bienvenidos 
En el dia del Señor 

Y en la escuela reunidos 
Por la misma fe y amor. 
Cristo dé a los corazones 
Plenitud de bendiciones. 

2 

No hay aquí pueril recreo. 
Ni es un frivolo solaz; 
Arde en todos el deseo 
De crecer en gracia y paz: 

Y a tan santa y noble cita 
Es Jesús quien nos invita. 

3 

De su amor la tierna historia 
Nos presenta la lección. 
Que atesora la memoria 

Y acaricia el corazón: 

Y benévolo, en pro nuestro. 
Cristo mismo es el maestro. 

4 

El nos habla y aprendemos 
Lo que obró por nuestro bien ; 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



137 



El nos dice que tenemos 
En su amor firme sostén, 

Y que de los pequeñuelos 
Es el reino de los cielos. 

5 

Y nosotros le adoramos, 
Confesándole Señor; 

Y a su nombre tributamos 
Toda gloria, prez y honor, 
Cual primicias de alabanza. 
En la eterna bienandanza. 

J. B. Cabrera. 

341. Cantar Nos Gusta Unidos. 

Cantar nos gusta unidos 
Acordes y a una voz, 
A nuestro eterno Padre 

Y a su Hijo el Salvador. 

¡ Cuán bueno es cantar juntos ! 
¡ Cuán bueno loar a Dios ! 

2 

Orar nos gusta unidos 

Con santa devoción 

A Cristo que nos haga 

Aceptos en su amor. 

¡ Cuán bueno es orar juntos! 

¡ Cuán bueno loar a Dios ! 

3 

Leer nos gusta unidos 

La fiel Revelación, 

Que alumbra nuestros pasos 

Con claro resplandor. 

i Cuán bueno es leer juntos ! 

i Cuán bueno loar a Dios ! 



4 

Estar nos gusta unidos 

En fe y adoración, 

Gozando las delicias 

Del día del Señor. 

i Cuán bueno es estar juntos ! 

¡ Cuán bueno loar a Dios ! 

J. B. Cabrera. 

342. Cristo Bendito. 

Cristo bendito, 
Yo, pobre niño, 
Por tu cariño 
Me llego a ti; 
Para rogarte 
Humildemente 
Tengas clemente 
Piedad de mí. 

2 

Quiero a tus plantas 
Con alegría 
Sentarme un día 
Donde tú estás. 
¡ Oh Cristo mío ! 
Quiero buscarte. 
Anhelo amarte 
Cada vez más. 

343. ¡ Cuán Amable es Sión ! 

¡ Cuán amable es Sión ! 

i Cuán amable es Sión ! 

¡ Cuán amable es Sión ! 

j Ciudad de nuestro Dios ! 

II :Paz y alegría, :|| 

¡Paz y alegría moren en ti! 

II :Paz y alegría, :|| 

¡ Paz y alegría moren en ti ! 



138 



EL NUEVO IIIMNARIO EVANGELICO 



344. Te Loamos, Te Glorificamos. 

Te loamos, te glorificamos, 
Te confesamos, eterno Dios y Padre. 
Toda la tierra con temor sagrado 
Siempre te adora. 
Y los cielos y los querubines 
Todos te ensalzan con voces inter- 
minables ; 
Rey de los cielos 
Las eternas huestes 
Siempre te dicen: 

Coro. — Santo, Santo, Santo Señor en- 
salzado. 

Dios fortísimo, tu magestad y gloria 
Llenan los cielos y te muestras adorado 
Sobre la tierra. — Amén. 



345. ¡Oh Redentor! Tu Voz. 

¡ Oh Redentor ! tu voz 
Cual trueno sonará, 
Y del pecado el yugo atroz 
El alma depondrá. 

2 

No me deseches. Dios, 
Escucha mi clamor; 
Haz que yo venza la maldad 
Del fiero tentador. 

3 

Jamás me rendiré. 
Si tú me das poder, 
Con el escudo de la fe 
Sus fuerzas a vencer. 



4 

Acudo a ti, Señor, 
En mi debilidad; 
Tú eres fuerte y tu poder 
Es mi seguridad. 



346. ÉL ES EL Rey de Gloria. 

Alzad ¡oh puertas! vuestras cabezas, 
y alzáos vosotras, puertas 
eternas ; 

II :Y entrará el Rey de gloria. :|| ' 
¿Quién es este Rey de gloria? 
II :Jehová el fuerte, el valiente, :|| 
Jehová el valiente en batalla ; 
II : Jehová de los ejércitos, :|| 
II :É1 es el Rey de gloria. :|| 



347. ¡ Hosanna ! 

¡Hozanna! ¡hozanna! ¡hozanna! 
En cielo y tierra es del Señor 
La gloria y potestad ; 

Y nos circunda con su amor 
La excelsa Trinidad. 
Alzad pues himnos de loor. 
Que es grato al sumo Bién, 

Y a Dios rindamos todo honor 
Ahora y siempre, Amén. 

A Dios rindamos todo honor. 
Todo honor, todo honor! 
A Dios rindamos todo honor 
Ahora y siempre. Amén. 



EL NUEVO HIMXAEIO EVANGELICO 



139 



348. Jehová es ^Ii Pastor. 

Jehová es mi Pastor; nada me ' fal- 
ta- | rá ; | ¡ eu lugares de delicados 
pastos me hará yacer; junto a 
aguas de reposo me pas- , torea- 
I rá. 

2 

Confortará mi alma ; guiaráme por 
sendas de justicia por amor de 
su i nombre. Aunque ande en 
valle de sombra de muerte, no 
temeré mal alguno, porque tú 
estarás conmigo; tu vara y tu 
cayado me infundi- | rán a- | 
liento. 

3 

Aderezarás mesa delante de mí en 
presencia de mis angustiadores; 
ungiste mi cabeza con aceite; mi 
copa está | rebo- | sando. | , Cier- 
tamente el bien y la misericordia 
me seguirán todos los días de mi 



vida, y en la casa de Jehová 
moraré e- | terna- | mente. || A- 
! mén. 



349. La Oracióx Dominical. 

Padre nuestro, que estás en los cielos, 
santificado \ sea tu | nombre; || 
venga tu reino; hágase tu volun- 
tad así en la tierra ¡ como | en el 
■ cielo. 

2 

Dános hoy nuestro pan | coti- | 
diano: || y perdónanos nuestras 
deudas; así como nosotros per- 
donamos a I nuestros | deu- | 
dores. 

Y no nos dejes caer en tentación, mas 
libra- I nos del | mal: || porque 
tuyo es el reino, y el poder, y 
la gloria, por | siempre ja- | más. 
A- I mén. 



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LECTURAS ANTIFONALES 



LECTURA Núm. i. 

Proverbios: 3:1-35. 

Hijo mío. lio te olvides de mi ley; y tu 
corazón guarde mis mandamientos : 

Porque longura de días, y años de vida, 
y paz te aumentarán. 

Misericordia, y verdad no te desam- 
paren : átalas a tu cuello, escríbelas en la 
tabla de tu corazón; 

Y hallarás gracia y buena opinión en 
los ojos de Dios, y de los hombres. 

Fíate de Jehová de todo tu corazón; y 
no estribes en tu prudencia. 

Reconócele en todos sus caminos; y 
él enderezará tus veredas. 

Xo seas sabio en tu opinión ; teme a 
Jehová, y apártate del mal : 

Porque será medicina a tu ombligo, y 
tuétano a tus huesos. 

Honra a Jehová de tu sustancia; y de 
las primicias de todos tus frutos; 

Y serán llenos tus alfolíes de hartura; 
y tus lagares reventarán de mosto. 

Xo deseches, hijo mío, el castigo de 
Jehová: ni te fatigues de su corrección: 

Porque Jehová al que ama, y quiere, 
como el padre al hijo, a ese castiga. 



Bienaventurado el hombre que halló la 
sabiduría ; y que saca a luz la üiteligencia. 

Porque su mercadería es mejor que 
la mercadería de la plata; y sus frutos, 
más que oro fino. 

Más preciosa es que las piedras pre- 
ciosas; y todo lo que puedes desear, no se 
puede comparar a ella. 

Longura de días trae en su mano de- 
recha: en su izquierda, riquezas y honra. 

Sus caminos son caminos deleitosos; y 
todas sus veredas, paz. 

Esta es el árbol de vida a los que 
asen de ella; y los que la sustentan, son 
bienaventurados. 

Jehová con sabiduría fundó la tierra: 
afirmó los cielos con inteligencia. 

Con su ciencia se partieron los abis- 
mos; y los cielos destilan el rocío. 

Hijo mío, no se aparten estas cosas de 
tus ojos: guarda la ley, y el consejo; 

Y serán vida a tu alma, y gracia a tu 
cuello. 

Entonces caminarás por tu camino con- 
fiadamente; y tu pie no tropezará. 

Cuando te acostares, no habrás temor; 
y acostarte has, y tu sueño será suave. 



142 EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



No habrás temor del pavor repentino, 
ni de la ruina de los impíos, cuando vi- 
niere. 

Porque Jehová será tu confianza; y él 
guardará tu pie, porque no seas tomado. 

No detengas el bien de sus dueños, 
cuando tuvieses poder para hecerlo. 

No digas a tu prójimo: Ve, y vuelve, 
y mañana te daré, cuando tienes contigo. 

No pienses mal contra tu prójimo, es- 
tando él confiado de ti. 

No pleitees con alguno sin razón, si 
él no te ha malgalardonado. 

No tengas envidia al hombre injusto: 
ni escojas alguno de sus caminos: 

Porque el perverso es abominado de 
Jehová; y con los rectos es su secreto. 

Maldición de Jehová está en la casa 
del impío; mas a la morada de los justos 
bendecirá. 

Ciertamente él escarnecerá a los es- 
carnecedores; y a los humildes dará 
gracia. 

Los sabios heredarán la honra; y los 
insensatos sostendrán deshonra. 

LECTURA Núm. 2. 

Proverbios 23. 

Cuando te asentares a comer con al- 
gún señor, considera bien lo que estu- 
viere delante de ti: 

Y pon cuchillo a tu garganta, si tienes 
grande apetito. 

No codicies sus manjares delicados; 
porque es pan engañoso. 



No trabajes para ser rico: déjate de 
tu cuidado. 

¿Has de poner tus ojos en las riquezas, 
siendo ningunas"? porque hacerse han 
alas, como alas de águila; y volarán al 
cielo. 

No comas pan de hombre de mal ojo; 
ni codicies sus manjares. 

Porque cual es su pensamiento en su 
alma, tal es él. Decirte ha, come, y bebe : 
mas su corazón no está contigo. 

¿Comiste tu parte? vomitarla has; y 
perdiste tus suaves palabras. 

No hables en las orejas del insensato; 
porque menospreciará la prudencia de tus 
razones. 

No traspases el término antiguo, ni 
entres en la heredad de los huérfanos: 

Porque el defensor de ellos es el Fuerte : 
el cual juzgará la causa de ellos contra 
ti. 

Aplica al castigo tu corazón; y tus 
orejas a las hablas de sabiduría. 

¿No detengas el castigo del muchacho; 
porque si le hirieres con vara, no morirá. 

Tú le herirás con vara, y librarás su 
alma del infierno. 

Hijo mío, si sabio fuere tu corazón, 
también a mí se me alegrará el corazón. 

Mis entrañas también se alegrarán, 
cuando tus labios hablaren cosas rectas. 

No tenga envidia de los pecadores tu 
corazón; antes persevera en el temor de 
Jehová todo tiempo: 



LECTURAS ANTIFONALES 



143 



Porque ciertamente hay fin; y tu es- 
peranza no será cortada. 

Oye tú, hijo mío, y sé sabio, y ende- 
reza al camino tu corazón. 

No estés con los bebedores de vino, 
ni con los comedores de carne: 

Porque el bebedor y el comilón em- 
pobrecerán; y el sueño hará vestir ves- 
tidos rotos. 

Oye a tu padre, aquel que te engen- 
dró; y cuando tu madre envejeciere, no 
la menosprecies. 

Compra la verdad, y no la vendas: 
la sabiduría, el enseñamiento, y la inte- 
ligencia. 

Alegrando se alegrará el padre del jus- 
to: y el que engendró sabio, se regoci- 
jará con él. 

Alégrese tu padre y tu madre, y rego- 
cíjese la que te engendró. 

Dame, hijo mío, tu corazón, y miren 
tus ojos por mis caminos: 

Porque sima profunda es la ramera, y 
pozo angosto la extraña. 

También ella, como robador, asecha; 
y multiplica entre los hombres los pre- 
varicadores. 

¿Para quién será el ay? ¿para quién 
el ay? ¿ para quién las rencillas? ¿paia 
quién las quejas? ¿para quién las heri- 
das de balde? ¿para quién los cardena- 
les de los ojos? 

Para los que se detienen junto al vino: 
para los que van buscando la mistura. 



Xo mires al vino como es bermejo, 
como resplandezca su color en el vaso, 
como se entra suavemente. 

A su fin morderá como serpiente; y 
como basilisco dará dolor. 

Tus ojos mirarán las extrañas; y tu 
corazón hablará perversidades. 

Y serás como el que yace en medio 
de la mar; y como el que yace en cabo 
del mastelero. 

Y dirás, hiriéronme, mas no me dolió; 
azotáronme, mas no lo sentí : cuando 
despertare, aún lo tornaré a buscar. 

LECTURA Núm. 3. 

Eclesiastés 11:9, 10; 12:1-8, 13, 14. 

Alégrate mancebo en tu mocedad, y 
tome placer tu corazón en los días de tu 
juventud; y camina en los caminos de tu 
corazón, y en la vista de tus ojos: mas 
sabe, que sobre todas estas cosas te 
traerá Dios en juicio. 

Quita pues el enojo de tu corazón, y 
aparta de tu carne el mal; porque la mo- 
cedad y la juventud vanidad es. 

Y ten memoria de tu Criador en los 
días de tu juventud, antes que vengan 
los malos días, y lleguen los años, de 
los cuales digas: No tengo en ellos con- 
tentamiento. 

Antes que se oscurezca el sol, y la luz, 
y la luna, y las estrellas; y las nubes se 
tornen tras la lluvia: 

Cuando temblarán las guardas de la 
casa, y se encorvarán los hombres fuer- 
tes, y cesarán las nmelas, y se disminuí- 



lU EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



rán; y se oscurecerán los que miran por 
las ventanas; 

Y las puertas de afuera se cerrarán 
por la bajeza de la voz de la muela; y se 
levantará a la voz del ave, y todas las 
hijas de canción serán humilladas: 

Cuando también temerán de lo alto, 
y los tropezones en el camino; y florece- 
rá el almendro, y cargarse ha la langos- 
ta, y perderse ha el apetito; porque el 
hombre va a la casa de su siglo, y lo^ 
endechadores por la plaza andarán en 
derredor. 

Antes que la cadena de plata se quie- 
bre, y se rompa la lenteja de oro, y el 
cántaro se quiebre junto a la fuente, y 
la rueda sea rompida sobre el pozo ; 

Y el polvo se torne a la tierra, como 
era antes, y el espíritu se vuelva a Dios, 
que le dio. 

Vanidad de vanidades, dijo el Predi- 
cador, todo vanidad. 

El fin de todo el sermón es oído : teme 
a Dios, y guarda sus mandamientos, por- 
que esto es el todo del hombre. 

Porque Dios traerá toda obra en jui- 
cio, el cual se hará sobre toda cosa ocul- 
ta, buena, o mala. 

LECTURA Núm. 4. 

Isaías 55 y 35. 

O, todos los sedientos, venid a las 
ag-uas; y los que no tienen dinero, ve- 
nid, comprad, y comed; venid, comprad, 
sin dinero y sin precio, vino y leche. 

¿Por qué gastáis el dinero no en pan, 



y vuestro trabajo en no por hartura? 
Oídme oyendo, y coméd del bien, y de- 
leitarse ha vuestra alma con grosura. 

Abajad vuestras orejas, y venid a mi: 
oíd, y vivirá vuestra alma. Y haré con 
vosotros concierto eterno, las miseri- 
cordias firmes a David. 

He aquí que yo le di por testigo a 
pueblos, por capitán, y por maestro á 
pueblos. 

He aquí que a nación que no cono- 
ciste, llamarás ; y naciones que no te co- 
nocieron, correrán a ti, por causa de 
Jehová tu DioS) y del Santo de Israel 
que te ha honrado. 

Buscad a Jehová, mientras se halla: 
llamadle, entre tanto que está cercano. 

Deje el impío su camino, y el varón 
inicuo sus pensamientos, y vuélvase a 
Jehová, el cual tendrá de él misericordia, 
y al Dios nuestro, el cual será grande 
¡Dará perdonar. 

Porque mis pensamientos no son co- 
mo vuestros pensamientos, ni vuestros 
caminos como mis caminos, dijo Jehová. 

Como son más altos los cielos que la 
tierra, así son más altos mis caminos que 
\'uestros caminos, y mis pensamientos 
más que vuestros pensamientos. 

Porque como desciende de los cielos 
la lluvia, y la nieve, y no vuelve allá, 
mas harta la tierra, y la hace engendrar, 
y producir, y da simiente al que siem- 
bra, y pan al que come: 

Así será mi palabra que sale de mi bo- 
ca : no volverá a mí vacía, mas hará lo 



LECTURAS ANTIFONALES 



145 



que yo quiero, y será prosperada en 
iKiiiello para que la envié. 

Porque con alegría saldréis, y con paz 
seréis vueltos: los montes y los collados 
levantarán canción delante de vosotros, 
y todos los árboles del campo os aplau- 
dirán con las manos. 

En lugar de la zarza crecerá haya; y 
en lugar de la ortiga crecerá arraj'áu ; y 
será a Jehová por nombre, por señal 
eterna, que nunca será raída. 

Alegrarse han el desierto y la soledad: 
el yermo se gozará, y florecerá como 
lirio. 

Floreciendo florecerá, y también con 
gozo se alegrará, y cantará: honra del 
Líbano le será dada, hermosura de Car- 
melo, y de Sarón. Ellos verán la gloria 
de Jehová, la hermosura del Dios nues- 
tro. 

Confortad a las manos cansadas: es- 
forzad las rodillas que titubean. 

Decid a los medrosos de corazón : Con- 
fortaos, no temáis: he aquí que vuestro 
Dios viene con veng-anza, con pago, el 
mismo Dios vendrá, y os salvará. 

Entonces los ojos de los ciegos serán 
abiertos, y los oídos de los sordos se 
abrirán. 

Entonces el cojo saltará como un cier- 
vo, y la lengua del mudo cantará; por- 
que aguas serán cavadas en el desierto, 
y arroyos en la soledad. 

El lugar seco será tomado en estan- 
que, y el secadal en manaderos de aguas: 



en la habitación de dragones, en su ca- 
ma, será lugar de cañas y de juncos. 

Y habrá allí calzada y camino, y lla- 
marse ha, Camino de santidad: no pa- 
sará por él hombre inmundo ; y habrá 
para ellos en él quien vaya camino, de tal 
manera que los msensatos no yerren. 

No habrá allí león, ni bestia fiera su- 
birá por él, ni se hallará ahí: para que 
caminen los redimidos. 

Y los redimidos de Jehová volverán, y 
vendrán a Sión con alegría; y gozo per- 
petuo será sobre sus cabezas; y reten- 
drán al gozo y a la alegría, y huirá tris- 
teza y gemido. 

LECTURA Núm. 5. 

Isaías: 52, 13:15:53. 

He aquí que mi siervo será prosperado, 
y será engrandecido, y será ensalzado, y 
será muy sublimado. 

Como te abominaron muchos, en tan- 
ta manera fué desfigurado de los hom- 
bres su parecer; y su hermosura, de los 
hijos de los hombres: 

Así salpicará muchas naciones: los re- 
yes cerrarán sobre él sus bocas: porque 
verán lo que nunca les fué contado; y 
entenderán lo que nunca oyeron. 

¿Quién creyó a nuestro dicho? ¿Y el 
brazo de Jehová, sobre quién se ha ma- 
nifestado.? 

Y subirá, como renuevo delante de él, 
y como raíz de tierra seca. No hay pa- 
recer en él, ni hermosura: le veremos, y 
sin parecer, tanto que le deseemos. 

Despreciado, y desechado entre los 



146 



EL NUEVO HIMNAEIO EVANGELICO 



hombres, varón de dolores, experimen- 
tado en flaqueza; y como que escondi- 
mos de él el rostro: menospreciado, y 
no le estimamos. 

Ciertamente nuestras enfermedades él 
las llevó, y él sufrió nuestros dolores; y 
nosotros le tuvimos a él por azotado, 
herido, y abatido de Dios. 

Mas él herido fué por nuestras rebe- 
liones, molido por nuestros pecados: el 
castigo de nuestra paz sobre él; y por 
su llaga hubo cura para nosotros. 

Todos nosotros nos perdimos como 
ovejas, cada cual se apartó por su ca- 
mino : mas Jehová traspuso en él el pe- 
cado de todos nosotros. 

Angustiado él, y afligido, no abrió su 
boca: como cordero fué llevado al mata- 
dero; y como oveja delante de sus tras- 
quiladores, enmudeció, y no abrió su 
boca. 

De la cárcel, y del juicio fué quitado; 
y su generación, ¿quién la contará"? Por- 
que fué cortado de la tierra de los vi- 
vientes; por la rebelión de mi pueblo 
plaga a él. 

Y puso con los impíos su sepultura, 
y su muerte con los ricos; aunque nunca 
él hizo maldad, ni hubo engaño en su 
boca. 

Con todo eso Jehová le quiso moler, 
sujetándole a enfermedad. Cuando hu- 
biere puesto su vida por expiación, verá 
linage, vivirá por largos días, y la vo- 
luntad de Jehová será prosperada en su 
mano. 

Del trabajo de su alma verá, y se har- 



tará. Y con su conocimiento justificará 
mi siervo justo a muchos; y él llevará 
las iniquidades de ellos. 

Por tanto yo le daré parte con los 
gTandes, y a los fuertes repartirá des- 
pojos; por cuanto derramó su vida a la 
muerte, y fué contado con los transgre- 
sores, habiendo él llevado el pecado de 
muchos, y orado por los transgresores. 

LECTURA Núm. 6. 

Isaías 60. 

Levántate, resplandece; que viene tu 
lumbre, y la gloria de Jehová ha nacido 
sobre ti. 

Que he aquí que tinieblas cubrirán la 
tierra, y oscuridad los pueblos; y sobre 
ti nacerá Jehová, y sobre ti será vista su 
gloria. 

Y andarán las naciones a tu lumbre, 
y los reyes al resplandor de tu sol. 

Alza tus ojos en derredor, y mira, to- 
dos éstos se han juntado, vinieron a ti; 
tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas 
sobre el lado serán criadas. 

Entonces verás, y resplandecerás; y 
maravillarse ha, y ensancharse ha tu co- 
razón que se haya vuelto a ti la multitud 
de la mar, que la fortaleza de las naciones 
haya venido a ti. 

Multitud de camellos te cubrirá, po- 
llinos de Madián, y de Efa: todos los de 
Sabá vendrán: oro e incienso traerán, y 
publicarán alabanzas de Jehová. 

Todo el ganado de Cedar será juntado 
para ti: carneros de Xabaiot te serán 
servidos: serán ofrecidos con gracia so- 



LECTURAS ANTIFONALES 



147 



bre mi altar; y la casa de mi gloria gio- 
rifícaré. 

¿Quiénes son éstos que vuelan como 
nubes, y como palomas a sus ventanas? 

Porque a mí esperarán las islas, y las 
naves de Tarsis desde el principio: para 
traer tus hijos de lejos, su plata, y su 
oro con ellos, al nombre de Jehová tu 
Dios, y al Santo de Israel, que te ha 
glorificado. 

Y los hijos de los extranjeros edifica- 
rán tus muros, y sus reyes te servirán; 
porque en mi ira te herí, mas en mi 
buena voluntad habré de ti misericordia. 

Tus puertas estarán de continuo 
abiertas, no se cerrarán de día ni de 
noche : para que fortaleza de naciones sea 
traída a ti, y sus reyes guiando. 

Porque la nación, o el reino que no 
te sirviere, perecerá; y asolando serán 
asoladas. 

La gloria del Líbano vendrá a ti, hayas, 
pinos, y bojes juntamente, para honrar el 
lugar de mi santuario, y honraré el lugar 
de mis pies. 

Y vendrán a ti humillados los hijos 
de los que te afligieron, y a las pisadas 
de tus pies se encorvarán todos los que 
te escarnecían; y llamarte han: Ciudad 
de Jehová, Sion del Santo de Israel. 

En lugar de que has sido desechada 
y aborrecida, y que no había quien pasase 
por ti, ponerte he en gloria perpetua, en 
gozo de generación y generación. 

Y mamarás la leche de las naciones, 
el pecho de los reyes mamarás; y cono- 



cerás que yo soy Jehová el Salvador tu- 
yo, y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob. 

Por el metal traeré oro, y por el hie- 
rro plata, y por la madera metal, y por 
las piedras hierro; y pondré paz por tu 
tributo, y justicia por tus exactores. 

Nunca más se oirá en tu tierra vio- 
lencia, destrucción y quebrantamiento en 
tus términos; mas a tus muros llamarás 
salud; y a tus puertas alabanza. 

El sol nunca más te servirá de luz para 
el día, ni el resplandor de la luna te 
alumbrará: mas serte ha Jehová por luz 
perpetua, y por tu gloria, el Dios tuyo. 

No se pondrá jamás tu sol, ni tu luna 
menguará; porque te será Jehová por 
perpetua luz, y los días de tu luto serán 
acabados. 

Y tu pueblo, todos ellos, serán justos; 
para siempre heredarán la tierra : serán 
renuevos de mi plantación, obra de mis 
manos, para glorificarme. 

El pequeño será por mil, el menor, por 
nación fuerte. Yo Jehová a su tiempo 
haré que esto sea presto. 

LECTURA Núm. 7. 

Isaias 61. 

El Espíritu del Señor Jehová es sobre 
mí ; porque me ungió Jehová : envióme 
a predicar a los abatidos : a atar las llagas 
de los quebrantados de corazón, a publi- 
car libertad a los cautivos, y a los jiresos 
abertura de la cárcel: 

A publicar año de la buena voluntad 
de Jehová, y día de venganza del Dios 



148 



EL NUEVO HIMNAMO EVANGELICO 



nuestro: a consolar a todos los enlu- 
tados: 

A ordenar a Sien a los enlutados, para 
darles gloria en lugar de la ceniza, óleo 
de gozo en lugar del luto, manto de ale- 
gría en lugar del espíritu angustiado; y 
serán llamados árboles de justicia, plan- 
tación de Jehová, para glorificarme. 

Y edificarán los desiertos antiguos, y 
levantarán los asolamientos primeros; y 
restaurarán las ciudades asoladas, los 
asolamientos de muchas generaciones. 

Y estarán extranjeros, y apacentarán 
vuestras ovejas; y los extraños serán 
vuestros labradores, y vuestros viñeros. 

Y vosotros seréis llamados sacerdotes 
de Jehová; ministros del Dios nuestro 
seréis dichos: comeréis la fuerza de las 
naciones, y con su gloria seréis sublimes. 

En lugar de vuestra vergüenza doble ; y 
de vuestra deshonra, os alabarán en sus 
heredades: por lo cual en sus tierras 
poseerán doblado, y habrán gozo per- 
petuo. 

Porque yo Jehová soy amador del de- 
recho, aborrecedor del latrocinio para 
holocausto: que confirmaré en verdad su 
obra, y haré con ellos concierto perpetuo. 

Y la simiente de ellos será conocida en- 
tre las naciones, y sus renuevos en medio 
de los pueblos: todos los que los vieren, 
los conocerán, que son simiente bendita 
de Jehová. 

Gozando me gozaré en Jehová mi al- 
ma se alegrará en mi Dios; porque me 
vistió de vestidos de salud, me cercó de 



manto de justicia: como a novio me ata- 
vió, y como a novia compuesta de sus 
joyas. 

Porque como la tierra produce su re- 
nuevo, y como el huerto hace brotar su 
simiente; así el Señor Jehová hará bro- 
tar justicia y alabanza, delante de todas 
las naciones. 

LECTURA Núm. 8. 

Malaquías 3:1-18. 

He aquí que yo envío mi mensajero, 
el cual barrerá el camino delante de mí; 
y luego vendrá a su templo el Señor a 
quien vosotros buscáis: y el mensajero 
del concierto a quien vosotros deseáis: 
He aquí que viene, dijo Jehová de los 
ejércitos. 

¿Y quién podrá sufrir el tiempo de su 
venida? ¿o, quién podrá estar cuando él 
se mostrará? Porque él será como fuego 
purgante, y como jabón de lavadores. 

Y asentarse ha para afinar y limpiar 
la plata; porque limpiará a los hijos de 
Leví : afinarlos ha como a oro, y como 
a plata, y ofrecerán a Jehová presente 
con justicia. 

Y será suave a Jehová el presente de 
Judá y de Jerusalem como en los días 
pasados, y como en los años antiguos. 

Y llegarmfe he a vosotros a juicio, y 
seré testigo apresurado contra los he- 
chiceros, y adúlteros; y contra los que 
juran mentira y los que detienen el sa- 
lario del jornalero, de la viuda, y del 
huérfano; y los que hacen agravio al 
extranjero, no teniendo temor de mí, dijo 
Jehová de los ejércitos. 



LECTURAS ANTIFONALES 



1^9 



Porque yo soy Jehová, no me he mu- 
dado; y vosotros, hijos de Jacob, no ha- 
béis sido consumidos. 

Desde los días de vuestros ¡madres os 
habéis apartado de mis leyes, y nunca 
las guardasteis: Tornáos a mí, y yo me 
tornaré a vosotros, dijo Jehová de los 
ejércitos. Y dijisteis: ¿En qué hemos 
de tomar"? 

¿Robará el hombre a Dios? Porque 
vosotros me habéis robado. Y dijisteis: 
¿En qué te hemos robado? En los diez- 
mos y las ofrendas. 

Malditos sois de maldición, que voso- 
tros me habéis robado : toda la nación. 

Traed todos los diezmos al alfolí, y 
haya alimento en mi casa; y probadme 
ahora en esto, dijo Jehová de los ejérci- 
tos, y veréis si yo no os abriré las ven- 
tanas de los cielos, y vaciaré sobre voso- 
tros bendición, hasta que no os quepa. 

Y amenazaré por vosotros al trabador, 
y no os corromi^erá el fruto de la t.ien-a : 
ni la vid en el cani])© os abortará, dijo 
Jehová de los ejércitos. 

Y todas las naciones os dirán: Biena- 
venturados; porque seréis tierra desea- 
ble, dijo Jehová de los ejércitos. 

Vuestras palabras han prevalecido con- 
tra mí, dijo Jehová. Y dijisteis: ¿Qué 
hemos hablado contra ti? 

Habéis dicho: Por demás es servir a 
Dios: ¿y qué aprovecha, que guardemos 
su ley, y que andemos tristes delante 
de Jehová de los ejércitos? 

Decimos pues ahora, que bienaventu- 



rados los soberbios; y aun, que los que 
hacen impiedad son los prosperados; y 
más, los que tentaron a Dios escaparon. 

Entonces los que temen a Jehová ha- 
blaron cada uno a su compañero. Y Je- 
hová escuchó, y oyó, y fué escrito libro 
de memoria delante de él para los que 
temen a Jehová, y para los que piensan 
en su nombre. 

Y serán míos, dijo Jehová de los ejér- 
citos, en el día que 3-0 tengo de hacer 
tesoro, y perdonarles he, como el hom- 
bre que perdona a su hijo que le sirve. 

Y convertiros heis, y haréis diferencia 
entre el justo y el malo, entre el que 
sirve a Dios, y el que no le sirvió. 

LECTURA Núm. 9. 

Salmos 1 }• 32. 

Bienaventurado el varón que no an- 
duvo en consejo de malos, ni estuvo en 
camino de pecadores, ni se asentó en silla 
de burladores. 

Mas antes en la ley de Jehová es su 
voluntad: y en su ley meditará de día 
y de noche. 

Y será como el árbol plantado junto 
a arroyos de aguas, que da su fruto en 
su tiempo: y su hoja no se marchita, y 
todo lo que hace, prosperará. 

No así los malos: sino como el tamo, 
que lo lanza el viento. 

Por tanto no se levantarán los malos 
en el juicio, ni los pecadores en la con- 
gregación de los justos. 

Porque Jehová conoce el camino de 



150 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



los justos: y el camino de los malos 
se perderá. 

Bienaventurado el perdonado de rebe- 
lión, el encubierto de pecado. 

Bienaventurado el hombre a quien no 
contará Jehová la iniquidad, ni hubiere 
en su espíritu engaño. 

Mientras callé, se envejecieron mis 
huesos en mi gemido todo el día. 

Porque de día y de noche se agrava 
sobre mí tu mano, volvióse mi verdor 
en sequedades de verano. Selah. 

Mi pecado te notifiqué: y no encubrí 
mi iniquidad. Dije: Yo confesaré contra 
mí mis rebeliones a Jehová; y tú per- 
donarás la maldad de mi pecado. Selah. 

Por esto orará todo misericordioso a 
ti en el tiempo del hallar: ciertamente 
en la inundación de las muchas aguas, 
no llegarán a él. 

Tú eres mi escondedero, de la angustia 
me guardarás: con clamores de libertad 
me rodearás. Selah. 

Hacerte he entender, y enseñarte he el 
camino en que andarás: sobre ti afirmaré 
mis ojos. 

No seáis como el caballo, como el mu- 
lo, sin entendimiento : con cabestro y con 
freno su boca ha de ser cerrada para que 
no lleguen a ti. 

Muchos dolores para el impío: y al 
que espera en Jehová misericordia le 
cercará. 

Alegráos en Jehová, y gozáos, justos: 
y cantad, todos los rectos de corazón. 



LECTURA Núm. lo. 

Salmos 2 y 24. 

¿Por qué se amotinan las gentes, y 
los pueblos piensan vanidad? 

Estarán los reyes de la tierra, y prín- | 
cipes consultarán en uno contra Jehová, 
y contra su ungido, diciendo: 

Rompamos sus coyundas: y echemos 
de nosotros sus cuerdas. 

El que mora en los cielos se reirá: el 
Señor se burlará de ellos. 

Entonces hablará a ellos con su furor, 
y con su ira los conturbará. 

Y yo te establecí mi rey sobre Sion, 
el monte de mi santidad. 

Yo recitaré el decreto. Jehová me | 
dijo: Mi hijo eres tú: yo te engendré ' 
hoy. 

Demándame, y yo daré las gentes por 
tu heredad, y por tu posesión los cabos 
de la tierra. 

Quebrantarlos has con vara de hierro : 
como vaso de ollero los desmenuzarás. 

Y ahora, reyes, entended: admitid con- 
sejo, jueces de la tierra. 

Servid a Jehová con temor: y alegráos 
con temblor. 

Besad al hijo, porque no se enoje, y 
perezcáis en el camino: cuando se en- 
cendiere un poco su furor, bienaventu- 
rados todos los que confían en él. 

De Jehová es la tierra y su plenitud: 
el mundo, y los que en él habitan. 



LECTURAS ANTIFONALES 



151 



Porque él la fundó sobre los mares: 
y sobre los ríos la afirmó. 

¿Quién subirá al monte de Jeliová'? 
¿y quién estará en el lugar de su san- 
tidad? 

El limpio de manos, y limpio de co- 
razón: el que no tomó en vano mi alma, 
ni juró con engaño. 

Recibirá bendición de Jehová: y jus- 
ticia del Dios de salud. 

Esta es la generación de los que le 
buscan: de los que buscan tu rostro, es 
a saber, Jacob. Selah. 

Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y 
alzaos vosotras, puertas eternas, y en- 
trará el Rey de gloria. 

¿Quién es este Rey de gloria? Jehová 
el fuerte, valiente: Jehová, el valiente en 
batalla. 

Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y 
alzáos vosotras, puertas eternas, y en- 
trará el Rey de gloria. 

¿Quién es este Rey de gloria? Jehová 
de los ejércitos, él es el Rey de gloria. 
Selah. 

LECTURA Núm. ii. 

Salmos 8 y 15. 

Oh Jehová, Señor nuestro, I cuán 
grande es tu nombre en toda la tierra ! 
que has puesto tu alabanza sobre los 
cielos. 

De la boca de los chiquitos, y de los 
que maman, fundaste la fortaleza a cau- 
sa de tus enemigos: para hacer cesar al 
enemigo, y al que se venga. 



Cuando veo tus cielos, obra de tus de- 
dos, la luna, y las estrellas que tú com- 
pusiste. 

¿Qué es el hombre, para que tengas 
de él memoria? ¿y el hijo del hombre, 
para que le visites? 

Y le hiciste poco menor que los án- 
geles, y le coronaste de gloria y de her- 
mosura. 

Hicístele enseñorear de las obras de 
tus manos; todo lo pusiste debajo de sus 
pies. 

Ovejas, y bueyes, todo ello : y asimismo 
las bestias del campo. 

Las aves de los cielos, y los peces de 
la mar: lo que pasa por los caminos de 
la mar. 

Olí Jehová, Señor nuestro, I cuán gran- 
de es tu nombre en toda la tierra! 

Jehová, ¿quién habitará en tu taber- 
náculo? ¿quién residirá en el monte de 
tu santidad? 

El que anda en integridad, y obra jus- 
ticia, y habla verdad en su corazón: 

El que no revolvió con su lengua, ni 
hizo mal a su prójimo, ni levantó ver- 
güenza contra su cercano. 

En sus ojos es menospreciado el vil, y 
a los que temen a Jehová, honra: juró en 
daño suyo, y no mudó. 

Su dinero no dió a usura, ni tomó 
cohecho contra el inocente. El que ha- 
ce estas cosas, no resbalará jamás. 



152 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



LECTURA Núm. 12. 

Salmo 16. 

Guárdame, oh Dios : porque en ti he 
confiado. 

Dijiste, oh alma mía, a Jehová: Tú 
eres, Señor; mi bien no viene a ti: 

A los santos que están en la tierra, y 
a los fuertes, toda mi voluntad en ellos. 

Multiplicarán sus dolores de los que 
se apresuraren tras otro dios; no derra- 
maré sus derramaduras de sangre, ni 
tomaré sus nombres en mis labios. 

Jehová, la porción de mi parte, y de 
mi vaso : tú sustentarás mi suerte. 

Las cuerdas me cayeron en lugares 
deleitosos: asimismo la heredad se her- 
moseó sobre mí. 

Bendeciré a Jehová, que me aconseja ; 
aun en las noches me enseñan mis ri- 
ñon es. 

A Jehová he puesto delante de mí 
siempre: porque estando él a mi diestra, 
no seré conmovido. 

Por tanto se alegró mi corazón, y se 
gozó mi gloria: también mi carne repo- 
sará segura. 

Porque no dejarás mi alma en el se- 
pulcro: ni darás tu Santo para que vea 
corrupción. 

Hacerme has saber la senda de la vida : 
hartura de alegrías hay con tu rostro: 
deleites en tu diestra para siempre. 

LECTURA Núm. 13. 

Salmo 19. 

Los cielos cuentan la gloria de Dios; 



y el extendimiento denuncia la obra de 
sus manos. 

El un día pronuncia palabra al otro 
día, y la una noche a la otra noche de- 
clara sabiduría. 

No hay dicho, ni palabras, ni es oída 
su voz. 

En toda la tierra salió su línea, y al 
cabo del mundo sus palabras: para el 
sol puso tabernáculo en ellos. 

Y él, como un novio que sale de su 
tálamo, alégrase, como un gigante, para 
correr el camino. 

Del un cabo de los cielos es su salida, 
y rodea por sus cabos; y no hay quien 
se esconda de su calor. 

La ley de Jehová perfecta, que vuelve 
el alma, el testimonio de Jehová fiel, que 
hace sabio al ¡ícqueño. 

Los mandamientos de Jehová rectos, 
que alegran el corazón: el precepto de 
Jehová puro, que alumbra los ojos. 

El temor de Jehová limpio que perma- 
nece para siempre: los derechos de Je- 
hová verdad, todos justos. 

Deseables más que el oro, y más que 
mucho oro afinado; y dulces más que 
miel, y que licor de panales. 

Tu siei-^'O también es amonestado con 
ellos: en guardarlos, gran salario. 

Los errores, ¿quién los entenderá? 
de los encubiertos líbrame. 

Asimismo de las soberbias deten a tu 
siervo, que no se enseñoreen de mí: en- 



LECTURAS ANTIFONALES 



153 



tonces seré perfecto, y seré limpio de 
grau rebelión. 

Sean voluntarios los dichos de mi bo- 
ca; y el pensamiento de mi corazón de- 
lante de ti, oh Jehová, roca mía, y mi 
redentor. 

LECTURA Núm. 14. 

Salmo 23. 

Jehová es mi j^astor; no me faltará. 

En lugares de yerba me hará yacer: 
junto a aguas de reposo me pastoreará. 

Hará volver mi alma : ofuianne ha por 
sendas de justicia por su nombre. 

Aunque ande en valle de sombra de 
muerte, no temeré algún mal, porque 
tú estarás conmigo: tu vara y tu cayado 
ellos me confortarán. 

Adornarás mesa delante de mí en pre- 
sencia de mis anjiustiadores : unüiste mi 
cabeza con aceite; mi copa está rever- 
tiendo. 

Ciertamente el bien y la misericordia 
me seguirán todos los días de mi vida: 
y en la casa de Jehová reposaré por 
luengos días. 

LECTURA Núm. 15. 

Salmo 27:1-12. 

Jehová es mi hiz y mi salud; ;de quién 
temeré? Jehová es \i\ fortaleza de mi 
vida ; ¿ de quién me esi)avoreceré ? 

Cuando se acercaron sobre mí los ma- 
lignos para comer mis carnes: mis an- 
gustiadores y mis enemigos a mí, ellos 
tropezaron y cayeron. 



Aunque se asiente campo sobre mí, no 
temerá mi corazón : aunque se levante 
guerra sobre mí, yo en esto confío. 

Una cosa he demandado a Jehová, 
ésta buscaré: Que esté yo en la casa de 
Jehová todos los días de mi vida, para 
ver la hermosura de Jehová, y para 
buscar en su templo. 

Porque él me esconderá en su taber- 
náculo en el día del mal: esconderme ha 
en el escondrijo de su tienda : en roca me 
pondrá alto. 

Y luego ensalzará mi cabeza sobre mis 
enemigos en mis al derredores: y sacri- 
ficaré en su tabernáculo sacrificios de 
jubilación: cantaré y salmearé a Jehová. 

Oye, oh Jehová, mi voz con que llamo: 
y ten misericordia de iní, y respóndeme. 

Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi 
rostro. Tu rostro, oh Jehová, buscaré. 

No escondas tu rostro de mí, no apartes 
con ira a tu siendo : mi ayuda has sido, 
no me dejes, y no me desampares, Dios de 
mi salud. 

Porque mi padre y mi madre me de- 
jaron: y Jehová me recogerá. 

Enséñame, oh Jehová, tu camino : y 
guíame por senda de rectitud a causa 
de mis enemigos. 

No me entregues a la voluntad de 
mis enemigos: porque se han levantado 
contra mí testigos falsos, y quien habla 
calumnia. 

LECTURA Núm. 16. 

Salmo 34. 

Bendeciré a Jehová en todo tiempo; 
siempre será su alabanza en mi boca. 



154 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



En Jehová se alabará mi alma; oirán 
los mansos, y alegrarse han. 

Engrandeced a Jehová conmigo; y en- 
salcemos su nombre a una. 

Busqué a Jehová, y él me oyó: y de 
todos mis miedos me libró. 

Miraron a él, y fueron alumbrados; y 
sus rostros no se avergonzaron. 

Este pobre llamó, y Jehová le oyó, y 
de todas sus angustias le escapó. 

El ángel de Jehová asienta campo en 
derredor de los que le temen, y los de- 
fiende. 

Gustad, y ved que es bueno Jehová; 
dichoso el varón que confiará en él. 

Temed a Jehová sus santos; porque 
no hay falta para los que le temen. 

Los leoncillos empobrecieron, y tu- 
vieron hambre; y los que buscan a Je- 
hová, no tendrán falta de ningún bien. 

Venid, hijos, oídme; temor de Jehová 
os enseñaré. 

¿Quién es el varón que desea vida, 
que codicia días para ver bien? 

Guarda tu lengua de mal, y tus labios 
de hablar engaño. 

Apártate del mal, y haz el bien; in- 
quiere la paz, y sigúela. 

Los ojos de Jehová están sobre los jus- 
tos; y sus oídos al clamor de ellos. 

La ira de Jehová contra los que mal 
hacen, para cortar de la tierra la me- 
moria de ellos. 



Clamaron, y Jehová los oyó: y de todas 
sus angustias los escapó. 

Cercano está Jehová a los quebranta- 
dos de corazón: y a los molidos de espí- 
ritu salvará. 

Muchos son los males del justo : y de 
todos ellos le escapará Jehová. 

Guardando todos sus huesos; uno de 
ellos no será quebrantado. 

Matará al malo la maldad; y los que 
aborrecen al justo serán asolados. 

Redime Jehová la vida de sus siervos; 
y no serán asolados todos los que en él 
confían. 

LECTURA Núm. 17. 

Salmo 40. 

Esperando esperé a Jehová, e inclinó- 
se a mí, y oyó mi clamor. 

E hízome sacar de un aljibe sonoro, de 
un lodo cenagoso; y puso mis pies sobre 
peña, enderezó mis pasos. 

Y puso en mi boca canción nueva, ala- 
banza a nuestro Dios. Verán muchos, y 
tem.erán, y esperarán en Jehová. 

Bienaventurado el varón que puso a 
Jehová por su confianza; y no miró a los 
soberbios, ni a los que declinan a la 
mentira. 

Aumentado has tú, oh Jehová Dios mío, 
tus maravillas; y tus pensamientos para 
con nosotros, no te los podremos contar: 
si yo los anunciare y hablare, no pueden 
ser enarrados. 

Sacrificio y presente no te agrada: 



LECTUEAS ANTIFONALES 



155 



orejas me has labrado: Holocausto y ex- 
piación no has demandado. 

Entonces dije: He aquí, vengo; en el 
envoltorio del libro está escrito de mí. 

Para hacer tu voluntad, Dios mío, hame 
agradado; y tu ley está dentro de mis 
entrañas. 

Yo anuncié justicia en grande con- 
gregación : he aquí, no detuve mis labios, 
Jehová, tú lo sabes. 

No encubrí tu justicia en medio de mi 
corazón: tu verdad y tu salud dije: no 
negué tu misericordia y tu verdad en 
grande congregación. 

Tú, Jehová, no detengas de mí tus 
misericordias: tu misericordia y ta ver- 
dad me guarden siempre. 

Porque me han cercado males hasta 
no haber cuenta: me han comprendido 
mis maldades, y no puedo ver: hanse 
aumentado más que los cabellos de mi 
cabeza, y mi corazón me falta. 

Quieras, Jehová, librarme: Jehová, 
apresúrate para ayudarme. 

Sean avergonzados y confusos a una 
los que buscan mi vida para cortarla: 
vuelvan atrás y avergüéncense los que 
quieren mi mal. 

Sean asolados en pago de su afrenta, 
los que me dicen : Hala, Hala.. 

Regocíjense, y alégrense en ti todos 
los que te buscan; y digan siempre: Sea 
ensalzado Jehová, los que aman tu salud. 

Y yo afligido y necesitado; y Jehová 



pensará de mí: mi ayudador y mi liber- 
tador eres tú ; Dios mío, no te tardes. 

LECTURA Núm. i8. 

Salmo 42. 

Como el ciervo brama por las corrien- 
tes de las aguas, así mi alma suspira por 
ti, oh Dios. 

Mi alma tuvo sed de Dios, del Dios 
vivo: ¿cuándo vendré, y pareceré delante 
de Dios? 

Fueron mis lágrimas mi pan de día 
y de noche cuando me decían todos los 
días: ¿Dónde está tu Dios? 

De estas cosas. m¡e acordaré, y derra- 
maré sobre mí mi alma. Cuando pasaré 
en el número, iré con ellos hasta la casa 
de Dios con voz de alegría y de alabanza, 
bailando la multitud. 

¿Por qué te abates, oh alma mía, y te 
enfureces contra mí? Espera a Dios; 
porque aun le tengo de alabar por las 
saludes de su presencia. 

Dios mío, mi alma está abatida en mí: 
por tanto me acordaré de ti desde tierra 
del Jordán, y de los Hermonitas, desde el 
monte de Mizar. 

Vn abismo llama a otro a la voz de 
tus cajiales: todas tus ondas y tus olas 
han pasado sobre mí. 

De día mandará Jehová su misericor- 
dia, y de noche su canción conmigo, y 
mi oración al Dios de mi vida. 

Diré a Dios : Roca mía, ¿ por qué te has 
olvidado de mí? ¿Por qué andaré enlu- 
tado por la opresión del enemigo? 



156 EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



Me es muerte en mis huesos, cuando 
mis enemigos me afrentan, diciéndome 
cada día: ¿Dónde está tu Dios? 

¿Por qué te abates, oh alma mía: y 
por qué te enfureces contra mí? Es- 
pera a Dios, porque aun le tengo de ala- 
bai", salud de mi presencia, y Dios mío. 

LECTURA Núm. 19. 

Salmos 46 y 99, 

Dios es nuestro amparo y fortaleza: 
socorro en las angustias hallaremos en 
abundancia. 

Por tanto no temeremos, aunque la 
tierra se mude, y aunque se traspasen los 
montes al corazón de la mar. 

Bramarán, turbarse han sus aguas: 
temblarán los montes a causa de su bra- 
vura. Selah. 

Del río sus conductos alegrarán la 
ciudad de Dios, el santuario de las tien- 
das del Altísimo. 

Dios está en medio de ella, no será 
movida : Dios la ayudará en mirando la 
mañana. 

Bramaron naciones, titubearon reinos: 
dió su voz, derritióse la tierra: 

Jehová de los ejércitos es con nosotros: 
nuestro refugio es el Dios de Jacob. 
Selah. 

Venid, ved las obras de Jehová, que 
ha puesto asolamientos en la tierra. 

Que hace cesar las guerras hasta los 
fines de la tierra; que quiebra el arco. 



y corta la lanza, y quema los carros en el 
fuego. 

Cesad, y conoced que yo soy Dios: 
ensalzarme he en las naciones, ensalzar- 
me he en la tierra. 

Jehová de los ejércitos es con noso- 
tros: nuestro refugio es el Dios de Ja- 
cob. Selah. 

Jehová reinó, temblarán los pueblos: 
el que está sentado sobre los querubines 
reinó: conmoverse ha la tierra. 

Jehová en Sión es grande: y ensal- 
zado sobre todos los pueblos. 

Alaben tu nombre, grande, y tremendo, 
y santo. 

Y la fortaleza del rey, que ama el jui- 
cio: tú confimias la rectitud: tíi has he- 
cho en Jacob juicio y justicia. 

Ensalzad a Jehová nuestro Dios: y en- 
corváos al estrado de sus pies; él es 
santo. 

Moisés y Aarón están entre sus sa- 
cerdotes : y Samuel entre los que invo- 
caron su nombre: llamaban a Jehová, 
y él les respondía. 

En columna de nube hablaba con ellos: 
guardaban sus testimonios, y el derecho 
que les dió. 

Jehová, Dios nuestro, tú les respon- 
días: Dios, tú eras perdonador a ellos, y 
vengador por sus obras. 

Ensalzad a Jehová nuestro Dios, y en- 
corvaos al monte de su santidad: porque 
Jehová nuestro Dios es santo. 



LECTURAS ANTIFONALES 



157 



LECTURA Núm. 20. 

Salmos 61 y 67. 

Oye, oh Dios, mi clamor; está atento 
a mi oración. 

Desde el cabo de la tierra clamaré a 
ti, cuando desmayare mi corazón; a la 
peña más alta que yo, llévame. 

Porque tú has sido mi ref ug-io ; torre 
de fortaleza delante del enemigo. 

Yo habitaré en tu tabernáculo para 
siempre; estaré seguro en el esconde- 
dero de tus alas. 

Porque tú. oh Dios, has oído mis vo- 
tos; has dado heredad a los que temen 
tu nombre. 

Días sobre días añadirás al rey: sus 
años serán como generación y genera- 
ción. 

El estará para siempre delante de 
Dios; misericordia y verdad apercibe que 
le conserven. 

Así cantaré tu nombre para siempre, 
pagando mis votos cada día. 

Dios haya mi.<encordia de nosotros, y 
nos bendig-a : hag-a resphmdecer su ros- 
tro sobre nosotros. Selah. 

Para que conozcamos en la tierra tu 
camino, en todas las naciones tu salud. 

Alábente los pueblos, oh Dios, aláben- 
te todos los pueblos. 

Alégrense, y regocíjense las naciones, 
cuando juzgares los pueblos con equidad, 
y pastoreares las naciones en la tierra. 
Selah. 



Alábente los pueblos, oh Dios, alá- 
bente todos los pueblos. 

La tierra dará su fruto: bendecirnos ha 
el Dios, nuestro Dios. 

Bendíganos Dios, y témanle todos los 
términos de la tierra. 

LECTURA Núm. 21. 

Salmo 72. 

Oh Dios, da tus juicios al rey, y tu 
justicia al hijo del rey. 

El juzgará a tu pueblo con justicia: 
y a tus afligidos con juicio. 

Los montes llevarán paz al j^ueblo : y 
los collados justicia. 

Juzgará a los afligidos del pueblo: Sal- 
vará a los hijos del menesteroso, y que- 
brantará al violento. 

Temerte han con el sol. y antes de 
la luna : por generación de generaciones. 

Descenderá como la lluvia sobre la 
yerba cortada: como el rocío que destila 
sobre la tierra. 

Florecerá en sus días justicia, y mul- 
titud de paz, hasta que no haya luna. 

Y dominará de mar a mar, y desde el 
río hasta los cabos de la tierra. 

Delante de él se postrarán los Etíopes: 
y sus enemigos lamerán la tierra. 

Los reyes de Tarsis y de las islas trae- 
rán presentes: los reyes de Jeba y de 
Seba ofrecerán dones. 

Y arrodillarse han a él todos los re- 
yes; todas las naciones le servirán. 



158 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



Porque él librará al menesteroso que 
clamare, y al afligido, que no tuviere 
quien le socorra. 

Tendrá misericordia del pobre y del 
menesteroso, y las almas de los pobres 
salvará. 

De engaño y de fraude redimirá sus 
almas; y la sangre de ellos será preciosa 
en sus ojos. 

Y vivirá, y darle ha del oro de Jeba, 
y orará por él continuamente; todo el 
día le echará bendiciones. 

Será echado un puño de grano en 
tierra, en los cabezos de los montes: ha- 
rá estruendo, como el Líbano, su fruto; 
y verdeguearán desde la ciudad, como la 
yerba de la tierra. 

Será su nombre para siempre, delante 
del sol será propagado su nombre : y ben- 
decirse, han en él todas las naciones; 
llamarle han bienaventurado. 

Bendito Jehová Dios, el Dios de Israel, 
que sólo hace maravillas: 

Y bendito su nombre glorioso para 
siempre: y toda la tierra sea llena de su 
gloria. Amen, y Amen, 

LECTURA Núm. 22. 

Salmo 84. 

Cuán amables son tus moradas, oh 
Jehová de los ejércitos! 

Codicia, y aun ardientemente desea mi 
alma los patios de Jehová; mi corazón y 
mi carne cantan al Dios vivo. 

Aun el gorrión halla casa, y la golon- 



drina nido para sí, donde ponga sus po- 
llos en tus altares, Jehová de los ejérci- 
tos, Rey mío, y Dios mío. 

Bienaventurados los que habitan en tu 
casa; perpetuamente te alabarán. Selah. 

Bienaventurado el hombre que tiene 
su fortaleza en ti: caminos en sus cora- 
zones. 

Pasando por el valle de los morales lo 
ponen a él por fuente: y también lo po- 
nen por bendiciones, cuando los cubre 
la lluvia. 

Irán de ejército en ejército; verán a 
Dios en Sión. 

Jehová, Dios de los ejércitos, oye mi 
oración: escucha, oh Dios de Jacob. 
Selah. 

Mira, oh Dios escudo nuestro : y pon 
los ojos en el rostro de tu ungido. 

Porque mejor es un día en tus patios, 
que mil. Escogí antes estar a la puerta 
en la casa de mi Dios, que habitar en las 
moradas de maldad. 

Porque sol y escudo nos es Jehová 
Dios: gracia y gloria dará Jehová: no 
quitará el bien a los que andan en in- 
tegridad. 

Jehová de los ejércitos, dichoso el 
hombre que confía en ti. 

LECTURA Núm. 23. 

Salmo 85. 

Tomaste contentamiento en tu tien-a, 
oh Jehová: volviste la cautividad de Ja- 
cob. 



LECTURAS ANTIFONALES 



159 



Perdonaste la iniquidad de tu pueblo: 
cubriste todos los pecados de ellos. 
Selah. 

Quitaste toda tu saña: voMstete de la 
ira de tu furor. 

Tórnanos, oh Dios, salud nuestra: y 
haz cesar tu ira de nosotros. 

¿Enojarte has para siempre contra 
nosotros? ¿Extenderás tu ira de gene- 
ración en generación? 

¿No volverás tú a darnos vida, y tu 
pueblo se alegrará en ti? 

Muéstranos, oh Jehová, tu misericor- 
dia: y dános tu salud. 

Escucharé lo que hablará el Dios Je- 
hová: porque hablará paz a su pueblo, y 
a sus piadosos: para que no se convier- 
tan a la locura. 

Ciertamente cercana está su salud a los 
que le temen ; para que habite la gloria 
en nuestra tierra. 

La misericordia y la verdad se encon- 
traron; la justicia y la paz se besaron. 

La verdad reverdecerá de la tierra : y 
la justicia mirará desde los cielos. 

Jehová dará también el bien: y nues- 
tra tierra dará su fruto. 

La justicia irá delante de él: y pon- 
drá sus pasos en camino. 

LECTURA Núm, 24. 

Salmo 90. 

Señor, tú nos has sido refugio en ge- 
neración y generación. 



Antes que naciesen los montes, y 
formases la tierra y el mundo, y desde 
el siglo, y hasta el siglo, tú eres Dios. 

Vuelves al hombre hasta ser quebran- 
tado : y dices: Convertios, hijos del hom- 
bre. 

Porque mil años delante de tus ojos 
son como el día de ayer, que pasó, y co- 
mo la vela de la noche. 

Háceslos pasar como avenida de aguas: 
son como sueño: a la mañana pasará 
como la 3'erba; 

Que a la mañana florece, y crece: a 
la tarde es cortada, y se seca. 

Porque con tu furor somos consumi- 
dos: y con tu ira somos conturbados. 

Pusiste nuestras maldades delante de 
ti: nuestros yerros a la lumbre de tu 
rostro. 

Porque todos nuestros días declinan 
a causa de tu ira : acabamos nuestros 
años, como la palabra. 

Los días de nuestra edad son setenta 
años: y los de los más valientes, ochenta 
años: y su fortaleza es molestia y tra- 
bajo: porque es cortado presto, y vola- 
mos. 

¿Quién conoce la fortaleza de tu ira? 
que tu ira es como tu temor. 

Para contar nuestros días, haznos sa- 
ber así: y traeremos al corazón sabidu- 
ría. 

Vuélvete a nosotros, oh Jehová: ¿has- 
ta cuándo? y aplácate joara con tus 
siervos. 



160 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



Hártanos de mañana de tu misericor- 
dia: y cantaremos, y alegrarnos hemos 
todos nuestros días. 

Alégranos como en los días que nos 
afligiste: como en los años que vimos 
mal. 

Parezca en tus siervos tu obra: y tu 
gloria sobre sus hijos. 

Y sea la hermosura de Jehová nuestro 
Dios sobre nosotros: y haz permanecer 
sobre nosotros la obra de nuestras ma- 
nos: la obra de nuestras manos con- 
firma. 

LECTURA Núm. 25. 

Salmo 91. 

El que habita en el escondedero del 
Altísimo morará en la sombra del Om- 
nipotente. 

Diré a Jehová: Esperanza mía y cas- 
tillo mío: Dios mío: asegurarme he en él. 

Porque él te escapará del lazo del ca- 
zador: de la mortandad de destrucciones. 

Con su ala te cubrirá, y debajo de sus 
alas estarás seguro: escudo y adarga es 
su verdad. 

No habrás temor de espanto nocturno, 
ni de saeta que vuele de día. 

Ni de pestilencia que ande en oscuri- 
dad: ni de mortandad que destruya al 
mediodía. 

Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu 
diestra : a ti no llegará. 

Ciertamente con tus ojos mirarás; y 
verás la recompensa de los impíos. 



Porque tú, oh Jehová, eres mi espe- 
ranza : y al Altísimo has puesto por tu 
habitación. 

No se ordenará para ti mal: ni plaga 
tocará a tu morada. 

Porque a sus ángeles mandará cerca 
de ti, que te guarden en todos tus ca- 
minos. 

En las manos te llevarán, porque tu 
pie no tropiece en piedra. 

Sobre el león y el basilisco pisarás, hol- 
larás al cachorro del león, y al dragón. 

Por cuanto en mí ha puesto su volun- 
tad, yo también le escaparé: ponerle he 
alto, por cuanto ha conocido mi nom- 
bre. 

Llamarme ha, y yo le responderé: con 
él estaré yo en la angustia : escaparle 
he, y glorificarle he. 

De longura de días le hartaré: y mos- 
trarle he mi salud. 

LECTURA Núm. 26. 

Salmo 92. 

Bueno es alabar a Jehová; y cantar 
salmos a tu nombre, oh Altísimo; 

Anunciar por la mañana tu misericor- 
dia: y tu verdad en las noches: 

Sobre decaeordo y sobre salterio: so- 
bre arpa con meditación. 

Por cuanto me has alegrado, oh Je- 
hová, con tus obras, con las obras de tus 
manos me regocijaré. 

¡Cuán grandes son tus obras, oh Je- 



LECTURAS ANTIFONALES 



161 



hová! muy profundos son tus pensa- 
mientos. 

El hombre necio no sabe, y el insen- 
sato no entiende esto: 

rioreeieudo los impíos como la yer- 
ba; y reverdeciendo todos los que obran 
iniquidad, para ser destruidos para siem- 
pre : 

Mas tú, Jehová, para siempre eres 
Altísimo. 

Porque, be aquí, tus enemigos, oh 
Jehová, porque, he aquí, tus enemigos 
perecerán : serán disij^ados todos los que 
obran maldad. 

Y tú ensalzaste mi cuerno como de 
unicornio : yo fui ungido con aceite verde. 

Y miraron mis ojos sobre mis enemi- 
gos: de los que se levantaron contra mí, 
de los malignos, oyeron mis oídos. 

El justo florecerá como la palma: cre- 
cerá como cedro en el Líbano. 

Plantados en la casa de Jehová, en los 
patios de nuestro Dios, florecerán. 

Aun en la vejez fructificarán: serán 
vigorosos y verdes; 

Para anunciar que Jehová mi forta- 
leza es recto: y que no hay injusticia 
en él. 

LECTURA Núm. 27. 

Salmo 95:1-7 y Salmo 9^,. 

Venid, alesTÓmonos en Jehová: can- 
temos con júbilo a la Roca de nuestra 
salud. 



Anticipemos su rostro con alabanza: 
cantémosle alegres con salmos. 

Porque Jehová es Dios grande; y Rey 
grande sobre todos ios dioses. 

Porque en su mano están las profun- 
didades de la tierra: y las alturas de los 
montes son suyas. 

Porque suya es la mar, y él la hizo: 
y sus manos formaron la seca. 

Venid, postrémonos, y encorvémonos; 
arrodillémonos delante de Jehová nues- 
tro hacedor. 

Porque él es nuestro Dios: y nosotros 
el pueblo de su pasto, y ovejas de su 
mano. 

Cantad a Jehová canción nueva: can- 
tad a Jehová, toda la tierra. 

Cantad a Jehová, bendecid su nom- 
bro: anunciad de día en día su sahul. 

Contad en las naciones su gloria: en 
todos los pueblos sus maravillas. 

Porque grande es Jehová, y muy ala- 
bado : terrible sobre todos los dioses. 

Porque todos los dioses de los pue- 
blos son ídolos: mas Jehová hizo los 
cielos. 

Alabanza y gloria está delante de él : 
fortaleza y gloria está en su santuario. 

Dad a Jehová, oh familias de los pue- 
blos, dad a Jehová la gloria y la forta- 
leza. 

Dad á Jehová la honra de sii nombre: 
tomad presentes, y venid a sus patios. 



162 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



Encorvaos a Jehová en la hermosura 
de su santuario: temed delante de él, to- 
da la tierra. 

Decid en las naciones: Jehová reinó; 
también compuso el mundo, no se me- 
nearií : juzgará a los pueblos en justicia. 

Alégrense los cielos, y regocíjese la 
tierra: brame la mar y su plenitud. 

Regocíjese el campo y todo lo que en 
él está; entonces exultarán todos los ár- 
boles de la breña. 

Delante de Jehová que vino: porque 
vino a juzgar la tierra. Juzgará al mun- 
do con justicia, y a los pueblos con su 
verdad. 

LECTURA Núm. 28. 

Salmo 103. 

Bendice, alma raía, a Jehová, y todas 
mis entrañas a su nombre santo. 

Bendice alma mía, a Jehová, y no te 
olvides de todos sus beneficios. 

El ciue perdona todas tus iniquidades, 
el que sana todas tus enfermedades. 

El que rescata del hoyo tu vida, el 
que te corona de misericordia y mise- 
raciones. 

El que harta de bien tu boca ; reno- 
varse ha como el águila tu juventud. 

Jehová, el que hace justicias y juicios 
a todos los que padecen violencia. 

Sus caminos notiñcó a Moisés, y a los 
hijos de Israel sus obras. 

Misericordioso y clemente es Jehová, 
luengo de iras, y grande en misericordia. 



Xo contenderá para siempre; ni para 
siempre guardará el enojo. 

No ha hecho con nosotros conforme 
a nuestras iniquidades; ni nos ha paga- 
do conforme a nuestros pecados. 

Porque como la altura de los cielos 
sobre la tierra, engrandeció su mise- 
ricordia sobre los cjue le temen. 

Cuanto está lejos el oriente del occi- 
dente, hizo alejar de nosotros nuestras 
rebeliones. 

Como el padre tiene misericordia de 
los hijos, tiene misericordia Jehová de 
los que le temen. 

Porque él conoce nuestra hechura; 
acuérdase que somos polvos. 

El varón, como la yerba son sus días; 
como la flor del campo así florece. 

Que pasó el viento por ella, y pereció, 
y su lugar no la conoce más. 

Mas la misericordia de Jehová, desde 
el siglo y hasta el siglo, sobre los que 
le temen, y su justicia sobre los hijos de 
los hijos: 

Sobre los que gusirdan su concierto, 
y los que se acuerdan de sus manda- 
mientos para hacerlos. 

Jehová afirmó en los cielos su trono, 
y su reino domina sobre todos. 

Bendecid a Jehová, sus ángeles va- 
lientes de fuerza, que ejecutan su pa- 
labra obedeciendo a la voz de su palabra. 

Bendecid a Jehová, todos sus ejérci- 
tos, sus ministros, que hacen su voluntad. 



LECTUPiAS AXTIFOXALES 



163 



Bendecid a Jehová, todas sus obras 
en todos los lugares de su señorío. Ben- 
dice, alma mía, a Jehová. 

LECTURA Núm. 29. 

Salmo 104. 

Bendice, alma mía, a Jehová; Jehová 
Dios mío, mucho te has engrandecido, de 
gloria y de hermosui'a te has vestido. 

Que se cubre de luz como de vestidu- 
ra, que extiende los cielos como una 
cortina; 

Que entabla con las agrias sus dobla- 
dos, el que pone a las nubes por su eaiTO, 
el que anda sobre las alas del viento. 

El que hace a sus ángeles espíritus, 
sus ministros al fuego flameante. 

El fundó la tierra sobre sus basas, no 
se moverá por ningTÍn siglo. 

Con el abismo, como con vestido, la 
cubriste: sobre los montes estaban las 
aguas. 

De tu reprensión huyeron : por el so- 
nido de tu trueno se apresuraron. 

Subieron los montes, descendieron los 
valles a este lugar, que tú les fundaste. 

Pusísteles ténnino. el cual no tras- 
pasarán, ni volverán a cubrir la tierra. 

El que envía las fuentes en los arro- 
yos; entre los montes van. 

Abrévanse todas las bestias del campo ; 
los asnos salvajes quebrantan su sed. 

Junto a ellos habitan las aves de los 
cielos; entre las hojas dan voces. 



El que riega los montes desde sus 
doblados: del fruto de tus obras se har- 
ta la tierra. 

El que hace producir el heno para las 
bestias y la yerba para servicio del hom- 
bre, sacando el pan de la tierra. 

Y el vino que alegi'a el corazón del 
hombre: haciendo relumbrar la faz con 
el aceite: y el jDan sustenta el corazón del 
hombre. 

Hártanse los árboles de Jehová; los 
cedros del Líbano que él plantó: 

Para que aniden allí las aves: la ci- 
güeña tenga su casa en las hayas. 

Los montes altos para las cabras mon- 
teses, las peñas madrigueras para los co- 
nejos. 

Hizo la luna para sazones: el sol co- 
noció su occidente. 

Pones las tinieblas, y la noche es; en 
ella corren todas las bestias del monte. 

Los leoneillos braman a la presa, y 
para buscar de Dios su comida. 

Sale el sol, recógense, y échanse en 
sus cuevas. 

Sale el hombre a su hacienda, y a su 
labranza hasta la tarde. 

¡Cuán muchas son tus obras, oh Je- 
hová! todas ellas hiciste con sabiduría: 
la tierra está llena de tu posesión. 

Esta gi'an mar y ancha de términos; 
allí hay pescados sin número, bestias 
pequeñas y grandes. 

Allí andan navios, este leviatán que 
hiciste para que jugase en ella. 



164 EL NUEVO HIMN^^ 

Todas ellas esperan a ti, para que les 
dos su comida a su tiempo. 

Basles, recogen: abres tu mano, hár- 
tanse de bien. 

Escondes tu rostro, túrbanse: les qui- 
tas el espíritu, dejan de ser, y tórnanse 
en su polvo. 

Envías tu espíritu, críanse: y renue- 
vas la haz de la tierra. 

Sea la gloria a Jehová para siempre: 
alégrese Jehová en sus obras. 

El que mira a la tierra, y tiembla: to- 
ca en los montes, y humean. 

A Jehová cantaré en mi vida: a mi 
Dios diré salmos mientras viviere. 

Serme ha suave hablar de él; yo me 
alegraré en Jehová. 

Sean consumidos de la tierra los pe- 
cadores: y los impíos dejen de ser. Ben- 
dice, alma mía, a Jehová. Aleluya. 

LECTURA Núm. 30. 

Salmos 107:1-32. 

Alabad a Jehová, porque es bueno; 
porque para siempre es su misericordia. 

Díganlo los redimidos de Jehová, los 
que ha redimido de poder del enemigo. 

Y los ha congregado de las tierras, 
del oriente y del occidente, del aquilón 
y de la mar. 

Anduvieron perdidos por el desierto, 
por la soledad sin camino: no hallando 
ciudad de población. 



RIO EVANGELICO 

Hambrientos, y sedientos : su alma des- 
fallecía en ellos. 

Y clamaron a Jehová en su angustia; 
y escapólos de sus aflicciones. 

Y encaminólos en camino derecho; pa- 
ra que viniesen a ciudad de población. 

Alaben pues ellos la misericordia de 
Jehová, y sus maravillas con los hijos de 
los hombres. 

Porque hartó al alma menesterosa; y 
al alma hambrienta hinchió de bien. 

Los que moraban en tinieblas, y som- 
bra de muerte, aprisionados en aflicción, 
y en hierros; 

Por cuanto fueron rebeldes a las pa- 
labras de Jehová; y aborrecieron el con- 
sejo del Altísimo: 

Y él quebrantó con trabajo sus cora- 
zones: cayeron, y no hubo quien los ayu- 
dase: 

Y clamaron a Jehová en su angustia : 
escapólos de sus aflicciones. 

Sacólos de las tinieblas, y de la som- 
bra de muerte; y rompió sus prisiones. 

Alaben pues ellos la misericordia de 
Jehová, y sus maravillas con los hijos 
de los hombres. 

Porque quebrantó las puertas de ace- 
ro; y desmenuzó los cerrojos de hierro. 

Insensatos, a causa del camino de su 
rebelión; y a causa de sus maldades fue- 
ron afligidos. 

Su alma abominó toda vianda; y lle- 
garon hasta las puertas de la muerte. 



LECTURAS AXTIFOXALES 



165 



Y clamaron a Jehová en su angustia; 
y salvólos de sus aflicciones. 

Envió su palabra, y curólos; y escapó- 
los de sus sepulturas. 

Alaben pues ellos la miserícordia de 
Jehová; y sus maravillas con los hijos de 
los hombres. 

Y sacrifiquen sacrificios de alabanzas; 
y enarren sus obras con jubilación. 

Los que descendieron a la mar en na- 
vios: y contratan en las muchas aguas; 

Ellos han visto las obras de Jehová, y 
sus maravillas en el mar profundo. 

El dijo, y salió el viento de la tempes- 
tad, que levanta sus ondas: 

Suben a los cielos, descienden a los 
abismos: sus almas se derriten con el 
mal. 

Tiemblan, y titubean como boiTachos; 
y toda su ciencia es perdida. 

Y claman a Jehová en su angustia; y 
escápalos de sus aflicciones. 

Hace parar la tempestad en silencio; 
y callan sus ondas. 

Y alégranse, porque se reposaron; y 
guíalos al puerto que quieren. 

Alaben pues ellos la misericordia de 
Jehová, y sus maraWllas con los hijos de 
los hombres. 

Y ensálcenle en congregación de pue- 
blo; y en consistorio de ancianos le loen. 

LECTURA Núm. 31. 

Salmo 11. "5. 

No a nosotros, oh Jehová, no a noso- 
tros, mas a tu nombre da g:lona; por tu 
misericordia, por tu verdad. 



Porque dirán los Gentiles, ¿Dónde es- 
tá ahora su Dios? 

Y nuestro Dios está en los cielos: todo 
lo que quiso, hizo. 

Sus ídolos son plata y oro: obra de 
manos de hombres. 

Tienen boca, mas 110 hablarán : tienen 
ojos, mas no verán. 

Tienen orejas, mas no oirán: tienen 
narices, mas no olerán. 

Tienen manos, mas no palparán : tie- 
nen pies, mas no andarán: no hablarán 
con su garganta. 

Como ellos sean los que los hacen: 
cualquiera que confía en ellos. 

Oh Israel, confía en Jehová : él es su 
ayudador, y su escudo. 

Casa de Aarón, confiad en Jehová: él 
es su ayudador, y su escudo. 

Los que teméis a Jehová, confiad en 
Jehová: él es su ayudador, y su escudo. 

Jehová se acordó de nosotros: bende- 
cirá, bendecirá a la casa de Israel: ben- 
decirá a la casa de Aarón. 

Bendecirá a los que temen a Jeliová : a 
chicos y a grandes. 

Añadirá Jehová sobre vosotros: sobre 
vosotros y sobre vuestros hijos. 

Benditos vosotros de Jehová, que hi- 
zo los cielos y la tierra. 

Los cielos, los cielos son de Jehová: 
y la tierra dió a los hijos de los hombres. 

Xo los muertos alabarán a Jehová, ni 
todos los que descienden al silencio. 



1G6 EL NUEVO HIMNi^ 

Mas nosotros bendeciremos a Jehová, 
desde ahora hasta siempre. Aleluya. 

LECTURA Núm. 32. 

Salmos 119:1-10; 105-112. 

Bienaventurados los perfectos de ca- 
mino : los que andan en la ley de Je- 
hová. 

Bienaventurados los que guardan sus 
testimonios; y con todo el corazón le 
buscan. 

Item, los que no hacen iniquidad, an- 
dan en sus caminos. 

Tú encargaste tus mandamientos, que 
sean muy guardados. 

¡Ojalá fuesen ordenados mis caminos 
a guardar tus estatutos! 

Entonces no sería yo avergonzado, 
cuando mirase en todos tus manda- 
mientos. 

Alabarte he con rectitud de corazón, 
cuando aprendiere los juicios de tu jus- 
ticia. 

Tus estatutos guardaré: no me dejes 
enteramente. 

¿Con qué limpiará el mozo su cami- 
no'? cuando guardare tu palabra. 

Con todo mi corazón te he buscado: 
no me dejes errar de tus mandamientos. 

En mi corazón he guardado tus dichos, 
para no pecar contra ti. 

Bendito tú, oh Jehová; enséñame tus 
estatutos. 



EIO EVANGELICO 

Con mis labios he contado todos los 
juicios de tu boca. 

En el camino de tus testimonios me 
he regocijado, como sobre toda riqueza. 

En tus mandamientos meditaré; y con- 
sideraré tus caminos. 

En tus estatutos me recrearé: no me 
olvidaré de tus palabras. 

Lámpara es a mis pies tu palabra, y 
lumbre a mi camino. 

Juré, y afirmé, de guardar los juicios 
de tu justicia. 

Afligido estoy en gran manera, oh Je- 
hová: vivifícame conforme a tu palabra. 

Los sacrificios voluntarios de mi boca, 
ruégote, oh Jehová, que te sean agra- 
dables; y enséñame tus juicios. 

Mi alma está en mi palma de conti- 
jiuo : mas de tu ley no me he olvidado. 

Los impíos me pusieron lazo; empero 
yo no me desvié de tus mandamientos. 

Por heredad he tomado tus testimo- 
nios para siempre; porque son el gozo 
de mi corazón. 

Mi corazón incliné a hacer tus estatu- 
tos de continuo hasta el fin. 

LECTURA Núm. 33. 

Salmos 121 y 122. 

Alzaré mis ojos a los montes de donde 
vendrá mi socorro. 

Mi socorro es de parte de Jehová; que 
hizo los cielos y la tierra. 



LECTURAS Á 

No dará tu pie al resbaladero : ni se 
dormirá el que te guarda. 

He aquí, no se adormecerá, ni dormi- 
rá el que guarda a Israel. 

Jehová será tu guardador: Jeliová se- 
rá tu sombra sobre tu mano derecha. 

De día el sol no te fatigará, ni la luna 
de noche. 

Jehová te guardará de todo mal; él 
guardará a tu alma. 

Jehová guardará tu salida, y tu entra- 
da, desde ahora y hasta siempre. 

Yo me alegré con los que me decían : 
A la casa de Jehová iremos. 

Nuestros pies estuvieron en tus puer- 
tas, oh Jerusalem. 

Jerusalem, la que es edificada como 
una ciudad que está unida consigo a una. 

Porque allá subieron las tribus, las 
tribus de Jehová, el testimonio a Israel, 
para alabar el nombre de Jehová. 

Porque allá están las sillas del juicio: 
las sillas de la casa de David. 

Demandad la paz de Jerusalem: sean 
pacificados los que te aman. 

Haya paz en tu antemuro, descanso en 
tus palacios. 

A causa de mis hermanos y mis com- 
pañeros hablaré ahora paz de ti. 

A causa de la casa de Jehová nuestro 
Dios buscaré bien para ti. 



NTIFONALES 167 

LECTURA Núm. 34. 

Salmos 125 y 126. 

Los que confían en Jehová son como 
el monte, de Sion, que no deslizará: para 
siempre estará. 

Jerusalem, montes al rededor de ella, 
y Jehová al rededor de su pueblo, desde 
ahora y para siempre. 

Porque no reposará la vara de la im- 
piedad sobre la suerte de los justos; por- 
que no extiendan los justos sus manos 
a la iniquidad. 

Haz bien, oh Jehová, a los buenos, y 
a los rectos en sus corazones. 

Y a los que se apartan tras sus per- 
versidades, Jehová los llevará con los 
que obran iniquidad; y paz será sobre 
Israel. 

Cuando Jehová hiciere tornar los cau- 
tivos de Sion, seremos como los que 
sueñan. 

^ Entonces nuestra boca se henchirá de 
risa, y nuestra lengua de alabanza: en- 
tonces dirán entre los Gentiles: Grandes 
cosas ha hecho Jehová con estos. 

Grandes cosas ha hecho Jehová con 
nosotros: seremos alegres. 

Haz volver, oh Jehová, nuestros cau- 
tivos, como los arroyos en el austro. 

Los que sembraron con lágrimas, con 
regocijos segarán. 

Irá yendo y llorando el que lleva la 
l)reciosa simiente: mas viniendo, vendrá 
con regocijo trayendo sus gavillas. 



168 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



LECTURA Núm. 35. 

Salmos 131, 133, 134. 

Jeliová, no se ensoberbeció mi cora- 
zón, ni mis ojos se enaltecieron; ni an- 
duve en grandezas, ni en cosas maravillo- 
sas más de lo que me pertenecía. 

Si no puse, e hice callar mi alma, sea 
yo como el destetado de su madre, co- 
mo el destetado, de mi vida. 

Espera, oh Israel, a Jehová desde aho- 
ra y hasta siempre. 

Mirad cuán bueno y cuán suave es ha- 
bitar los hermanos también en uno! 

Como el buen óleo sobre la cabeza, que 
desciende sobre la barba, la barba de 
Aarón, que desciende sobre el borde de 
sus vestiduras: 

Como el rocío de Hermón, que des- 
ciende sobre los montes de Sión. Por- 
que allí envía Jehová bendición, y vida 
eterna. 

Mirad, bendecid a Jehová, todos los 
siervos de Jehová, los que estáis en la casa 
de Jehová, en las noches: 

Alzad vuestras manos al santuario, y 
bendecid a Jehová. 

Bendígate Jehová desde Sión, el que 
hizo los cielos y la tierra. 

LECTURA Núm. 36. 

Salmo 136. 

Alabad a Jehová, porque es bueno; 
porque para siempre es su misericordia. 

Alabad al Dios de dioses; porque pa- 
ra siempre es su misericordia. 



Alabad al Señor de señores; porque 
para siempre es su misericordia. 

Al que sólo hace grandes maravillas; 
porque para siempre es su misericordia. 

Al que hizo los cielos con entendi- 
miento; porque para siem^^re es su mi- 
sericordia. 

Al que tendió la tierra sobre las aguas; 
porque para siempre es su misericordia. 

Al que hizo los grandes luminares; 
¡Dorque para siempre es su misericordia. 

El sol para que dominase en el día; 
porque para siempre es su misericordia. 

La luna y las estrellas para que do- 
mmasen en la noche ; porque para siem- 
pre es su misericordia. 

Al que hirió a Egipto con sus primo- 
génitos; porque para siempre es su mi- 
sericordia. 

Al que sacó a Israel de en medio de 
ellos; porque para siempre es su mise- 
ricordia. 

Con mano fuerte y brazo extendido; 
porque para siempre es su misericordia. 

Al que partió al mar Bennejo en par- 
tes; porque para siempre es su mise- 
ricordia. 

E hizo pasar a Israel por medio de él; 
porque para siempre es su misericordia. 

Y sacudió a Faraón y a su ejército en 
el mar Bermejo; porcjue para siempre es 
su misericordia. 

Al que pastoreó a su pueblo por el 



LECTURAS A 

desierto; porque para siempre es su mi- 
sericordia. 

Al que hirió a grandes reyes; jDcrqne 
para siempre es su misericordia. 

Y mató a reyes poderosos; porque pa- 
ra siempre es su misericordia. 

A Sehón rey Amorreo; porque para 
siempre es su misericordia. 

Y a Og rey de Basán; porque para 
siempre es su misericordia. 

Y dio la tierra de ellos en heredad; 
porque para siempre es su misericordia. 

En heredad a Israel su siervo; porque 
para siempre es su misericordia. 

El que en nuestro abatimiento se acor- 
dó de nosotros; porque para siempre es 
su misericordia. 

Y nos rescató de nuestros enemigos; 
porque para siempre es su misericordia. 

El que da mantenimiento a toda car- 
ne; porque para siempre es su miseri- 
c(H-(iia. 

Alabad al Dios de los cielos; porque 
para siempre es su misericordia. 

LECTURA Núm. 37. 

Salmo 145. 

Ensalzarte he, mi Dios y Rey; y ben- 
deciré a tu nombre por el siglo y para 
siempre. 

Cada día te bendeciré; y alabaré tu 
nombre por el siglo y para siempre. 

Grande es Jehová, y digno de alaban- 



NTIFONALES 169 

za en gran manera; y su grandeza no 
i:>uede ser comprendida. 

Generación a generación enarrará tus 
obras; y anunciarán tus valentías. 

La hermosura de la gloria de tu mag- 
nificencia, y tus hechos maravillosos ha- 
blaré. 

Y la terribilidad de tus valentías di- 
rán; y tu grandeza recontaré. 

La memoria de la muchedumbre de tu 
bondad rebosarán; y tu justicia canta- 
rán. 

Clemente y misericordioso es Jehová: 
luengo de iras, y grande en misericor- 
dia. 

Bueno es Jehová para con todos; y 
sus misericordias, sobre todas sus obras. 

Alábente, oh Jehová, todas tus obras; 
y tus misericordiosos te bendigan. 

La gloria de tu reino digan; y hablen 
de tu fortaleza: 

Para notificar a los hijos de Adán sus 
valentías; y la gloria de la magnificencia 
de su reino. 

Tu reino es reino de todos los siglos; 
y tu señorío en toda generación y ge- 
neración. 

Sostiene Jehová a todos los que caen; 
y levanta a todos los oprimidos. 

I^s ojos de todas las cosas esperan a 
ti; y tú les das su comida en su tiempo. 

Abres tu mano, y hartas de voluntad 
a todo viviente. 



170 EL NUEVO HIMNi^ 

Justo es Jehová en todos sus caminos, 
y misericordioso en todas sus obras. 

Cercano está Jehová a todos los que 
le invocan: a todos los que le invocan 
con verdad. 

La voluntad de los que le temen, hará; 
y su clamor oirá, y los salvará. 

Jehová guarda a todos los que le aman; 
y a todos los impíos destruirá. 

La alabanza de Jehová hablará mi bo- 
ca; y bendiga toda carne su santo nombre, 
por el siglo y para siempre. 

LECTURA Núm. 38. 

Salmos 146 y 148. 

Alaba, oh alma mía, a Jehová. 

Alabaré a Jehová en mi vida: diré sal- 
mos a mi Dios mientras viviere. 

No confiéis en los príncipes, ni en hi- 
jo de hombre; porque no hay en él sa- 
lud. 

Saldrá su espíritu, volverse ha el hom- 
bre en su tierra: en aquel día perecerán 
sus pensamientos. 

Bienaventurado aquel cuyo ayudador 
es el Dios de Jacob: cuya esperanza es 
en Jehová su Dios. 

El que hizo los cielos y la tierra: la 
mar, y todo lo que en ellos está: el que 
guarda verdad para siempre: 

El que hace derecho a los agi^aviados, 
el que da pan a los liambrientos : Jehová 
el que suelta a los aprisionados : 



RIO EVANGELICO 

Jehová es el que abre los ojos a los 
ciegos: Jehová el que ama a los justos: 

Jehová el que guarda a los extran- 
jeros; al huérfano y a la viuda levanta; 
y el camino de los impíos trastorna. 

Reinará Jehová para siempre: tu Dios, 
oh Sión, por generación y generación. 
Aleluya. 

Alabad a Jehová desde los cielos: ala- 
badle en las alturas. 

Alabadle todos sus ángeles: alabadle 
todos sus ejércitos. 

Alabadle el sol y la luna: alabadle to- 
das las estrellas de luz. 

Alabadle los cielos de los cielos; y las 
aguas que están sobre los cielos. 

Alaben el nombre de Jehová; porque 
él mandó, y fueron creadas. 

Y las hizo ser para siempre, por el 
siglo: púsoles ley que no será quebran- 
tada. 

Alabad a Jehová de la tierra, los dra- 
gones y todos los abismos. 

El fuego, y el granizo; la nieve y el 
vapor: el viento de tempestad que hace 
su palabra: 

Los montes, y todos los collados: el 
árbol de fruto, y todos los cedros: 

La bestia, y todo animal: lo que va 
arrastrando, y el ave de alas. 

Los reyes de la tierra, y todos los 
pueblos: los príncipes, y todos los jue- 
ces de la tierra. 



LECTUEAS ANTIFONALES 



171 



Los mancebos, y también las donce- 
llas: los viejos con los mozos. 

Alaben el nombre de Jehová; porque 
su nombre de él sólo es ensalzado : su 
gloria es sobre tierra y cielos. 

El ensalzó el cuerno de su pueblo: 
alábenle todos sus misericordiosos: los 
hijos de Israel, el pueblo a él cercano. 
Aleluya. 

LECTURA Núm. 39. 

NAVIDAD. 

Lucas 2:1-20. 

Y aconteció en aquellos días, que salió 
un edicto de parte de Augusto César, 
para que toda la tierra fuese empadro- 
nada. 

Este empadronamiento primero fué he- 
cho, siendo presidente de la Siria Ci- 
renio. 

E iban todos para ser empadronados 
cada uno a su ciudad. 

Y subió José de Galilea, de la ciudad 
de Nazaret, a Judea, a la ciudad de Da- 
vid, que se llama Belén, por cuanto era 
de la casa y familia de David; 

Para ser empadronado, con María su 
iiuijer desposada con él, la cual estaba 
preñada. 

Y aconteció, que estando ellos allí, los 
días en que ella había de parir se cum- 
plieron. 

Y parió a su hijo primogénito, y le 
envolvió en pañales, y le acostó en el 



pesebre ; porque no había lugar para ellos 
en el mesón. 

Y había pastores en Ja misma tierra, 
que velaban, y guardaban las velas de la 
noche sobre su ganado. 

Y, he aquí, el ángel del Señor vino so- 
bre ellos; y la claridad de Dios los cercó 
de resplandor de todas partes, y tuvieron 
gran temor. 

Mas el ángel les dijo: No temáis, por- 
que, he aquí, os doy nuevas de gran 
gozo, que será a todo el pueblo: 

Que os es nacido hoy Salvador, que es 
el Señor, el Cristo, en la ciudad de David. 

Y esto os será por señal: hallaréis al 
niño envuelto en pañales, echado en el 
pesebre. 

Y rei^entinamente apareció con el án- 
gel multitud de ejércitos celestiales, que 
alababan a Dios, y decían : 

Gloria en las alturas a Dios, y en la 
tierra paz, y a los hombres buena volun- 
tad. 

Y aconteció, que como los ángeles se 
fueron de ellos al cielo, los pastores di- 
jeron los unos a los otros: Pasemos, 
pues, hasta Belén, y veamos este nego- 
cio que ha hecho Dios, y nos ha mos- 
trado. 

Y vinieron apriesa, y hallaron a María, 
y a José, y al niño acostado en el pe- 
sebre. 

Y viéndolo, hicieron notorio lo que les 
había sido dicho del niño. 

Y todos los que lo oyeron, se mara- 
villaron de lo que los pastores les decían. 



172 EL NUEVO HIMNJ 

Mas María íruardaba todas estas cosas 
eoiiñriéndolas en su corazón. 

Y se volvieron los pastores glorifican- 
do y alabando a Dios por todas las cosas 
que habían oído y visto, como les había 
sido dicho. 

LECTURA Núm. 40. 

BIEXAYEXTÜRANZAS. 

Mateo 5:1-12. 

Y viendo Jesús las multitudes, subió a 
un monte; y sentándose él se llegaron a 
él sus discípulos. 

Y abriendo el su boca, les enseñaba, 
diciendo: 

Bienaventurados los ¡cobres en espíri- 
tu; porque de ellos es el reino de los 
cielos. 

Bienaventurados los tristes; porque 
ellos recibirán consolación. 

Bienaventurados los mansos ; porque el- 
los recibirán la tierra por heredad. 

Bienaventurados los que tienen ham- 
bre y sed de justicia; porque ellos serán 
hartos. 

Bienaventurados los misericordiosos; 
porque ellos alcanzarán misericordia. 

Bienaventurados los de limpio cora- 
zón; porque ellos verán a Dios. 

Bienaventurados los pacificadores; por- 
cjue ellos serán llamados hijos de Dios. 

Bienaventurados los que padecen per- 
secución por causa de la justicia; porque 
de ellos es el reino de los cielos. 



10 EVANGELICO 

Bienaventurados sois, cuando os mal- 
dijeren, y os persiguieren, y dijeren de 
vosotros todo mal por mi causa, min- 
tiendo. 

Regocijaos y alegraos; porque vuestro 
galardón es grande en los cielos; que así 
persiguieron a los profetas que fueron 
antes de vosotros. 

LECTURA Núm. 41. 

ENTRADA TRIUNFAL. ' 

Mat. 21:1-17. 

Y como se acercaron a Jerusalem, y 
vinieron a Betfage, al monte de las Oli- 
vas, entonces Jesús envió dos discípulos, 

Diciéndoles: Id a la aldea que está de- 
lante de vosotros, y luego hallaréis una 
"asna atada, y un pollino con ella: desa- 
tadla, y traédmelos. 

Y si alguno os dijere algo, decid : El 
Señor los ha menester; y luego los de- 
jará. 

Y todo esto fué hecho, para que se 
cumpliese lo que fué dicho por el pro- 
feta, que dijo: 

Decid a la hija de Sion: He aquí, tu 
Rey te viene, manso, y sentado sobre 
una asna y un pollino, hijo de animal de 
yugo. 

Y los discípulos fueron, e hicieron co- 
mo Jesús les mandó. 

Y trajeron el asna y el pollino, y pu- 
sieron sobre ellos sus mantos, y se sentó 
sobre ellos. 

Y muy mucha gente tendían sus man- 



LECTUEAS ANTIFONALES 



173 



tos en el camino; y otros cortaban ra- 
mos de los árboles, y los tendían por el 
camino. 

Y las inultitiides que iban delante, y 
las que iban detrás aclamaban, diciendo : 
Hosanna al Hijo de David : Bendito el que 
viene en el nombre del Señor: Hosanna 
en las alturas. 

Y entrando él en Jerusalem, toda la 
ciudad se alborotó, diciendo: ¿Quién es 
éste? 

Y las multitudes decían: Este es Je- 
sús, el profeta, de Xazaret de Galilea. 

Y entró Jesús en el templo de Dios, 
y echó fuera todos los que vendían y 
compraban en el templo, y trastornó las 
mesas de los cambiadores, y las sillas de 
los que vendían palomas. 

Y les dice : Escrito está : Mi casa, casa 
de oración será llamada ; mas vosotros 
cueva de ladrones la habéis hecho. 

Entonces vinieron a él ciegos y cojos 
en el templo^ y los sanó. 

Mas los príncipes de los sacerdotes y 
los escribas, viendo las maravillas que 
hacía, y los nnichachos aclamando en el 
templo, y diciendo : Hosanna al Hijo de 
David: se enojaron. 

Y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos di- 
cen? Y Jesús les dice: Si: ¿Nunca leís- 
teis: De la boca de los niños, y de los 
que maman perfeccionaste la alabanza? 

Y dejándolos se salió fuera de la ciu- 
dad a Betania: y i)osó allí. 



LECTURA Núm. 42. 

RESURRECCION. 

Manos 16. 

Y como pasó el sábado, María Mair- 
dalena, y María madre de Santiago, y 
Salomé compraron drogas aromáticas, 
para venir a ungirle. 

Y muy de mañana, el primer día de la 
semana, vienen al sepulcro, ya salido el 
sol. 

Y decían entre sí: ¿Quién nos revol- 
verá la piedra de la puerta del sepul- 
cro? 

Y como miraron, ven la piedra revuel- 
ta; porque era grande. 

Y entradas en el sepulcro, vieron un 
mancebo sentado a la mano derecha cu- 
bierto de una. ropa larga y blanca; y se 
espantaron. 

Mas él les dice: No tengáis miedo; 
buscáis a Jesús Nazareno, que fué cruci- 
ficado: resucitado ha, no está aquí: he 
aquí el lugar donde le pusieron. 

Mas id, decid a sus discípulos y a Po- 
dro, que él va antes que vosotros a Ga- 
lilea: allí lo veréis, como os dijo. 

Y ellas se fueron huyendo prestamen- 
te del sepulcro; porque las había tomado 
temblor y espanto; ni decían nada a na- 
die; porque tenían miedo. 

]\Ias como Jesús resucitó por la ma- 
ñana, el primer día de la semana, apa- 
reció primeramente a IMaría Magdalena, 
de la cual había echado siete demonios. 



174 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



Y yendo ella, lo hizo^ saber a los que 
habían estado con él, que estaban tris- 
tes y llorando. 

Y ellos como oyeron que vivía, y que 
había sido visto de ella, no lo creyeron. 

Mas después apareció en otra forma 
a dos de ellos que iban caminando, yen- 
do al campo. 

Y ellos fueron, y lo hicieron saber a los 
otros; mas ni aun a ellos creyeron. 

Posteriormente se apareció a los on- 
ce, estando sentados a la mesa; y les za- 
hirió su incredulidad y la dureza de co- 
razón, que no hubiesen creído a los que 
le habían visto resucitado. 

Y les dijo: Id por todo el mundo*, y 
predicad el evangelio a toda criatura. 

El que creyere, y fuere bautizado, se- 
rá salvo; mas el que no creyere, será 
condenado. 

Y estas señales seguirán a los que cre- 
yeren: En mi nombre echarán fuera de- 
monios: hablarán nuevas lenguas: 

Alzarán serpientes; y si bebieren cosa 
mortífera, no les dañará: sobre los en- 
fermos pondrán las manos, y sanarán. 

Y el Señor, después que les habló, fué 
recibido arriba en el cielo, y se asentó 
a la diestra de Dios. 

Y ellos, sahendo, predicaron en todas 
partes, obrando con ellos el Señor, y con- 
firmando la palabra con las señales que 
se seguían. Amén, 



LECTURA Núm. 43. 

PENTECOSTES. 

Actos 2:1-21. 

Y cuando hubo venido cumplidamente 
el día de Pentecostés, estaban todos uná- 
nimes en un mismo lugar. 

Y de repente vino un estruendo del 
cielo como de un viento vehemente que 
venía con ímpetu, el cual hinchió toda la 
casa en donde estaban sentados. 

Y les aparecieron lenguas repartidas 
como de fuego, y se asentó sobre cada 
uno de ellos. 

Y fueron todos llenos del Espíritu 
Santo, y comenzaron a hablar en otras 
lenguas, como el Espíritu les daba que 
hablasen. 

Moraban entonces en Jerusalem Ju- 
díos, varones religiosos de todas las na- 
ciones que están debajo del cielo. 

Y hecho este estruendo se juntó la 
multitud; y estaban confusos, porque ca- 
da uno les oía hablar su propia lengua. 

Y estaban todos atónitos y maravilla- 
dos, diciendo los unos a los otros: He 
aquí, ¿no son Galileos todos estos que 
hablan ? 

¿Cómo, pues, los oímos nosotros ha- 
blar cada uno en su lengua en que so- 
mo^ nacidos? 

Partos, y Medos, y Elamitas, y los que 
habitamos en Mesopotamia, en Judea, y 
en Capadocia, en el Ponto, y en Asia. 

En Frigia, y en Pamfilia, en Egipto, y 



LECTURAS ANTIFONALES 



175 



en las partes de Libia que están de la 
otra parte de Cirene, y extranjeros de 
Roma, Judíos, y prosélitos. 

Cretenses, y Arabes : los oímos hablar 
en nuestras lenguas las maravillas de 
Dios. 

Y estaban todos atónitos y en duda, 
diciendo los unos a los otros: ¿Qué quie- 
re ser esto? 

Mas otros burlándose, decían : Estos 
están llenos de mosto. 

Entonces Pedro poniéndose en pie con 
los once, alzó su voz, y les habló dicien- 
do: Varones de Judea, y todos los que 
habitáis en Jerusalem, esto os sea noto- 
rio, y prestad oídos a mis palabras: 

Porque estos no están boiTachos, co- 
mo vosotros pensáis, siendo solamente la 
hora de tercia del día. 

Mas esto es lo que fué dicho por el 
profeta Joel: 

Y será en los postreros días, dice 
Dios, que derramaré de mi espíritu sobre 
toda carne; y vuestros hijos, y vuestras 
hijas profetizarán, y vuestros jóvenes ve- 
rán visiones, y vuestros viejos soñarán 
sueños. 

Y de cierto sobre mis servios, y sobre 
mis criadas en aquellos días derramaré 
di mi Espíritu; y profetizarán. 

Y daré prodigios an-iba en el cielo, y 
señales abajo en la tierra, sangre, y fue- 
go, y vapor de humo. 

El sol se volverá en tinieblas, y la luna 
en sangre, antes que venga el día del 
Señor grande e ilustre. 



Y acontecerá, que todo aquel que in- 
vocare el nombre del Señor, será salvo. 

LECTURA Núm. 44. 

Mateo 6:19-34. 

No hagáis tesoros en la tierra donde 
la polilla y el orín corrompe, y donde la- 
drones minan, y hurtan; 

Mas haceos tesoros en el cielo, donde 
ni polilla ni orín corrompe, y donde 
ladrones no minan, ni hurtan. 

Porque donde estn^^iere vuestro te- 
soro, allí estará vuestro corazón. 

La luz del cuerpo es el ojo: así que si 
tu ojo fuere sincero, todo tu cuerpo será 
luminoso. 

Mas si tu ojo fuere malo, todo tu 
cuerpo será tenebroso. Así que si la luz 
que en ti hay, son tinieblas, ¿cuántas 
serán las nñsmas tinieblas? 

Ninguno puede servir a dos señores; 
porque o aborrecerá al uno, y amará al 
otro; o se llegará al uno, y menospre- 
ciará al otro. No podéis servir a Dios, 
y a las riquezas. 

Por tanto os digo : No os congojéis 
por vuestra vida, qué habéis de comer, 
o qué habéis de beber; ni por vuestro 
cuerpo, qué habéis de vestir. ¿ La vida 
no es más que el alimento, y el cuerpo 
que el vestido? 

Mirad las aves del cielo, que no siem- 
bran, ni siegan, ni allegan en alfolíes; 
y vuestro Padre celestial los alimenta. 
¿No sois vosotros mucho mejores que 
ellas? 



176 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



¿Mas quién de vosotros, por muelio 
que se congoje, podrá añadir a su esta- 
tura un codo? 

Y por el vestido, ¿por qué os con- 
gojáis? Aprended de los lirios del cam- 
po, como crecen: no trabajan, ni hilan: 

Mas os digo, que ni aun Salomón con 
toda su gloria fué vestido así como uno 
de ellos. 

Y si la yerba del campo, que hoy es 
y mañana es echada en el horno. Dios 
la vista así, ¿no hará mucho más a vo- 
sotros, hombres de poca fe? 

No os congojéis, pues, diciendo : ¿ Qué 
comeremos, o qué beberemos, o con qué 
nos cubriremos? 

Porque los gentiles buscan todas estas 
cosas; porque vuestro Padre celestial sa- 
be que de todas estas cosas tenéis nece- 
sidad. 

Mas buscad primeramente el reino de 
Dios, y su justicia; y todas estas cosas 
os serán añadidas. 

Así que, no os congojéis por lo de 
mañana; que el mañana traerá su con- 
goja: basta al día su aflicción. 

LECTURA Núm. 45. 

Juan 15:1-17. 

Yo soy la \id verdadera, y mi padre 
es el labrador. 

Todo pámpano en mí que no lleva 

fruto, le quita; y todo aquel que lleva 

fruto, le limpia, para que lleve más 
fruto. 



Ya vosotros sois limpios por la pala- 
bra que os he hablado. 

Permaneced en mí, y yo en vosotros. 
Como el pámpano no puede llevar fru- 
to de sí mismo, si no permaneciere en 
la vid, así ni vosotros, si no permanecie- 
reis en mí. 

Yo soy la vid, vosotros los pámpanos, 
el que permanece en mí, y yo en él, éste 
lleva mucho fruto porque sin mí nada 
podéis hacer. 

Si alguno no permaneciere en mí, se- 
rá echado fuera como mal pámpano, y se 
secará; y los cogen, y échenlos en el 
fuego y arden. 

Si permaneciereis en mí, y mis pala- 
bras permanecieren en vosotros, todo lo 
que quisiereis pediréis, y os será hecho. 

En esto es glorificado mi Padre, en 
que llevéis mucho fruto; así seréis mis 
discípulos. 

Cómo el Padre me amó también yo os 
he amado : sed constantes en mi amor. 

Si guardareis mis mandamientos, per- 
maneceréis en mi amor: como yo tam- 
bién he guardado los mandamientos de 
mi padre, y permanezco en su amor. 

Estas cosas os he hablado, para que 
mi gozo permanezca en vosotros, y vues- 
tro gozo sea cumplido. 

Este es mi mandamiento: que os améis 
los unos a los otros, como yo os amé. 

Nadie tiene mayor amor que este, que 
ponga alguno su vida por sus amigos. 



LECTUKAS AXTIFüXALES 



177 



Vosotros sois mis amigos, si hicierais 
las cosas que yo os mando. 

Ya no os llamaré sieiTos. porque el 
sier\'o no sabe lo que hace su señor; mas 
os he llamado amigos, porque todas las 
cosas que oí de mi Padre, os he hecho 
conocer. 

No me elegisteis vosotros a mi; mas 
yo os elegí a vosotros, y os he puesto 
para que vayáis, y llevéis fruto; y vues- 
tro fruto permanezca, para que todo lo 
que pidiereis al Padre en mi nombre él 
os lo dé. 

Esto os mando: que os améis los unos 
a los otros. 

LECTURA Núm. 46. 

Juan 3:1-19. 

Y habíá un hombre de los Fariseos 
lue se llamaba Xieodemo, príncipe de 
-US Judíos. 

Este vino a Jesús de noche, y le dijo: 
Rabbí, sabemos que eres un maestro ve- 
nido de Dios; porque nadie puede hacer 
estos milagros que tú haces, si no fue- 
re Dios con él. 

Respondió Jesús, y le dijo: De cierto, 
le cierto le digro, que el que no naciere 
tra vez, no puede ver el reino de Dios, 

Dícele Nicodemo: ¿Cómo puede el 
hombre nacer, siendo viejo? ¿puede en- 
trar segunda vez en el vientre de su ma- 
dre, y nacer? 

Respondió Jesús: De cierto, de cierto 
te digo ; que el que no renaciere de agua 



y del Espíritu, no puede entrar en el 
reino de Dios. 

Lo que es nacido de la carne, carne 
es; y lo que es nacido del Espíritu, Espí- 
ritu es. 

Xo te maravilles de que te dije; Xe- 
cesaiio os es nacer otra vez. 

El viento de donde quiere sopla; y 
oyes su sonido; mas ni sabes de donde 
viene, ni donde vaya; así es todo aquel 
que es nacido del Espíritu. 

Respondió Xieodemo, y le dijo: ¿Có- 
mo puede ser esto ? 

Respondió Jesús, y le dijo: ¿Tú eres 
un maestro de Israel, y no sabes esto? 

De cierto, de cierto te digo, que lo 
que sabemos, hablamos; 3^ lo cjue hemos 
tisto, testificamos, y no recibís nuestro 
testimonio. 

Si os he dicho cosas terrenales, y no 
creéis: ¿cómo creeréis, si os dijere co- 
sas celestiales? 

Y nadie subió al cielo, sino el que 
descendió del cielo, es a saber, el Hijo 
del hombre, que está en el cielo. 

Y como Moisés levantó la serpiente 
en el desierto, así es necesario que el 
Hijo del hombre sea levantado: 

Para que todo aquel que en él creyere, 
m» se pierda, mas tenga vida eterna. 

Porque de tal manera amó Dios al 
mundo, que haya dado a su Hijo unigé- 
nito; para que todo aquel que en él cre- 
yere, no se pierda, mas tenga vida eterna. 



178 



EL NUEVO HDINARIO EVANGELICO 



Porque no envió Dios a su Hijo al 
mundo, para que condene al mundo; si- 
no para que el mundo sea salvo por él. 

El que en él cree, no es condenado; 
mas el que no cree, ya es condenado; 
porque no creyó en el nombre del uni- 
génito Hijo de Dios. 

Y esta es la condenación, que la luz 
vino al mundo, y los hombres amaron 
más las tinieblas que la luz; porque sus 
obras eran malas. 

LECTURA Núm. 47. 

Juan 10:1-8, 11-18, 27-29. 

De cierto, de cierto os digo, que el 
que no entra por la puerta en el aprisco 
de las ovejas, mas sube por otra parte, 
el tal ladrón es y robador. 

Mas el que entra por la puerta, el 
pastor de las ovejas es. 

A este abre el portero, y las ovejas 
oyen su voz; y a sus ovejas llama por 
nombre, y las saca. 

Y como ha sacado fuera sus ovejas, 
va delante de ellas; y las ovejas le siguen; 
porque conocen su voz. 

Mas al extraño no seguirán, antes hui- 
rán de él ; porque no conocen la. voz de 
los extraños. 

Esta parábola les dijo Jesús; mas ellos 
no entendieron qué era lo que les decía 

Volvióles pues Jesús a decir: De cier- 
to, de cierto os digo, que yo soy la puerta 
de las ovejas. 

Todos los que antes de mí vinieron, 



ladrones son y robadores, mas no los 
oyeron las ovejas. 

Yo soy el buen pastor: el buen pas- 
tor su alma da por las ovejas. 

Mas el asalariado, y que no es el pas- 
tor, cuyas no son propias las ovejas, ve 
al lobo que viene y deja las ovejas, y 
huye; y el lobo arrebata, y dispersa las 
ovejas. 

Así que el asalariado huye, porque es 
asalariado, y no tiene cuidado de las 
ovejas. 

Yo soy el buen pastor; y conozco mis 
ovejas, y las mías me conocen. 

Como el Padre me conoce a mí, y yo 
conozco al Padre; y pongo mi vida por 
las ovejas. 

También tengo otras ovejas que no 
son de este redil: aquellas también he 
de traer, y oirán mi voz; y habrá un re- 
baño, y un pastor. 

Por eso me ama el Padre, porque yo 
pongo mi vida, j^ara volverla a tomar. 

Nadie la quita de mí, mas yo la pongo 
de mí mismo; porque tengo poder para 
ponerla, y tengo poder para volverla a 
tomar. Este mandamiento recibí de mi 
Padre. 

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las co- 
nozco, y ellas me siguen; 

Y yo les doy vida eterna, y para siem- 
pre no perecerán, y nadie las arrebatará 
de mi mano. 

Mi Padre que me las dió, mayor que 



LECTURAS ANTIFONALES 



179 



todos es; y nadie las puede arrebatar de 
la mano de mi Padre. 

LECTURA Núm. 48. 

Romanos 12 : 1-17. 

Así que, hermanos, os ruego por las 
misericordias de Dios que presentéis 
vuestros cuerpos en sacrificio vivo, san- 
to, agradable a Dios, que es vuestro cul- 
to racional. 

Y no os conforméis a este siglo; mas 
transformáos por la renovación de vues- 
tro entendimiento, para que experimen- 
téis cuál sea la voluntad de Dios, la bue- 
na, agradable y perfecta. 

Digo, pues, por la gracia que me es 
dada, a cada uno de los que están entre 
vosotros, que no piense de sí mismo más 
elevadamente de lo que debe pensar; sino 
que piense discretamente, cada uno con- 
forme a la medida de fe que Dios le re- 
partió. 

Porque de la manera que en un cuer- 
po tenemos muchos miembros, empero 
todos los miembros no tienen el mismo 
oficio: 

Así nosotros siendo muchos, somos 
un mismo cuerpo en Cristo, y cada uno, 
miembros los unos de los otros. 

De manera que teniendo diferentes do- 
nes según la gracia que nos es dada, si 
de profecía, sea conforme a la medida 
de la fe; 

O si de ministerio, en servir; o el que 
enseña, en enseñar; 

O el que exhorta, en exhortar; el que 



reparte, hágalo en simplicidad; el que 
preside, en solicitud; el que hace mise- 
ricordia, en alegría. 

El amor sea sm fingimiento; aboiTe- 
ciendo lo malo, llegándoos a lo bueno. 

Amándoos los unos a los otros con 
amor de hermanos; en la honra prefirién- 
doos los unos a los otros. 

En los quehaceres no perezosos: ar- 
dientes en espíritu : sirviendo al Señor. 

Gozosos en la esperanza: sufridos en 
la tribulación: constantes en la oración: 

Comunicando a las necesidades de los 
santos : siguiendo la hospitalidad. 

Bendecid a los que os persiguen: ben- 
decid, y no maldigáis. 

Regocijáos con los que se regocijan; 
y llorad con los que lloran. 

Sed entre vosotros de un mismo áni- 
mo: no altivos, mas acomodándoos a los 
humildes: no seáis sabios acerca de voso- 
tros mismos. 

No paguéis a nadie mal por mal: apli- 
cándoos a hacer lo bueno delante de to- 
dos los hombres. 

LECTURA Núm. 49. 

I Corintios 13. 

Si yo hablase en lenguas de hombres 
y de ángeles, y no tuviese caridad, soy 
hecho como metal que resuena, o platillo 
que retiñe. 

Y si tuviese el don de profecía, y en- 
tendiese todos los misterios, y toda cien- 
cia; y si tuviese toda la fe, de manera 



180 



EL NUEVO HIMNAKIO EVANGELICO 



que pudiese traspasar las montañas, y 
no tuviera caridad, nada soy. 

Y si repartiese toda mi hacienda para 
dar de comer a pobres; y si entregase 
mi cuerpo para ser quemado, y no tu- 
viere caridad, de nada me sirve. 

La caridad es sufrida, es benigna: la 
caridad no tiene envidia: la caridad no es 
jactanciosa, no es hinchada. 

No se comporta indecorosamente, no 
busca lo que es suyo, no se irrita, no 
piensa mal. 

No se huelga en la injusticia, mas huél- 
gase en la verdad: 

Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo 
espera, todo lo soporta. 

La caridad nunca se acaba: aunque las 
profecías se han de acabar, y cesar las 
lenguas, y desaparecer la ciencia. 

Porque en parte conocemos, y en parte 
profetizamos. 

Mas después que venga lo que es lo 
perfecto, entonces lo que es en parte 
será abolido. 

Cuando yo era niño, hablaba como ni- 
ño, pensaba como niño, sabía como niño ; 
mas cuando ya fui hombre hecho, puse a 
un lado las cosas de niño. 

Porque ahora vemos por espejo oscu- 
ramente; mas entonces, cara a cara. 
Ahora conozco en parte; mas entonces 
conoceré como soy conocido. 

Y ahora permanece la fe, la esperanza 
y la caridad, estas tres; empero la 
mayor de ellas es la caridad. 



LECTURA Núm. 50. 

Efesios 6:1-18. 

Hijos, obedeced a vuestros padres en 
el Señor; que esto es justo. 

Honra a tu padre y a tu madre, (que 
es el primer mandamiento con promesa) 

Para que te vaya bien, y seas de larga 
vida sobre la tierra. 

Y vosotros, padres, no provoquéis a 
ira a vuestros hijos; sino criadlos en la 
disciplina y amonestación del Señor. 

Siervos, obedeced a los que son vues- 
tros señores según la carne con temor y 
temblor, en la integridad de vuestro co- 
razón, como a Cristo : 

No sirviendo al ojo, como los que 
agradan a los hombres; sino como sier- 
vos de Cristo, haciendo de ánimo la vo- 
luntad de Dios: 

Sirviendo con buena voluntad, como 
quien sirve al Señor, y no sólo a los hom- 
bres : 

Sabiendo que el bien que cada uno 
hiciere, eso mismo recibirá del Señor, 
ya sea siervo, o ya sea libre. 

Y vosotros, señores, hacedles a ellos 
lo mismo, dejando las amenazas: sabien- 
do que el Señor de ellos y el vuestro está 
en los cielos; y no hay respeto de per- 
sonas para con él. 

En fin, hermanos míos, sed fuertes 
en el Señor, y en el poder de su forta- 
leza. 

Vestios de toda la armadura de Dios, 



LECTURAS ANTIFONALES 



181 



para que podáis estar firmes contra las 
asechanzas del diablo. 

Porque no solamente tenemos lucha 
con sangre y carne; r.ino con principados, 
con potestades, con los gobernadores de 
las tinieblas de este siglo, con malicias 
espirituales en lugares altos. 

Por tanto tomad toda la armadura de 
Dios, para c^iie podáis resistir en el día 
malo, y superado todo, estar en pie. 

Estád pues firmes, ceñidos los lomos 
de verdad; y vestidos de coraza de jus- 
ticia; 

Y calzados los pies con la preparación 
del evangelio de paz : 

Sobre todo, tomando el escudo de la 
fe, con el cual podréis apagar todos los 
dardos encendidos del maligno. 

Y el yelmo de salud tomad, y la es- 
])ada del Espíritu, Cjue es la palabra de 
Dios : 

Orando en todo tiempo con toda ora- 
ción y ruego en el Espíritu, y velando 
para ello con toda instancia y suplica- 
ción por todos los santos. 

LECTURA Núm. 51. 

Gantiago 1:12-27. 

Bienaventurado el varón que sufre ten- 
tación: porque después que fuere proba- 
do, recibirá la corona de vida, que Dios 
ha prometido a los que le aman. 

Cuando alguno es tentado, no diga, 
que Dios me tienta; porque Dios no pue- 
de ser tentado por el mal, ni él tienta 
a alguno: 



Sino que cada uno es tentado, cuaildo 
de su propia concupiscencia es atraído, 
y cebado. 

Y la concupiscencia después que ha 
concebido, pare al pecado: y el pecado, 
siendo cumplido, engendra muerte. 

Hermanos míos nmy amados, no er- 
réis. 

Toda buena dádiva, y todo don per- 
fecto es de lo alto, que desciende del 
Padre de las lumbres, en el cual no hay 
mudanza, ni sombra de variación. 

El de su propia voluntad nos ha en- 
gendrado por la palabra de verdad, para 
que seamos como primicias de sus cria- 
turas. 

Así que, hermanos míos muy amados,, 
todo hombre sea pronto para oir, tardío 
para hablar, tardío para airarse; 

Porque la ira del hombre no obra la 
justicia de Dios. 

Por lo cual dejando toda inmundicia, 
y superfluidad de malicia, recibid con 
mansedumbre la palabra injerida en vos- 
otros, la cual puede hacer salvas vues- 
tras almas. 

Mas sed liacedores de la palabra, y no 
tan solamente oidores, engañándoos a 
vosotros mismos. 

Porque si alguno oye la palabra, y no 
la pone por obra, este tal es semejante 
al hombre que considera en un espejo 
su rostro natural: 

Porque él se consideró a sí mismo, y 
se fué; y luego se olvidó qué tal era. 



182 



EL NUEVO HIMNARIO EVANGELICO 



Mas el que hubiere mirado atentamen- 
te en la ley perfecta que es la de la li- 
bertad, y hubiere perseverado en ella, 
no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor 
de la obra, este tal será bienaventurado 
en su hecho. 

Si alguno de entre vosotros piensa ser 
religioso, y no refrena su lengua, sino 
que engaña su propio corazón, la reli- 
gión del tal es vana. 

La religión pura y sin mácula delante 
de Dios y Padre es ésta: Visitar los 
huérfanos y las viudas en sus tribula- 
ciones, y guardarse sin mancha del mun- 
do. 

LECTURA Núm. 52. 

LA NUEVA JERUSALEM. 

Revelación 21:1-14, 21-27. 

Y vi un cielo nuevo, y una tierra nue- 
va: porque el primer cielo, y la prime- 
ra tierra se fué, y la mar ya no era. 

Y yo, Juan, vi la santa ciudad de Je- 
rusalem nueva, que descendía del cielo, 
aderezada de Dios, como la esposa ata- 
viada para su marido. 

Y oí una gran voz del cielo, que decía : 
He aquí, el tabernáculo de Dios con los 
hombres, y él morará con ellos; y ellos 
serán su pueblo, y el mismo Dios será 
su Dios con ellos. 

Y limpiará Dios toda lágrima de los 
ojos de ellos; y la muerte no será más; 
ni habrá más pesar, ni clamor, ni dolor; 
porque las primeras cosas son pasadas. 



Y el que estaba sentado en el trono, 
dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las 
cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas 
palabras son fieles y verdaderas. 

Y di jome: Hecho es. Yo soy el Alfa 
y la Omega, el principio y el fin. Al 
que tuviere sed yo le daré de la fuente 
del agua de la vida de balde. 

El que venciere, heredará todas las 
cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. 

Empero a los temerosos, e incrédulos; 
a los abominables, y homicidas; y a los 
fornicarios, y hechiceros; y a los idóla- 
tras, y a todos los mentirosos, su parte 
será en el lago que arde con fuego y 
azufre, que es la muerte segunda. 

Y vino a mí uno de los siete ángeles, 
que tenían las siete redomas llenas de 
las siete postreras plagas, y habló con- 
migo, diciendo : Ven acá, yo te mostraré 
la esposa, mujer del Cordero. 

Y llevóme en el espíritu a un gran 
monte y alto, y mostróme la grande ciu- 
dad, la santa Jerusalem, que descendía 
del cielo de Dios, 

Teniendo la gloria de Dios; y su lum- 
bre era semejante a" una piedra precio- 
sísima, como piedra de jaspe cristali- 
zante. 

Y tenía un grande muro y alto, y te- 
nía doce puertas; y en las puertas, doce 
ángeles; y nombres escritos sobre ellas, 
que son los nombres de las doce tribus 
de los hijos de Israel. 

Al oriente tres puertas : al aquilón tres 
puertas: al mediodía tres puertas: al 
poniente tres puertas. 



LECTURAS ANTIFONALES 



183 



Y el muro de la ciudad tenía doce fun- 
damentos; y en ellos los nombres de los 
doce apóstoles del Cordero. 

Y las doce puertas eran doce perlas; 
cada una de las puertas era de una per- 
la. Y la plaza de la ciudad era oro puro, 
como vidrio trasparente. 

Y yo no vi templo en ella; porque el 
Señor Dios Todopoderoso y el Cordero 
son el templo de ella. 



Y las naciones de los que hubieren 
sido salvos andarán en la luz de ella; y 
los reyes de la tierra traerán su gloria 
y honor a ella. 

Y sus puertas no serán cerradas de 
día, porque allí no habrá noche. 

Y llevarán la gloria, y la honra de las 
naciones a ella. 



Y la ciudad no tenía necesidad del No entrará en ella ninguna cosa su- 

sol, ni de la luna para que resplandezcan cia, o que hace abommación y mentira; 

en ella ; porque la gloria de Dios ha alum- sino solamente los que están escritos en 

brado, y el Cordero es su luz. el libro de la vida del Cordero. 



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