el periódico de lavaca
noviembre 07 / año 1 / número 10
Valor en kioscos $ 5
LA EPUCACidM Cono IA BASE DEL
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Primera
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Marilyn tiene un 10 Hip Hop, al frente Cátedra de humor
Lo que hay detrás de un hit: de la cumbia vide¬
ra a la cumbia testimonial, todo lo que cambió
y todo lo que se aprende recorriendo el univer¬
so de Su florcita y Agrupación Marilyn.
El Brujo da una clase especial para explicar
cómo se hace para ponerle rima a la calle,
editar un disco autogestionado y ganar
concursos que parecen payadas posmodernas.
El equipo de la revista Barcelona , con su es¬
tilo politicamente incómodo, es un ejemplo
concreto de todo lo que se puede crear con
la consigna “hagan (o que se les canta”.
2
MU NOVIEMBRE 2007
La mala educación
ABRAHAM GAK, PROFESOR HONORARIO
Su gestión al frente del colegio Carlos Pellegrini es tan inolvidable como su
salida, resistida durante 29 días por padres y alumnos. Desde esa experiencia
concreta, reflexiona sobre el significado de educar adolescentes hoy. Y se pre¬
gunta, como ellos, para qué sirve la secundaria, cómo se construye la autori¬
dad y cuáles son los pasos necesarios para reinventarlas. Él tiene ya algunas
respuestas pero, como siempre, pensadas para hacer pensar. Con ustedes, Galc, el
profesor que provoca a la reflexión.
“Déjenmelo pensar” fue la primera respuesta, cauta y vacilante que nos dio Gak al necesario. Pero el día de la sesión fotográfica desenfundó una gorra de rapero y
proponerle hacer algo similiar a lo que se ve ahora en la foto de la tapa: haciendo anunció: “Estoy listo”. ¿Por qué el cambio? Influencia de su mujer, y una idea: “Si
el gesto de fuckyou. “A pesar de todo, soy un clásico” se justificó, como si fuera digo que los docentes tenemos que cambiar, también tengo que demostrarlo”.
SUB.COOP
NOVIEMBRE 2007 MU
3
ientras deambula por los pasi¬
llos de la Facultad de Ciencias
Económicas, el profesor hono¬
rario Abraham Gak lleva su
mano al costado de la boca
para enunciar un secreto: “Acá se forman
50.000 yuppies”, susurra y se ríe socarro¬
namente. El hombre camina hacia el pri¬
mer piso del edificio, donde se encuentra
su pequeña y modesta oficina que contras¬
ta con un pomposo nombre: “Área de Pro¬
yectos Estratégicos”. En ella trabaja como
director del Plan Fénix, un programa eco¬
nómico elaborado por prestigiosos profe¬
sionales que desean un desarrollo más
equitativo de Argentina. Gak se acovacha
en ese lugar desde que tuvo que dejar su
cargo de rector de la Escuela Superior de
Comercio Carlos Pellegrini a principios de
este año, tras protagonizar un incidente po¬
cas veces visto: sus propios alumnos toma¬
ron el establecimiento durante 29 días para
intentar evitar que lo removiesen. En ese
lapso no permitieron que ingresara el nue¬
vo rector que -según denunciaron los estu¬
diantes- pertenece a los sectores más con¬
servadores de la academia.
A lo largo de su gestión, que duró 14
años, Gak logró transformar el perfil del
prestigioso colegio. El Pelle -como lo lla¬
man cariñosamente sus estudiantes- ha¬
bía dejado de destacarse por la enseñanza
de asientos contables para comenzar a co¬
sechar laureles por el importante acento
social que teñía a las asignaturas escola¬
res: los alumnos de primer y segundo año,
por ejemplo, realizaban trabajos solidarios
como parte de la curricula académica.
Eran más de 1.000 adolescentes que año
tras año, guiados por otros 120 chicos de
los años superiores, colaboraban con sec¬
tores excluidos de la sociedad: pueblos
originarios, ancianos, comedores popula¬
res, escuelas rurales, discapacitados, chi¬
cos en situación de calle, entre otros.
En su largo paso por ese colegio Gak se
contagió con tanta virulencia de la vitali¬
dad y de la rebeldía adolescentes, que hoy
puede disimular muy bien sus 78 años.
Allí también adquirió un conocimiento
empírico sobre el sistema educativo que le
da autoridad para hacer afirmaciones co¬
mo esta:
“La crisis por la que atraviesa el secun¬
dario, cuya expresión más notoria es el
retraso, la reiterada repitencia y el aban-
la escolaridad, da cuenta del sostenimien-
y del carácter elitista que lo caracterizó en
sus comienzos. La realidad demostró que
ratificando así la injusticia. Soy suma¬
mente crítico con la escuela secundaria
actual, que no tomó en cuenta los gran¬
des cambios que se produjeron en el país
y en el mundo.”
Causas y efectos
Gak sabe de qué está hablando:
♦ Un reciente estudio efectuado por la
Secretaría de Programación del Ministe¬
rio de Trabajo de la Nación revela que
del total de jóvenes de entre 15 y 24
años, un 45% no estudia y un 11,7%
(más de 700.000) ni trabaja ni estudia.
♦ Datos publicados el mes pasado por la
Dirección de Informática y Planeamien¬
to de la provincia de Buenos Aires, el dis¬
trito más poblado del país, señalan que
la deserción escolar aumentó un 130 por
ciento desde el año 2.000: pasó de un 7
a un 16 por ciento. Además, se incremen¬
tó en un 9 por ciento la cantidad de estu¬
diantes que deben repetir el año.
♦ De acuerdo con datos que figuran en
un informe de la Dirección General de
Cultura y Educación bonaerense sobre
“eficiencia interna”, en el periodo de
1999/2000 a 2005/2006 el fracaso en
la promoción anual subió del 4 al 9 %
en la matrícula de un millón de alum¬
nos que cursaron los últimos años de
la ya derogada egb y el Polimodal,
que ahora pasaron a formar la Educa¬
ción Secundaria.
♦ Según el informe, el punto crítico estu¬
vo en el 8 o año de la egb (ahora 2 0 de
Secundaria), donde se registró un pico
del 15.9 % de repitencia.
4 En la Inspección General de Escuelas
bonaerenses calculan que este año hay
unos 350 mil adolescentes que abando¬
naron la escuela, y si se les suman
quienes nunca se integraron al sistema,
la cifra podría llegar al medio millón.
4 En la Capital Federal, el distrito con me¬
jor performance del país, a pesar de la
campaña Deserción Cero la cifra es de
casi el 6% y afecta a 200 mil adolescentes.
“Con estos índices de repitencia y deser¬
ción -vaticina Gak-
Para evitar tanta deserción, advierte
Gak, la escuela debería brindar una aten¬
ción personalizada a cada estudiante. “Si
un chico falta tres días seguidos -sugiere-
hay que acercarse y preguntar si está en¬
fermo, si está preso, si lo mataron, si fue a
trabajar o si no quiere seguir estudiando”.
Además, señala, se necesitan políticas que
vayan más allá de lo estrictamente esco¬
lar: “Es necesario generar mecanismos pa¬
ra que las familias se vean motivadas para
que el adolescente no deje la escuela para
ir a trabajar, sea en el ámbito laboral o el
doméstico. Y esto supone que el Estado
ofrezca un ingreso universal por chico”,
propone.
Razones del fracaso
L os motivos del fracaso de la escue¬
la secundaria, dice el profesor ho¬
norario, también hay que buscar¬
los en otras razones. El ex rector estira su
diestra, como quien ofrece dar un apretón
de manos, y lanza un desafío: acercarse a
cualquier secundario y preguntarle a los
alumnos para qué sirve la educación me¬
dia. “Van a contestar que no sirve para na¬
da. -apuesta-. Parecería que lo que se en¬
seña está muy alejado de sus intereses.
Que la escuela responda a sus expectati¬
vas es fundamental para que el chico se
identifique y para eso hoy hace falta un
docente diferente. El profesor ya no tiene
que formar a los estudiantes a su propia
imagen y semejanza, sino a imagen y se¬
mejanza de los propios chicos”.
Gak dice que el docente que hoy ense¬
ña a sus alumnos sin aprender de ellos, no
sirve. “Y hay muchos que no sirven”. Am¬
plía: “El chico no llega a la escuela con co¬
nocimiento cero. Tiene acceso a muchísi¬
ma información a través de Internet, la
televisión, la radio, la familia. Esto implica
dar lugar a muchas discusiones, porque el
docente ya no es el único que sabe dentro
del aula”.
Alejado de la visión histórica de la es¬
cuela como instrumento de reproducción
social, Gak considera que la misión de la
escolarización de hoy es otra:
potenciar uno de los elementos funda¬
mentales que poseen los jóvenes: su capa-
el mundo. Para eso el chico necesita saber
pero también pensar con la mayor auda-
eso, no va a cumplir bien su tarea”.
¿Y cómo se transforma un docente?
“No es fácil”, sentencia Gak, que opina
que la mayoría de los institutos de forma¬
ción “son un desastre”. El problema, dice,
es que tanto gobiernos como sindicatos re¬
ducen sus negociaciones a la variante sa¬
larial. “Mejorar las condiciones de vida de
los profesores es una condición necesaria
para mejorar la educación, pero de ningún
modo la única”, explica para poner sus pa¬
labras en contexto.
Qué es la autoridad?
E l primer paso para cambiar la edu¬
cación, sugiere Gak, consiste en
preguntarse qué egresados se pre¬
tenden. Él tiene su respuesta: “El objetivo
de la escuela media es ayudar a que el
adolescente se forme como individuo, co¬
mo ciudadano y que fortalezca la autoes¬
tima. Debe colaborar para que pueda de¬
sarrollar su personalidad y su futuro.
También tiene que darle a conocer sus de¬
rechos, sus obligaciones y despertar el
pensamiento crítico. Pero ya no tiene sen¬
tido, como en los orígenes, darles a los
chicos formación técnica para la salida la¬
boral o bachiller para el estudio superior.
Si la escuela le permite descubrir la belle¬
za del conocimiento, ese chico puede
aprender cualquier cosa en cualquier mo¬
mento. Sí tiene que ayudarlo a despertar
su vocación para que aflore una vida fe¬
liz, para que trabaje en lo que le gusta y
no persiga sólo un fin material”.
Apasionado por los jóvenes, Gak in¬
tenta una y otra vez calzarse zapatos ado¬
lescentes para poder entender qué pasa
por sus cabezas. Mientas era rector no
dudaba en fotografiarse en medio de las
vueltas olímpicas -el ritual que los egre¬
sados realizan como ceremonia de despe¬
dida- o en debatir políticamente como
un par con el presidente del Centro de
Estudiantes. En ningún momento sintió
que esas situaciones mellaran su autori¬
dad: “Si el profesor prepara las clases, lle¬
ga a horario, no falta, no utiliza las califi¬
caciones para imponer disciplina y
admite determinadas actitudes propias
de los chicos -como el lenguaje- va a ser
respetado.”
Se divierte cuando, para reafirmar su
idea, enumera algunas de las decenas de
veces que fue víctima de las travesuras de
los chicos. En una oportunidad, recuerda,
un alumno escribió en medio del piza¬
rrón “Gak puto”. La osadía lo puso a
prueba. El entonces rector llamó al estu¬
diante a su despacho y, lejos de mostrarse
ofendido, convirtió el episodio en una
lección: “Nuestro trabajo en la escuela es
educar contra la discriminación. Cuando
vos escribiste eso tuviste una expresión
peyorativa contra los que tienen una in¬
clinación sexual diferente a la tuya, por
eso tengo que sancionarte”, le dijo Gak
que, lejos de la demagogia, lo suspendió
un día.
Reinventar la escuela
G ak, un trasgresor asumido, señala
que el comportamiento adoles¬
cente adquirió en los últimos años
un importante grado de agresividad y vio¬
lencia. “El pogo es un divertimento que de
alguna forma es también una expresión
de violencia”, ejemplifica, pero aclara: “No
se trata de mal comportamiento, sino de
nuevas costumbres que traen implícitos
determinados mensajes. Cuando se tratan
de 'boludo' no se ofenden, son sus formas
de comunicarse. Tenemos que elaborar
qué significan esas actitudes. Losl adoles¬
centes viven en un ámbito de mucho re¬
chazo por parte de los adultos: los patovi-
cas no los dejan entrar al boliche, la
policía los persigue, los que caminan por
la vereda los pisotean cuando están senta¬
dos en un umbral o también se los agrede
cuando se difunde esa idea persistente de
que no tienen nada en la cabeza”.
El ex rector advierte que la escuela ya
no puede buscar la uniformidad, como
antaño, sino que tiene respetar las necesi¬
dades e intereses de cada chico y de cada
comunidad. Esa tarea, aclara, no debe ser
patrimonio exclusivo de los docentes:
“También deben participar psicólogos, so¬
ciólogos, politólogos y, sin ninguna duda,
las familias. Algunos se enojan con esta re¬
alidad y dicen que la escuela no tiene que
dar de comer. Sí: la escuela tiene que dar
de comer. Los que no tienen que dar de
comer son los maestros, no es esa su fun¬
ción. Este modelo que propongo no existe,
no hay de dónde copiarlo, pero hay que
hacer la experiencia, inventarlo”.
Aprendiendo de los pibes chorros
U
n paso en esa dirección pareció dar
a fines del año pasado cuando un
grupo de adolescentes que vivían
en la calle asaltaba a sus alumnos del Pelle¬
grini para apropiarse de celulares y zapati¬
llas. Doscientos padres se reunieron en la
escuela para pedir mano dura contra los
“pibes chorros” y Gak decidió dar una nue¬
va lección, esta vez a los padres: “Habían re¬
dactado un petitorio que elevaron al gobier¬
no que no mencionaba para nada la
situación de los chicos. Yo les dije, entonces,
que no estaba de acuerdo, que había una
ausencia de mirada hacia esos pibes. No ve¬
ía a estos chicos como delincuentes, sino
como víctimas de una situación social de la
que solos no podían salir. Si no ocurrieran
estas cosas nadie pensaría en ellos. Enton¬
ces, les pregunté a los padres si estaban dis¬
puestos a becarios para que vuelvan a una
escuela: todos contestaron que sí.” El enton¬
ces rector no se quedó ahí y se comunicó
con las autoridades del Ministerio de Desa¬
rrollo Social para que el Estado mejorara la
calidad de vida de esos chicos que habían
sido detenidos por la policía.
objetivo es crear una institución que tras-
rarse como un centro de producción 1
ral y de encuentro comunitario. De esta
manera la institución se constituirá en un
referente para los jóvenes y su familia. El
tiempo y el espacio ocioso que hay en toda
escuela tendrían que ser apropiados a tra¬
vés de diferentes proyectos deportivos, cul¬
turales, sociales, recreativos y de servicio.
Además, si la escuela trabaja en red con
otras organizaciones de la comunidad, los
alumnos podrán identificar problemas y
analizarlos con aportes multidisciplinarios”.
Gak confiesa que tiene elaborado un
proyecto piloto que fue presentado en dis¬
tintas instancias estatales. “Todos me di¬
cen que está muy bueno, que me apoyan,
pero nadie se atreve a ejecutarlo”, sostiene
antes de calzarse la gorra rapera y posar,
desafiante, en medio de lo que definió co¬
mo una incubadora de yuppies.
San Paulo
Paulo Reglus Neves Freire, conocido
mundialmente como Paulo Freire, na¬
ció el 19 de septiembre de 1921 en Re¬
cite, Brasil. Su Teoría del Conocimiento
surgió en un contexto concreto: los
años 60's, en el Noroeste de Brasil, la
mitad de sus 30 millones de habitantes
eran marginados y analfabetas y, como
él decía, vivían dentro de una cultura
del silencio. Las primeras experiencias
del método lograron en 1963 que 300
trabajadores rurales fueran alfabetiza¬
dos en 45 días. Para el año siguiente,
el Presidente Joao Goulart lo invitó pa¬
ra reorganizar la alfabetización de
adultos en el ámbito nacional., progra¬
ma que interrumpió el golpe militar. Se
exilió en Chile, donde pudo profundizar
los conocimientos, que sintetizó luego
en Pedagogía del oprimido , publicado
en 1970. Sus usos y abusos posteriores
hacen quizá necesario el recuerdo de
algunas de sus máximas: “Es necesario
desarrollar una pedagogía de la pre¬
gunta. Siempre estamos escuchando
una pedagogía de la respuesta. Los
profesores contestan preguntas que los
alumnos no han hecho.”
“Mi visión de la alfabetización implica
una comprensión crítica de la realidad
social, política y económica en la que
está el alfabetizado.”
“Enseñar exige saber escuchar”
“Nadie es, si se prohíbe que otros sean.”
4
MU NOVIEMBRE 2007
Pedagogía del entusiasmo
LA ESCUELA CRECIENDO JUNTOS, DE MORENO
Ni estatal ni privada: gestión social. Ésta es la propuesta de una escuela que se dedicó a democratizar en serio y a
fondo la educación, creando un espacio en el cual alumnos, padres y docentes comparten preocupaciones y cons¬
truyen soluciones. A punto de inaugurar la secundaria, así es la experiencia de estos maestros que partieron de un
valor simple y contudente: todos somos iguales ante el pizarrón. Y dieron vuelta la historia.
ara llegar a Creciendo Juntos
hay que ir a Moreno por un
acceso convencional, doblar a
la derecha por una calle como
tantas, bordear un supermer¬
cado idéntico a los demás, andar dos cua¬
dras comunes y corrientes, volver a doblar,
y de ese modo se arriba a una de las escue¬
las más extrañas que se puedan imaginar.
No es estatal ni es privada.
No fue creada, sino que se fue creando
a sí misma.
Los chicos quieren ir (¡).
Aprenden (?).
Los docentes no faltan (!).
No se cometen discursos sobre “los ciu¬
dadanos del mañana”, “los valores de la
patria”, “la trascendencia del saber” ni
otras supersticiones.
Las familias que pueden, pagan una cuo¬
ta, quizá la más baja del país, que no ha au¬
mentado en los últimos cinco (5) años.
Las que no pueden pagar siguen tenien¬
do allí garantizada la educación de sus hijos.
Cuando los chicos gritan, nadie grita
que no griten, pero logran que se callen.
Sus integrantes adultos se rebelan fren¬
te al actual esquema educativo, pero cues¬
tionan también a las alternativas progres
como la Educación Popular.
No creen en la hipótesis izquierdo-gana¬
dera que dictamina que la escuela es un ine¬
xorable reproductor de rebaños humanos.
No rezan a la ilusión opuesta y ministe¬
rial que cada Día del Maestro anuncia que la
escuela, por su mera existencia, es una usina
de personas libres, capacitadas y felices.
Estos docentes son personas compro¬
metidas socialmente, pero se rebelan tam¬
bién frente a la adicción sindical al paro
indiscriminado. Los chicos, por lo tanto,
no pierden días de clase.
Algunos maestros de este lugar ni si¬
quiera consideran que la docencia sea un
trabajo.
De modo claramente antidepresivo,
creen que, en general, algo se puede hacer.
Y lo hacen.
Desde la calle se ve a los chicos jugan¬
do en el gran terreno-patio-canchita alre¬
dedor del cual se construyeron las aulas.
No es común que desde afuera se pueda
ver lo que ocurre dentro de una escuela.
Se escuchan las risotadas. Cristina De Vita,
la directora, hace sonar la campana metá¬
lica para que todos vuelvan a clase. Luego
se acerca a la entrada. Y abre la puerta.
Ni privada ni estatal: gestión social
a Comunidad Educativa Crecien¬
do Juntos está ubicada en un ba¬
rrio de trabajadores: cuando se le
pregunta a los chicos por los oficios pater¬
nos y maternos hablan de obreros, mecá¬
nicos, jardineros, colectiveros, personal
doméstico. Concurren unos 270 estudian¬
tes de i° a 9 o grado y 150 al Jardín de In¬
fantes. La cuota es de 35 pesos mensuales,
y 30 pesos cada hermano. Hace cinco
años que los integrantes de Creciendo
Juntos no aumentan, por lo que corren el
riesgo de que el gobierno, o al menos el
indec, los nombre Ciudadanos Ilustres. El
que no puede pagar hace algún trabajo
para la escuela.
Siempre fue complicado para ellos defi¬
nirse, porque técnicamente son una escue¬
la privada, que recibe subsidio estatal úni¬
camente para el pago a los 30 docentes
que trabajan allí. “Nos veían con los de-
do. Y es cierto, nos sentimos una escuela
¡a aana a Entonces nos decían: pero uste¬
des no son estatales. Y nosotros contesta¬
mos: no queremos ser estatales. Ouere-
íkMMiIIÍM
Todo lo que no sea salarios (empezan¬
do por la propia construcción y manteni¬
miento de la escuela, hasta los materiales
didácticos, la comida, luz, gas, agua, y la
compra de uno de los terrenos, etc.) corre
a cargo de lo que la Comunidad Educativa
logre inventar para subsistir.
NOVIEMBRE 2007 MU
5
Creciendo Juntos sabía exactamente lo
que estaba haciendo, pero no había pala¬
bras para nombrarlo. “En la Ley de Educa¬
ción apareció otra palabra: reconoce que
la educación puede ser con gestión estatal,
gestión privada, o con gestión sociar cuen¬
ta Juan Manuel Giménez, profesor de
Ciencias Naturales y marido de Cristina.
“Hay escuelas y bachilleratos en fábri¬
cas recuperadas (Maderera Córdoba, impa
y Chilavert, por ejemplo) que entran en
esta definición. Pero en la provincia de
Buenos Aires no existe el concepto de ges¬
tión social. Está el Estado, la Iglesia (cole¬
gios privados) o nada”. ¿Creciendo Juntos
sería la nada?
Del cementerio a la escuela
ace unos 30 años, Barrio Parque
U era un lugar de viejos inmigrantes
españoles, polacos, italianos, que
tenían pequeñas quintas. En estas últimas
décadas migraron los expulsados econó¬
micos de las provincias y países limítrofes.
Cristina y Juan llegaron al Barrio Parque a
fines de los 70, empujados desde la Capi¬
tal a fuerza de la suba de los alquileres en
los beneméritos tiempos de la dictadura
militar. Cristina se consideraba una mili¬
tante social, le atraían las experiencias co¬
operativas y de las sociedades de fomento
y Juan venía del peronismo juvenil. Tení¬
an dos hijos (tuvieron cuatro más) y se
instalaron en la casa de los padres de
Juan, a intentar una nueva vida. El barrio
era de calles de tierra, muy aislado del
centro de Moreno, y la oferta educativa un
tanto tétrica. Para llegar a un jardín de in¬
fantes había que recorrer 30 cuadras de
tierra complicadas para todas las edades.
Entre los vecinos nació la idea de cons¬
truir un jardín. La moción ganó, en la Socie¬
dad de Fomento, frente a la de instalar una
cancha de bochas. En 1987 obtuvo la gober¬
nación Antonio Cañero. Su ministro de Go¬
bierno y vecino de Moreno Luis Brunatti
los apoyó para consiguir materiales. Se pu¬
sieron a levantar la escuela, a idear rifas y
fiestas para recaudar fondos. Les donaron
cruces de un cementerio que picaron metó¬
dicamente para convertirlas en paredes es¬
colares. El trayecto desde los cementerios
hasta la educación es acaso inverso al que
parecen proponer endémicamente las lla¬
madas “autoridades competentes”.
Juan y Cristina eran docentes, y pensa¬
ban. Querían un tipo de educación menos
prehistórica que la vigente con respecto a
los contenidos, pero también al tipo de re¬
lación entre la escuela, los chicos y los fa¬
miliares. Juan: “Siempre nos gustó la idea
de algo abierto, no ese modelo de escuela-
fortaleza que aísla lo que pasa adentro y
afuera. Hoy, la puerta de rejas la cerramos
con llave por obvia seguridad, pero aquí
no entra el que no quiere”.
Con el Jardín funcionando, los padres
se miraron y decidieron lo obvio: “Ahora
hay que seguir con i° grado”. Rifas, bailes,
donaciones, ingenio, músculo, y se lanza¬
ron a seguir construyendo el aula para ese
grado que comenzó a funcionar con 30
chicos. Y de ahí a 2°, a 3 0 ... y cada año
iban tirándose a la pileta, dicen. En 1999
egresó la primera promoción de 9 0 grado.
El primer terreno era de la Sociedad de
Fomento. Otro tramo lo ocuparon sin dar
ni pedir demasiada tregua. El resto pudie¬
ron comprarlo con un crédito obtenido
por los propios docentes.
Ustedes no pueden
oda esta historia fue acompañada
por una transgresión. “Cambia¬
mos todos los usos de este tipo de
escuelas, empezamos a buscar un mayor
clima de libertad, nos volcamos al cons¬
tructivismo, a formas más cooperativas de
encarar la relación con los chicos y el
aprendizaje, que parecían vedadas en un
barrio como éste”. Traducción: los avances
mente remitidos a ciertos institutos priva-
prehistoria escolar. En Creciendo Juntos
Tomaron una referencia, la escuela Mun¬
do Nuevo de Capital que en aquellos
tiempos era una cooperativa de padres y
maestros. Adriana Castro fue una de las
docentes de esa escuela que se ofreció a
brindar un taller para iniciar el i° grado
con esos criterios. Creciendo Juntos de¬
mostró que los funcionarios, los teóricos y
los opinadores que pensaban que esa
educación era impracticable en un barrio
pobre, eran lisa y llanamente ignorantes y
mal educados, en el sentido más genuino
del término.
La clave, en la que no mucha gente cree
sinceramente, es pensar que la educación
es para todos. “Todos pueden hacer razo¬
namientos matemáticos, leer, estudiar” di¬
ce Adriana. “Y si aparecen problemas, hay
que dialogar para ver qué hacer. Lo mis¬
mo pasa con la disciplina. Si hay un con¬
flicto podría acudirse a sistemas burocráti¬
cos, de castigos. Pero acá se pueden
construir leyes, normas, discusiones”.
Imaginemos dos chicos peleando. Lo clási¬
co y veloz es el castigo. En Creciendo Jun¬
tos optan por la conversación, incluso la
participación de todo el grupo, compren¬
der el problema y solucionarlo, o repararlo,
más que congelarlo o conformarse con
disculpas vacías.
En algunos colegios privados todas
esas buenas intenciones, es sabido, son
marketing para pescar padres. En Crecien¬
do Juntos no existe el marketing, no hay a
quién vendérselo, sino la necesidad real
de solucionar problemas de discrimina¬
ción, de poder entre los chicos, de con¬
ducta. “Se trata de horizontalizar las dis¬
cusiones, que se hable, que existan el
afecto y la aceptación de la diferencia.
Acá hay nenes de verdad integrados pese
a que pueden tener, por ejemplo, limita¬
ciones cognitivas. Pero para cada uno se
piensa y se elabora un proyecto de inte¬
gración genuina. Acá no remamos sólo
con lengua o matemáticas, sino con la
convivencia”. Ejemplo mínimo: se decidió
que ante los alborotos de los chiquilines,
en lugar de vociferar, golpear pizarrones o
trompear escritorios, cada docente sim¬
plemente levante la mano. Cuando lo
ven, los chicos van haciendo lo mismo
hasta que todos comprenden que el ma¬
estro pide silencio. Decenas de esos pe¬
queños gestos generan un clima que cada
lector puede imaginar sin que nadie ven¬
ga a enseñárselo.
Charla en el aula
eunión con chicos de 7 0 , 8 o y 9 0
grado. Espontáneamente se arma
una ronda. Daiana dice que la di¬
ferencia que observa con las escuelas a las
que van algunas amigas suyas (estatales)
es que “ahí no te escuchan”. Jeremías agre¬
ga que cuando hay un problema en una
estatal, hay que ir a arreglarlo afuera: “Acá
nos reunimos y en vez de salir a pegarnos,
hablamos”. Jessica: “En otros colegios los
profesores no tienen interés. Acá sí, se
puede charlar con ellos y somos todos por
igual. Hay más libertad, y se habla con
tranquilidad”.
¿Y la parte educativa? Nicolás habla
con fluidez: “Yo vengo de una escuela que
SUB.COOP
6
MU NOVIEMBRE 2007
La escuela Creciendo Juntos partió de la idea de que era posible, en un barrio po¬
bre, una educación moderna, con acento tanto en los contenidos como en el espí¬
ritu colectivo y solidario. Los docentes no adhieren a los paros exclusivamente sa¬
lariales, los problemas se discuten grupalmente, y el estilo educativo potencia la
capacidad de razonamiento y creación. Más que materias, los chicos aprenden a
aprender. “El castigo de mi nena es no venir a la escuela”, dice una mamá.
era estricta, te daban montones de cosas,
copiaba y copiaba, pero la verdad es que
no entendía nada porque no tenía tiempo
para razonar lo que copiaba. Acá me dan
menos cosas, pero la diferencia es que en¬
tiendo”. Cuenta que se repasa para los que
no captaron un tema, y luego lo trabajan
juntos los que entienden y los que no. Mi¬
guel: “Pero aprendés más porque en otros
lados hay mucha huelga”. Daiana: “Casi
nunca tienen clase”.
¿Creen que sirve la educación? Nicolás:
“Me dijeron que sin educación no tenés
mucho futuro, me parece que es cierto.
Yo quiero ser programador de computa¬
ción. Me sirven Lengua y Matemáticas,
pero Historia y Ciencias Naturales no.
Igual capaz que está bien estudiar eso”.
Jeremías quiere estudiar ingeniería y
agronomía. Daiana no lo pensó. Jessica,
fotografía. Miguel asegura que va a ser
plomero. Y otra chica dice que va a hacer
documentalista. En la escuela tienen ta¬
ller de teatro, video ficción y video docu¬
mental (y los chicos ya se han ganado va¬
rios premios).
¿Qué es la mala educación? Primera
respuesta: “El que insulta mucho”. Siguie¬
ron conversando, le dieron vueltas al te¬
ma, y llegaron a otra idea: “Mala educa¬
ción es no tener respeto por las otras
personas. Creerse más que los otros”. No
había ningún maestro revoloteándoles al¬
rededor para dictarles esa respuesta.
Quemar escuelas
n otra aula están reunidas las ma-
C dres y docentes que participan en
un taller de lectura, donde los li¬
bros son disparadores de temas y refle¬
xiones. Están leyendo uno de Franco Be-
rardi, Bifo (el italiano reseñado en
Biforcaciones, en el último número de
mu). En la ronda están Juan y Cristina,
Augusto Bogazzi (Historia), los jóvenes
Juan Manuel Brunatti (Matemáticas) y Ro¬
cío Farías (Plástica). Dejan el libro, y se ar¬
ma la rueda de charla.
¿Es diferente esta escuela? Una de las
mamás reconoce que sí: “Acá siempre en-
contrás a los maestros”. Otra de las muje¬
res tiene un kiosco y vio hace poco a una
vecina, directora de una escuela estatal:
“Como no estaba en la escuela, le digo:
¿están de paro? Y me dice: no, pedí licen¬
cia porque tengo que hacer el contrapiso
de mi casa”.
Augusto reconoce: “Uno siente que la
educación está ausente o absolutamente
fragmentada”. Hay quienes simbólica¬
mente dicen: hay que quemar las escue¬
las. “Pero no las queman. Los discursos so¬
bre la escuela son así, ajenos. Que la
tros también somos actores, podemos ha-
cU
la.tj
pOPfj
cer algo”. Otra de las madres informa: “To¬
dos somos los dueños de la escuela”. Ja¬
más había escuchado esta frase en un ám¬
bito escolar. No implica algo idílico, hay
muchas familias que tienen un estilo más
desapegado. Juan: “Eso es lo que menos
nos gusta, y lo que tratamos de revertir.
No todos participan”, cuenta, aunque lo
llamativo para el visitante es ver el flujo
de decenas de padres y madres (no son to¬
dos, claro) entrando y saliendo del lugar,
sintiéndose dueños, ejerciendo el inusual
arte de la charla.
Una madre -suele ocurrir- se queja de
que su hijo “se tira a chanta”. Juan: “Pero
aun en esos casos, no faltan. No es que
vengan a estudiar necesariamente, pero
les funciona la escuela como lugar de en¬
cuentro”. Una madre: “Es cierto, el castigo
de mi nena es no venir a la escuela. Vie¬
nen acá como si fuera a Disneylandia”.
Augusto: “Aunque los chicos no quie¬
ran estudiar, yo creo que es posible rever¬
tir ese desinterés viendo la situación de
otra manera. Si uno quiere pensar cuál es
el sentido de la educación, eso no lo va a
encontrar en las teorías necesariamente,
sino que también surge de la práctica y se
sostiene con el entusiasmo”, palabra que
no suele armonizar con lo escolar.
Pero acá se habla de entusiasmo y en¬
cuentro mientras la realidad parece ser un
cúmulo de desquicios, violencia, desinte¬
rés. “Ningún problema, violencia incluso,
debería ser ajeno a lo que se hace en la
escuela. Es parte de la realidad que te to¬
ca vivir. Si lo tomás como un problema
ajeno, transferís la culpa a otro. La cons¬
trucción de la educación tiene que estar
impregnada con esa realidad que en otro
momento se dejaba afuera. Ya no se pue¬
de. Está acá. Lo que necesitás, sí, es apro¬
piarte del problema para ver qué se pue¬
de hacer”.
¿Qué significa apropiarse del proble¬
ma? No esconderlo ni negarlo: enfrentarlo.
Cristina cuenta que ante alguna cuestión
de drogas de uno de los chicos, se siguió la
secuencia de pensar primero en el asunto,
como para trabajarlo con delicadeza: “Te
puede pasar que hables con la familia,
que no lo sepa, y lo saquen al chico de la
escuela” (o sea, nadie piensa en expulsión,
sino todo lo contrario). En el caso más gra¬
ve que tuvieron, se pudo conversar, abrir
con la familia el asunto, buscar apoyo de
instituciones específicas para ayudar a la
rehabilitación, mientras el chico seguía en
la escuela. “Le dieron algo así como el alta
después de un año y medio, y el chiquito
además trajo materiales y compartió lo
que le pasó y toda la información con los
otros nenes”.
El mecanismo también funciona para
realidades como la violencia familiar, o el
abuso hacia los niños. Pero apropiarse del
problema significa, dice Cristina, “trabajar
también más en prevención. Hacemos ta¬
lleres de educación sexual para que los
chicos entiendan las situaciones que pue¬
den vivir, y cómo en esos casos no hay
que encerrarse en el silencio”. La cumbia
que escuchan los chicos ya refleja esas re¬
alidades, con lo cual la escuela busca dar
una vuelta más: además de reconocerlas,
vislumbrar cómo enfrentarlas. Todo esto
¿es o no educación?
Crítica a la Educación Popular
tiva?
a duda: ¿este conjunto de búsque¬
das parte de alguna teoría peda¬
gógica, de alguna doctrina educa-
Augusto: “La pregunta es cómo
pensar no en función de una ideología
preconcebida, sino de lo que uno está ob¬
servando”. Juan:
elitistas, relacionadas con la concientiza-
maestro ignorante”. En este número de mu
se publica parte de ese libro de Jacques
Ranciere. El debate es vastísimo, pero los
docentes de Creciendo Juntos cuestionan
de qué modo la Educación Popular parte
de la idea de que el que enseña es cons¬
ciente, y el otro no, contra la noción de re¬
conocer la igualdad de las inteligencias
para promover una emancipación intelec¬
tual en la que el estudiante más que reci¬
bir explicaciones, descubra y utilice sus
propias capacidades.
Ambos modelos dicen buscar el pen¬
samiento crítico y la autonomía de la per¬
sona, pero en Creciendo Juntos ya no ven
que la Educación Popular esté consiguien¬
do lo que propone teóricamente. “Se ha
puesto todo muy esquemático, hay técni¬
cas muy buenas de romper el hielo en las
reuniones, y se mantiene el concepto de
que la educación no es sólo para algunos.
Pero eso solo no alcanza” dice Cristina.
En la práctica, en esta escuela parecen es¬
tar apostando a que la educación, más
que una transmisión de un saber (dar cla¬
se) es un contagio del entusiasmo por
pensar y conocer (crecer juntos, incluso
con un maestro “ignorante” que no pre¬
tenda saberlo todo).
También debaten la noción según la
cual la escuela no puede cambiar nada, y
es una simple reproductora del sistema.
“En el Gran Buenos Aires ni siquiera re-
NOVIEMBRE 2007 MU
7
No se define como escuela sino como “comunidad educativa". Los padres se con¬
sideran los dueños del colegio, que la provincia califica como “comercio". Sema¬
nalmente se realizan asambleas para evaluar lo que se hace. La cuota es segura¬
mente la más baja del país: 35 pesos. Los que no pueden pagarla, aportan algún
trabajo. El año próximo inauguran el 1er año del ciclo superior, orientado a comu¬
nicación. Los chicos celebran poder seguir estudiando.
producen el sistema, sólo expulsan gente”
dice Augusto. “Pero nosotros creemos que
se puede romper con esa idea”. Cristina:
cansé de esa manera de ver las cosas. No
y estoy absolutamente creída de que esas
cosas generan transformaciones”.
Sobre la cuestión sindical, plantean: “No
es que estemos en contra de parar. Hemos
hecho paros y también cortes de ruta. Lo
que pasa es que lo conversamos y lo deci¬
dimos nosotros. Paramos por el asesinato
de Fuentealba, pero no adherimos a los pa¬
ros exclusivamente salariales. No porque
estemos contentos con lo que nos paga el
Estado, sino porque no creemos que haya
un derecho del maestro superior al de la fa¬
milia o los chicos de tener una educación”.
Han recibido críticas tanto de las conduc¬
ciones sindicales, como de las listas oposi¬
toras y de izquierda. “No les vemos mucha
diferencia en la lógica con la que piensan.
La diferencia es que unos están más cerca
del gobierno. Pero parecería que lo salarial
invalida que los gremios debatan sobre ca¬
lidad escolar, contenidos, justicia”.
Juan: “Es que para mí, te digo la verdad,
la educación no es sólo un trabajo. Es un
trabajo y muchas cosas más”. Un arte, un
modo de vivir, un estilo de convivencia, o
lo que cada lector prefiera pensar.
Dónde está el centro del problema
G uste o no, esta escuela está mos¬
trando aspectos nuevos desde los
cuales observar las cuestiones edu¬
cativas. Augusto habla de lo general: “Lo
principal es cómo abordamos las cuestio¬
nes incluso pedagógicas, que son distintas
cada vez. El horizonte de imprevisibilidad
se va corriendo. Lo imprevisible es cada
vez más común. Por eso los que planifican
la educación siempre corren detrás de los
problemas y siempre llegan tarde, porque
están alejados del centro de la cuestión,
que es la escuela”. Además de estar en el
centro, el problema de los docentes radica
en dos ejercicios difíciles: observar y pen¬
sar. “Con sólo estar en el lugar no garanti¬
zo respuestas. Cada circunstancia requiere
del concurso de todos nosotros para obser¬
var y pensar. Y ése es un esfuerzo muy
grande”, dice Augusto, que agrega otro da¬
to técnico: “Las escuelas son muy vertica¬
les. Y la verticalidad no es una herramien¬
ta muy útil para pensar, sino para obedecer
órdenes. Por eso nosotros pretendemos ser
una escuela horizontal”. Juan Manuel
cuenta que esa actitud docente implica reu¬
nirse, charlar cada problema de los chicos,
buscarle variantes y tomar decisiones. Por
ejemplo, 7°, 8 o y 9 o grado comparten mu¬
chas actividades, y eso ha potenciado a ca¬
da uno de los cursos.
Una madre plantea: “A los chicos no les
preocupa nada, no piensan en el futuro”.
Augusto: “El futuro está cuestionado y la
escuela está programada para pensar en el
futuro, graduarse: quien mejor se gradúe
supuestamente tendrá un futuro más ase¬
gurado. Pero si la vida se transformó en
puro presente y no se ve el futuro, lo que
tratamos de hacer es no compartimentar
actividades y trabajar con los chicos ese
puro presente”. Ya no se trataría de estu¬
diar para “un porvenir venturoso” sino de
convertir el aprendizaje en una experien¬
cia que hoy tenga valor en sí mismo. “Es¬
tamos logrando cosas fuertes” dicen.
Juan Manuel, con Matemáticas: “Lo
principal es las ganas que uno le pone. Yo
creía que lo importante era la didáctica, el
modo de enseñar algo. Pero ahora descu¬
brimos que lo más importante es dónde
se para uno para enseñar, si desde un lu¬
gar de conocimiento que hay que transmi¬
tir, o desde ver cómo aproximarnos juntos
al conocimiento”.
En términos prácticos, Juan Manuel no
obliga a memorizar fórmulas, sino que
plantea problemas, espera respuestas de
los chicos, plantea preguntas, hace que los
chicos inventen problemas que proponen a
otro grupo, y mil estrategias más, pero so¬
bre todo la noción de permitir que emerjan
el pensamiento y la capacidad de razona¬
miento de cada chico. Augusto en Historia
lee, comenta, propone, muestra películas,
cuenta. “Todo es búsqueda” dice. Cristina
aporta otro descubrimiento: “No se puede
hacer esto con piloto automático”.
¿Quedan preparados los chicos frente a
estudios futuros? Juan Manuel ha detecta¬
do que varios de los egresados del 9 o gra¬
do logran desenvolverse bastante bien en
escuelas técnicas, por ejemplo. “Si no co¬
nocen un tema, saben cómo estudiar, có¬
mo buscarle la vuelta”. Cristina: “Estoy
convencida de que aunque no sepan algo
específico, salen con las herramientas para
poder aprender. Acá hay chicos que te de¬
cían: ésto no lo puedo hacer, es demasia¬
do para mí. Pero al tiempo se producen
cambios fuertes”. Una posible clave: el cli¬
ma de convivencia volcado a la enseñan¬
za genera una apertura en la predisposi¬
ción del chico frente al estudio, y moviliza
esa capacidad que a veces ni él sabe o
cree que tiene. ¿Se puede lograr?
“Es que dentro del ámbito de la escue¬
la todo es posible” dice Augusto, “y ese to¬
do posible, que es invisible para el sistema
legal, lo es en términos de voluntad. Nada
te impide hacer algo si hay consenso de
las personas dentro de la escuela. Para eso
hay que charlar y juntarse”. El propio Au¬
gusto cree que en la idea de la educación
con gestión social hay un germen de algo
que permite no resignarse. Reconoce la
contracara: “El sistema está produciendo
personas superfluas”. Juan Manuel con¬
testa: “Si los chicos son supefluos, yo tam¬
bién. Pero no me considero así. Sigo vien¬
do que es posible crear cosas a pesar de
las dificultades”. Augusto: “La cuestión es
quién define la realidad. ¿Los que nos
quieren convertir en supefluos? Yo me
pregunto si eso es inexorable, o si lo podés
dar vuelta. Todo nuestro planteo educati-
cato, o salir a quemar escuelas”. Nadie ha¬
rá semejante cosa. En realidad están traba¬
jando para inaugurar en 2008 el íer año
del último ciclo. Es tiempo de soñar. ¿Qué
van a hacer ahí? “Lo que acabamos de
conversar”.
Cristina cree que el fondo de lo que es¬
tán proponiendo incluye una apuesta con¬
tra la resignación. Las cosas que se dicen
en Moreno deberían ser más escuchadas.
“Hay una idea de que los chicos tienen la
vida hipotecada. Que por más que estu¬
dien y aprendan nada va a cambiar. Que
su vida está determinada. A nosotros nos
parece que no. Nadie nace con una cruz.
Por eso hicimos esta escuela: nadie tiene
el destino marcado”.
entrá derecho
www.ciudadyderechos.org.ar
Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires
Venezuela 842 J 4338-4900 | 0810-333-3676 | Ciudad Autónoma de Buenos Aires J www.defensoria.org.ar | consultas@defensoria.org.ar
SUB.COOP
8
MU NOVIEMBRE 2007
Clases de batucada
DANIEL BUIRA Y LA ESCUELA LA CHILINGA
Cuando Los Piojos llegaban al techo de popularidad se bajó de la batería para poner toda su energía en
La Chilinga, una escuela. Hoy lleva cuatro discos editados y cuatro sedes abiertas, a las que concurren 700 personas.
aniel Buira tiene 36 años y de¬
dicó los últimos doce a desa¬
rrollar un proyecto de escuela
de percusión al que llamó La
Chilinga. “Nació en 1995 y yo
me fui de Los Piojos en el 2000, así que ya
venía trabajando en esto desde antes”, acla¬
ra desde el comienzo. Hoy La Chilinga tiene
cuatro discos editados, además de contar
con casi 700 alumnos. ¿Cuál es el origen y
el recorrido de este milagro? “Lo armamos
en una época en la que yo viajaba mucho
a Bahía, Brasil, a visitar escuelas de percu¬
sión. Ese era el proyecto: queríamos hacer
un trabajo social que apostara a la percu¬
sión y también a la enseñanza”.
La escuela
n las salas hace un calor casi inso¬
portable. Los diferentes grupos en¬
sayan con las ventanas cerradas
por piedad con los vecinos. “Si no se escu¬
cha a tres cuadras” me dicen. La entrevista
es en un balcón y los ruidos que se filtran
son otros: varias líneas de colectivos y el
tren, que pasa apenas a una cuadra.
¿Cómo se financia la escuela?
Es un tema complicado. Una de las for¬
mas que tenemos de autofinanciarnos
son los eventos. Eso ayuda a que la es¬
cuela pueda mantenerse y a que los
profesores puedan ganar un poco más.
Además, se cobran cuotas que van des¬
de 5 a 30 pesos. No vivimos de subsi¬
dios, aunque un proyecto como este de¬
bería estar subsidiado, así de simple.
¿Creen que los subsidios pueden hacerles per¬
der el foco?
No, porque la estructura acá ya está ar¬
mada y es muy concreta. Los objetivos
están muy marcados. El único miedo
es llegar a depender de los subsidios
sabiendo que un día pueden dejar de
estar. No entiendo cómo un año le dan
guita a un proyecto y al año siguiente
se lo sacan. ¿Qué hacés ahí? Es todo
un tema. Acá es muy ridículo cómo se
distribuye el dinero: estamos pelean¬
do por 30 mil pesos anuales para La
Chilinga y los eventos que la ciudad
organiza en el verano salen 300 mil.
Es un desastre. En Brasil, en cambio,
ya está resuelto: grupos como Oludum
directamente son empleados del go¬
bierno. Al principio no lo entendía,
pero en realidad ese aporte es un de¬
recho. Yo no voy a cambiar la forma
de pensar porque un gobierno esté fi¬
nanciándome un proyecto.
Entonces ¿cómo se organizan financieramente?
Básicamente vivimos de los shows, las
cuotas de la escuela y la venta de los dis¬
cos. Siempre estamos en deuda. Ya nos
acostumbramos y no le tenemos más
miedo. Hace diez años que estamos en¬
deudados y vamos pagando como po¬
demos. Así y todo la escuela se mantie¬
ne, abrimos sedes, tocamos, sacamos
discos... la plata no es lo primordial y
eso es muy sano. ¿Cuántas bandas de¬
jan de ser auténticas y reales porque el
tema económico empieza a tomar prota¬
gonismo? Nosotros tenemos que estar
agradecidos al gobierno porque aprendi¬
mos a no depender en nada de ellos y a
poder mantenernos solos.
Al margen de las cuestiones económicas,
¿cuál es la idea pedagógica en la escuela?
Vamos creciendo y aprendiendo per¬
manentemente. Lo importante es te¬
ner un objetivo claro: aprender a tocar,
a desarrollarse como artistas y a auto-
producirse como artistas. Al año de
entrar los chicos están tocando, y eso
es lo más lindo que tiene la escuela.
La idea no es que salgan percusionis¬
tas, sino que tengan creatividad: que
sepan cómo hacer un show, cómo se
arma, desde el vestuario al repertorio.
Así logramos que en un mismo grupo
haya un médico, un abogado y un chi¬
co que vende cosas arriba de un colec¬
tivo formando parte del mismo pro¬
yecto y hablando de las mismas cosas.
Eso es buenísimo.
¿La escuela tiene un programa?
Sí, tiene un programa que dura 6 años
y está orientado al repertorio y a lo es¬
cénico. Trabajamos sobre diferentes es-
La Chilinga no sólo tiene sede en Mar¬
tín Coronado (San Lorenzo 2017), tam¬
bién en Florencio Varela y en Capital
Federal, en Saavedra y en Barrio Nor¬
te. Además inauguró anexos en otras
ciudades como La Plata y Lanús, y en
el barrio de Palermo. Para más info se
puede llamar al 4842-3976 o entrar a
la web: www.chilinga.com.ar
tilos de percusión -africana, brasileña,
uruguaya-, y lo mismo con la danza: ar¬
gentina, cubana, brasileña. Acá los
alumnos a partir de 3 0 año ya se mane¬
jan con bastante autonomía, arman sus
propios shows. Este fin de semana, por
ejemplo, hubo cuatro recitales: cada
grupo planificó y armó el suyo. Esa di¬
námica responde a lo que queremos lo¬
grar en la escuela.
La Chilinga realiza viajes por el país lle¬
vando su música. Hace poco estuvieron
en Tilcara, Jujuy. “Son propuestas que em¬
piezan con un mail y la abrimos a toda la
escuela. El de Tilcara lo organizamos en
tres semanas y se anotaron 50 alumnos”.
Otro de los lugares a donde llevaron su
música fue a la cárcel de Ezeiza, donde tie¬
nen un proyecto con el Ministerio de Se¬
guridad y Derechos Humanos que surgió
porque una de las alumnas de danza tra¬
baja dentro del penal. “A mí me interesa¬
ba entrar a las cárceles porque es gente
que no tiene acceso al arte y la cultura, só¬
lo existe la violencia. Hicimos una mues¬
tra y hasta tocaron chicos del penal para
el resto de los presos. Fue muy emotivo”.
Daniel cree que todos, ocupen el lugar
que ocupen, tienen en su poder el arma
más poderosa. “El arte es siempre revolu¬
cionario. Es oculto, silencioso, pero fíjate
cómo las generaciones cambian a través
de la música, cómo se despiertan. Ese es¬
pacio se lo tenemos que dar, tienen que
tenerlo. Ahora estamos peleando para que
puedan salir del penal en un micro a ver
tocar a otras bandas. Es difícil, pero lo es¬
tamos intentando”.
La calle es nuestra
U
no de los objetivos de La Chilinga
es llegar a la mayor cantidad y
variedad de público posible. “Lo
popular tiene que se masivo o no es po¬
pular. Tenés que bancarte la masividad.
Nosotros buscamos lo popular, desde la
gente que viene a la escuela hasta los rit¬
mos que elegimos, y eso incluye al públi¬
co. En un mismo día podemos estar to¬
cando en una escuela de un barrio
carenciado, a la tarde en un salón de Pa¬
lomar con gente de clase media, y a la
noche en una fiesta donde la entrada
cuesta 20 pesos. Es muy variado y todos
los shows están buenísimos”, cuenta Da¬
niel. La veta popular aparece por varios
rincones. Uno es el fútbol: hace diez
años que la música de La Chilinga es la
cortina de El Aguante, programa que emi¬
te Tyc Sports. “El otro día tocamos en el
entretiempo de Argentinos Juniors-Ra-
cing. Nos gusta mucho el fútbol, tiene
que ver con el barrio. Creo que estamos
del otro lado de la elite de la percusión”,
confiesa con una sonrisa. Otro de los
bastiones populares que trata de conser¬
var La Chilinga es la calle. ■mbmmIÍU
ta es la tarima, más te alejás de la gente.
Por eso muchos músicos no pueden vol-
Una de las cosas que hacemos todos los
años desde 1995 es el bautismo a los de
i° año: el primer show tiene que ser
siempre en la calle, a fin de año, por las
calles de Palomar, para que no se lo olvi¬
den nunca. Esa es la política de la escue¬
la: nunca perder la calle”.
Daniel me cuenta que el objetivo social
de la escuela es la integración, vengan de
donde vengan, sean de la clase social que
sean. “Cuando a la clase media le falta el
ocio creativo es muy peligroso y puede es¬
tar sufriendo tanto como alguien de clase
baja o de clase alta”, afirma. Le pregunto
por el futuro de la escuela y me dice que
va a seguir existiendo “de por vida” aun¬
que él no esté al mando. Y que en el futu¬
ro le gustaría contribuir a combatir “el de¬
sastre político y cultural que existe hoy en
día”, aunque no sepa desde qué lugar.
Apago el grabador y anoto las palabras
“ocio creativo” en mi cuaderno. Salgo de
la escuela y camino la cuadra que me se¬
para de la estación para volver. Ya es de
noche y los ruidos de los tambores me si¬
guen haciendo compañía. Algo me dice
que va a ser así por mucho tiempo.
-> Un sindicato pluralista, democrático y combativo donde los afiliados participan y deciden.
-> Por la defensa de los intereses de los trabajadores sin ningún tipo de condicionamiento.
-» Contra el tercerismo y todo tipo de precarización laboral.
-> Por el derecho de los trabajadores a organizarse sindicalmente.
FOETRA Sindicato Buenos Aires |
ftUbHAQDN Ut CJHHfcKÜH Y tMl-LtAISOES r fcLfcl- ÜMUSÜS U!t LA REPUBLICA AKUbN 11NA
Tte. Gral. Perón 1435 - Ciudad Autónoma de Bs. As. (1037)
T. (5411) 4375.5926/29 I www.foetrabsas.org
NOVIEMBRE 2007 MU
9
Ciencias ocultas
INFORME SOBRE EDUCACIÓN
Un grupo de expertos destacó que el estudio de las ciencias es un hecho político; que
la enseñanza actual las ignora y recomendó que la escuela realice un esfuerzo para
inculcar un tipo de razonamiento crucial para el “desarrollo de ciudadanía”
Por qué la formación en cien¬
cias naturales y matemáticas
deber ser una prioridad? La
pregunta se la formularon
prestigiosos científicos, con¬
vocados por el Ministerio de Educación
de la Nación, que conformaron la Comi¬
sión Nacional para el Mejoramiento de la
Enseñanza de las Ciencias Naturales y la
Matemática. “Estar en condiciones de ha¬
cer razonamientos medianamente abs¬
tractos y de extraer conclusiones a partir
de observaciones de experimentos es
también un hecho político. Cuantas me¬
nos personas tengan esa capacidad, me¬
nos democrática será la sociedad en la
que viven”, respondieron las casi dos de¬
cenas de profesionales que suscribieron
el documento final.
La idea de conformar la Comisión na¬
ció ante la preocupación oficial por los
magros resultados obtenidos en los exá¬
menes que los alumnos rinden en los
Operativos Nacionales de Evaluación en
Matemática y Ciencias. Tras nueve en¬
cuentros, realizados entre febrero y agosto
pasado, el grupo de especialistas formuló
conclusiones contundentes y sumamente
críticas hacia el sistema educativo. Mihm
con saberes prácticamente nulos sobre es¬
tas dlicf glMP ¡
El informe también hace mención a la
baja formación inicial y continua de los
maestros, a la exigua cantidad de docen¬
tes titulados, a la falta de equipamiento
técnico y a los bajos salarios que precari-
zan las condiciones laborales. Por eso su¬
giere la necesidad de sostener políticas en
el tiempo, que sean respaldadas con el
aporte de partidas presupuestarias capa¬
ces de sostenerlas.
El escrito también subraya la escasa
carga horaria destinada a las Ciencias Na¬
turales y a las Matemáticas, la carencia de
libros adecuados en ambas disciplinas y
los vetustos mecanismos de enseñanza
que aún emplean la mayoría de los maes¬
tros. “La educación tradicional en el aula
ignora casi por completo el proceso de ge¬
neración de las ideas, enfocando su aten¬
ción casi exclusivamente en el producto
final de la ciencia. Esto redunda en que
los alumnos lleguen a comprensiones su¬
perficiales y frágiles, cuando no erróneas,
de las ideas científicas. Es posible y segu¬
ramente imperativo generar una educa¬
ción en las ciencias cuyo foco sea el pro¬
ceso de construcción de las ideas”,
propone el trabajo.
Un tramo más adelante, el informe
completa: “La educación en ciencias, parti¬
cularmente en el nivel medio, ha girado
tradicionalmente en torno a un programa
de contenidos 'canónicos' dispensados en
clases teóricas magistrales, clases de labo¬
ratorio y clases de resolución de proble¬
mas. Aunque como concepción pedagógi¬
ca este enfoque hoy día se considere
anticuado, en la práctica se sigue usando,
posiblemente porque no les resulte claro a
muchos docentes cómo encarar la ense¬
ñanza de otra forma”.
El trabajo sostiene que el enfoque ac¬
tual de la enseñanza debe comprender
que los alumnos no son recipientes vací¬
os, sino que llegan al aula con ideas que
son fruto de experiencias previas. “En ba¬
se a estas ideas y a su interacción con la
realidad física y social del aula, los alum¬
nos construyen nuevos conocimientos.
Desde esta perspectiva, una de las tareas
del docente debería ser ayudar al alum¬
no a tomar conciencia de sus propias ide¬
as, dándole oportunidad para confrontar¬
las, debatirlas, afianzarlas o usarlas como
andamiaje para llegar a ideas más sofisti¬
cadas. En suma, el alumno elabora o
construye en forma activa su conoci¬
miento y deja de ser un recipiente pasivo
a la espera de material que le llega de
afuera. Y el docente debe convertirse en
facilitador y guía de este aprendizaje acti¬
vo de sus alumnos.”
En un hecho poco habitual, los espe¬
cialistas vincularon la importancia de
acumular conocimientos en ciencias du¬
ras con el pleno desarrollo de los dere¬
chos y la vida social. “La enseñanza de
las ciencias naturales y la matemática tie¬
ne potencialidades muy significativas para
desarrollar las principales competencias
que requiere el desempeño ciudadano y
el desempeño productivo: capacidad de
abstracción para ordenar el enorme cau¬
dal de información que está hoy a nues¬
tro alcance; de experimentación, para
comprender que hay más de un camino
para llegar a descubrir nuevos conoci¬
mientos, de trabajo en equipo, para promo¬
ver el diálogo y los valores de solidaridad y
de respeto al otro”, destaca el dictamen
de la Comisión.
Para quienes suscribieron el documen¬
to, resulta intolerable el fracaso de la en¬
señanza en las disciplinas analizadas.
Sostienen que el ciudadano que no esté
alfabetizado científicamente no va a po-
de medicamentos y la genética entre
otros debates que, cada vez con mayor
frecuencia, discutirá la población mun¬
dial. Aseguran, además, que nociones re¬
lacionadas a la energía, la bioética, la
biotecnología -entre otras disciplinas- de¬
terminarán en poco tiempo el cabal ejer¬
cicio de la ciudadanía.
El informe finaliza con un decálogo de
recomendaciones, acompañadas por
otras tantas acciones sugeridas para lle¬
varlas a cabo. Del dictamen participaron,
entre otros expertos, el ex candidato a
rector de la uba Alberto Kornblithtt, el
decano de la Facultad de Ciencias Exac¬
tas de la uba, Pablo Jacovkis, el investiga¬
dor y divulgador científico Diego Golom-
bek y el viceministro de Educación, Juan
Carlos Tedesco.
RECOMENDACIONES DEL INFORME
Qué hacer
Algunas propuestas concretas que
formularon los expertos para mejo¬
rar la enseñanza de las ciencias
Recomendación: Que se valorice la
enseñanza de las disciplinas cientí¬
ficas a través de acciones de difu¬
sión y la divulgación.
Acción: Desde el estímulo a la apari¬
ción de nuevos medios de comuni¬
cación dedicados a la divulgación, el
diseño de un concurso nacional de
textos de divulgación científica para
docentes de ciencias, y la implemen-
tación de campañas de publicidad
de las ciencias , hasta la designación
de 2008 como “Año de la Enseñan¬
za de las Ciencias”.
Recomendación: Que las autoridades
educativas generen iniciativas que
aseguren la calidad de los libros de
texto existentes en el sistema.
Acción: Creación de un Comité de
análisis y recomendación de textos.
Recomendación: Que se promocio-
nen las actividades que integren el
trabajo en las escuelas de nivel pri¬
mario y secundario y el trabajo de
los científicos.
Acción: Organización de actividades
como parte de la carrera del becario
o del investigador.
Recomendación: Que se promueva la
realización de iniciativas extracurri-
culares que logren atraer a los alum¬
nos hacia el mundo de las ciencias
naturales y las matemáticas.
Acción: Realización de Olimpíadas
y Ferias de Ciencias; implementa-
ción de acciones que promuevan a
los museos de ciencias como ins¬
trumento; la organización de cam¬
pamentos, laboratorios y clubes de
ciencias.
Recomendación: Que se revisen y ac¬
tualicen permanente los contenidos
y los métodos de enseñanza, así co¬
mo una adecuada carga horaria de
las materias en cuestión.
Acción: Creación de un observatorio
de enseñanza de las ciencias natu¬
rales y las matemáticas, entre otras
medidas.
Teatroxlaldentidad
Teatro Municipal,
Brown y San Martín, Morón
Tel.: 4483-1412/4489-7822
LUNES 5, 19:30 HS.
La grieta de Jorge Abolí, Lo perdido de
Sergio Lobo , Plan reservado de Guillermo Hough.
LUNES 12, 19:30 HS.
Milagro de Roxana Arta!, Cenizas quedan
siempre de Héctor Presa , Vic y Vic de Erika Halvors.
Entrada libre y gratuita, Las localidades del teatro se retiran una hora antes de cada función.
www.moron.gov.ar
MUNICIPIO DE MORON
M
10
MU NOVIEMBRE 2007
El maestro
ignorante
JACQUES RANCIÉRE
Estos fragmentos son apenas un sobrevuelo del primer capítulo de
este libro fascinante que, a partir de contar la experiencia del profe¬
sor Joseph Jacotot, se sumerge en el significado de enseñar y eman¬
cipar, dos palabras que no siempre van de la mano.
El azar
Enseñar y explicar
n el año 1818, Joseph Jocotot, lector de
literatura francesa en la Univesidad de
Lo vaina, tuvo una aventura intelectual.
Una carrera larga y accidentada lo tendría que
haber puesto, a pesar de todo, lejos de las sor¬
presas: celebró sus 19 años en 1789. Por enton¬
ces, enseñaba retórica en Dijon y se preparaba
para el oficio de abogado. En 1792 sirvió como
artillero en el ejército de la República. Des¬
pués, enseñó análisis, ideología y lenguas anti¬
guas, matemáticas puras y derecho. En marzo
de 1815, el aprecio de sus compatriotas lo con¬
virtió, a su pesar, en diputado. El regreso de los
Borbones lo obligó al exilio y así obtuvo, de la
generosidad del rey de los Países Bajos, un
puesto de profesor a medio sueldo. Jacotot co¬
nocía las leyes de la hospitalidad y esperaba
pasar días tranquilos en Lovaina. El azar deci¬
dió de otra manera.
asta ese momento, Jacotot había creído
lo que creían todos los profesores con¬
cienzudos: que la tarea del maestro es
transmitir sus conocimientos a sus discípulos
para elevarlos gradualmente hacia su propia
ciencia. Sabía que no se trataba de atiborrar a
los alumnos de conocimientos, ni de hacérce-
los repetir como loros, pero sabía también que
es necesario evitar esos caminos del azar don¬
de se pierden los espíritus incapaces de distin¬
guir lo esencial de lo accesorio y el principio
de la consecuencia. En definitiva, sabía que en¬
señar era, al mismo tiempo, transmitir conoci¬
mientos y formar espíritus, conduciéndolos, se¬
gún un orden progresivo, de lo más simple a lo
más complejo.
El grano
Lo común
S us lecciones fueron rápidamente apre¬
ciadas por los estudiantes. Entre aque¬
llos que quisieron sacar provecho, un
buen número ignoraba el francés. Jacotot, por
su parte, ignoraba totalmente el holandés. No
existía pues un punto de referencia lingüístico
mediante el cual pudiera instruirles en lo que
le pedían. Por eso hacía falta establecer, entre
ellos y él, el lazo mínimo de una cosa común.
En ese momento, se publicó en Bruselas una
edición bilingüe de Telémaco. La cosa en co¬
mún estaba encontrada.
Querer y poder
J
acotot hizo enviar el libro a los estu¬
diantes a través de un intérprete y
les pidió que aprendieran el texto
francés ayudándose de la traducción. A me¬
dida que fueron llegando a la mitad del pri¬
mer libro, les hizo repetir una y otra vez lo
que habían aprendido y les dijo que se con¬
tentasen con leer el resto, al menos para po¬
derlo contar. Pidió a los estudiantes así pre¬
parados que escribiesen en francés lo que
pensaban de todo lo que habían leído. Cuál
no fue su sorpresa al descubrir que sus
alumnos, entregados a sí mismos, habían re¬
alizado este difícil paso tan bien como lo
habrían hecho muchos franceses. Entonces,
¿no hace falta más que querer para poder?
¿Eran pues todos los hombres virtualmente
capaces de comprender lo que otros habían
hecho y comprendido?
A sí razonaban todos los profesores con¬
cienzudos. Y así razonó y actuó Jacotot
en los treinta años de profesión. Pero
ahora el grano de arena se había introducido
por azar en la maquinaria. No había dado a
sus alumnos ninguna explicación. No les había
explicado ni la ortografía ni las conjugaciones.
Ellos solos buscaron, ellos solos aprendieron.
Entonces, ¿eran superfluas las explicaciones
del maestro? O si no lo eran, ¿a quiénes y para
qué eran entonces útiles esas explicaciones?
Maestro y poder
n el orden explicador hace falta general¬
mente una explicación oral para explicar
la explicación escrita. Eso supone que
los razonamientos están más claros, se graban
mejor en el espíritu del alumno, cuando están di¬
rigidos por la palabra del maestro, la cual se disi-
Un modo de intervención política
Jacques Ranciére nació en
Argelia, en 1940. Es profe¬
sor emérito de Filosofía y
Estética de La Universidad
de París y autor de intere¬
santes y provocadores en¬
sayos. El libro El maestro
ignorante fue su forma de
intervenir en el debate
abierto en su momento
en Francia en torno a la
reforma educativa que
impulsaban los seguido¬
res de Pierre Bourdieu,
entre otros. “Hay una opo¬
sición entre aquellos que
toman la igualdad como
punto de partida, un prin¬
cipio para actualizar, y
aquellos que la toman co¬
mo un objetivo a alcanzar
mediante la transmisión
del saber”. El libro fue
traducido al español en
2003 y poco después llegó
a Argentina.
pa en el instante, que cuando están inscritos en
el libro con caracteres imborrables. ¿Cómo hay
que entender este privilegio paradójico de la pa¬
labra sobre el escrito, del oído sobre la vista?
¿Qué relación hay entonces entre el poder de la
palabra y el poder del maestro?
El incapaz
L a revelación que se apoderó de Jacotot
es la siguiente: es necesario invertir la ló¬
gica del sistema explicador. La explica¬
ción no es necesaria para remediar una incapaci¬
dad de comprensión. Todo lo contrario, esta
incapacidad es la ficción que estructura la con¬
cepción explicadora del mundo. El explicador es
el que necesita del incapaz y no al revés; es él el
que constituye al incapaz como tal.
Mito
E xplicar alguna cosa a alguien es, pri¬
mero, demostrarle que no puede com¬
prenderla por sí mismo. Antes de ser
el acto del pedagogo, la explicación es el mito
de la pedagogía, la parábola de un mundo di¬
vidido en espíritus sabios y espíritus ignoran¬
tes, maduros e inmaduros, capaces e incapa¬
ces, inteligentes y estúpidos.
La trampa
L a trampa del explicador consiste en un
doble gesto inaugural. Por un lado, es él
quien decreta el comienzo absoluto: sólo
ahora va a comenzar el acto de aprender. Por
otro lado, sobre todas las cosas que deben apren¬
derse, es él quien lanza ese velo de la ignorancia
que luego se encargará de levantar. Hasta que él
llegó, el niño tanteó a ciegas, adivinando. Ahora
es cuando va a aprender. Oía las palabras y las
repetía. Ahora se trata de leer y no entenderá las
palabras si no entiende las sílabas, las sílabas si
no entiende las letras que ni el libro ni sus pa¬
dres podrían hacerle entender, tan sólo puede la
palabra del maestro.
Atontamiento
1 mito pedagógico divide el mundo en
dos. Pero es necesario decir más preci¬
samente que divide la inteligencia en
dos. Lo que dice es que existe una inteligencia
inferior y una inteligencia superior. La primera
registra al azar las percepciones, retiene, inter¬
preta y repite empíricamente, en el estrecho
círculo de las costumbres y de las necesidades.
Ésa es la inteligencia del niño pequeño y del
hombre de pueblo. La segunda conoce las co¬
sas a través de la razón, procede por método,
de lo simple a lo complejo, de la parte al todo.
Es ella la que permite al maestro transmitir
sus conocimientos adaptándolos a las capaci¬
dades intelectuales del alumno y la que per¬
mite comprobar que el alumno ha comprendi¬
do bien lo que ha aprendido. Tal es el
principio de la explicación. Tal será en adelan¬
te para Jacotot el principio del atontamiento.
Comprender
E xpulsemos de nuestra mente las imáge¬
nes conocidas. El atontador no es el viejo
maestro obtuso que llena la cabeza de
sus alumnos de conocimientos indigestos, ni el
ser maléfico que utiliza la doble verdad para ga¬
rantizar su poder y el orden social. Al contrario,
el maestro atontador es tanto más eficaz cuanto
es más sabio, más educado y tiene más buena
fe. Cuanto más sabio es, más evidente le parece
la distancia entre su saber y la ignorancia de los
ignorantes. Cuanto más educado está, más evi¬
dente le parece la diferencia que existe entre tan¬
tear a ciegas y buscar con método. La preocupa¬
ción del pedagogo educado es: ¿comprende el
NOVIEMBRE 2007 MU
11
pequeño? No comprende. Yo encontraré nuevos
modos de explicarle, más rigurosos en su princi¬
pio, más atractivos en su forma. Y comprobaré
que comprendió. Desgraciadamente, es justa¬
mente esa pequeña palabra, esa consigna de los
educados -comprender- la que produce todo el
mal. Es la que frena el movimiento de la razón,
la que destruye su confianza en sí misma.
Igualdad
sí funciona el mundo de los explicado-
res explicados. Así tendría que haber si¬
do también para el profesor Jacotot si el
azar no lo hubiera puesto en presencia de un
hecho. Sin pensar en ello, les había hecho des¬
cubrir a sus alumnos aquello que él descubría
con ellos: todas las inteligencias son de la mis¬
ma naturaleza. Comprender sólo es traducir, es
decir, proporcionar el equivalente de un texto
pero no su razón. No hay nada detrás de la pá¬
gina escrita, nada de doble fondo que requiera
el trabajo de una inteligencia otra, la del explica-
don Existe atontamiento allí donde una inteli¬
gencia está subordinada a otra inteligencia. El
hombre -y el niño en particular- puede necesi¬
tar un maestro cuando su voluntad no es lo bas¬
tante fuerte para ponerlo y mantenerlo en su
trayecto. Pero esta sujeción es puramente de vo¬
luntad a voluntad. En el acto de enseñar y
aprender hay dos voluntades y dos inteligen¬
cias. Se llamará atontamiento a su coincidencia.
En la situación experimental creada por Jacotot,
el alumno estaba vinculado a una voluntad -la
de Jacotot- y a una inteligencia -la del libro- en¬
teramente distintas. Se llamará emancipación a
la diferencia conocida y mantenida de las dos
relaciones, al acto de una inteligencia que sólo
obedece a sí misma, aunque la voluntad obe¬
dezca a otra voluntad. La práctica de los pedago¬
gos se sustenta sobre la oposición entre la cien¬
cia y la ignorancia. Los pedagogos se distinguen
por los medios elegidos para convertir en sabio
al ignorante: métodos duros o blandos, tradicio¬
nales o modernos, pasivos o activos, de los cua¬
les se puede comparar el rendimiento. La con¬
frontación de métodos supone un acuerdo
mínimo sobre los fines del acto pedagógico:
transmitir los conocimientos del maestro al
alumno. Ahora bien: Jacotot no había transmiti¬
do nada. No había utilizado ningún método. El
método era puramente el del alumno.
Método
J
acotot se dedicó a variar las experien¬
cias para repetir, intencionalmente, lo
que la casualidad había producido una
vez. Se puso a enseñar dos materias en las cua¬
les su incompetencia era probada; la pintura y
el piano. Los estudiantes de derecho le pidieron
que tomara una cátedra vacante, pero la Uni¬
versidad de Lovaina ya se inquietaba por este
profesor extravagante por quien los alumnos
abandonaban los cursos magistrales por ir a
apretujarse por la noche en una sala demasia¬
do pequeña, con tan sólo la luz de dos velas,
para oírle decir: “Es necesario que les enseñe
que no tengo nada que enseñarles”. Por consi¬
guiente, la autoridad universitaria respondió
que solo podía enseñar las materias cuyo título
habilitaba. Entonces, en lugar de hacer en fran¬
cés el curso de derecho, enseñó a los estudian¬
tes a pleitear en holandés. Y pleitearon muy
bien, pero él seguía ignorando el holandés.
Maestro
M
aestro es el que encierra a una inteli¬
gencia en un círculo arbitrario de don¬
de sólo saldrá cuando se haga necesa¬
rio para ella misma. Para emancipar al
ignorante, es necesario y suficiente con estar
uno mismo emancipado, es decir, con ser cons¬
ciente del verdadero poder del espíritu huma¬
no. El ignorante aprenderá sólo lo que el maes¬
tro ignora si el maestro cree que puede y si le
obliga a actualizar su capacidad: círculo de la
potencia homólogo a ese círculo de la impo¬
tencia que une al alumno con el explicador.
No existe hombre alguno en esta tierra que no
haya aprendido alguna cosa por sí mismo y
sin maestro explicador. Quien enseña sin
emancipar atonta. Y quien emancipa no ha de
preocuparse de lo que el emancipado debe
aprender. Sabrá que puede aprender porque la
misma inteligencia actúa en todas las produc¬
ciones humanas, que un hombre siempre pue¬
de comprender la palabra de otro hombre.
SI MANEJAS SIN CINTURÓN,
SI VAS ALCOHOLIZADO,
Y ADEMÁS NO RESPETÁS
LAS VELOCIDADES MÁXIMAS,
ES UN MILAGRO QUE ESTÉS
LEYENDO ESTE AVISO.
USÁ CINTURÓN - NO MANEJES ALCOHOLIZADO - NO EXCEDAS LOS LÍMITES DE VELOCIDAD.
Gobierno de la
Provincia
de Buenos Aires
TRABAJAMOS POR UNA PROVINCIA
GRANDE COMO UN PAÍS
Gobernador Felipe Solé
12
MU NOVIEMBRE 2007
Aprender
a sobrevivir
GRACIELA DALEO
En el 77 la secuestraron en la esma durante un
año y medio. Ya en democracia, estuvo presa.
Rechazó el indulto de Menem y estuvo prófuga.
Hasta que la historia puso las cosas en su lugar
y se convirtió en una de las testigos clave para
que se juzgue a los represores. Sobre lo que
aprendió en este camino sintetiza: “Perder, resis¬
tir y algunas veces, ganar”.
n su departamento de Alma¬
gro hay un tapiz zapatista, de
Chiapas, una imagen de Cor¬
to Maltés, una reproducción
de Pedro Figari, el marco de
una ventana que acaba de pintar de azul,
e infinidad de libros. Hay lechuzas de
adorno impecablemente ordenadas, mi¬
rándonos y espantando acaso la mala
suerte y las historias de terror, hay discos
de vinilo, y en una pared se ve una ora¬
ción del sacerdote Carlos Mugica llamada
Meditación en la villa. Graciela lo conoció.
Mugica le pide perdón a Dios, entre otras
cosas, por haberse acostumbrado “a ver
que los chicos que parecen tener ocho
años tengan trece”. Hay luz de sol que se¬
ca la pintura azul, y hay café negro que
Graciela ha preparado como para calentar
el alma y empezar a hablar.
Hace pocos días tuvo que sentarse una
vez más frente a la justicia para declarar
en el juicio contra el represor Héctor Fe-
bres, la primera causa que soltó el laberin¬
to judicial para comenzar a condenar a
quienes fueron los responsables de con¬
vertir la esma en un campo de concentra¬
ción. Graciela fue una de las testigos. En
realidad viene siendo testigo desde hace
tiempo, desde que vivió para retratar a
una organización criminal compuesta por
el Estado e institucionalizada clandestina¬
mente (no se trata de una paradoja idio-
mática), dedicada a imponer en el país la
tortura, el silencio y la muerte.
Graciela Daleo comenzó su militancia
política en los 6o y hace ya 30 años, el 18
de octubre de 1977 se convirtió en una de
las miles de personas desaparecidas en
Argentina. Los marinos decidieron inten¬
tar “recuperarla” (o convertirla en eso que
ella llamó mejor “mano de obra esclava”)
y tras un año y medio de detención clan¬
destina decidieron también “liberarla”,
momento a partir del cual Graciela dedicó
cada segundo de su vida a denunciar las
aberraciones y los crímenes de la dictadu¬
ra. La persecución siguió en plena demo¬
cracia, ya entonces por la vía judicial: en
el año 88 estuvo detenida, y en 1989 Car¬
los Menem la indultó en dos causas, junto
a militantes populares y jefes militares.
Graciela fue la única que rechazó judicial¬
mente tal indulto. A veces el coraje es una
elección solitaria.
Se fugó al Uruguay y finalmente pudo
volver cuando ya la acción judicial dejó de
tener viabilidad. Graciela hoy coordina la
Cátedra Libre de Derechos Humanos de la
Facultad de Filosofía y Letras, participa del
programa radial Cuentas Pendientes en la
fm Bajo Flores, trabaja como correctora, y
ejerce un oficio tal vez desusado: la cohe¬
rencia. Por eso Graciela refleja todo un esti¬
lo de pensamiento y forma de plantarse
frente a la realidad ante el cual se puede de¬
batir, pero no ser indiferente.
Una de las cosas que aprendíen estos
años -dice- es a no caer en la tentación
de contabilizar solamente las derrotas,
y tampoco endulzarme con las victo¬
rias. Creo que es necesario que seamos
capaces de reflexionar sobre nuestras
experiencias, y compartir estas reflexio¬
nes con las generaciones más jóvenes.
¿Por ejemplo?
nocer que tuvimos una derrota no
pueblos se recomponen. Me gusta una
novela de Andrés Rivera, La revolución
es un sueño eterno que habla del “per¬
petuo aprendizaje de los revoluciona¬
rios: perder y resistir, y no confundir lo
real con la verdad.” Yo lo que agrego es:
perder, resistir, y algunas veces ganar.
Lo que pasa es que ninguna victoria es
definitiva y, en ese sentido, no te tenés
que quedar nunca tranquilo, si no la lu¬
cha no vale para nada.
No entiendo.
Creo que siempre nos tenemos que sen¬
tir insatisfechos con lo que se logra, pe¬
ro esa insatisfacción no tiene que impli¬
car la frustración absoluta, que conclu¬
ya en que ninguna lucha vale, que solo
sirve la victoria total de hoy para maña¬
na. Para mí
la ad. ■iai^isáife^feil>Ích^^i 3
mostramos que ellos no son omnipo¬
tentes, que es lo que instalaron durante
la dictadura, y se reforzó con las leyes
de Punto Final y Obediencia Debida y
los indultos. Parecía que ya no se podía
hacer más nada, que a los poderosos no
tenés cómo tocarlos. Cuando logramos
la anulación de esas leyes, hubo quie¬
nes en 2003 plantearon: “Claro, ahora
se los puede juzgar porque son unos
viejitos que no joden a nadie”. Yo creo
que ni desde la perspectiva material
concreta ni desde la perspectiva simbó¬
lica hay que devaluar esta victoria. Una,
que no son “viejitos”. Y en todo caso no
me importa la edad de Etchecolatz, por
poner un referente simbólico que mues¬
tra que sí les importa a los poderosos
que llegue la sanción jurídica, porque
vemos la respuesta...
¿Julio López?
Julio López y la infinidad de cosas que
han venido pasando a lo largo de los
años. Porque la desaparición de Julio
es hoy lo más extremo. Pero no lo pri¬
mero: en este país hubo sublevaciones
militares para que no los castigaran ni
los juzgaran, en los años 87, 88 y 90. Por
eso creo que lo valioso es que rompi¬
mos colectivamente la idea de que la
impunidad es intocable. ¿Nos falta? Sí,
muchísimo. Pero es importante afir¬
marnos en esta victoria, porque lo que
se demuestra es que hay que pelear pa¬
ra conseguir las cosas.
Causas y efectos
n esta lógica de victoria/derrota,
Graciela vuelve a moderar el entu¬
siasmo:
También hay que decir que no todas las
luchas justas culminan en victorias. No
hay garantías. Pero también digo que pa¬
ra alcanzar victorias hay que pelear. Si se
hubiera bajado los brazos en los 90, con
la última camada de indultos, no estarí¬
amos donde estamos hoy. Ahora, eso
tampoco significa que haya terminado
el accionar criminal de la policía que
mata a los pibes, ni su impunidad.
¿Cómo se puede analizar el futuro de los jui¬
cios relacionados con derechos humanos?
Yo propongo no hablar de “juicios rela¬
cionados con derechos humanos” por¬
que en ese caso contribuimos a encajo¬
nar los derechos humanos sólo en lo
que pasó durante la dictadura militar.
Digamos que son juicios contra los re¬
presores de la dictadura cívico-militar, a
los que ahora se agregan los vinculados
a los crímenes de la Triple A. Hay cien¬
tos de causas, y muchas se abrieron al
anularse la Obediencia Debida y el
Punto Final. Lo que se viene, o se va a
mantener, es el desarrollo de estos pro¬
cesamientos con distinta suerte. Digo
con distinta suerte porque el derecho es
un terreno de lucha política, no es algo
que está establecido como las leyes
matemáticas eternas. Conviene recor¬
dar que no estamos todavía en la ins¬
tancia oral en varios juicios, porque
hay infinidad de manganetas jurídicas
que hacen los defensores de los milita¬
res y terminan llegando al tribunal de
Casación, que cajonea los expedientes.
¿Qué es lo que puede ocurrir, por ejemplo,
con la causa ESMA?
En estos días se está llevando a cabo el
juicio oral contra uno de los represores,
Héctor Febres, por cuatro casos. Uno di¬
ce: ¡con todo lo que este tipo tiene enci¬
ma, y sólo por cuatro casos! Pero los es¬
tadios procesales están en distinto punto
y esos cuatro casos serán juzgados. Es
como pasó con Etchecolatz, se lo conde-
NOVIEMBRE 2007 MU
13
nó por seis casos, de los cientos y cien¬
tos de denuncias que hay contra él. El la¬
do bueno es que el represor va a juicio y
va a ser condenado. Lo problemático es
que es sólo por cuatro casos, auque des¬
pués vaya a juicio por más, y eso exige
un esfuerzo jurídico y político muy gran¬
de, que los testigos tengan que ir a decla¬
rar tantas veces, y poner todo esto sobre
la mesa. Con lo que implica, además,
porque tanta exposición provoca miedo
después del secuestro de Julio López.
¿Y cómo se vence el miedo?
Pensando que esto no es algo que se di¬
rime entre familiares, organismos de
derechos humanos, abogados, fiscales
sobrevivientes y represores. Esto se di¬
rime en el terreno de la lucha popular
que tiene una expresión en el campo
jurídico. Por eso creo que es alentador
que haya tantos a los que les interese
saber qué está pasando con los juicios.
Siento que son muchos más que en
etapas pasadas.
¿En qué se nota?
En que se entiende cada vez mejor que
la historia no empezó el 24 de marzo de
1976, sino que hubo un proceso político
del pueblo en el cual la dictadura no fue
lo único. Hubo muchas etapas diferen¬
tes. Cuando volví del exilio en 1984 yo
decía que ésta era una sociedad que se
había quedado sin preguntas. Pienso
que recién en los 90 se empezó a recu¬
perar la capacidad de preguntarse, de
cuestionar, y coincide con la etapa en
que aparece h.i.j.o.s (la organización
que reúne a hijos de desaparecidos). Ahí
estaban los hijos de la generación de los
70, empezando a preguntarse cosas.
¿Cómo se vive una etapa en La cual el gobier¬
no va a la ESMA y recibe a los sobrevivientes?
Ésta es una situación realmente compli¬
cada de vivir. Hay posiciones polariza¬
das, y no me siento parte de ellas. No
soy parte de los que piensan “éste es el
gobierno de los hijos de las Madres”,
porque su política concreta no es la que
nosotros queríamos hacer. Hablamos de
la generación de los militantes revolu¬
cionarios en su sentido más amplio. Es¬
to no es la patria socialista; el “capitalis¬
mo en serio” nunca fue una consigna de
los militantes de los 70, que es un poco
la caracterización que hace de sí mismo
este gobierno. Pero tampoco formo par¬
te de la otra polarización que plantea
que este gobierno es lo mismo que la
dictadura, es lo mismo que Menem o es
lo mismo que De la Rúa. Ni tampoco
coincido con los que sostienen que este
gobierno nos robó las banderas. Yo creo
que este gobierno se vio obligado a ha¬
cer determinadas cosas. Sus motivacio¬
nes no me importan porque para hacer
psicología voy a las sesiones de terapia,
o lo charlo en una mesa de café. Sí sé
que este gobierno, concretamente Kirch-
ner, apoyó en el año 2003 que se plante¬
ara y se resolviera a favor la nulidad de
las leyes de Punto Final y de Obediencia
Debida. Que lo hicieran legisladores
que durante años se negaron a reconsi-
Graciela (centro) en los años de la mi-
litancia. En su living hay una oración
del padre Carlos Mujica, con quien tra¬
bajó en la villa de Retiro. Hoy es un de
las principales testigos de La causa
contra uno de los represores que ac¬
tuaron en la ESMA.
derarlo por conveniencia
del momento, seguramente.
Pero creo que esto fue resul¬
tado de la lucha de nuestro
pueblo. Para mí no es una
dádiva de este gobierno, no
me robó ninguna bandera.
¿Qué significa eso en términos
prácticos?
Se reabrieron las causas,
muy bien. Pero para que las
causas avancen, se necesitan
actores jurídicos, políticos y
hasta el respaldo del Estado
en términos presupuesta¬
rios. Cuando decís lo de ir a
la esma, creo que Kirchner
y su mujer nos acompaña¬
ron, pero los protagonistas
fuimos nosotros, los sobre¬
vivientes, y creo que fue im¬
portante, que fue un hecho
político importante. Si esto
le sirve para el poroteo polí¬
tico a un grupo de militan¬
tes justicialistas, es porque
minimizan el hecho. Creo
que fue un hecho político
importante para la lucha
por la justicia, la memoria,
la construcción de una mira¬
da de la lucha de un pueblo.
Tanto como eso, pero tam¬
bién sólo eso. Ahí es que
hay que evitar las polarizaciones. En una
se confunden logros parciales con “la vic¬
toria total”, atribuyéndole a este Estado, a
este gobierno, una política global que no
tiene. Porque este gobierno no actúa
do lo mismo y que son actos irrelevan-
La importancia de reconocer las diferen¬
cias la pienso en relación a que cada mo¬
mento político exige estrategias políticas
diferentes. Sé de organizaciones que se
plantean como eje único si hay que ser
oficialistas u opositores al gobierno. Pero
eso no puede ser “la” definición de tu or¬
ganización. A veces digo: cono (eco del
exilio español de Graciela), una victoria
de nuestra lucha, una victoria que no fue
total pero significó fisurar el muro de la
impunidad, la terminamos transforman¬
do en una derrota, o porque le regalamos
el paquete al gobierno o porque decimos
“el gobierno nos afanó las banderas”.
¿Cuál es La sensación de encontrar a compa¬
ñeros y militantes convertidos en funciona¬
rios estatales?
Hay muchos que siguen siendo compa¬
ñeros míos, con los cuales tengo pro¬
fundas diferencias políticas, pero no
son antagónicas. Situación muy distin¬
ta a la de los que se subieron al carro
menemista en su momento, que los hu¬
bo, y con los que rompí. Hay algunos
que están por cuestiones personales
que no comparto, pero otros están por¬
que realmente piensan que pueden ha¬
cer algo. Y hay fuerzas políticas que
apoyan a este gobierno porque caracte¬
rizan que ésta es una etapa de acumu¬
lación y construcción de poder popular
para después avanzar y dar el salto ha¬
cia otras instancias. Qué sé yo: por ahí
es una visión que puede estar empa¬
rentada a lo que era una visión nuestra
en los 70. En la ancha vereda de la pa¬
tria peronista no todo el peronismo era
revolucionario. Lo que me preocupa es
pensar que esas fuerzas políticas en lu¬
gar de construir desde esa lógica: “esta¬
mos acá pero para ir más allá” y para
forzar los límites, lo que hacen es
acompañar al oficialismo. Eso es dejar
que el ritmo te lo marque el Ejecutivo.
Reconozco que no es fácil. El Estado co¬
mo institución es un elefante tremen¬
do. Tiene una lógica que apunta a para¬
lizar. Aun pensando en la gente más
potable de este gobierno, los que quie¬
ren hacer algo más... se quedan solos.
Hablamos de logros en ámbitos
acotados. ¿No pueden ser vistos
como parches, mientras en lo
estructural no se toca nada?
Pero esto no es novedoso,
porque el reformismo ha sido
eso. El problema es qué hace¬
mos nosotros con esa situa¬
ción, porque si no, nos encon¬
tramos con que la única
posibilidad de cambio es que
yo hoy me duermo en el capi¬
talismo y mañana me des¬
pierto en el socialismo. Creo
que la paradoja existió siem¬
pre en la lucha por la justicia,
por vivir con dignidad. Hay
avances parciales. ¿Qué hacés
vos con esos avances? Porque
el poder seguro que se los va
a querer morfar, pero todo
depende de desde dónde leés
vos las victorias. Creo que
mientras siga existiendo el
mundo la historia va a ser así:
avanzar, perder, arrancar en la
lucha, consolidar lo logrado y
seguir yendo más allá. Algu¬
nos de nosotros en broma de¬
cimos: “ganamos, perdemos,
siempre perdemos”, uno se
burla un poco de sí mismo.
Cualquier cosa que vos hagas,
otro se la puede apoderar, dar
vuelta y ponerla contra vos. El tema es
dónde te parás, y si vos decís: llegamos,
y ya no tengo nada que hacer. Pero no
es sólo “subjetivo”, y mucho menos in¬
dividual. Es colectivo, uno no piensa ni
actúa solo, ni por sí solo.
Causas y efectos
G raciela cree, frente a los problemas
presentes, que “era mucho más
tranquilizador moverse en un ámbi¬
to de verdades y certezas cerradas. Pensar
en términos dilemáticos, no problemáticos”.
mo autocrítica que moverse en ese ám¬
bito de tantas certezas hacía que uno se
creo que esas certezas permitieron ir
nor-
que uno debe hacerse preguntas para
buscar respuestas y actuar, y volver a
preguntarse. Por un lado eso era más
tranquilizador. Para el hoy me lo cues¬
tiono, no me alcanza. Pero claro: en ese
entonces teníamos un capital impor¬
tante: un proyecto, una estrategia, un
camino en función de ese proyecto.
Siento que ese proyecto sufrió una de¬
rrota. Lo que no desaparece es el objeti¬
vo de justicia y el capital de valores. Y
el de seguir pensando.
Después de haber estado detenida desapare¬
cida, presa, exiliada, ¿qué es la Libertad?
Si me preguntás si yo siempre me sien¬
to libre te diría que no. Después de ha¬
ber salido de la esma creo que empecé
a sentirme libre cuando públicamente
pude testimoniar ante alguien y pude
dar algún paso para cuestionar lo que
estaba pasando en Argentina. ¿Cuándo
pierdo esa libertad? Siento que me
vuelven al estado de prisión cada vez
que me interpelan con “¿Y vos por qué
estas viva? Si estás viva por algo será”.
Esa pregunta, cuando está hecha como
acusación, me devuelve al cautiverio.
Creo que la libertad es una construc¬
ción, no es sólo no estar preso. Creo
que la libertad es poder saltar sobre los
propios límites y avanzar un poco más.
¿Y cuando no es una acusación sino una ver¬
dadera pregunta?
Si hay alguien que se hizo esa pregunta
primero fuimos nosotros mismos. La
pregunta era: ¿por qué no me matan?,
¿por qué yo vivo y a otro compañero se
lo llevaron? Es la pregunta que se hace
el que va sobreviviendo, ni siquiera digo
“sobreviviente”, el que va sobrevivien¬
El prefecto Héctor Febres,
uno de los represores
que manejaba la situa¬
ción de las embarazadas
en la ESMA, y por lo tanto
de los bebés desapareci¬
dos, comenzó a ser juz¬
gado el 18 de octubre,
aunque no por ese delito
sino por cuatro casos de
secuestro y tortura.
“¿Tiene apodos o alias?”,
le preguntó el primer día
de audiencia el presiden¬
te del Tribunal Oral 5,
Guillermo Gordo.
“No”, mintió sin sonrojar¬
se el hombre que durante
las sesiones de tortura se
hacía llamar El Gordo Da¬
niel, Orlando o Selva.
Más de 40 hombres y
mujeres están dando tes¬
timonio de sus vejaciones
en las audiencias públi¬
cas que se llevan a cabo
en los tribunales de Co¬
modoro Py y que pueden
presenciarse.
La crónica de lo que allí
sucede puede leerse en
www.lavaca.org
Para más info:
www.juicioalaesma.org
do dentro del campo. Y se la hace desde
un lugar de cuestionamiento y culpa.
Me tranquilizó mucho leer a Bruno Bet-
telheim, a Primo Levi, a Jorge Semprún.
Me acercó a la elaboración del “por qué
estamos vivos” haber integrado la Aso¬
ciación de Ex Detenidos-Desaparecidos
durante varios años. Comprender, en¬
tonces, que el diseño represivo incluía
que quedara gente viva. Entender que
mucha gente se lo pregunte, como yo
también le habría preguntado a un so¬
breviviente de Auschwitz: ¿cómo no te
moriste, cómo no te mataron?
Y en esos casos, ¿cómo es la respuesta?
Fue una pregunta muy angustiosa, me la
hacía ahí adentro, porque además yo es¬
taba convencida de que nos iban a ma¬
tar a todos. Hubo distintos momentos
para esa respuesta. Cuando salí en liber¬
tad, junto a otros compañeros, atribuía¬
mos nuestra sobrevida y puesta en liber¬
tad a las particularidades de la esma.
Después, al encontrarme con sobrevi¬
vientes de otros campos, en conjunto
fuimos entendiendo y dándonos cuenta
de las razones. De toda gran masacre hu¬
bo sobrevivientes. Viendo eso, Uegpnos
a entender que quedamos vivos como
parte de la voluntad de los represores
«aaj«i8Eg[Bg^
plicadores del horror. Y no lo lograron.
Hablábamos de libertad como saltar sobre
Los propios Límites. ¿Cómo se produce eso en
Lo cotidiano?
Siempre siento que hago mucho menos
de lo que debiera y de lo que tengo po¬
sibilidades de hacer.
Dura con vos misma.
Pero también te reconozco que hay mo¬
mentos en que, hablando desde lo indi¬
vidual, siento una profunda alegría con
algunas de las cosas que logré hacer.
Para decirlo con un ejemplo: uno de los
momentos de mayor libertad real lo vi¬
ví cuando le puse la firma al rechazo
del indulto. Fue uno de los ejercicios
más libres que pude realizar.
Tal vez ésa sea la clave, y Graciela siempre
está firmando, de distintos modos, su re¬
chazo a los indultos que buscan la impu¬
nidad, el silencio, la parálisis y el olvido.
Fotografías de la
Cooperativa Sub
Conseguí el libro en
www.sub.coop
www.lavaca.org
La emoción y Los gritos ante Los conjuntos de cumbia, va Literalmente de Ushuaia a La
Quiaca, y sigue viaje a Bolivia, Chile, Paraguay, Uruguay y empieza a llegar a España,
motorizada por la inmigración boliviana y argentina. Las canciones se hacen célebres
a través de circuitos totalmente ajenos a Los grandes diarios, canales y radios: La refe¬
rencia son Las FM de cumbia y Los CD truchos. El público coincide exactamente con Los
sectores jóvenes, pobres y discriminados. El “agite” cumbiero se burla de Los “Chetos”
y los “narices respingadas”, y cada noche de fin de semana implica, para conjuntos
como Agrupación Marilyn, un raid bonaerense de no menos de ocho shows.
La Agrupación Marilyn representa La mutación de los conjuntos “villeros” a Los forma- época. EL grupo tiene ocho integrantes, promedio 20 años, todos trabajaron desde chi-
dos por hijos de la clase trabajadora y media baja. También cambió el estilo (más me- eos. Juan, el cantante, lavaba autos en el Paseo ALcorta y en el Village Pilar. Los demás
Lódico) y el contenido de Las Letras, aportadas por Lechuga. Se hizo testimonial: cróni- eran albañiles y vendedores ambulantes. Hoy ganan unos 2.000 pesos promedio por
cas de Los abusos y violaciones a los que pueden ser sometidas las chicas de esta semana. Sobre la discriminación: “Seremos negros de piel, pero no de la cabeza”.
SUB.COOP
NOVIEMBRE 2007 MU
15
Trópico de Marilyn
LA CUMBIA QUE ES PASIÓN DE MULTITUDES
El hit del año se llama Su florcita y marca un cambio: la cumbia villera mutó en cumbia testimonial, aunque
sigue siendo la mejor crónica de época. La Agrupación Marylin grabó el tema que compuso Lechuga, el nuevo
socio del manager de Rodrigo. Un trío que revela cómo funciona esta máquina cuya clave es su público.
La droga mata de frente, la yu¬
ta por la espalda”. La frase es¬
tá picada con una navaja so¬
bre una pared del garaje
techado del teatro de Avella¬
neda desde donde se transmite Pasión de
sábado, programa de cumbia por televi¬
sión. El garaje es la entrada para decenas
de grupos que se presentan allí para tener
sus 15 minutos de fama, y quién sabe qué
después. Andan con sus instrumentos y
su estirpe. Algunos rapados a los costados
y el pelo tipo comanche teñido, zapatillo-
nes de 500 pesos que les hacen pies de di-
bujito animado. Relojes blancos de malla
amplia para que bailoteen en sus antebra¬
zos. Tatuajes de Jesús, dragones, el Che,
corazones sangrantes, serpientes. Gorras
tipo béisbol, ropa de un tamaño desmesu¬
rado: remeras que les llegan a las rodillas,
bermudas anchas que llegan a los tobillos.
Es atuendo de rapero: los negros utilizaron
esa indumentaria en Estados Unidos -di¬
cen- como un modo simbólico de ocupar
más espacio, de ser más llamativos y, so¬
bre todo, más visibles. En el garaje hay au¬
tos no muy nuevos y en la puerta estacio¬
nan las camionestas que luego llevan a los
conjuntos a recorrer la provincia de Bue¬
nos Aires en noches seriales de shows de
20 minutos, cada uno de los cuales deja
unos 3.000 pesos promedio al productor,
según el caso.
De alguna parte sale un señor macizo,
con el pelo teñido y el ceño irritado, que le
grita a alguien: “¿Dónde dejaron la merca?
Aquél no la tiene”. El aludido, un mucha¬
cho sentado sobre un capó, sacude los
hombros desentendiéndose. Nadie le
presta atención al macizo señor que se va
otra vez por el agujero de donde vino. El
control de la entrada se ríe: “No se puede
creer, andan a los gritos buscando la falo-
pa” dice, mientras impide que una chiqui¬
ta de belleza criminal se cuele por el gara¬
je. Le pregunto al guardia qué tal es el
ambiente. “Hay buenos pibes, gente de la-
buro. También hay mucho tipo que agarró
guita, tiene zapatillas con 50 resortes, y se
la cree. Digamos: mucho culo roto”.
Llegué a este garaje a partir de una cu¬
riosidad: ¿cuál es el principal conjunto de
la actualidad, el más escuchado? ¿Cuál es
la música que mejor describe, como cróni¬
ca social, lo que está pasando?
Cuando en Bajo Flores unos chicos de
la escuela contestaron “Agrupación Ma¬
rilyn”, percibieron mi ignorancia, se apia¬
daron, y me hicieron escuchar Su Florcita.
Luego me enseñaron lo mismo en escue¬
las de Famatina, clubes de Paraná, en Tu-
cumán, la Villa 31, Santa Fe, La Matanza,
Chaco, Balvanera, Mendoza, San Luis, La-
nús, y la familia boliviana a cargo de la
verdulería de un supermercado chino de
Almagro. Agrupación Marilyn podía ser
una secta evangelista, un tributo nostálgi¬
co a la Monroe, o algún grupo político in¬
descifrable (si es que hay alguno que no lo
sea). Jamás había oído nombrar al grupo
más fuerte del país, según opiniones tan
diversas. Eso pasa por consumir medios
contrainformativos como Clarín, La Na¬
ción y cosas por el estilo.
Ando con un libro de detectives en el
que un tal Marlowe saca la nariz de su
frasco -su oficina- para recorrer un mun¬
44
do florecido de muerte, traiciones, cinis¬
mos y también de personas que tratan de
salir de las trampas que la vida les ha ten¬
dido. Comparado con esta recorrida, lo de
Marlowe es animación de fiestitas infanti¬
les. Ésta es una invitación a todos los que
viniendo de un estado tan inculto como el
mío, quieran al menos vislumbrar algo de
lo que nos rodea fuera del frasco.
Rodrigo, Walter y los contratos
onseguí su teléfono a través de
una páginas web, no recuerdo si
fue Mueva Mueva, Ciudad Tropi¬
cal o Negros Cumbieros. José Luis Gozalo
es el dueño de Vikingo Producciones. Es
descortés hacer bromas con los apellidos,
pero hay que reconocer que el de este
hombre podría ser un estribillo de cum¬
bia. Gozalo ( Pepe o El Gallego ) es un xl:
mide 1,90, debe andar al menos por los
130 kilos, tiene 57 años, el cabello rubio te¬
ñido, me recibe en bermudas y ojotas.
La oficina de Lavalle al 1600 tiene un
plasma grande como una ventana. Hay
decenas de fotos de Rodrigo y una más en
la que el entonces joven Gozalo está visi¬
tando en Madrid a Juan Domingo Perón.
Gozalo fue productor del cordobés
cuartetero Rodrigo Bueno, fallecido en un
accidente automovilístico en el año
2000, cuando iba de una bailanta a otra.
El productor consiguió ser uno de los
acusados de haberse quedado con los
beneficios gruesos del éxito de Rodrigo
durante los diez años que lo tuvo bajo su
órbita. En el clásico contrabando de ru¬
mores fascinantes ante la muerte de un
ídolo, se decía que Rodrigo en realidad
quería desembarazarse de su productor
justo antes de su muerte.
Gozalo enciende un cigarrillo, mira la
brasa, e informa mirando fijo: “Cualquier
verdura. Me acusaban de chuparle la san¬
gre a Rodrigo, y me mataron mediática¬
mente porque acá le pagás a Rial o a Ha¬
dad y dicen lo que vos quieras. La
verdadera pelea la teníamos Rodrigo y yo
contra los del sello Magenta (manejado
por unos señores de apellido Kiroski) que
no le liquidaban los discos. La madre de
Rodrigo terminó del lado de ellos. Pero yo
bajé el telón. Todo pasado. Me fundí y acá
estoy, limpito. Pude empezar de nuevo pe¬
se a que me mataron”.
Le pregunto por Walter Olmos, el cuarte¬
tero catamarqueño que se mató en el San
Cristóbal Inn. “Jugaba a la ruleta rusa, le ti¬
ró a otro músico, no salió el tiro. Se la puso
en la cabeza, se mató”. La máquina de ru¬
mores habló de drogas, borracheras, o de
cosas tan horribles que lo mejor es olvidar¬
las. Walter tenía 20 años, había sido un chi¬
co de la calle, ladrón, huésped de reforma¬
torios, pero eso casi ni se mencionó.
vean que cuando en cada esquina ellos se
paran con su 4 x 4y se encuentran con los
Pero las palabras de Walter llenas de auto¬
estima, fuerza y rebeldía, se hundieron en
algún pantano de su alma. Es difícil imagi¬
nar qué clase de desquicio lo dominó. Go¬
zalo queda como flotando en la nube de
su cigarrillo: “Una cosa así te mata. Tuve
que salir a aclarar que no soy mufa”.
Usted sabe, José Luis, que se suele decir que
este ambiente está fisurado por la droga, la
presión de trabajo, cerebros que estallan...
Por lo menos en mi grupo no. Hay falo-
pa en la cumbia como en todos lados.
Pese a que dicen que soy falopero, na¬
da que ver, no me dedico a eso y jamás
la probé. Y como me mataron los me¬
dios, menos que menos puedo estar en
eso, de modo que yo quiero... productos
de limpieza.
Se queda pensando en estas última tres
palabras. “Limpieza en el sentido de todo
limpio y clarito. Acá se trabaja. ¿Hiciste un
disco que es un gol? El segundo también
tiene que ser un gol”.
¿Pero existe eso del músico que queda
preso del productor? Gozalo me instruye:
co. ¿Tenés plata para invertir y lanzarte? Si
no tenés, yo te doy un porcentaje, pero
meno, empieza a facturar. Yo recupero y
Lo llaman por teléfono, dicta una pa¬
tente y otra serie de datos. Me cuenta que
compra coches chocados, los hace recons¬
truir y los vende: “Éste era un bmw que
vale 80.000 dólares, lo compré a 25.000,
lo arreglo y me gano 20.000”.
Seguimos con la música. Reconoce que
ostenta éxitos, pero también una enorme
lista de fracasos: “Cuando pasa eso, llamo
a los pibes, que tampoco los tengo acá ata¬
dos a una pata del escritorio. Chau, y a
otra cosa. Rompemos el contrato. ¿Qué
querés que te diga? Volvé a la fábrica”.
Números cumbieros
J osé Luis me ayuda a incursionar
en la aritmética de la cumbia; Le¬
chuga (Santiago Torres, líder de La
banda de Lechuga ) es uno de mis produc¬
tos. Hacía cumbia villera, y embocó al¬
gún tema exitoso. En un año habrá hecho
50 shows”.
Muchísimo...
(Me mira como si me estuviese burlando )
No, no sirve para nada. El negocio
nuestro es la venta de shows. Hay que
hacer 5 ó 6 un viernes, 7 u 8 un sába¬
do, 4 ó 5 un domingo, algo más entre
semana. O más: se puede llegar a 30
shows en una semana.
Me cuenta que cobran de 3.000 ó 4.000
pesos por presentación. Cada show dura
de 20 minutos a media hora, según el apu¬
ro. “Capaz que empezás una noche en La
Plata y terminás en Luján haciendo ocho
shows en el medio. Se arranca a la madru¬
gada, a las 2, hasta las 6 ó 7. Si el grupo tie¬
ne convocatoria la gente espera. Y si no,
llegás y la gente ya se las tomó”.
Gozalo calcula mirando al techo que
cada uno de los ocho integrantes de Ma¬
rilyn se queda con unos 2.000 pesos pro¬
medio por semana, aunque Juan, el can¬
tante, lleva un poco más que el resto.
“Además hay que pagar el alquiler de la
camioneta, los equipos, los plomos, el
manager” (que acompaña al conjunto).
Tomando las cifras más moderadas, un
fin de semana de 20 shows a 3.000 pe¬
sos dejan 60.000 pesos de los cuales
16.000 van a parar al conjunto, el resto a
gastos, y lo que quede a ganancias o lo
que Gozalo prefiere llamar “recupera¬
ción de la inversión”.
¿Qué es eso? Gozalo educa: “Mando el
disquito a las radios de cumbia. Ya estás
pagando, pero ves si el tema pica. Des¬
pués llevás al grupo a Pasión de sábado,
pero eso también es pago. Mejor dejemos
los números de lado” dice con cierta pi¬
cardía. Finalmente se anima: “Por inven¬
tar algo, ponele que invertís 50.000 pesos
en un grupo, ¿de dónde lo recuperás? De
los shows”. Me aclara que no hay ganan¬
cia fuerte de los discos, porque el reino
del cd trucho lo impide. “Rodrigo vendía
500.000 placas, pero hoy Marilyn no lle¬
ga a 50.000 porque cambió mucho el ne¬
gocio. Resumiendo: te miran por el pro¬
grama, y vos te quedás esperando que te
llamen. Tengo una larga lista de inversio¬
nes y no me los llamaron ni para un
show”. (Algo similar a las inversiones de
Sobisch y De Narváez en las últimas elec¬
ciones). “En cambio Marilyn al mes ya es¬
taba trabajando en serio”.
Cómo nace un hit
cado a la muerte de una chica de de 12
vuelve del colegio y aparece muerta en
que matan a una niña tan pequeña? Sólo te¬
nía 12 años, toda una
ir vivir”. Nadie
imaginaba aún el impacto que tendría
IBlilÉÉIIIM
Lechuga se lo dio a su amigo Juan Riva-
rola para grabarlo. Juan lavaba autos en Pi¬
lar Village y antes, en el shopping Paseo
Alcorta. “Cántalo como sufriendo” le dijo
Lechuga. Gozalo escuchó el demo y dijo:
“Es gol”. Armaron entonces la Agrupación
Marilyn, homenaje al nombre de la chi¬
quita muerta.
El tema empezó a recorrer sus propios
puentes de radios bailanteras para llegar a
todo el país. “Ahí firmamos bien los pape-
litos, porque si no, no se puede. Van a la te¬
le, se hacen famosos y se te vuelan. En tres
programas ya estaban haciendo 20 shows
por fin de semana” explica el productor,
que mientras observaba la actuación tuvo
la virtud de la paranoia: “Vi que los de los
otros conjuntos los miraban y se me pren¬
dió la lamparita. Éstos nos van a copiar. Lo
agarré a Lechuga y le dije: haceme seis te¬
mas iguales a Su Florcita, dame bola. Lo
pensé así: ¿qué mejor que me copie yo
mismo?”. Estaba naciendo la ola más re-
16
MU NOVIEMBRE 2007
cíente de la llamada cumbia testimonial.
La pericia de Lechuga para componer can¬
ciones de un día para el otro fue compen¬
sada por Gozalo, que lo convirtió en su so¬
cio y anuncia: “Tiene un don de Dios”.
Lecciones políticas
L e pregunto por la foto con Perón.
“Bueno, siempre fui peronista y fui
con mi familia a visitarlo. Mis pa¬
dres eran españoles. Yo tenía 18 años”. Me
cuenta que fue uno de los impulsores de
la feria de La Salada, y terminó vendiendo
el balneario Ocean de dicho lugar. Que
fue duhaldista y “movía a la gente, lleva¬
ba, traía, pero me abrí porque vi a la polí¬
tica como algo muy sucio”. ¿Qué es lo su¬
cio? “Todos van por el queso, no les
importa nada, ni siquiera la gente”. Me di¬
ce que la gente no es tonta, que prefiere ir
con un puntero político por un sandwich
“porque no tiene otros medios para mejo¬
rar. Pero este país se olvida de esa gente.
En esa malaria, esta música es un modo
de resistir y de disfrutar”.
Para Gozalo el problema incluye la pa¬
labra racismo. “Hablando en criollo, para
la Capital nosotros seguimos siendo ne¬
gros. Grasas. Después ves a un ejecutivo
que escucha cumbia en el auto. O en las
fiestas ponen cumbia para que haya algo
alegre”. |Y qué representa ese público “ne-
definición casi técnica: “Mirá, es la gente
trabajo y consumo masivo. Sin ellos este
país se muere”.
Melodía de la cobardía
asión de sábado se transmite du¬
rante cinco horas de la tarde. No
se trata de desilusionar a nadie,
pero las bandas no tocan (Marilyn fue la
excepción), sino que hacen un play back
con micrófonos abiertos, lo que permite
que el cantante haga una especie de kara-
oke en el mejor de los casos, y el anima¬
dor del grupo, con su propio micrófono,
reclame el clásico “y arriba las palmas”. El
público abarca unas 300 personas.
Auspiciado por la cerveza Diosa Tropi¬
cal , es un programa ideal para los amantes
de la cumbia, un tanto intransitable para
quien no lo sea. Unas chicas bellísimas
bailan detrás de los conjuntos, y detrás de
ellas hay camarógrafos que parecen que¬
rer practicarles una biopsia ya se sabe
donde. Cuando hay propagandas, las bai¬
larinas se tiran a descansar y dejan de ser
muñecas sexy para convertirse en chicas
agotadas, acaso más bellas aun, pero ine¬
xistentes para las cámaras. Apenas vuelve
la luz, impostan sonrisas de dentífrico y se
sacuden como en el caño, en una incita¬
ción a la masturbación masiva: nada aje¬
no al resto de la televisión abierta.
El ritmo del ascenso social
os chicos de Marilyn llegan con
L “~| Ornar, el manager. Entran en el ga¬
raje. La indumentaria es la rapera,
_l pero Juan me aclara que están por
cambiar el estilo. “Vamos a usar sacos lar¬
gos, otra cosa más formal. No nos pega la
ropa con las canciones”.
Marilyn es un alejamiento de la cumbia
villera hacia eso que se llama cumbia testi¬
monial, que a la vez tiene un estilo más pu¬
lido, más melódico y quizá, otro compo¬
nente social. Ejemplo: Club Atlético
Chanchín canta un tema de esta época, El
Celular, cuya estrofa más relevante reza: “Es¬
ta gilada no me deja ni garcar ”. Marilyn, con
las letras de Lechuga, apunta en cambio a
descripciones de historias y situaciones. Tal
vez haya que pensar que a la cumbia le es¬
tá pasando como al fútbol, con el protago¬
nismo trasladándose desde lo estrictamente
villero al terreno de la clase trabajadora, o
incluso media. Juan me alecciona: “La cum¬
bia villera te habla de la calle, robar, fumar¬
te un porro, el vino, las putas, la tanga de tu
hermana, tu tía y todas esas cosas. Es una
realidad cruda, pero sincera. Nosotros tene¬
mos un ritmo copado, pegadizo, pero habla¬
mos de historias reales, que las puede escu¬
char cualquiera, hasta los chiquitos”.
El padre de Juan y Sebastián Rivarola
es artesano en cueros y la mamá es maso-
terapeuta. “Bah, masajista, llego a casa y le
digo: vieja, arréglame”. Juan (23 años, el
veterano del grupo) trabajó desde los 16
años. “Vendí miel, condimentos, fui alba¬
ñil, plomero, techista, vendí ropa y lavaba
autos” cuenta. “En invierno era duro, a ve¬
ces lavando autos en el Village Pilar hasta
las once de la noche, se te abrían los de¬
dos del frío”. Para acompañar el momento
sintonizaba las radios cumbieras en los
autos que lavaba. “Y un día escucho que
pasan Su Florcita, y la gente llamaba pi¬
diéndola otra vez. Me puse re loco”.
El Turco trabajaba en una textil, once
horas por día. “Bastante jodido, pero es lo
que hay”. Ninguno pidió limosna en la ca¬
lle, como Walter Olmos. El Gallo trabajó
en carnicería y como albañil. También
vendió plantas, trapos rejilla, tupper, ante¬
ojos. Changa y Gastón Gamarra (21 y 20)
son los mayores de siete hermanos. Su pa¬
dre es obrero de la construcción y Changa,
por ejemplo, lo acompañó desde los 11
años. Tiene algunos mechones y parte de
una ceja teñidos de rojo. “La mitad de lo
que gano se lo dejo a mi viejo” cuenta.
Juan aclara: “La música es un trabajo co¬
mo cualquiera, con pro y contras. Así co¬
mo me sangraban las manos lavando au¬
tos, con la música tenemos que estar
viajando 24 horas y a nuestra familia no
la vemos por un mes entero”.
Confirman las cifras de Gozalo. En
una noche de buen trabajo se pueden lle¬
var entre 700 pesos y 600. Negocio cash
y fluido, se paga cuando termina el raid
de presentaciones con un desayuno en el
que cada uno recibe su parte. Diálogo
con Juan:
Entonces no es un trabajo como cualquiera...
Bueno, te podés comprar ropa, tener
una oportunidad de futuro. Lo raro es
que se acerca mucha gente a hablarte.
Me cuentan que mataron a sus hijos o
violaron a sus nenas. La vez pasada en
Jujuy estaba firmando autógrafos y una
mujer borracha mal me contó que ha¬
bían matado al hijo la semana anterior.
¿Y qué le decís en un caso así?
Que sea fuerte, que tiene que salir ade¬
lante y no bajar los brazos porque si no,
te comen los bichos.
Otra chica les dejó una carta contándoles
que la había violado el padrastro. Se la lle¬
varon a Lechuga Torres que compuso Qué
cobarde: “Maldita la necesidad, cuando ma¬
má por las noches se va a trabajar, la deja
con su papá que no es su papá. La niña reza
eos van saliendo.
Florencia, 15 años, me informa que un
negro cumbiero acepta a un cheto, pero
no a la inversa. Maira tiene también 15, es
una pelirroja (real) de ojos celestes, pero
se asume negra por ser cumbiera. Todas
están estudiando porque “hasta para lavar
pisos” les piden título secundario. Floren¬
cia dice que preferiría otro destino, y que
puede parecer una locura, pero querría ser
ayudante quirúrgica. Maira jugaba a ser
abogada: “Pero ya sé que es casi imposi¬
ble”. La mayoría de sus amigos está traba¬
jando o buscando trabajo. A todas las ro¬
baron al menos una vez.
Otro grupo. Jenny tiene 17 años y re¬
nunció a un negocio de accesorios para
celulares en Banfield. “Te quieren tener
agarrada, te dan 12 pesos por diez horas de
trabajo”. José es el único que está estu¬
diando: “Para trabajar tenés que tener es¬
tudio”. ¿Te sirve la escuela? José se ríe. El
padre es zapatero, él espera trabajar en un
supermercado como repositor, o algo me¬
jor si se puede.
que no entre otra vez como todas las noches.
Le conté a mi mamá que usted me toca, pero
no me quiso escuchar ”. La canción está de¬
dicada a todas las niñas abusadas.
Gastón reconoce que tienen un proble¬
ma práctico: “La verdad es que las pibas
se regalan mucho. A veces es muy duro”.
Gallo está por ser papá. “Pero todavía no
tengo un lugar para vivir en pareja, no me
alcanza la plata”. Changa tiene una novia
en Rosario. El Turco: “Yo iba a un boliche y
una piba no me daba ni bola. Ahora me
vio en Escombros y está recontra regalada.
Te ven en la tele o en el escenario, y listo”.
que la teoría maradoniana “billetera mata
En la sociedad actual el lema es: “Fama
Ninguno terminó la escuela. Todos reci¬
tan: “La escuela es importante”, pero reco¬
nocen que no la soportaron y tuvieron
que salir a trabajar. Changa: “Yo hice la
técnica, y ahí por lo menos aprendía cosas
concretas. Eso me gustaba”.
Drogas y negros
Juan:
1 clásico tema de las drogas y los
descontroles choca con la sonrisa
de estos chicos que dejan hablar a
Hay falopa en la cumbia, en el ro-
canrol, el jazz, el folclore. Pero a la cumbia
la discriminan porque es música de barrio
o de negro”. Juan me reconoce que fuman
“cigarro a pleno” y toman un poco de cer¬
veza. “Pero ni siquiera cuando trabajamos.
Mirá, si yo tomara merca tendría que an¬
dar con los ojos así de abiertos, las ojeras
por acá, y la nariz moqueando, sin poder
cantar ni el arroz con leche”. Me cuenta
que hay gente que se droga por depresión,
otra por hacerse ver, otra porque no les
importa que les desaparezca el cerebro.
¿Y la discriminación? “Nosotros pode¬
mos ser negros de piel, pero no de la cabe¬
za” me dice Juan (y que cada lector opine
lo que prefiera sobre tal oración). Changa
agrega: “A mí me han dicho negro de
mierda los conchetos de mi edad, porque
me gusta la cumbia. Es así: cada uno está
en su mundo y no quiere al otro”. Uno de
los grandes éxitos de Marilyn ha sido en
Bolivia, y la posibilidad de viajar a España
está abierta justamente por bolivianos y
argentinos que constituyen allí una comu¬
nidad cumbiera que los productores no
piensan despreciar.
Fin del show
n Pasión de sábado, una vez que
termina el show, se apagan las lu¬
ces, los conductores dejan de gri¬
tar, las muñecas sexy huyen sin saludar,
Marilyn se zambulle en la camioneta en la
que iniciarán su gira nocturna. Y los chi-
Déjalo ser
M
auro se asume como villero, habi¬
tante de Villa Sapito. No estudia y
hace changas cortando césped.
“Mi papá está en el municipio, capaz que
yo puedo entrar”. Le gustaría jugar en In¬
dependiente, pero lo rechazaron. “Lo que
no quiero es trabajar de piquetero. A mi
papá le ofrecieron entrar con mis primos,
pero no quiso”. ¿Qué significa trabajar de
piquetero? “Te dan 150 pesos y hay que ir
a las marchas al Centro. No sé qué grupo
era, pero hay varios. Gente que va a mo¬
lestar y a cortar la calle al pedo”. Para
Mauro es distinta la situación de vecinos
que salen a reclamar lo suyo. “Ponele lo
que veo de Gualeguaychú está bien, por¬
que les contaminan y pelean. Pero esto
otro es un trabajito, ni sabés por qué lo
hacés. Bah, la gente se gana su plata y su
mercadería. Pero a mí no me gusta”.
Los chicos aseguran que nunca vieron
sima gente está viviendo en la calle”. Les
y eso les causa mucha gracia. Mauro: “Vos
sabés que mienten, no jodas. Los políticos
solamente mienten. ¿Hay más trabajo? Ve-
ní, mostrámelo y mostráselo a toda la
gente, porque no se ve por ningún lado”.
Ahí queda descripta otra de las trampas
para los chicos del conurbano: ni conside¬
ran la escuela y la abandonan, o siguen
buscando algún título para acceder a traba¬
jos que finalmente nadie les ofrece. ¿Y en¬
tonces? Raúl, 18 años, aferrado al manubrio
de su bicicleta, me mira con una seriedad
de otro mundo: “Te queda seguir buscando.
Uno quiere vivir. Mi hermano de 15 no con¬
siguió laburo, se metió a robar y ahora se
droga”. Raúl dice que se siente mal con eso,
y empieza a abrir el relato. Su hermano ma¬
yor de 26, su hermana de 24 y su cuñado
están en el mismo estado: robo y adicción.
“Como que no pueden salir. Cartonean un
poco. O van y roban una bici, le tiran un
manotazo a alguien. A mí me robaron algu¬
na ropa”. ¿Y qué se hace ante esa situación?
“Nada, porque les hablás y es al pedo”.
Raúl, como tanta gente que me crucé
en esta recorrida, no habla quejándose si¬
no describiéndose. Trabaja en una cerraje¬
ría con el abuelo. Es el único de los her¬
manos que tiene empleo, pero admite que
si no fuese por el abuelo le resultaría im¬
posible encontrar trabajo.
Le pido que me diga cómo ve el futuro:
“No veo nada. Lo que importa es el pre¬
sente porque si salgo adelante hoy, maña¬
na voy a estar y seguir. Pero si me doy por
vencido ahora, voy a perder lo que tengo”.
Le pido que me diga qué tiene que pasar
para que las cosas no sean tan tremendas.
Sus ojos me dejan la extraña sensación de
que más que afirmar, está haciendo una
pregunta: “Que te dejen hacer la vida”.
NOVIEMBRE 2007 MU
17
Teatro de pie
BRAZO LARGO
Son los herederos de una tradición que se propuso unir política y escena para lle¬
varla a donde estaba más relegada. Ahora, son las asambleas las que los buscan a
ellos para que pongan en acto sus demandas en el escenario de la calle.
na jovencita, vestida con ba-
tón y pantuflas, barre la pea¬
tonal de Avenida de Mayo y
Perú. Más de un transeúnte
apurado sugiere con su mira¬
da que la joven desvaría. Ella continúa
indifererente con su abnegada tarea hasta
que inesperadamente un hombre se tira
al piso y la increpa: “Este pedazo de vere¬
da es mío, no lo barras”. La escena, im¬
provisada por miembros del grupo de te¬
atro Brazo Largo, es la antesala de una
serie de monólogos que los actores ofre¬
cerán como cierre de las Segundas Jorna¬
das de Recuperación del Espacio Público
La Calle es Nuestra. Por eso la jovencita,
cuando deja de barrer, agita con fuerza el
escobillón mientras grita: “La policía vigi¬
la atenta el pasto de vidrio verde. El que
lo pise o lo despeine comete el homici¬
dio, la contravención”.
Logró su objetivo: un puñado de per¬
sonas detiene su marcha, la rodea, y todo
está listo para que “suba a escena” en
plena vereda el monólogo Manzana Po¬
drida, escrito -para repudiar las rejas de
Parque Centenario- por Norman Briski,
el mentor de este grupo de teatro popu¬
lar nacido con la crisis de 2001.
Los orígenes de Brazo Largo, sin em¬
bargo, tal vez haya que buscarlos en Oc¬
tubre, el emprendimiento de teatro políti¬
co que un conjunto de actores del
Peronismo de Base -entre los que se en¬
contraban Briski y Víctor Laplace- creó
en los primeros 70 para llevar la actua¬
ción a villas y barrios populares. Por
aquellos años, sus integrantes se pregun¬
taban cómo incluirse en el ámbito de la
política a través de lo que mejor sabían
hacer: teatro. “La idea de Octubre era ar¬
mar algo con la gente de los barrios y
después hacer asambleas para discutirlo.
En Brazo Largo es distinto: nos llaman las
asambleas para actuar. Nos acercamos,
los conocemos y devolvemos como espe¬
jos lo que nos pueden contar. O, mejor
dicho, dialogamos y creamos algo supe¬
rados La idea de Brazo Largo es transfor¬
mar la realidad, acompañar el cambio
subjetivo de la gente”, resume Pablo Mi-
nini, uno de los integrantes del grupo.
Pablo, precisamente, es el que toma el
centro de la calle después de la joven ba¬
rrendera. Viste como cualquiera que pa¬
sea por la zona, excepto por un detalle:
tiene esposadas sus manos: “Ninguna re¬
ja hizo verano. La reja la inventó un
conspicuo cornudo. Tengo derecho a
burlarme, porque estoy preso en mi es¬
pacio público. Tengo derecho al odio,
Brazo Largo
El grupo se reúne todos los miércoles,
a partir de las 17, en el Teatro Calibán,
México 1428 P.B. “5”, Código Postal
1097, Capital Federal.
Teléfonos (011) 4381 0521 1 4384-8163
Más info en www.caliban.com.ar
porque con la concesión del espacio pu¬
blico se le da al injusto derecho a la pro¬
piedad. No discutamos el espacio públi¬
co como tal. Discutamos más el capital
que mata”, propone con otro monólogo
escrito por Briski. Un canillita que vende
la revista Hecho en Buenos Aires se acerca
al actor y espontáneamente lo abraza.
Con reflejos, Pablo lo suma a la escena:
el vendedor de revistas es quien termi¬
nará liberándolo de las ataduras.
Para cada acción, el grupo teatral
adapta obras ya existentes o bien crea
nuevas, de acuerdo a la perspectiva que
obtienen en el intercambio previo reali¬
zado con la organización anfitriona. Bra¬
zo Largo ya actuó con los trabajadores
del hotel recuperado Bauen, con la Fede¬
ración Libertaria Argentina, en un corte
del Puente Pueyrredón y en el hall de la
estación Constitución, poco después de
que los pasajeros decidieran quemar la
estación tras repetidas y abusivas demo¬
ras. En aquella oportunidad, Matías Fi-
gueroa interpretó a un gerente de la em¬
presa que se ufanaba de las grandes
inversiones. Como parte de la actua¬
ción, sus compañeros comenzaron a agi¬
tar con cánticos e insultos, hasta que el
público reaccionó como si el actor fuera
el verdadero gerente. Matías abandonó
la escena -literalmente- corriendo antes
de ser linchado.
Brazo Largo está integrado por dos de¬
cenas de actores. La mayoría estudió con
Briski teatro de interpretación bajo el mé¬
todo de Stanislavsky. Varios de los miem¬
bros del elenco, a su vez, fueron recluta¬
dos durante las acciones que realizó el
grupo. Pamela, por ejemplo, integrante
de la Unión de Trabajadores Costureros,
se sumó tras la representación de un des¬
file que se hizo frente a la Legislatura
porteña para denunciar el trabajo escla¬
vo en los talleres textiles clandestinos. Y
Eugenia Caamaño, de la Asamblea de
Trabajadores Precarizados, se incorporó
después de que el grupo de teatro partici¬
para de la Caravana de Escraches Espe¬
rando el i° de Mayo, realizada contra em¬
presas que no reconocen los derechos
laborales de sus empleados.
Es Eugenia la que sucede a Pablo so¬
bre el empedrado de la calle Perú, con la
cara lavada y sin más atuendo que el
propio vestuario: “Aliarse con la queja es
sólo el aspecto infantil de lo que nos pa¬
sa, nuestra tarea es movilizar con la di¬
versidad la increíble máquina de la dig¬
nidad. ¡Y pedir humilla! Porque es
nuestro el espacio de nuestros sueños. La
deuda la tienen ellos con nosotros”, ad¬
vierte Eugenia en una de sus últimas ac¬
tuaciones porteñas: está a punto de mar¬
char hacia Chicona, Salta, para abrir un
centro cultural. “Queremos replicar esta
experiencia por todos lados”, explica e
invita a sumarse al proyecto a todo aquel
“que tenga ganas”.
Cada miércoles, los integrantes de Bra¬
zo Largo realizan una asamblea en el Ca¬
libán, el teatro que Briski abrió en el fon¬
do de una casa de Monserrat. Allí
debaten posiciones políticas antes de en¬
sayar. “Hacer teatro popular es como tirar
advertencia, es nuestra manera de revolu¬
cionar. Éstos no son tiempos de poner
bombas”, define Eliana Wassermann, ya
Sentados en una ronda imperfecta
allí discuten cada paso que van a dar
hasta reconciliar lo que a primera vista
parece irreconciliable. Dedicaron horas,
por ejemplo, para decidir que iban a re¬
chazar la invitación a participar del es-
crache a Wal Mart. “Nosotros no baja¬
mos línea, más bien mostramos las
contradicciones que hay en la propia so¬
ciedad y eso a veces no le gusta a todo
el mundo. En Wal Mart queríamos ha¬
blar de las multinacionales pero tam¬
bién de los trabajadores que terminan
legitimando sus prácticas”, argumenta
Eliana. “La actuación -completa su com¬
pañera Victoria Albornoz Zaraf- es un es¬
pacio de impunidad y libertad para de¬
cir lo que queremos decir”.
Una buena parte de los integrantes de
Brazo Largo participan, además, de otros
espacios de militancia. Están aquellos que
integran la Asociación de Trabajadores del
Estado y también los que se enrolan en el
Partido de Trabajadores Socialistas o el
Movimiento Socialista de los Trabajado¬
res. Sus diferencias quedan expuestas en
las rondas de los miércoles. Sin embargo,
la actuación funciona como síntesis per¬
fecta de esos maratónicos debates.
Los integrantes de Brazo Largo no vi¬
ven del teatro. “No queremos que el di¬
nero distorsione nuestros fines, hacemos
todo por la causa”, acota Yamila. Jorge y
completa: “Tampoco participamos de
festivales, porque nuestra misión es lle¬
var el teatro a donde no llega”. El grupo
rechazó, hace tres meses, un subsidio
cuando comenzó a brindar talleres de
actuación en el instituto de reclusión de
menores Luis Agote. “Aceptarlo hubiera
sido legitimar las instituciones de encie¬
rro. La mejor ayuda que podemos darles
a esos chicos es una escalera para que
escapen, pero entendimos que nuestra
presencia ahí se convierte en el único es¬
pacio de creatividad y libertad. Por eso
aceptamos ir”, señala.
Eliana se carga el escobillón al hom¬
bro y guarda el déshabillé en una bolsa.
Con todo a cuestas se apretuja en el sub¬
te repleto. Viajando con semejantes bár¬
tulos sigue cosechando miradas extrañas.
Y ella sigue sin amilanarse: “Nosotros
-dice- no hacemos teatro para divertir,
nosotros vivificamos la lucha”.
18
MU NOVIEMBRE 2007
De lo malo, lo mejor
REVISTA BARCELONA
Decidieron hacer lo que se les cantaba y crearon un nuevo ritmo para sintonizar la realidad. Se ríen del
periodismo, en serio, poniéndolo en evidencia. Son incómodos para algunos e indispensables para sus
muchos y fieles lectores. Editaron un best-seller, un programa de tevé y un especial de radio. Todos éxitos
irrepetibles: les sobra creatividad, pero les falta espacio. En tanto, escriben disparates para otros.
famlatraS
ALBERTO FERNANDEZ: "PARA RENOVAR EL PJ CAPITAL
SOLO FALTAN TOMA, GRANILLO OCAMPO, BELIZYGROSSO"
Revista üarrglona presenta
abía una vez, un grupo de pe¬
riodistas que se quedaron sin
trabajo y optaron por una sa¬
lida poco usual en situacio¬
nes como ésa: hacer nada
más ni nada menos lo que se les dio la ga¬
na. O, en palabras de ellos mismos, lo que
se les cantó. No realizaron estudios de
mercado ni fueron en busca de nichos de¬
satendidos, simplemente lanzaron una re¬
vista guiados por el propio placer. Así na¬
ció Barcelona, la irreverente publicación
que hace de lo políticamente incómodo
su arma letal.
Los periodistas desocupados llevaron
el proyecto a varios editores que lo disfru¬
taron y se rieron en privado, pero ningu¬
no de ellos se animó a invertir un cénti¬
mo en una publicación que prometía no
tener límites. Ahí radica tal vez el mayor
éxito de Barcelona: atreverse a decir, de
manera brutal y descarnada, lo que mu¬
chos prefieren callar.
Tuvieron que pasar dos años para que
los bocetos se transformaran en revista.
Fue gracias al tío de una integrante del
grupo: el hombre vivía en China y, tal vez
un tanto inconsciente por la distancia,
prestó cinco mil pesos (¿habrán sido las
famosas inversiones chinas?) para poner
en marcha el emprendimiento. La suma
alcanzó para imprimir los dos primeros
números -cinco mil ejemplares cada uno-
y para lanzar una modesta campaña de
afiches callejeros. Así, en abril de 2003
Buenos Aires apareció empapelada con la
tapa inaugural: “Ahora dicen que Piñón Fi¬
jo es Yabrán” anunciaba la principal noti¬
cia, parafraseando ese particular estilo de
titular que acuñó Clarín para no compro¬
meterse con la información que publica.
El embrión de Barcelona había sido la
sección Sending Fruit (mandando fruta) de
la extinta revista La García, donde trabaja¬
ba el grupo fundador. Respetando todos
los códigos del lenguaje periodístico más
tradicional, en ella redactaban noticias
apócrifas. “Advertencia: No toda la infor¬
mación aquí publicada ha sido debida¬
mente chequeada. Ley 23.444”, hoy puede
leerse en cada una de las desopilantes
portadas del quincenario. Sin embargo, no
parece fácil afirmar que Barcelona miente:
¿cuán falaz resultó aquel titular previo a la
segunda vuelta electoral de la Ciudad de
Buenos Aires que afirmaba en letras catás¬
trofe: “Gana Filmus. Sólo si Julio López
aparece amordazado en el museo de la
pasión boquense”.
El eslogan de la revista, “una solución
europea para los problemas argentinos”,
surgió en aquellos tiempos fundacionales,
cuando la ciudad de Barcelona se había
convertido en una especie de meca de sal¬
vación para la generación palermitana de
treinta y pico. “Yo también había pensado
en ir a tramitar mi nacionalidad comunita¬
ria, pero por ñaca de hacer tanta cola nun¬
ca lo hice. Me daban más ganas de pensar
una revista”, recuerda Pablo Marchetti (a)
el Pelado, uno de los directores.
Marchetti confiesa que las expectativas
que tenían cuando lanzaron el primer nú¬
mero eran igual a cero. “La revista estaba
buenísima -dice-, la preparamos sin nin¬
gún tipo de concesiones. Además, hicimos
todo lo que había que hacer para que fun¬
cione: bajo precio, muy buena distribución
y un enorme mailing a todas las radios pa¬
ra que los periodistas la difundan. Pero
pensábamos que con toda la furia les iba a
gustar a 500 limados como nosotros.”
Para sorpresa de Marchetti y sus se¬
cuaces, aquellas dos ediciones se vendie¬
ron tan bien que permitieron sustentar
el número 3. Hoy, Barcelona exhibe en la
calle su edición número 120 y vende
15.000 ejemplares por quincena. Suele
ser citada -de manera elogiosa- en sitios
contrainformativos tan disímiles como
los panegíricos dominicales de Página/12
o las Charlas de Quincho que Ámbito Fi¬
nanciero publica los lunes. Uno de sus ti¬
tulares hasta desató una feroz polémica
mediática entre el filósofo José Pablo
Feinmann y el ministro de Educación,
Daniel Filmus.
Con el cuarto número en la calle, Barce¬
lona ya había recibido una propuesta de
Adolfo Castelo para convertirse en suple¬
mento semanal de la revista txt La situa¬
ción les permitiría a sus creadores cobrar
por lo que hacían, darle mayor circulación a
la revista, abandonar el living de sus casas
como lugar de trabajo y cumplir con el sue¬
ño de la oficina propia. A pesar de ese pa¬
norama no se abalanzaron sobre la oferta:
pusieron como condición que nadie podía
tocarle un ápice al producto. Y así ocurrió,
dicen, mientras duró el acuerdo. Después de
casi un año, volvieron a los kioscos en sole¬
dad y con periodicidad quincenal. El acuer¬
do expiró y Barcelona duró más que la revis¬
ta que los “contenía”.
Los colegas periodistas, parece, son los
más fervientes promotores de esta publica¬
ción que hizo de la parodia a los diarios su
principal recurso estilístico. “La parodia
nos vino muy bien para la difusión, por¬
que muchos de los mismos periodistas de
los que nos cagamos de risa nos dieron
manija con el argumento de que nosotros
decimos lo que ellos no pueden. Pero si se
tratase sólo de una parodia la revista sería
sólo para el gueto de los medios. Y la ver¬
dad es que lo excede en demasía”, explica
el editor Fernando Sánchez, que no deja de
agradecerles a sus colegas: “Buena parte de
Barcelona tiene página web desde ha¬
ce varios años, pero recién ahora le
están dando uso. No hay mucho, pero
sobra con las encuestas, la sección “Mi
foto con un famoso” y los temas pro¬
puestos para el foro. Sirve para conse¬
guir los números atrasados y comuni¬
carse con ellos, sin intermediarios.
www.revistabarcelona.com.ar
nuestro mérito se lo debemos a los demás
medios. El periodismo de hoy es una mier¬
da, los diarios son una mierda, las revistas
son una mierda, los periodistas andan en
el negocio del chiquitaje. Todo está tan ma¬
lo que a lo mejor por eso nos destacamos.
tamente correcto de hacerlo se terminó va¬
ciando de contenidos. Para nosotros ése es
Los integrantes toman la carcaza de los
medios para llenarla de disparates (o no
tanto). Respetan a rajatabla el formato de
la pirámide invertida, redactan los absur¬
dos con total solemnidad y titulan las noti¬
cias sólo con información. Cada uno de los
miembros de Barcelona se asume como pe¬
riodista y rechaza -casi como una ofensa-
el mote de humorista. “Nosotros estába¬
mos y podríamos estar dentro de ese caldo
de cultivo. Hacer Barcelona fue como huir
para adelante; y para hacerla era necesario
haber acumulado en los medios mucha
experiencia, mucho rencor y muchos años
de resentimiento en las redacciones perio¬
dísticas. Para hacer una publicación como
ésta por lo menos tuviste que haber pasa¬
do por un retiro voluntario y una indemni¬
zación”, aclara Ingrid Beck, la directora del
tío chino que finalmente confiesa: “Éste es
un medio catártico, como una terapia para
no volvernos violentos”. Y enseguida Mar¬
chetti, el que tiene por nombre de guerra el
Pelado, agrega: “Si no hiciéramos la revista
seríamos un movimiento guerrillero pero
nos bajarían en tres segundos: nos daría
ñaca ir a comprar granadas”.
A esta altura, la fiaca parece un ele¬
mento constitutivo de la redacción de
Barcelona. Dicen sus propias lenguas que
se las ingeniaron para hacer un producto
periodístico en el que no tuvieran que
hacer entrevistas, desgrabar, llamar por
teléfono o chequear información. Cuen¬
tan que hasta por fiaca no tienen un de¬
partamento de publicidad.
La agenda temática de Barcelona es la
NOVIEMBRE 2007 MU
19
misma que siguen los diarios
nacionales. “No hay tema del
que no hablemos: desapareci¬
dos, Auschwitz o el que sea.
El problema no es de qué ha¬
blamos sino qué decimos, no
es que todo nos chupe un
huevo. Lo que hacemos noso¬
tros es tratarlos desde nuestra
línea editorial, por eso les de¬
dicamos mucho tiempo a las
tapas y contratapas, que son
elaboraciones colectivas”, di¬
ce Sánchez.
No caben dudas de que Bar¬
celona es una revista ecuméni¬
ca: ya recibió cuestionamientos
de católicos, musulmanes y ju¬
díos. También de artistas (una
cantante con nombre de fenó¬
meno climático se ofendió porque apareció
en un póster que reunía a los argentinos con
fama de mufa) y, por supuesto, de políticos:
en agosto pasado, la Municipalidad de San
Miguel de Tucumán secuestró una muestra
de contratapas de la revista que se exponía
en la vía pública. Con la ironía característica
de la publicación, sus directores emitieron
un comunicado donde señalaban que no
podían más que “celebrar que los gober¬
nantes tucumanos hayan dejado de lado las
prácticas siniestras de la dictadura militar,
propias del oscurantismo rei¬
nante durante los años de Do¬
mingo y Ricardo Bussi (tanto
en dictadura como en demo¬
cracia) y que hoy, con el Frente
para la Victoria que gobierna
tanto en la provincia como la
capital San Miguel de Tucu¬
mán, la democracia, la toleran¬
cia y la transparencia sean sig¬
nos distintivos de la actual
gestión”. Por último, remata¬
ban: “Se trata, sin dudas, de
un proceder prístino que su¬
giere un cambio profundo res¬
pecto de los años de plomo.
Ya no se secuestran personas
sino muestras de arte. Resulta
evidente que el cambio recién
empieza”.
La muestra de las contratapas de Barcelo¬
na recorrió el país, desde el Palais de Glace
hasta pequeños centros culturales de La Rio-
ja o San Luis, donde los periodistas fueron
invitados a exponer como una verdadera
demostración de resistencia política. Si las
noticias son una parodia del periodismo, las
contratapas hacen lo propio con el mundo
del marketing. “Si la publicidad usa formas
efectivas para comunicar mierda, nosotros
tomamos ese mecanismo, pero le damos
vuelta el discurso”, cuenta Marchetti.
Uno de los últimos números mostró en
la contratapa la reproducción del afiche de
campaña de Cristina Kirchner y Julio Co¬
bos con una sutil modificación: “Sabemos
lo que falta. Sabemos dónde está. Cristina,
Cobos y algunos”, podía leerse debajo de
la sonrisa perfecta de los candidatos.
“Esta revista no la podríamos haber sa¬
cado durante el menemismo, que se reía
públicamente de sí mismo -arriesga Beck-
Este gobierno no tiene ese nivel de cinismo,
no se ríe en público. Y encima tiene ese tin¬
te progre que nos permite trabajar sobre la
contradicción de su discurso. Somos los
únicos que lo corremos por izquierda”.
A pesar de tratarse de la revista que
más creció en los últimos años, los anun¬
ciantes no contemplan a Barcelona en sus
pautas de promoción. “La mayoría de los
íéééíMIm^^
desarrolla su concepto: “Ni siquiera es una
ren asociar su marca a un producto impre-
WÉMIMI ¿Podría ser una paro¬
dia a los diarios de otra manera?
El éxito de Gente Grossa -así se llama la
empresa que constituyeron- fue refrendado
con la edición de Puto el que lee, un diccio¬
nario de insultos, injurias e improperios
que viene a llenar un vacío dejado por el
famosísimo mataburros de María Moliner.
El libro ya lleva vendidos 12.000 ejempla¬
res. A pesar de tantas ventas, los periodistas
de Barcelona no logran vivir de su pequeña
empresa. Sin embargo, convirtieron sus cre¬
aciones en el trampolín para conseguir
otros trabajos: Beck y Marchetti, por ejem¬
plo, realizan los guiones radiales de Eliza-
beth Vernaci en Rock 8? Pop, Sánchez hace
lo propio para programas de la cadena Fox
y Javier Aguirre y Eduardo Blanco -dos de
los redactores- guionaban hasta hace poco
libretos para Jorge Guinzburg.
A fines del año pasado, además, Gente
Grossa emitió por la señal de cable I-Sat
su primer programa televisivo: Los anales
de Barcelona, un unitario que sintetizó las
mejores noticias del año, conducido por
Eduardo Aliverti y Marcela Pacheco. El no¬
ticiero repercutió como ningún otro pro¬
grama del canal y, sin embargo, la expe¬
riencia no se repitió.
El pasado 28 de octubre fue el debut ra¬
dial del equipo de la revista: otra vez jun¬
to a Aliverti. Esta vez coprodujeron la co¬
bertura de los comicios presidenciales que
pudo escucharse (y todavía puede hacer¬
se, por Internet) en Radio Éter.
La buena noticia es que a falta de se¬
riedad, el periodismo lisérgico -como al¬
guna vez ellos mismos lo definieron- se
puso de onda.
Guía inútil para madres
primerizas es el más se¬
rio manual escrito sobre
el tema. Ingrid Beck, es¬
píritu fundador de Barce¬
lona- y Paula Rodríguez
son las autoras que com¬
parten en estas páginas
la cruel verdad: nadie te
puede decir lo que tenés
que hacer. Tampoco cómo
ser madre. El libro funcio¬
na, entonces, como un
exocista que espanta el
espíritu de Utilísima que
se apodera de madres,
suegras y amigas cuando
observan a tu bebe.
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20
MU NOVIEMBRE 2007
Hacer unk
DANIEL UNK, PROFESOR DE LETRAS
Sabe leer y escribir y de eso vive. Sus temas son la literatura del siglo 20, el barrio,
Cromañón, los talleres literarios o la Marcha del Orgullo Gay, por citar algunos
ejemplos que fluyen en sus clases y en esta charla con idéntica pasión.
icen que hay gente para todo,
pero la que está acá, en esta
habitación cuadrada y sin aire,
parece soportar con entusias¬
mo las cuatro horas y pico de
encierro. Afuera es primavera ardiente y
adentro es Puán, la psicodélica sede de la
Facultad de Filosofía y Letras de la Universi¬
dad de Buenos Aires; y es el quinto piso por
escalera, porque los ascensores descansan y
los estudios superiores de esta casa están, li¬
teralmente, en la cima.
La decena de estudiantes del doctorado
está compuesta por tres latinoamericanos y
siete criollos. Dos son brasileños y sus ma¬
lentendidos con la lengua local son apenas
un escollo más de la lista que deberá sorte¬
ar el profesor a cargo de este seminario so¬
bre “un argentino de París”, como señalará
después, al desentrañar las pistas de ese
misterio llamado Copi.
Apenas comienza la ceremonia de la cla¬
se, una estudiante pregunta si le puede re¬
comendar para su tesis algún estudio sobre
la vanguardia. El profesor dirá:
-Es difícil trabajar con el concepto de
vanguardia, salvo que seas un erudito
alemán. Por estos días escuchamos decir
a un aspirante a funcionario municipal
que no quería espacios exclusivos para
expresiones de vanguardia y, la verdad,
si eso que llama vanguardia es algo que
crece como un hongo venenoso en las
paredes del Estado, por mí que desapa¬
rezca. Es diferente si lo que te interrogás
es cómo se produjo un proceso de cam¬
bio. En ese sentido, por ejemplo, el su¬
rrealismo es “la” vanguardia, porque es
la única corriente que consigue cambiar
la forma de leer, cambiar la máquina.
Otra alumna lo interrogará acerca de
dónde encontrar estudios sobre la contra¬
cultura. El profesor dirá:
-No sé. Quiero creer que alguien se pre¬
ocupó por ese tema, pero en principio
pienso que no hay posibilidad de oponer
la cultura a nada. La cultura es como una
mancha de aceite que no encuentra lími¬
tes en ningún lado. La noción de contra¬
cultura, en todo caso, se me ocurre que
hay que pensarla en función de la noción
de dictadura, en el sentido de resistencia.
No han pasado cinco minutos de cla¬
se y ya queda claro cómo se abanica el
sopor intelectual en esta habitación cua¬
drada y sin aire.
Cuatro días después, masticando un
abadejo a la parrilla y con ajo, el profesor
me dirá que está trabajando en un ensayo
sobre Copi, que le ha tomado más tiempo
del que pensaba porque “parece un paya¬
so y lo es, en gran parte, pero un payaso
con profundidad filosófica. Él puede tener
una teoría política casi a lo Tony Negri,
pensando en nuevos sujetos como la mul¬
titud, pero como eso nunca está desligado
de la risa, es muy difícil separar la parte de
payaso de la del filósofo del presente. Y
eso es lo que me gusta”.
Son precisamente estos linlcs en su dis¬
curso, que llevan de la política a la litera¬
tura, de la realidad a la ficción, de los gus¬
tos personales a las clases magistrales los
que convierten a este profesor en un nom¬
bre propio.
fía y Letras”, bromea Linlc, Daniel.
ink, Daniel, es un argentino de
Córdoba, nacido en “una familia
intensa” que mezcló alemanes y
calabreses. El resultado es este morocho
alto, de ojos transparentes, hidalgo e his-
triónico. Dirá que se siente cómodo con
la palabra “excéntrico”, pero en realidad
es un clásico caballero que apenas co¬
menzamos la entrevista me cuenta la si¬
guiente anécdota: “Un día fui al baño y
encontré en la puerta un graffiti con el tí¬
tulo: ‘Éstos son los profesores putos’. Mi
nombre estaba en tercer lugar. Cuando
regresé a la clase les dije a mis alumnos
que me sentía indignado, ofendido, hu¬
millado, porque no me habían puesto en
el primer puesto”. Queda claro, enton¬
ces, el estilo Linlc: de lo ario, heredó lo
directo. También allí hay que buscar la
explicación de su formación en escuelas
alemanas que lo tuvieron como alumno
modelo. Era el poeta del colegio. Su incli¬
nación por las letras no alcanzó, sin em¬
bargo, para escapar del mandato familiar
y apenas terminó la secundaria se su¬
mergió en el mundo de los números: del
empleo en un estudio contable iba direc¬
to a las clases en Ciencias Económicas y
su recreo era un taller literario donde ha¬
lagaban las poesías que años después
-cuando ya no era ése, sino éste Linlc-
publicó bajo el título La clausura de fe¬
brero y otros poemas malos. Dirá que los
editó por varios motivos, pero funda¬
mentalmente como un acto de interven¬
ción. “Siempre pienso que en Argentina
hay una facilidad enorme para publicar,
sobre todo porque hay una capacidad de
gestión enorme: como vivimos de crisis
en crisis, estamos acostumbrados a ges¬
tionar todo desde la nada. Los poetas
son buen ejemplo de esto. Y en su gran
mayoría esa producción es mala. Desde
ese punto de vista, el gesto de interven¬
ción era mi forma de decir: si ustedes es¬
tán publicando esto pensando que es
bueno, yo puedo publicar esto que sé
que es malo y que no es peor que lo que
ustedes publican”.
Dirá, además, que huyó de Económi¬
cas el día que leyó el mensaje oculto en
la corbata de un profesor; leyó su futuro,
los mundos donde estaría inmerso, sus
intensidades. Así nació su carrera en Le¬
tras, primero como estudiante del profe¬
sorado, luego como profesor, siguió como
crítico en revistas especializadas y luego
como director del Suplemento Radar Li¬
bros, del diario Página 12, desde donde
huyó cuando el oficialismo se hizo letra.
Ahora, tras obtener una beca Guggen-
heim, un cargo de profesor con dedica¬
ción exclusiva y una indemnización labo¬
ral que denomina “beca Página”, está
-quizá- dónde le costó todo este tiempo
llegar: leyendo y escribiendo, estudiando
y enseñando, disfrutando.
Dirá, también, cuando se le pregunta pa¬
ra qué sirven los talleres literarios a la luz
de su experiencia con los poemas malos:
“A mí me sirvió para encontrarme con gen¬
te que tenía mis mismos intereses, incluso
conocí ahí a la que luego sería la madre de
mis hijos. Pero no creo que un taller pueda
hacerte mejor escritor.
¿Pero lo puede hacer peor? En el sentido de
convertirse en un espacio de disciplinamien-
to, castrador.
Castrador yo no diría, pero sí que im¬
pone el modelo literario del tallerista.
Con el paso del tiempo, lo que uno ve
es que los talleres se fueron convir¬
tiendo en proveedores de finalistas
para concursos literarios. Entonces, se
escuchan cosas como “fulano metió
dos finalistas” y se ve luego cómo eso
influye en los honorarios del talleris¬
ta. Con lo cual queda todo desvirtua¬
do. Lo que pasa es que un taller no
puede evaluar el proyecto de una po¬
ética. Para explicarlo en términos fut¬
bolísticos, podés evaluar si jugó bien
o mal tal partido, pero no decirle que
tiene que jugar de otra manera, por¬
que en la literatura cada cual puede
jugar como quiera, porque esencial¬
mente es eso: un juego. Con las críti¬
cas hay que ser cauto al decirlas y al
escucharlas. Yo este año estrené mi
primera obra de teatro y las críticas
me hicieron mierda. Lejos de depri¬
mirme, me confirmó lo que quiero
hacer, porque entre otras cosas creo
que nadie puede arrogarse el poder
de dictaminar cómo se hace teatro.
NOVIEMBRE 2007 MU
21
¿Pero se puede arrogar el poder de dictami¬
nar cómo se lee, tal cual titula uno de sus li¬
bros de ensayo?
Yo no pretendo en ese libro decir cómo
leer, sino reflexionar sobre procesos de
lectura, que es algo muy distinto. Noso¬
tros, en tanto lectores modernos, pone¬
mos en la lectura una serie de sentidos
que vienen del texto y otra serie de sen¬
tidos que vienen de la propia vida.
¿Por ejemplo?
Por ejemplo, vivimos un época extrema¬
damente peligrosa políticamente, tanto
a nivel planetario como local, con una
ideología concentracionaria que se ha
vuelto el pan de cada día. En Argentina,
por caso, es un hecho que luego de la úl-
lítica en términos abstractos, sino por la
corporación política en concreto.
¿Ese desinterés alcanza a los escritores?
Creo que si los escritores no son capa¬
ces de pensar en relación a eso, es por¬
que no son capaces de pensar en nada.
No hablo necesariamente de que es el
momento de hacer una literatura testi¬
monial o de denuncia, sino que hay di¬
ferentes modos de intervención que
hacen a un escritor. En el momento en
que un escritor se sienta a escribir su
cuentito, su novelita, se deja llevar y no
tiene por qué responder a ningún man¬
dato. Ahora, hay momentos en que un
escritor tiene que pararse frente al
mundo a decir cómo lo ve. Puestos en
un contexto como éste, de barbarie po¬
lítica generada por el terror, que esen¬
cialmente sigue siendo terrorismo de
Estado -porque terrorismo y Estado van
de la mano siempre- lo que vemos es
que los propios intelectuales son vícti¬
mas de ese terror.
En este momento ¿se puede pensar a los in¬
telectuales argentinos por fuera del Estado?
Afortunadamente desde hace muchos
años no tengo nada ver con la política
municipal, pero observo que mucha
gente sí tiene que ver, y por lo tanto, no
puede hablar mal de aquel que lo man¬
tiene. Fijate Cromañón. A mí Croma-
mis pares. Y no la vi.
Sí la contraria...
Exactamente. Y ser testigos contempo¬
ráneos de casi 200 muertos es una tra¬
gedia demasiado grande, escandalosa,
como para no reaccionar.
¿Existe una literatura terrorista?
No creo, es muy raro que la literatura
genere terror.
Lo digo en el sentido de si existe una literatu¬
ra que atente contra el desarrollo de una
sensibilidad cultural.
Prefiero dar vuelta tu planteo y pensar
que lo que necesitamos es una literatu¬
ra revolucionaria, no en el sentido de
que sirva para hacer la revolución, sino
para sostener el deseo revolucionario.
Me parece que la literatura no es un es¬
calón para alcanzar la revolución, pero
sí que construye el deseo de transfor¬
mación, de acabar con un estado de las
cosas que consideramos definitivamen¬
te injusto. Porque sin ese deseo, y tal
como está el mundo, no tiene sentido
nada de lo que uno hace. Ahora bien:
no le pidamos a la literatura todo. Por¬
que así como me parece autoritario
pretender que a todos los chicos les
guste el deporte, también me parece
autoritario pretender que a todos les
guste la literatura. Si a vos te parece que
es un plomo, está todo bien. No es que
estés equivocado: para vos es así. Di¬
cho esto, también debo decirte que hay
contenidos de literatura que tenés que
saber igual, como tenés que saber con¬
tenidos de matemática, porque esto ha¬
ce a la construcción de ciudadanía, que
es otra cosa.
Sus alumnos, que ya decidieron que la litera¬
tura no es un plomo, ¿qué desean?
No sé. Supongo que encuentran en la
carrera modos de socialización: gente co¬
mo ellos, que gusta de las mismas cosas,
además de una posibilidad de inserción
laboral permanente, porque no olvide¬
mos que la gente que estudia Letras sabe
que tiene trabajo garantizado, trabajo de
mierda si querés, pero trabajo al fin.
¿Y acepta ese destino en forma obediente?
No lo sé. Sé que, por mi parte, uno debe
ser paciente. Hemos sufrido una dicta¬
dura de muchos años, con una inercia
que no podemos pretender haber supe¬
rado, al menos en términos de imagina¬
rio. Son procesos lentos, que requieren
paciencia. En tiempos en los que los po¬
líticos profesionales son verdaderamen¬
te siniestros, las agrupaciones de iz¬
quierda tienen un discurso inútil,
ineficaz, religioso, lo que nos queda es
pensar cómo refundar no sólo una nue¬
va ética, sino una nueva manera de
concebir la política con alegría. Pero lo
que veo a mi alrededor es que cuando
un funcionario municipal dice una bu¬
rrada, mis colegas dicen: tengo miedo.
¿Qué miedo te puede dar un funciona¬
rio municipal? Hay que actuar contra él,
riéndose de él. Hay que generar cade¬
nas de carcajadas contra sus burradas.
Hay que construir la política fuera del
terror, con alegría.
¿Y cómo se lee con alegría?
Insisto: los placeres no son universales.
La literatura nunca lo fue y no tiene
por qué serlo. La literatura debe ser un
lugar de riesgo. Yo no voy a hacer leer
Proust a un chico de una escuela secun¬
daria, tampoco una novela de Kafka.
Cuando yo mismo leo a Joyce me abu¬
rro. Tengo que leerlo porque es parte de
mi trabajo, pero es como si trabajara en
un cali center. Creo que lo mejor es
mantener una relación de felicidad con
todas las cosas que uno hace, entre
ellas la lectura.
¿Hay poco riesgo en la literatura actual?
Es uno de los efectos de la descomposi¬
ción de la cultura argentina y de lo que,
desde mi punto de vista, significó el
2001 como final imaginario de la dicta¬
dura. Y fue a partir de ahí donde hubo
que comenzar a reconstruirla. No es ca¬
sual, entonces, que se haya empezado a
reconstruir a partir de los barrios: Cu-
curto con Constitución, Fabián Casas,
con Boedo, yo mismo con Monserrat.
No fue una acción concertada, sino
sencillamente una manera de decir: en
estas cuadras, en relación a estas perso¬
nas y a estos modos de interacción que
son el barrio, se crea una mitología pa¬
ra refundar la ciudad. Frente a los pro¬
yectos más abstractos de la literatura de
mercado, donde da lo mismo que las
cosas sucedan en Barcelona o donde
fuere, porque no hay demasiadas refe¬
rencias porque ni importan, la respues¬
ta fue: mi mundo es lo que yo alcanzo
a ver a través de mi ventana.
Entonces, ¿la contracara del proceso de glo-
balización es esa literatura que recupera la
escala humana?
Claro, es como una manera de resistir al
internacionalismo salvaje y ponerle la
escala de lo transitable. La ciudad no es
un artefacto abstracto sino el lugar que
yo habito. Y esto precisamente, a través
de registrar cuáles son las calles por don¬
de camino, a qué barrio voy y a qué ba¬
rrio no voy, qué relaciones de amor y
odio tengo con esos lugares que recorro.
Que la ciudad es un emblema del capita¬
lismo es cierto y es cierto desde hace mu¬
cho tiempo, pero al mismo tiempo es in¬
teresante pensar cómo se enfrenta ese
destino. La ciudad ofrece todavía un plus
de sensibilidad, de conocimiento, de con¬
tacto con lo otro, que es lo que hay que
sostener y reivindicar. Es en la ciudad
donde puedo darme cuenta de que
cuando miro por la ventana y veo pasar
siete personas (y efectivamente mira por la
ventana y pasan siete personas ) son siete
personas que no tienen nada que ver
conmigo, no piensan como yo, no hacen
lo que yo hago y tienen deseos que ni
puedo imaginar. Y eso es lo más estimu¬
lante. En la ciudad, quieras o no, convivís
con una manifestación. Y la verdad es
que son molestas, pero uno no puede si¬
no acompañarlas porque es la única ma¬
nera de enterarse de lo que le está pasan¬
do al otro. No tengo otra manera de
enterarme de lo que pasa en ciertos luga¬
res si las calles no están cortadas, e inclu¬
so, si no cortan las calles no sale en los
diarios, aunque sea porque escriben en
contra de que se corten las calles.
¿Cómo se maneja en la docencia una elec¬
ción sexual diferente?
¡Qué se yo! Hay teorías que sostienen
que la identidad homosexual se defi¬
ne a partir de una injuria, que es pre¬
cisamente esa injuria la que la consti¬
tuye: cuando te dicen puto, puto,
puto. Yo no sufrí eso, porque era poe¬
ta, porque tenía otra excentricidad o
porque yo mismo no lo era, ya que
mi “conversión” homosexual es muy
tardía en mi vida, llegó después de
los 30 años. En todo caso,
teórica que a mi me identifica es
es un tema sobre el cual no se puede
tener ninguna teoría porque todas es-
lllMSllíydifM
ció. Mi posición es que de eso es me-
jor no hablar, pero no en el sentido
de mantenerlo en secreto, sino en el
sentido de no sostener un discurso. Sí,
por cierto, tengo un discurso cívico en
relación con la defensa de derechos,
pero en ese sentido da lo mismo que
seas indio, prostituta, homosexual o
enano, en tanto constituyas una mi¬
noría cuyos derechos se ven vulnera¬
dos por el modo de funcionamiento
de la sociedad. No me parece que uno
tenga que hacer un activismo mono-
aural: uno debe ser capaz de notar
quiénes sufren atrocidades. Por ejem¬
plo: detesto las marchas del Orgullo
Gay, desde la estética hasta los organi¬
zadores. Pero voy igual porque uno
tiene que estar una vez al año for¬
mando parte de eso. Me parece un
poco mezquino decir que como no
me gusta la dirección que le imponen
lo organizadores, me abstengo.
¿Y qué dirección le imponen los organizadores?
¿Cómo te lo puedo decir sin que sue¬
ne mal? Lo hacen de manera muy be-
rreta. Un ejemplo para entenderlo: es¬
te año ha habido discusiones fuertes
en el seno de las instituciones que
convocan a la marcha y que, incluso,
derivaron en que un grupo de lesbia¬
nas que yo aprecio, se retirara de la or¬
ganización. ¿En torno a qué se generó
la discusión? En torno al siguiente te¬
ma: quién tocaba en el recital. Los or¬
ganizadores querían que tocara Pauli¬
na Rubio. Y puede que a la loca
peluquera del conurbano le interese
más Paulina Rubio que Leo García, pe¬
ro Paulina Rubio no representa más
que a la industria discográfica, no re¬
presenta nada en términos de defensa
de derechos. Lo que prima, entonces,
es esa búsqueda de la masificación.
En lo concreto, yo puedo opinar en
contrario y hasta enojarme con esa
idea, pero al momento de la marcha
voy a estar ahí, con la esperanza de
que una estrella del pop latino al me¬
nos tenga una agenda tan ocupada
que no permita que se concreten se¬
mejantes pavadas. Y voy a estar por¬
que creo que son causas a las que hay
que ponerle el cuerpo, como para mí
lo es la causa de Cromañón, por nom¬
brar una de las últimas marchas en las
que he estado.
E n algún momento dirá, también,
que la conversación quizás esté
fluyendo de manera desordena¬
da y se hará cargo, fiel a su estilo, de res¬
ponder a los saltos sin sobresaltos para
mantener, al menos, su coherencia apa¬
sionada. Por eso ahora, al transcribir la
grabación, intento ser fiel a sus formas
del decir, apegarme a su sintaxis. No pre¬
tendo escribir aquí sobre un tal Linlc, Da¬
niel, porque es a través de sus libros la
mejor manera de conocer su verdadera
vida, sino apenas transmitir cómo se lee
este personaje que ahora se despide
amablemente y se pierde en la ciudad
que lo traga.
22
MU NOVIEMBRE 2007
Hip hop, al frente
EL BRUJO
Fue chico de la calle y ahora es contratista de obras y Master of Ceremony (mc)
de la música que empieza a compartir con la cumbia el reinado de los ritmos
que mejor cuentan lo que pasa. Ahora, presenta su primer cd, Calles, un sueño
que construyó con esfuerzo, paciencia y convicción. Éstas son sus enseñanzas.
n Villa Tesei, el rap sale por las
ventanas de las casas. Los ado¬
lescentes que están en el al¬
macén visten remeras y pan¬
talones anchos. Los más
chicos también. La cumbia, parece, ya no es
la única banda de sonido de los barrios ba¬
jos. Estamos en el oeste y para entender la
escena del hip hop que domina hay que
hablar con El Brujo, o al menos así dicen. Él
representa símbolo y promesa de un arte
que parece tener como requisitos ser joven,
varón y del conurbano. Eso no alcanza, cla¬
ro: también hay que tener bronca, ojos, co¬
razón, y algo para decir. No estar resignado.
El Brujo ganó un concurso d e freestyle (es¬
tilo libre) organizado por la radio Rock and
Pop, forma parte de la González Catán Killer
Crew, está por sacar su primer disco llamado
Calles, por el sello dbn y tiene apenas 23
años. Saluda tímido al tiempo que abre las
puertas de la casa en donde vive con Flor, su
novia peluquera, y la familia de ella. “Esta
casa nos costó diez años de esfuerzo”, revela¬
rá más tarde Flor, orgullosa. El lugar es nue¬
vo, el piso es brillante, las paredes blanquísi¬
mas y todos los ambientes son triangulares.
“Todo lo eligió mi mamá”, dice Flor.
El músico no revela qué dice su dni. “Mi
nombre no es importante. Todos me cono¬
cen como El Brujo”. Ordena un poco el baru¬
llo de perros, amigos y familiares que entran,
salen y deambulan y se sienta a conversar.
Tiene la boca gruesa y la contrae para fumar
un cigarrillo atrás de otro. “A los 16 años em¬
pecé a acercarme al rap porque yo bailaba,
me hice conocido como B-boy (dentro de la
cultura del hip hop, es el que domina esa
acrobacia casi mágica llamada break dance).
Bailé en fiestas de hip hop en el under lo¬
cal”, recuerda El Brujo. De manera natural su
interés cambió: empezó a mirar lo que pasa¬
ba en su barrio y a rapear. “Rapear, rapear,
rapear freestyle, durante dos años”.
Palermo y Fuerte Apache
ara los que se inician en este tema,
El Brujo explica algunas claves. El fre¬
estyle sucede cuando una persona
improvisa, arma rimas en el momento, co¬
mo un relato de lo que pasa aquí y ahora en
esa especie de flujo sólo en apariencia mo-
nocorde. La competencia o batalla es cuando
son dos los que improvisan y contraponen,
discuten: payadas siglo 21. En las contiendas
todo está permitido. Incluso, repasando bata¬
llas en el noticiero YouTube se puede descu¬
brir un florido vocabulario callejero, unas
cuantas alusiones homofóbicas del estilo “a
vos te gusta que te rompan el culo” y un sin¬
fín de insultos. Pero El Brujo no está del todo
de acuerdo con esta mirada e intenta cam¬
biar de rumbo esas máximas del freestyle.
Recuerda una competencia en Córdoba en
la que un contrincante lo insultaba a él y
también a su familia. Ante eso, El Brujo deci¬
dió contestarle que para hacer freestyle no
hace falta insultar: “Un pibe que recién está
me fumo un porro, ¿me entendés? Pero si
vos sos bueno vas a dejar un mensaje por lo
menos más positivo”. En Córdoba, El Brujo
resultó ganador. Como ejemplo de lo que di¬
ce, un fragmento de batalla, literal e improvi¬
sada, contra el duelista de turno, un tal Car-
mona, de Solana: “Usted señor sin swing no
puede bordear sin contenido / no tiene skit / ha¬
blaste de que tu nombre es Carmona / para mi
vos sos un gil/tu nombre cambíalo, Ramona /
el Brujo va con las rimas y no te insulta / date
cuenta de que ésa es la diferencia que gusta”.
Ahora, dice, está en una nueva etapa.
En las calles ya ganó todas las batallas, in¬
cluso la de la supervivencia y se quiere
probar como mc ( Master of Ceremony), y
el examen final es el disco. “La diferencia
entre el freestyle y el mc es que el prime¬
ro se prueba en la calle o en fiestas y a las
palabras que se dicen se las lleva el vien¬
to. Y el segundo se mide en un disco, en
algo que queda”, explica.
Su primer concurso ganado como mc lo
organizó nada menos que Mustafá Yoda,
mítico rapero de la escena local que, hace
NOVIEMBRE 2007 MU
23
alrededor de dos años, en un skate park de
Munro, le dio el premio y su bendición.
El Brujo ha tocado en la puerta del ce-
amse, acompañando las protestas de los
vecinos de González Catán contra la insta¬
lación del basurero y la contaminación
que enferma y mata. Pero también cono¬
cen su estilo en otros circuitos, a través de
una movida que puede abarcar desde el
Niceto Club de Palermo Hollywood hasta
la estación de ferrocarril de San Miguel,
canchas de fútbol, boliches chetos, Fuerte
Apache y Ciudad Oculta.
Es probable que estos cruces sean posi¬
bles porque la moda tornó inevitable la
mezcla. Quizá, la música que mejor sinte¬
tiza los cruces sea la que nace precisamen¬
te del mestizaje: el rap, el reggaetón, el reg-
gae, la cumbia, todo junto y yendo de la
periferia al Centro, aunque siempre de ida
y nunca de vuelta.
¿Qué se ve desde la ventana?
M
ecido por este incesante flujo, El
Brujo logró llegar al sueño que para
él es Calles, su primer disco, que sal¬
drá a la venta al mismo tiempo que esta edi¬
ción de mu y podrá conseguirse en todas las
disquerías de rap del país. Está por verse si
dbn colocará el cd también en las casas
grandes de música. “Empecé a grabar el dis¬
co en enero de 2006 en el Mester de los Jugla¬
res, de Liniers y lo terminé hace una sema¬
na”, relata y se pone de pie para ir a buscar
el flamante objeto musical. Enseña la foto de
tapa: es él, en distintas poses. Sobre la finan¬
ciación explica: “Lo banqué todo, puse toda
la plata yo, laburando en estos dos años”. El
Brujo es contratista de obras y lo que logra
ahorrar lo invierte en su carrera. Tocó 7 años
sin ganar un peso y hoy dice que, si quisiera,
podría llegar a vivir de la música, pero pre¬
fiere seguir trabajando: no está pensando en
eso todavía. No cobra en Ciudad Oculta o
Fuerte Apache, pero sí en los boliches. (No
dice cuánto, pero de acuerdo a cifras que flo¬
tan en el ambiente en Palermo Hollywood
no es probable que le paguen menos de 300
a 500 pesos por presentación.)
Así, ladrillo por ladrillo, El Brujo se está
armando su propio estudio de grabación
en la casa y pagó la producción de Calles,
aunque logró que las copias y la distribu¬
ción las encare dbn. “Acá no podés ir a un
sello y esperar que te paguen todo. Yo lle¬
vé el disco ya terminado”, cuenta. A la in¬
dustria la ve camino a terminar como la
de la cumbia. “Hoy no hay un mercado
tan claro para el rap como el de la cumbia,
pero dentro de unos años van a ser lo mis¬
mo. En Yankilandia salen nuevos grupos
de hip hop todas las semanas igual que
acá salen de cumbia, pero dentro de unos
años vamos a tener grupos de hip hop de
gira por boliches de todo el país”, vaticina
El Brujo. Y explica por qué: “Mirá, en el
barrio todos son raperos, hasta los que an¬
tes escuchaban cumbia, por eso me parece
que en un tiempo los dos géneros van a
ser parte del mismo negocio”, vaticina.
Las letras de su disco son, en general, rela¬
tos sobre los problemas que hay en la calle.
Hay un tema llamado Máquinas humanas
que habla de la alienación de las personas
dentro del sistema; Espectro que habla de un
chico que se suicida y Calles, la pegadiza
canción que da nombre al disco: “Las calles
están llenas de demonios / Los chicos ya no jue¬
gan con globos / Las mentes, vacías por el
odio” Sintetiza El Brujo: “El disco tiene de to¬
do, lo único que no puse es romance”.
Algunas de las letras de Calles las escribió
a los 21 años, cuando todavía vivía en Gon-
Novedades sobre presentaciones y lu¬
gares donde conseguir el disco, en
www.brujo-mc.com.ar página a punto
de quedar habilitada.
De la calle a la escuela
El Brujo señaló en su charla el dato lando en la movida del hip hop y
de una escuela de hip hop y allí fui- cuenta que vio de todo: “Nuestro
mos a conocer la historia, que cuen- grupo surgió a fines de 2001, con la
tan así: idea de mostrar que se puede hacer
hip hop de otra forma, que no todo
2002 en San Miguel. El hip hop ya es droga, alcohol, choreo, que se
estaba creciendo en los barrios, pero puede ser de una cultura de barrio,
no siempre había lugares donde rescatando los valores verdaderos
practicar 0 no siempre se tenía lo del hip hop”, explica,
necesario y a Andrea Verón se le ocu¬
rrió abrir un espacio gratuito para Con esas ideas, sostienen la escuela
que los jóvenes de San Miguel ense- sin recibir nada a cambio. El progra-
ñen y aprendan. La Fundación Caudal ma de radio (presentan bandas del
de Vida (una organización evangéli- barrio 0 de afuera que vienen a tocar
ca) consiguió que la iglesia del barrio al país) va todos los miércoles y jue-
les prestara el lugar. Y empezó todo. ves de 20 a 22 por FM 96.3, y lo ban-
Dos años después, Andrea pasó la can con publicidades que salen a
posta a Víctor Cos y Emilce, quienes vender. Su mayor logro: uno de sus
junto a Elmer One bautizaron a la grupos será el encargado de tocar
escuela “Nueva Generación”. Hoy como telonero de Vico C, un recono-
enseñan a cerca de 500 personas a cido artista nacido en Brooklyn, cría-
desarrollar sus conocimientos en do en Puerto Rico y aclamado por
graffiti, coreografía, B-boyo me, dj. sus mezclas de rap y reggaetón, que
llegará a Argentina para actuar el 14
Elmer explica que desde que partici- y 15 de diciembre en el anfiteatro
pa del proyecto pudo salir de la del Parque de la Costa,
delincuencia “sin introducirse en
ningún sistema religioso”. Cuenta: Nueva Generación funciona todos los
“Mucha gente viene con bronca, mal, lunes de 19 a 22, aunque ahora “por
y acá puede bailar y estar tranqui, y razones desconocidas nos quieren
uno de paso les puede hablar y ellos mover el dia y nosotros se la vamos a
te escuchan. La respuesta es buena”, pelear, pero no creo que nos dejen sin
lugar”. Para conocer más sobre esta
A partir de la experiencia en la escuela de hip hop puede visitarse
escuela, armaron un programa de www.nuevageneracionhh.galeon.com
radio y un grupo, ambos con el nom- 0 contactarse por mail a:
bre NG. Elmer lleva diez años circu- nuevageneracionhh@hotmail.com
zález Catán: “Empecé a escribir estos temas
sobre un piso que no era piso: era tierra. Y
en un escritorio de madera hecho por mí.
Tenía un grabador con el play, el retroceder,
y nada más. Y andaba un solo parlante”, re¬
cuerda. Por la ventana de ése, su anterior ho¬
gar, veía lo que ahora cuenta en las letras.
Lo que te parte la cabeza
E l Brujo es sincero. Me doy cuenta
porque no relata estas historias con
orgullo de rapero gángster: lo dice
con la voz de los recuerdos tristes, pero
también con la firmeza del que vive para
contarla. Laburó desde muy chico, tuvo que
vivir y dormir en la calle, conoce los oficios
de los semáforos, y sobrevivió para hacer
rap. Estudió hasta tercer año de la secunda¬
ria y dejó porque cayó preso por un delito
menor. Pero piensa que la mejor escuela,
aunque suene a lugar común, fue la calle.
¿Qué es lo que se aprende en la calle? Se¬
gún El Brujo, se aprende a ver lo que pasa:
“Cuando veo a gente durmiendo en la ve¬
reda; gente que es re pobre y que está mal
y que se está cagando de hambre, me parte
la cabeza y me hace concentrarme más en
escribir, me sirve para enfocar mis letras...”
relata, y se ataja: “Yo sé que con la música
no voy a poder ayudar a esa gente, pero
por lo menos sirve para que los que están
mejor se enteren ¿me entendés?”.
El Brujo no habla como si fuese mejica¬
no ni tiene pose de estrella. Como mc tie¬
ne un estilo propio. Lo llama flow, que es al¬
go que define como “lo que uno tiene
adentro”. “El flow es el estilo que uno le da
a la palabra. No es algo que está en la boca.
Flow es cuando vos con las cosas que decís,
convencés a la gente de que lo que vos es¬
tás diciendo es la verdad”.
Ahora, cuando la movida rapera co¬
mienza a ser consumida por la moda, el
fantasma de que se puede vaciar de conte¬
nido parece un peligro a tener en cuenta.
Pero sobre esto El Brujo está muy tranquilo:
“Nosotros estamos haciendo rap para la
gente que quiere escuchar rap. No hago
música alternativa ni música comercial, y si
algún día nos llegamos a hacer conocidos
quiero que sea porque nosotros siempre
conservamos los mismos principios”.
La escuela de rap, los pibes de la calle
E se “nosotros” al que refiere es la
González Catán Killer Crew, la ban¬
da formada esencialmente por ca¬
torce mcs, aunque también hay cuatro B-
boys y alrededor de seis grafiteros. Son los
que eligieron “un camino por derecha”, co¬
mo dice El Brujo: organizan eventos, salen
a pintar graffiti y a rapear por el barrio.
Marcan una diferencia con -por ejemplo-
la Wu Tan Catán, una tribu más asociada
al estilo gángster del hip hop. “Nosotros la
hicimos por derecha, porque queremos es¬
tar con la mente tranquila”, cuenta. Esta di¬
rección elegida por su grupo es la que lo
acercó a la escuela de rap que funciona en
San Miguel: “Es una iglesia grande que la
prestan para que se junte toda la gente de
la movida del hip hop. Está muy bueno
porque saca gente de la calle, pibitos que
por ahí tienen un momento para relajarse,
poder bailar, o sea, absorber algo bueno
de tanta mierda que se tienen que comer”.
De vuelta a esos orígenes que lo defi¬
nieron y junto a Mustafá Yoda, El Brujo
está organizando una suerte de presenta¬
ción de Calles en González Catán para
mediados de noviembre. Será en el cine
frente a la plaza. Cinco pesos la entrada.
Llega, entonces, el momento del gesto
típicamentebrujo: convoca a toda su crew
-la banda de amigos- al momento de las
fotos en el patio de su casa. El Brujo sigue
siendo el mismo, algo tímido, algo ensimis¬
mado, simpático, dispuesto a acceder a to¬
dos los pedidos del fotógrafo. Hace un ges¬
to rapero, como con bronca, y sólo pueden
dar ganas de que le vaya bien cuando en el
patio anuncia, por ejemplo: “Mi estilo de
hacer música es este: decir la verdad”.
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¿Dónde está Julio López?
o
CARTOGRAFÍAS
por Carolina Golder
LA ESMA EN EL BANQUILLO
Centro de tortura y desaparición que fun¬
cionó en la escuela de formación de subo¬
ficiales de la Armada desde 1976 hasta
1983. El entonces comandante en jefe del
arma, almirante Emilio Massera, fue quien
decidió directamente su instalación.
Centralmente, las operaciones ilegales
transcurrían en el Casino de Oficiales, un
edificio con tres pisos, sótano y altillo. Es¬
tas son sus imágenes actuales.
En estos días se está desarrollando por
primera vez un juicio a uno de represores
que cometieron allí cientos de crímenes
de lesa humanidad.
Sobre gustos
CRÓNICAS DEL MÁS ACÁ
omingo casi perfecto, soleado,
fresquito (¿por qué el servicio
meteorológico no usa la pala¬
bra fresquito? Es tan precisa...).
Atravieso la sabana africana
del conurbano y llego a la Capital. A Paler-
mo. A la muestra de diseño y arquitectura
de Casa foa (Fundación Oftalmológica
Argentina). Argentinos bienpensantes y so¬
lidarios, que recaudan fondos para finan¬
ciar investigaciones y capacitación de pro¬
fesionales en el área de la oftalmología,
digo en una espantosa obviedad.
En su página web incluso no hablan de
“mujeres” que tuvieron la iniciativa sino
de “señoras”, qué tanto, a ver si las cosas
quedan claras.
Llego a la vieja estación Palermo del fe¬
rrocarril. Bellas jóvenes (muy bellas), arre¬
gladas como para un casamiento en el Al-
vear Palace me reciben muy sonrientes,
me cobran los 20 correspondientes a la
entrada y junto con una señora que lleva
en su cuerpo tantas cadenas como peca¬
dos tengo en mi alma, entro.
Tenía razón mi mamá: salgo tan poco.
Recorro los stands, organizados cuida¬
dosamente en ambientes para la casa (no
su casa ni la mía; la casa de otros , de ellos,
no sé si me explico).
Incluso, debido a urgencias terrenales,
me dirijo a baños que son baños, pero
también parte de la muestra; baños inma¬
culados, modernos, con canillas que no
parecen canillas, piletas que tampoco pa¬
recen piletas y receptáculos vidriados
(opacos) que me inquietan un poco. Dudé
algunos instantes sobre si debía hacer lo
que debía hacer y resolví arriesgarme
cuando un señor japonés salió del habitá¬
culo con la evidente soltura del conoci¬
miento acerca de los fines para los que es¬
taban los baños.
Hay gente, mucha gente, gente elegan¬
temente vestida como al descuido y gente
que no. La gente es parte de la muestra,
una parte involuntaria y atractiva como
siempre lo es el paisaje humano. Cuerpos
tostados, levantados aquí y allá, hasta las
panzas parecen elegantes, mirá vos.
¿Qué hay para ver? En principio, lo que
jamás tendré (y vos tampoco, no te hagas
ilusiones, ya te dije). Muebles y ¿cosas? en
líneas algo híbridas, qué sé yo, una cosa de
“modernidad” sin demasiada identidad
pero linda, eso sí. Equilibrio entre las líne¬
as rectas y las curvas en el diseño; colores
claros y oscuros, todos en su mayoría so¬
brios, salvo un desopilante loft naranja y
verde furioso y un baño con alfombras,
lámparas con tulipas y caireles (¿!) y la ba¬
ñera rodeada de tules... Mirá vos.
Uno de los ambientes era un ¡estar para
coleccionistas! Heladeras que parecen ataú¬
des metálicos con botoneras, bidets difícil¬
mente identificables como tales y, salvo ex¬
cepciones, un tono de cero de extravagancia.
“Ellos” parecen transitar un camino de cier¬
ta sobriedad, aunque poco glamorosa.
Nada de espectacularidad. Camas pe¬
queñas (¿por qué?¿falta imaginación?), dis¬
tintos tipos de sillas, sillones y asientos que
me hacen dudar acerca de su concepto de
comodidad, pero esta gente sabe, ¿no?
Ah, iluminación localizada sobre lo
que sea (mesas, escritorios, piletas) y el
resto, difusa. Una belleza vea. En el medio,
un yuyal que los paisajistas denominan
“Pradera” donde emergen animales he¬
chos con restos de metalurgia por Regazzo-
ni, para mí realmente bellos, tal vez lo me¬
jor de la muestra, pero uno sale tan poco
que mejor que no opine.
Incluso, caminando por un sendero al
aire libre, me sobresalté ya que de una
(aparente) piedra ¡¡salía música!! Una pa¬
quetería electrónica.
Imagino que aquí están todos los gran¬
des estudios de arquitectura y, como no
podía ser de otra manera, un stand de Cla¬
rín en el medio de la muestra
Al finalizar el recorrido comí un riquísi¬
mo helado que me salió una fortuna
mientras pensaba acerca de los mundos
paralelos y por supuesto, me manché el
pantalón con chocolate. Mundos que no
se tocan, sí, que no se tocan, sin caer en
declamaciones apologéticas o de posibles
intentonas incendiarias para con todo lo
que estaba allí (yo incluido).
¿Dónde está el Otro? Incluso para
“ellos”. Porque los diseños y los amobla-
mientos y las líneas y los colores parecían
para lucirse por sí y para sí. Entonces pen¬
saba: ¿y las personas? Por ahí me equivo¬
co porque de arquitectura entiendo lo mis¬
mo que de física nuclear.
Nada. O tal vez todo.
Veía espacios al aire libre (arquitectura
paisajística) con pelotas gigantes de colores
o cámaras de neumáticos igualmente gi¬
gantes, botellas puestas en un macetero
(aquí sí hay colores fuertes) y recordaba los
varios baños vidriados que observé (¿una
especie de Gran Hermano refinado?).
Uno debe ser justo, si tal cosa fuese po¬
sible, y admitir que no hay demostracio¬
nes de ostentación. Parecen estar lejos de
aquella clase que Juárez Celman (él mis¬
mo parte de ella) denominó “farolera”.
No muestran, son.
A la salida, el saqueo se completó
cuando compré un catálogo muy caro que
es una suerte de compendio de las “em¬
presas a las que les interesa el país” y un
par de notas completamente sosas (con el
correspondiente cd).
Una joven rubia, de sonrisa petrificada
y pintada como los celtas en pie de guerra,
me despidió con un saludo.
Perdí de vista a la Sra. De las Cadenas y
me volví pensando cómo se escribe una
crónica sobre estas cosas.
Llegué a Constitución y no había trenes.
Uff.
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laúaca
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